Proponen utilizar neurofisiología, psicología y pedagogía Un tratamiento integral contra la hiperactividad Dos expertos proponen combinar la neurofisiología, la psicología conductual y la reeducación pedagógica, a través de programas informáticos, para tratar al niño hiperactivo con déficit de atención. Este tratamiento integral ha resultado ser eficaz en el 90 por ciento de los casos que han tratado, según datos de un estudio. La hiperactividad en niños con déficit de atención es un trastorno biológico cerebral (que afecta a entre un 3 y un 5 por ciento de los niños españoles escolarizados) para el que se quedan cortos los tratamientos exclusivamente psicológicos, aseguran el neurofisiólogo Paulino Uclés, del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza, y la psicóloga y pedagoga Rosa Serrate. "Aún se tratan la hiperactividad y el déficit de atención como si sus causas fueran sólo psicológicas. Proponemos un tratamiento integral en el que intervengan la psicología, la pedagogía y la neurofisiología clínica", explica Serrate. Según Uclés, ciertos estudios confirman las "alteraciones biológicas en el lóbulo frontal" que provocan hiperactividad en los niños. Este especialista es autor de una técnica de estimulación magnética cerebral, que demuestra el "retraso en la conducción central motora" que conlleva dicho síndrome, a cuyo diagnóstico contribuye también la encefalografía cuantificada. En el VII Congreso Nacional de Psicología Clínica y de la Salud, celebrado en Málaga, ambos expertos presentaron datos de más de un centenar de niños españoles de entre 4 y 18 años, que acusaban falta de atención en las clases, pese a tener un cociente intelectual normal o medio alto. "El problema es que estos niños no han sido tratados correctamente por desconocimiento del síndrome", explica Serrate. La hiperactividad, unida al déficit de atención, es, a juicio de estos especialistas, un "trastorno que cada vez se conoce más". Gracias a ello han diseñado un tratamiento que combina la medicina y la psicología conductual y que culmina con una "reeducación de la parte de atención", para la que se sirven de novedosos programas de ordenador. Muy exitoso Su trabajo conjunto ha demostrado que un tratamiento integral resulta exitoso en el 90 por ciento de los casos, mientras que uno parcial (sólo médico o exclusivamente psicológico) ha sido eficaz en un 30 por ciento. Por esta razón, defienden un tratamiento médico de base con psicoestimulantes en dosis personalizadas, seguido de otro cognitivo-conductual "para poner control sobre las conductas en casa y en el colegio", indica la psicóloga. Reeducación Posteriormente, el hiperactivo debe someterse a tratamiento pedagógico "para la reeducación de cualquier déficit que presente: de atención, de memoria, etc." Y ésta es la fase final en la que interviene la informática, a través de la que se les enseñan técnicas de estudio. Sobre este tema, Serrate es autora del libro Ayúdale a estudiar, publicado por Orientación. El tratamiento global, que ya se practica en Estados Unidos, dura unos dos años, aunque puede prolongarse incluso hasta ocho. Pero con esto no termina el tratamiento de estos niños, ya que incluye también a los padres. "Ahora se sabe que la hiperactividad es, además, un problema genético, por lo que la intervención psicológica en los mayores resulta interesantísima", señala Uclés. El neurofisiólogo aseguró que este diagnóstico precoz y tratamiento integral "mejora ostensiblemente la calidad de vida de los hiperactivos y sus familias, porque aprenden más, están más tranquilos y contentos y no presentan rasgos depresivos". Una de las claves del tratamiento radica en la potenciación de la autoestima. Los padres Los educadores son los que suelen detectar este síndrome entre los niños de 4 ó 5 años. "Cuando se detectan tarde, a los 9 ó 10 años, tienen ya lagunas de aprendizaje". Por ello, los expertos abogan por que los padres observen las tareas escolares de sus hijos, de su memoria y su expresión lingüística y corporal. Ofrecen a los padres la dirección rserrate@encomix.es y el web www.encomix.es/users/rserrate. Los expertos recuerdan que, "aunque son niños que se calman hacia los 18 años, siguen acusando déficit de atención, convirtiéndose en adultos inquietos, poco pacientes, que se concentran poco, desordenados y aptos para trabajos de acción". Carmen Serrano. Zaragoza