SOBRE LA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS Alex Ibarra Peña. I.Introducción. Teniendo en cuenta que nuestro actual estado de la cuestión -a pesar de las críticas a la objetividad- acerca del conocimiento se valida en los criterios científicos, es que nos interesa tener cierta claridad sobre cuáles son los conocimientos que podrían ser considerados como científicos, o al decir de Bunge de “ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible”. Es decir, una clasificación a partir del establecimiento de un conjunto de disciplinas dedicadas a la investigación que posibilita la reconstrucción del mundo a partir de conceptos, dicha conceptualización se destaca por ser cada vez más amplia, profunda y exacta. Voz común es la declaración de que el paradigma que rige nuestras estructuras de pensamientos ya no lo son ni el mito, ni la religión y tampoco la filosofía, cuerpos de ideas que tuvieron su momento como paradigmas culturales. Ya pasada la modernidad, es la ciencia la que determina nuestras concepciones más certeras, a pesar de las críticas que ésta ha recibido. Es por esta razón que el conocimiento científico ha suscitado el interés de las más variadas disciplinas, por nombrar algunas mencionaremos a la historia, la sociología y la filosofía. Desde esta última disciplina iremos planteando y fundamentando una clasificación del conocimiento científico. II. La propuesta de Mario Bunge. Para este autor en su libro La ciencia, su método y su filosofía1, la investigación científica sería una actividad, es decir un tipo de conocimiento no acabado, esto sobre todo por su carácter de falible. La falibilidad de la ciencia está en su condición estrechamente humana, de aquí que la ciencia sea un tipo de conocimiento perteneciente a la vida social, es decir, la ciencia es considerada como una variable de la cultura así como lo podría ser el arte, la religión, la literatura, etc. El valor de la ciencia para la cultura es netamente pragmático: “en cuanto se la aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y culturales, la ciencia se convierte en tecnología”(Bunge: 9). La visión de Bunge aquí es positivista, se entiende una correlación entre mayor progreso de la ciencia mejores condiciones de vida para la humanidad. Hay que dejar establecido que la ciencia no siempre es vista bajo este prisma positivista, para muchos ilusorio. Sin embargo, en la universidad el conocimiento científico encuentra su sustento y fundamento a partir de la concepción positivista de la ciencia, por lo tanto nos resulta necesario aceptar esta visión. Al aceptar este valor pragmático de la ciencia, vemos que se nos aparece como Docente Programa de Formación Fundamental de la Universidad de Talca. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad del Desarrollo. Docente escuela de Educación de la Universidad Santo Tomás. 1 Mario Bunge. La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Siglo Veinte, ¿?. el bien más preciado de la cultura, sobre todo en una cultura en donde prima el valor por la comodidad, lo fácil, lo útil. Desde este punto de vista se podría ver a la ciencia como: “un sistema de ideas establecidas provisionalmente (conocimiento científico), y como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica)” (Bunge: 9). Por esta razón, es que encontramos dos maneras para poder acercarnos al quehacer científico: la primera en cuanto conocimiento científico, es decir, como una disciplina teórica que puede ser abordada a partir del estudio sistemático y riguroso del cuerpo de textos aceptados como canónicos por la comunidad científica; y la segunda en cuanto investigación científica, es decir como una disciplina experimental que es abordada en la práctica del laboratorio por la propia comunidad científica. La investigación científica sería el lugar particular y exclusivo del llamado científico, el cuál mediante la aplicación de métodos irá desarrollando la renovación de ideas necesarias para la ciencia, entregando así conocimiento novedoso. El conocimiento científico, es parte del lenguaje del científico, pero como el lenguaje es social no es exclusivo del científico, aquí es en donde entran a la dinámica científica el economista, el sociólogo, el historiador, el teólogo, el filósofo, etc. La clasificación presentada por Bunge involucra tanto a la investigación científica como al conocimiento científico, entonces el término “ciencia” implica a ambas maneras señaladas. Bunge parte su clasificación derribando el mito de la objetividad, ya que señala que no todo conocimiento científico es objetivo. No hay dudas actualmente en el carácter científico de la matemática y la lógica, pero éstas no pueden ser consideradas como objetivas, ya que ambas no entregan información sobre la realidad, es decir no se ocupan de hechos, pues ambas disciplinas tratan de entes abstractos o formales que sólo los encontramos presentes dentro de la cabeza y no fuera, o sea son entidades mentales. Por lo tanto, la matemática y la lógica quedarían clasificadas dentro de las denominadas ciencias formales. Además de las ciencias formales, para el autor, están las ciencias fácticas que se caracterizan por aceptar sistemas de símbolos lógicos, pero sin estar sumidas a ellos, ya que más que interesarle la lógica le interesan los hechos reales. Podríamos decir que los cambios que se provocan fuera de la cabeza intervendrían los modelos mentales establecidos dentro de la cabeza. De esta manera las ciencias fácticas sí cumplirían el requerimiento de objetividad. Las ciencias fácticas podrían ser de dos tipos: naturales y socioculturales. Las naturales están dedicadas a la observación de la naturaleza incluyéndose aquí ciencias básicas como la biología, la física y la química; y a la vez ciencias particulares como la zoología, la botánica, etc. Las socioculturales estarían ligadas exclusivamente a la observación de la naturaleza humana incluyéndose aquí la economía, la historia, la antropología, la sociología, etc. Bajo este tipo de clasificación, cabe decir, surgen problemáticas, ya que por ejemplo disciplinas como la psicología y la ecología tendrían problemas de clasificación, de ahí la persistente discusión sobre si estas disciplinas son o no son ciencias. Para nosotros el cuerpo de estudios de estas disciplinas tiene valor científico y su problema de clasificación no les quita estatuto y podría fundamentarse una clasificación en las ciencias fácticas ya sea como naturales o como socioculturales. III. Las características de las ciencias fácticas. La ciencia debe ser fáctica, es decir, siempre debe estar referida a hechos, ya que esto le permitiría describir las cosas tal como son. La ciencia debe esforzase en exponer los hechos fuera del alcance de otras variables como la emotiva o la comercial. Estos hechos reales son lo que reciben el nombre de datos empíricos. De aquí la posibilidad de existencia del mundo a pesar de la ausencia del científico, en otras palabras entender el mundo no como mera construcción mental. Sin embargo, no puede caer en la reducción y debe trascender a los hechos, posibilitando así la opción de descartar y producir nuevos hechos. La ciencia debe ser analítica, es decir aborda los problemas uno a uno, descomponiendo el objeto de estudio en elementos particulares. Este aislamiento no es suficiente si no se colocan en relación unos a otros los distintos elementos. Requiere de síntesis hechas a partir de análisis exhaustivos. Es decir, se pueden colocar los hechos particulares en pautas generales. Desde esta paute se pueden establecer leyes científicas. La ciencia es especializada, es decir, puede abordar un análisis particular acabado. Pero esto no debe afectar la interdisciplinariedad de la ciencia. La ciencia tiene un lenguaje claro, es decir, puede esclarecer aquello que al sentido común se le presenta imprecisamente, ya que los problemas deben ser presentados claramente, el lenguaje debe ser entendido incluso por los iniciados en cuanto es una variable de la cultura y debe definir sus conceptos de forma precisa. Por esto es que la ciencia tiene la necesidad de crear su propio sistema simbólico, el cual debe cumplir con la exigencia de ser público y accesible. La ciencia entrega información verificable, es decir, el conocimiento que plantea debe aprobar el examen de la experiencia. No se debe olvidar que la experiencia no siempre tiene un solo modelo de interpretación, por eso que desde una experiencia se pueden formular distintas hipótesis y todas con valor científico. La ciencia es metódica, es decir, se va realizando planificadamente evitando el error, no se va haciendo meros tanteos, aunque a pesar de la planificación no se puede excluir al azar. La ciencia es sistemática, es decir, la información que entrega no está inconexa, sino que existe una conexión lógica que la une, esto puede ser calificado de orgánico, una modificación en cualquiera de las hipótesis puede modificar el cuerpo entero. La ciencia es predictiva, es decir, va más allá de los hechos, incluso puede adelantarse al acontecimiento de estos mismos, mediante la predicción se pone a prueba que tan efectiva es la hipótesis. Este tipo de predicción no siempre resulta ser certera, pero siempre resulta ser perfectible. Si la realidad puede clasificarse mediante leyes generales es posible hacer predicciones. La ciencia es abierta, es decir, no reconoce ningún tipo de barreras que pueda limitar el conocimiento, de aquí que las hipótesis pueden ser siempre refutables. La falibilidad otorga el carácter de abierto, desde aquí se puede siempre progresar. La ciencia es útil, es decir, los resultados pueden ser eficaces tanto para causar el bien como para causar el mal. Esta característica se refiere principalmente a la ciencia aplicada o a la tecnología. No se debe olvidar que la tecnología es a la vez independiente de la ciencia, de ahí que también cada avance tecnológico plantee problemas científicos.