PRIMER CONGRESO NACIONAL DE OPERADORES SOCIOSANITARIOS EN REDUCCION DE DAÑOS Y GESTION DE RIESGOS EN DROGAS Y VIH/SIDA D E C L A R A C I Ó N D E REDUCCION DE DAÑOS Y DERECHOS HUMANOS 1 Nosotras y nosotros, profesionales y técnicos sociosanitarios, dirigentes de organizaciones comunitarias y sociales, educadores populares, con trabajo con usuarios de drogas y prevención del VIH/SIDA, agrupaciones y redes de la sociedad civil, personas viviendo con VIH/SiDA, miembros de iglesias, trabajadores sexuales, líderes de movimientos de la diversidad sexual y de genero … Reunidos en reflexión y acción en variados encuentros a lo largo de Chile, declaramos hoy 30 de noviembre desde Santiago que: 1 Entendemos la reducción de daños (RDD) y gestión de riesgos (GR) como:”toda acción individual y colectiva, médica o social, destinada a minimizar los efectos negativos del consumo de droga, prácticas sexuales riesgosas y violencia en las condiciones jurídicas y culturales actuales”. Asumimos que las políticas de Reducción de Daños y Gestión de Riesgos son y han sido, el marco de los diversos planteamientos y programas de actuación que en estas últimas décadas, tanto en Europa como en gran parte de América latina, han pretendido dar una respuesta a las diferentes problemáticas asociables a las formas de uso de ciertas drogas, a las patologías concomitantes y a las conductas de riesgo. La reducción de daños se ha convertido en un modelo alternativo a los enfoques basados exclusivamente en la abstinencia y centrados en un modelo punitivo, sea por el paternalismo médico sea por la aplicación de la ley. Nos encontramos, hoy en Chile, en un momento en el cual es prácticamente imposible continuar sosteniendo al interior de las políticas de salud pública (como en muchos otros ámbitos) ideas de control, certidumbre o seguridad, que fueron, aparentemente, fundamentales hasta ahora. Deseamos superar, la mirada excluyente, donde a los usuarios de drogas se les considera como adictos (enfermos, irracionales, infantilizados), personas no competentes. Hoy queremos incorporar la opinión de los usuarios que respondan a sus necesidades y no a prioridades de los profesionales, o los intereses de los políticos o de la estética social. Propiciamos animar políticas públicas de droga y sexualidad basadas en los principios de reducción de daños, promoviendo planes de acción que favorezcan una aproximación a la vez sanitaria y social al uso de drogas y a la epidemia del VIH- SIDA, asociando la asistencia, la prevención, la promoción de la salud y los derechos humanos. Declaración formulada por equipos de base, en los encuentros Zonales de Arica, Valparaíso, Concepción y Santiago NOVIEMBRE 2007 1 Proponemos la descriminalización de los usuarios y las usuarias de drogas y una complementariedad de recursos y modelos asistenciales que haga frente a los perfiles clásicos y modernos de usuarios de drogas; que demuestre respeto por el consumo responsable y la intervención dirigida hacia un uso inteligente de las sustancias y, a su vez, y más importante, posibilite alianzas que ofrezcan el mayor abanico posible de oportunidades para aquellos que quieran abandonar el consumo de drogas y optar por una vida normalizada, basada en el autocontrol y la abstinencia, que al tiempo les facilite el acceso a la sociedad como ciudadanos de pleno derecho, con un salario digno y expectativas de futuro alejadas del estigma del exdrogodependiente. Creemos necesario asumir como marco político el programa de “Salud para todos en el siglo XXI”, señalando como carta de principios de justicia social la prioridades globales para las dos primeras década del nuevo siglo y los objetivos para crear las condiciones necesarias para que se pueda alcanzar el máximo nivel posible de salud. El objetivo 12º señala: “Reducir los daños producidos por el alcohol, las drogas y el tabaco”.2 A los muchos daños producidos y a los elevados índices de consumo y consumidores antepone la afirmación de que las sociedades que aplican perspectivas globales e innovadoras a los servicios destinados a los consumidores pueden reducir con éxito las conductas perjudiciales para la salud, además de limitar las eventuales actividades criminales y antisociales de dichas personas. POR ELLO DECLARAMOS: I. La Reducción de daños reconoce al usuario y usuaria de drogas como un ciudadano de pleno derecho, al cual no se ha de castigar ni marginar. II. Aceptamos que el consumo de sustancias psicoactivas es una característica común de la historia de la humanidad. III. El daño asociado al consumo de sustancias y a las prácticas sexuales de riesgo es considerado desde una perspectiva multidimensional, afectando al usuario y usuaria, su familia, su red, social próxima o el entorno social amplio, y produciendo daños sobre la salud así como daños sociales y económicos. IV. La marginalidad ha traído trágicas consecuencias sobre la salud. Las cifras de seropositividad al VIH/SIDA no solo merecen especial atención sino que vienen siendo uno de los motores de los cambios sobre las políticas de drogas a nivel mundial. 2 OMS (1998) “Programa de Salud Para Todos en el marco del siglo XXI” 2 V. Queremos evitar la guerra contra las drogas que con frecuencia se torna en guerra contra los usuarios de drogas, poniendo en peligro los esfuerzos rehabilitadores y de prevención en VIH/SIDA. Si el usuario se clandestiniza, dejará de ser accesible a las intervenciones asistenciales, preventivas o rehabilitadoras, dando lugar a mayores desigualdades sociales. VI. Las desigualdades sociales así como las múltiples formas de discriminación afectan la vulnerabilidad de las personas y a su capacidad para disminuir los daños y alcanzar mayores niveles de desarrollo humano.3 VII. La reducción de daños pone particular atención en los "efectos secundarios" producido por el régimen de control actual del uso de drogas. Por "efectos secundarios" estamos entendiendo no a los producidos por la propia naturaleza de las sustancias psicotrópicas ("efectos primarios"), sino los efectos consecuentes a las respuestas institucionales y sociales a dicho uso, en especial la criminalización y la estigmatización que genera. VIII. Los programas de RDD y riesgos han demostrado su efectividad allí donde han sido aplicados. Consideramos oportuna su generalización, adaptándose a las necesidades reales de las poblaciones afectadas y considerando sus demandas. Complementando anteriores programas y recursos para beneficio de los usuarios y usuarias y de sus entornos. IX. La "reducción de daños" involucra una amplia variedad de tácticas. Incluye mejorar la accesibilidad de los usuarios a los servicios de tratamiento; tender a cambios en las conductas de riesgo de los usuarios a través de la educación; modificar las representaciones sociales que discriminan a las personas por sus prácticas sexuales y/o sus consumos de sustancias y abogar por la despenalización del consumo de drogas. X. La Reducción de daños, reconoce los derechos asistenciales, sociales, médicos de los usuarios y las usuarias de drogas sin condicionarlos a la abstinencia. XI. Proponemos trabajar con el Estado y sus instituciones, intercambiando saberes, mejorando prácticas, buscando soluciones en conjunto, promoviendo acciones que potencien la "reducción de daños " como una política de prevención que se focalice mucho más en las consecuencias no deseadas del uso de drogas y las prácticas sexuales de riesgo que el uso de drogas y las practicas sexuales en sí mismas, para que todas sus acciones, investigaciones clínicas y sociales tiendan a disminuir la morbilidad y la mortalidad, prevenir las enfermedades infecto transmisibles, favorecer la accesibilidad a la red asistencial para las drogodependencias y a los dispositivos de salud, y mejorara la calidad de vida. XII. En síntesis; exigimos una política social y sanitaria que tenga como objetivo prioritario disminuir los efectos negativos y contraproducentes producto del uso de drogas y las 3 PNU D Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Informe 2004 3 prácticas sexuales riesgosas, muchos de los cuales han sido provocados por su clandestinidad forzosa. 4