Ministerio Público de la Nación EXPTE Nº: 39353/2006 AUTOS: "ALVAREZ ARMANDO CANCILLERIA-RESOL DAVID 2343/06 C/ EN- (10204/06 MRREE- DISAL) S/ AMPARO LEY 16.986" JUZGADO: Nº 5 SECRETARIA: Nº 9 Señora Juez: I.- El actor promueve acción de amparo contra la Resolución Nro. 2343/06 del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto que dispuso su traslado como Agregado Administrativo del Consulado Argentino en Houston, Estados Unidos, a la República Argentina y contra la Resolución de la Dirección de Salud (DISAL) de dicho Ministerio por la cual se denegó la solicitud de prórroga formulada por el amparista respecto del traslado precedentemente aludido (cfr. fs. 2/11). Expresa que desde hace 34 años es funcionario de la cancillería y desde febrero de 2004 presta servicios en el consulado nacional en Houston, EEUU. Narra que en noviembre de 2003 se le diagnosticó a su hija Ana Laura un "médulo blestoma" en el cerebelo. En ese momento se encontraba prestando servicios en Shangai, lugar en el que le aconsejaron una intervención quirúrgica inmediata para la cual, sin embargo, no existía en ese destino un centro hospitalario, equipamiento y médicos especializados para efectuarla ni para el posterior tratamiento. Luego de las vicisitudes que narra, logró que su hija fuera operada en el Children´s Medical Center de Dallas, EEUU, extrayéndosele un tumor de casi 3 cm de diámetro del cerebelo. La operación fue exitosa, pero subsistían innumerables riesgos tales como pérdida de la vista, parálisis, hemiplejias y enormes traumatismos. Si bien nada de eso sucedió, si hubo un cuadro de meningitis que pudo ser superado favorablemente. En el plano laboral, el por entonces Ministro de Relaciones Exteriores ordenó el traslado del amparista a Houston por Res. 174/04. Luego de la operación comenzó la aplicación de radiación (quimioterapia) y su secuela de desnutrición, vómitos y control permanente de plaquetas. Expresa que las etapas post operatorias del tratamiento son tres, de riesgo decreciente. La primera comprende desde la extracción del tumor (1911-03) hasta el último control trimestral por imágenes de resonancia magnética (MRI) (31-1-07) e implica un monitoreo permanente y control cada tres meses de MRI. En el ùltimo de estos controles se comprobó que la niña no había crecido de estatura ni aumentado de peso por afección de las glándulas hipofisiaria y tiroides, ordenándose un tratamiento endicronológico de suministro de hormonas que comenzaría el 31-1-07, fecha en la que el amparista debía comenzar a cumplir funciones en Bs. As. La segunda etapa se extiende desde el fin de la primera hasta los tres años subsiguientes, con estudios de MRI cada seis meses. Durante 18 meses de esta segunda etapa se desarrollará el tratamiento hormonal, período en el cual es sumamente importante que la menor "sea observada con mucho cuidado, por el 5 Ministerio Público de la Nación riesgo de recidivia tumoral u otros efectos adversos de su crecimiento hormonal". La tercer y última etapa comprende desde el fin de la anterior hasta que la menor cumpla 16 años y puede considerarse "neutral". La menor se encontraba, al inicio de esta acción, finalizando la primera etapa del tratamiento y comenzando con el suministro de hormonas por aproximadamente 18 meses. Sostiene el amparista que "Su enfermedad se encuentra controlada, pero durante los primeros seis meses del suministro de hormonas aumenta considerablemente la probabilidad tumoral por alguna célula maligna residual. En posible aplicar más radiación ni de reactivación ese caso, no es quimioterapia, debido al prolongado tratamiento y a las altas dosis que ya se le ha administrado, por lo cual la ùnica posibilidad de eliminarla sería una nueva cirugía" (cfr .fs. 2/4). Notificado de la resolución que dispuso su traslado, el amparista solicitó una prórroga de 18 meses "tiempo necesario para que se consolide la prognosis positiva de Ana Laura", acompañando un informe de los médicos tratantes en el que se manifestaba "la inconveniencia de trasladar a la nena de hospital". Sostiene que informó que el período de alarma por una recidivia tumoral continuará hasta el mes de julio de 2007, "fecha a partir de la cual las probabilidades disminuyen considerablemente.. Una vez pasado ese período, con todos los estudios realizados, sí podría trasladarme con Ana Laura a la Argentina, con la confianza que se necesita para un futuro inmediato" (fs. 4). La solicitud de prórroga fue denegada, argumentando la autoridad (DISAL) que en la Argentina existían posibilidades de tratamiento médico para la menor (fs. 4 vta.). El amparista viajó desde Houston a fin de explicar personalmente el problema, munido de documentación médica de los profesionales que atienden a la menor, sin el éxito esperado. Solicitó a V.S. el dictado de una medida cautelar ordenando la suspensión del traslado para que se pueda continuar con el tratamiento iniciado y por no existir razón de servicio alguna que aconseje lo contrario (fs. 5). V.S. hizo lugar a la pretensión cautelar, disponiendo la suspensión del traslado hasta el mes de abril de 2007 (cfr. fs. 73/75). II.- Previo a todo, cabe señalar que se han cumplido en autos las etapas procesales que contempla la Ley Nº16986. La accionada ha cumplido con la presentación del informe del art. 8º de la ley 16.986, que obra a fs. 119 y ss. No resta, por otra parte, la producción de prueba que hubiere sido previamente ordenada por V.S. III- El proceso se ha dirigido contra un acto de autoridad pública, en los términos del art. 43 de la Constitución Nacional y art. 1º de la ley 16.986. Atento los términos generosos con los que el constituyente de 1994 identificó -objetivamente y subjetivamentelos actos pasibles de ser atacados por la vía del amparo, cabe concluir que la conducta en crisis constituye un acto dentro del universo de actos ("todos" dice el constituyente) susceptibles de ser impugnados por esta vía. 5 Ministerio Público de la Nación IV- La acción ha sido incoada por quien reúne la calidad de persona afectada en las condiciones del primer párrafo del art. 43 de la Constitución Nacional. Estamos, pues, ante una pretensión de amparo individual formulada por quien entiende que han sido ilegítimamente afectados derechos de raigambre constitucional. V.- En cuanto a la viabilidad de la acción, debo señalar que, en mi criterio, mantienen vigencia las razones tenidas en miras por V.S. en oportunidad del dictado de la medida cautelar antes aludida y que, sucintamente, pueden sintetizarse en la existencia de constancias médicas que acreditan que la hija del amparista padeció un cáncer cerebral; que a resultas del tratamiento con quimioterapia se detuvo el crecimiento de la menor, comenzándose con un tratamiento hormonal que, a la vez, conlleva el riesgo de una posible aparición de células malignas -recidivia de la enfermedad-; riesgo que corresponde aventar en atención a la entidad del derecho en juego. En efecto, del certificado médico acompañado por el amparista en oportunidad de contestar el traslado conferido por V.S., presentado el 7-3-07, se desprende que con fecha 22-2-07 la médica tratante, Dra. Tannin en el que se explicita la necesidad de contar al menos con seis meses ininterrumpidos, contar desde el 4-1-07, para poder corroborar que el tratamiento es bien tolerado por la niña y determinar las dosis de hormonas a suministrarle en el futuro. En la certificación médica acompañada, en efecto, la médica tratante expresa: ".... recomiendo enfáticamente que Ana Laura Alvarez y su familia permanezcan en EEUU por lo menos hasta julio de 2007, cuando los resultados de la última resonancia magnética puedan demostrar que continúa sin cáncer luego del lapso de tratamiento inicial" (cfr. fs. 138 y ss., en especial traducción de fs. 142/143). Por lo expuesto, estimo que V.S. debe hacer lugar a la presente acción de amparo, máxime cuando del informe noticia del art. 8 de la ley 16986 (fs. 119 y ss.) no surge que la presencia del amparista en nuestro país resulte imprescindible o, cuando menos, altamente necesaria, insistiendo el Ministerio denegante de la prórroga de la solicitud en la existencia de "razones de servicio" que aconsejan la no permanencia en Houston, más sin explicitar, en concreto, cuáles son aquellas que razones que, mediando una situación como la que nos ocupa , tornarían imperioso el retorno del agente en cuestión. No puede obviarse, pues, el privilegiado sitial que ocupa en nuestro sistema de valores el derecho a la salud, como componente necesario del derecho a la vida, cuestión que ha sido tratada por el máximo tribunal federal desde antiguo y, en tiempos más recientes, con particular énfasis, en precedentes tales como "Asociación Benghalensis"; "Campodónico de Beviacqua" y "Monteserin" (CSJN, sents. de fechas 1-6-00, 24-10-00 y 16-10-01), entre otros. Criterios que se potencian cuando, además, la salud en juego es la de una menor que ha atravesado por una enfermedad cuyos riesgos y daños son por demás conocidos. Con arreglo a lo expuesto, dejo contestada la vista que V.S. me confiriera. FISCALIA FEDERAL, 5 26 de abril de 2007.-