PROGRAMA GESTIÓN ESCOLAR SECUNDARIAS GENERALES ¿QUÉ SIGNIFICA LOGRAR UNA GESTIÓN ACADÉMICA? La gestión académica la podemos entender como la actividad que desarrollamos los integrantes de la comunidad escolar, para satisfacer nuestras necesidades, intereses y expectativas individuales y colectivas, que tienen que ver con mejorar las condiciones del trabajo que realizamos, de allegarnos materiales y demás recursos que faciliten nuestro desempeño docente. Por lo tanto, la gestión en sí no es una acción individual, parte del consenso del grupo, sin embargo, la presencia de prejuicios en los hábitos y actitudes escolares, hace que descontemos en un primer momento, de la gestión institucional. Así la gestión académica de una escuela que logra organizar el desempeño o funcionamiento real de los roles a quienes la integramos, nos cohesiona internamente y nos permite establecer relaciones interpersonales dinámicas, es decir, logramos tener un espacio propio, una presencia y un rol positivo el cual tendremos que desarrollar con autonomía y responsabilidad. ¿CÓMO PODEMOS LOGRAR UNA GESTIÓN ACADÉMICA DE CALIDAD? Algunos elementos que contribuyen a lograr una gestión académica de calidad son: Crear ambientes de trabajo propicios donde se manifiesta abiertamente la colaboración y participación; entendiendo esta última como la aportación de ideas y sugerencias, que sean propuestas alternativas para incidir en los problemas que aquejan la vida escolar, así también, donde se alienta la tarea de los otros y se reconozca que todos somos importantes. Desarrollar trabajo colegiado como una forma que crea y sostiene un ambiente escolar integrado, donde nos reconocemos como profesionales de la educación, pero a la vez como seres humanos. Como un grupo con deseos y posibilidades de crear y desarrollar una manera distinta de trabajar en la escuela. Entender la toma de decisiones, como el juicio que se hace sobre el valor de la información de la cual disponemos y sobre la conveniencia de algunas alternativas construidas grupalmente, las que conforman un abanico con limitantes y posibilidades para llevarlas a la práctica. La gestión escolar y las prácticas docentes: este es el foco de nuestro esfuerzo. Una de las alternativas para contextualizar el concepto de calidad de la educación es considerar como unidad básica a la escuela, con sus actores, su historia, su estructura organizacional y su sentido de misión. La escuela permite conectar el concepto de calidad con los de equidad y pertinencia al ser la unidad básica de referencia. Esto significa cambiar el foco de la noción de reforma educativa: ahora la reforma educativa se basa en la transformación de las escuelas, escuela por escuela, o no hay reforma. Junto con ello, hay otras dimensiones de los procesos que inciden en los logros académicos. Entre estos se encuentra la sala de clases como microcosmos social y comunidad de aprendizaje, que algunas veces se ve desde la gestión del aula y otras se enfoca a la ejecución de estrategias de enseñanza. Lo cierto es que las escuelas no son internamente homogéneas y coexisten, en su interior, diferentes ambientes de aprendizaje, los que dependen mucho de la práctica pedagógica de los docentes. Lo anterior es clave, ya que la conexión entre la gestión escolar y la práctica docente puede estar en la forma como se facilita o inhibe la reflexión de los profesores sobre su propia práctica. Otra de las dimensiones para la perspectiva de las escuelas efectivas, que está presente en las decisiones de los actores, se refiere a la relación de la escuela con la comunidad, especialmente con los padres de familia. Sabemos del impacto que tienen sobre los aprendizajes la cultura, las expectativas y las valoraciones que se tienen en la familia acerca de la escuela. ¿Cómo son las escuelas que han mejorado drásticamente sus rendimientos académicos, especialmente en su gestión escolar y en su práctica docente?, ¿cuáles son los factores y procesos que estimulan la transformación de las condiciones de aprendizaje, tanto a nivel de aula como escuela? Entre los factores que es típico encontrar en la caracterización de la escuela de calidad como organización destacan: Sentido de misión relacionada directamente con los aprendizajes significativos de todos los estudiantes. Altas expectativas de la capacidad de aprendizaje de todos los alumnos, independientemente de sus características personales, por parte de la comunidad escolar, pero en especial por sus profesores. Orden en la escuela, desde el físico (especialmente en limpieza) hasta la capacidad de reducir incertidumbre entre los miembros de la comunidad escolar con actividades programadas y criterios de disciplina claros para todos. La escuela como comunidad de aprendizaje está abierta a la comunidad que la rodea y de donde adquiere sentido de pertinencia. Entre las características de los actores de la comunidad escolar es frecuente encontrar las siguientes: Los directivos son líderes académicos reconocidos, especialmente por los docentes y padres de familia, por la visión de cumplimiento de logros de los estudiantes; son capaces de crear consensos y acuerdos tanto con los profesores como con la comunidad y la burocracia educativa; transforman al grupo de docentes en un equipo de trabajo abierto, democrático y con capacidad de autocrítica; siguen un plan de mejoramiento académico, priorizando las materias instrumentales, especialmente la Lectura, Escritura y Matemáticas. Los profesores manejan amplios repertorios de estrategias de enseñanza, de donde seleccionan los más pertinentes dependiendo de las características de sus estudiantes y de los recursos disponibles; tienen disposición para aprender de otros y de sus propias experiencias; supervisan el trabajo de los estudiantes en el aula y encargan tareas que revisan con detenimiento; y configuran su aula como un espacio agradable para el aprendizaje. Los padres de familia asisten a reuniones escolares y apoyan a sus hijos en las tareas; supervisan el trabajo de los docentes y de los directores, tienen voz en la vida de la escuela; y, altas expectativas sobre la capacidad de sus hijos para aprender. Esperamos que esta reflexión ayude a las comunidades escolares de la Región de Los Lagos a centrarse en los rendimientos escolares como aproximaciones operativas de cualquier sentido de calidad educativa y a responder las interrogantes iniciales de lo que hay que hacer para transformar nuestras escuelas. Gestionando una cultura de calidad en la educación Consideramos que la gestión de calidad, como filosofía de gestión de las organizaciones, constituye una referencia pertinente por su condición de paradigma que incluye valores, principios y procedimientos y porque es considerada en los ambientes especializados en el estudio de las organizaciones como la estrategia de progreso por excelencia para las próximas décadas. El concepto de gestión subyacente se aleja de esa visión restringida, propia de la orientación burocrático-administrativa, para adquirir un significado más global, comprensivo de la gestión de los recursos, de las personas, de los procesos y de los resultados, elementos que, en interacción recíproca, se dan cita en toda organización. Peter Senge (1994), plantea que la arquitectura de las organizaciones inteligentes está sustentada en un triángulo en cuya cúspide están las ideas rectoras que guían el propósito de la institución; en el segundo vértice se encuentra la innovación en infraestructura organizacional, y, en el tercero, las teorías, métodos y herramientas que permiten la acción. Sostiene que la organización no es una máquina sino un organismo viviente que puede tener un sentido colectivo de identidad y propósito, pero que sin estos tres elementos no es posible lograr una gestión de calidad. Peter Drucker, define la gestión como una aplicación ordenada y sistemática del saber al saber. Si existe un tipo de organización en donde esta definición actualizada de gestión resulta especialmente pertinente, ése es el que corresponde a los centros educativos, debido a su implicación sustantiva con el saber, con el saber hacer y con el saber ser. Los procesos de enseñanza y aprendizaje, que constituyen, en buena medida, la razón de ser de este tipo de organizaciones, no pueden aislarse del resto de los procesos que tienen lugar en su seno y que están afectados por un conjunto de relaciones mutuas entre ellos. Así, por ejemplo, la efectividad de la labor docente de un profesor no es independiente de la consideración que de él posean sus compañeros y la Dirección; la eficiencia del aprendizaje de los alumnos está condicionada por el clima escolar de que goce el centro educativo; ambas circunstancias están afectadas por el liderazgo de la Dirección y por la eficacia de la acción directiva y éstos, a su vez, son estimulados por los buenos resultados y por el reconocimiento y apoyo de la comunidad educativa. De ahí la necesidad de situar las acciones de mejoramiento de la calidad en una perspectiva de gestión suficientemente amplia. ¿Qué entendemos por gestionar la calidad de la educación? Como sabemos, la gestión, como concepto, ha sido importado desde la teoría de las organizaciones, y en su acepción primaria se limita a la administración de los recursos. A partir de los profundos cambios que han operado en la organización de las empresas, el término "gestión" se ha ampliado a una visión sistémica. La escuela, finalmente, ha sido asumida como una organización compleja. Dicha complejidad ha sido reconocida entre quienes liderean el pensamiento sobre una concepción global de la noción de calidad de la educación. López Rupérez (1999) señala: "...esa concepción global o integral de la noción de calidad escolar nos remite, necesariamente, a la correspondiente aproximación global o integral en la forma de gestionarla. La gestión de la calidad en los centros docentes ha de ser, pues, global, incidiendo sobre las personas, sobre los recursos, sobre los procesos y sobre los resultados; promoviendo sus acciones recíprocas y orientando el sistema, en su conjunto, hacia ese estado cualitativo que caracteriza las instituciones educativas excelentes". A partir del avance de las teorías de las organizaciones, y a través del conocimiento que se ha ido generando en los estudios sobre el sistema escolar, hemos llegado a identificar la gestión de la calidad de los centros educativos como el proceso clave para promover una educación de calidad. La Reforma de la Educación, emprendida en el último decenio, en todos los países latinoamericanos, comporta no sólamente un cambio en los planes y programas de estudio o un cambio de metodología en la enseñanza. La Reforma implica el reconocimiento de un nuevo rol de la educación en la sociedad y ello implica un profundo cambio cultural en la escuela. Dicho cambio no se da por decreto, requiere ser promovido y por lo tanto gestionado, para que un conjunto de innovaciones prenda y se haga carne en aprendizajes más relevantes y más significativos para los alumnos. A partir de los procesos de reforma se han desplegado una multiplicidad de estrategias y recursos para mejorar los procesos educativos en un intento por reducir, en alguna medida, la brecha calidad-equidad. Sin embargo, no basta con dotar a las escuelas con diversos recursos de aprendizaje, por ricos que estos sean. Para que ellos puedan ser aprehendidos y apropiados por la comunidad escolar, se requiere intencionar y fortalecer la gestión interna y externa del establecimiento para que esta se transforme en el hilo conductor que enhebre tanto la organización como los recursos en torno a los aprendizajes de los alumnos. Entendemos, entonces, a la gestión escolar, como un conjunto de acciones articuladas entre sí, que posibilitan la consecución de la intencionalidad de la institución. A partir de nuestra experiencia, y ante la necesidad de connotar la complejidad del proceso de gestión del centro educativo, hemos acuñado la noción de gestión escolar integral como aquel proceso que articula las múltiples instancias de la vida escolar con una direccionalidad, cual es, la de lograr aprendizajes significativos en los alumnos. Gestionar, a nuestro entender, implica enhebrar, hilvanar, entretejer todo aquello que acontece diariamente en el cotidiano de la escuela con miras a un fin, una meta a lograr, que es una educación de calidad. Gestionar, por ello, es hacer posible el logro del propósito de la institución. LA ESTRATEGIA ¿Cómo gestionar una educación de calidad? Gestión escolar integral: la búsqueda de un concepto que de cuenta de la complejidad de la escuela La necesidad de conceptualizar un modelo de gestión integral de calidad para los centros escolares surge desde tres constataciones: del reconocimiento de la escuela como una organización compleja; de la percepción de que el rol de la escuela ha cambiado, sin que se perciban señales profundas de su transformación; y de la necesidad de concebir una gestión capaz de articular en forma sistémica las innovaciones que impulsan los procesos de reforma educacional. Son múltiples las razones que sustentan la complejidad de la escuela. En primer lugar, su objeto mismo cual es formar personas; el impacto que esto tiene en la estructura social y económica; el hecho de tratarse de un proceso gradual y a largo plazo, lo que dificulta y torna imprecisa la medición de sus efectos; la diversidad de actores que a ella concurren: alumnos, docentes y familias y el consecuente encuentro -o desencuentro- generacional; la heterogeneidad sociocultural y económica de los diversos contextos; las interacciones jerárquicas que se establecen con las distintas instancias sectoriales involucradas, y, finalmente por la diversidad de demandas que a ella concurren desde los distintos ámbitos de la sociedad, salud, justicia, trabajo y de la propia comunidad de la cual forma parte. El cambio de rol de la escuela se avizora desde distintas perspectivas. La revolución científica y tecnológica -y su consiguiente impacto en los modos de producción y organización social- ha desplazado a la escuela como el "locus" del conocimiento. Se reconoce que el conocimiento navega, circula, se reproduce y se multiplica a una velocidad inimaginable, y que ningún currículo que descanse sobre contenidos será capaz de contener. En efecto, debido a la aceleración en la producción de nuevos conocimientos, el currículo se distancia cada vez más de ellos, lo que lleva inevitablemente a la obsolescencia del mismo. Desde otra óptica, se observa la pérdida de capacidad de socialización de la escuela, en la medida que la familia ha cambiado radicalmente su estructura a lo largo del último siglo, en tanto la escuela se ha mantenido incólume a los cambios de época. Desde los proyectos de desarrollo económico y social, asimismo, se constata el desvanecimiento de la "promesa social" de la escuela como vehículo privilegiado de ascenso social. La devaluación de la educación y el desempleo ilustrado -fenómenos antes sólo propios de las sociedades desarrolladas- son realidades que nos golpean día a día. Finalmente, la crisis de identidad, producto de la globalización y los cambios sociales, que afecta a toda la sociedad, pero en particular a los jóvenes, obliga a repensar la gestión de la escuela a través de una visión sistémica de la organización que permitiera articular la mirada en torno a la ocurrencia de los aprendizajes otorgándoles sentido y dirección estratégica LA GESTIÓN ESCOLAR EN CONDICIONES ADVERSAS SÍNTESIS DE UNA INVESTIGACIÓN El propósito de este proyecto de investigación fue el de estudiar la trama de procesos y factores que permiten comprender y vincular el estilo de gestión y los logros poco frecuentes de algunas instituciones escolares que, en condiciones adversas, atienden a niños de sectores populares. A tal efecto, hemos partido de los supuestos de que logros en estas condiciones sólo son posibles cuando, para producirlos, convergen y se potencian procesos y factores que, de acuerdo con la bibliografía existente y nuestra propia experiencia, son también poco frecuentes (sino excepcionales) y de que es imprescindible reconstruir la génesis de esta convergencia e identificar claramente al menos algunos de estos factores para comenzar a responder a diversos interrogantes. Surgieron luego, nuevas y preocupantes conjeturas. Así ocurrió luego de comprobar desde la convergencia y triangulación de diferentes abordajes metodológicos (cuantitativo, etnográfico y participativo), el grado de excepcionalidad, con relación al universo investigado, de algunos rasgos definitorios de los estilos de gestión de un grupo de escuelas. Octubre 2005