Efectos colaterales de la promiscuidad y de la infidelidad VI Congreso Mundial de Familias Madrid, viernes 25 de mayo de 2012 Palacio de Congresos Jokin de Irala MD, MPH, PhD Sesión plenaria: La familia natural y la revolución contra la familia Factores de riesgo de las infecciones de transmisión sexual El comportamiento individual es el determinante más fuerte del riesgo de adquirir una ITS. Estas enfermedades son muy frecuentes en las personas que comercian con el sexo, usuarios de drogas por vía parenteral y en personas que tienen varias parejas sexuales (tanto simultáneamente, parejas concurrentes, como a lo largo de la vida, parejas seriadas). La homosexualidad masculina supone un mayor riesgo debido a su asociación con un cambio más frecuente de pareja y con determinadas prácticas sexuales, como el coito anal, en el que se producen pequeñas heridas en el ano que facilitan la entrada de microorganismos. Las mujeres son especialmente vulnerables, puesto que la transmisión de las ITS suele ser más fácil de varón a mujer que al contrario. Además, por razones anatómicas y/o fisiológicas son más susceptibles de desarrollar cáncer genital tras la infección por el Virus del Papiloma Humano y de tener complicaciones más graves, como la enfermedad inflamatoria pélvica. Se ha comprobado también que cada vez es mayor el número de mujeres infectadas por el VIH. No hay que olvidar que es posible también que la mujer embarazada transmita la enfermedad al feto o al recién nacido en el momento del parto, lo que puede dar lugar a consecuencias graves para la salud del recién nacido aunque los tratamientos preventivos actuales han logrado reducir al máximo este riesgo. 1 El inicio cada vez más precoz de las relaciones sexuales entre los adolescentes ha favorecido un incremento de las ITS en este grupo. El tener múltiples parejas sexuales seriadas (de manera sucesiva en el tiempo) o concurrentes (varias parejas sexuales simultáneamente) y las características específicas del epitelio genital de las adolescentes facilitan la adquisición de estas enfermedades. En un estudio científico, realizado en un grupo de mujeres universitarias inicialmente sanas, se demostró que al cabo de 3 años, cerca del 50% acababan infectadas por el virus del Papiloma Humano (uno de los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello uterino) y en varias de las estudiantes incluso sin que hubieran tenido relaciones sexuales completas, puesto que este virus se transmite por contacto piel-piel. Existen otros factores sociales, culturales y de atención sanitaria que, junto con el comportamiento individual, determinan el riesgo de adquirir una ITS: 1. En muchas ocasiones los síntomas iniciales que producen las ITS son poco llamativos y pueden pasar inadvertidos. Esto hace que personas infectadas transmitan la enfermedad sin saberlo, contribuyendo a su expansión. Además, la presencia de algunas ITS favorece la transmisión de otras. Por ejemplo: las ulceraciones genitales (como las producidas por la sífilis o el herpes genital) favorece la transmisión del virus del sida. 2. Los cambios en los patrones de conducta, como son el cambio frecuente de pareja sexual, la multiplicidad seriada o concurrente de parejas sexuales o la edad más precoz de inicio de relaciones sexuales, junto con el permisivismo social ante estos comportamientos sexuales no saludables, incrementan el riesgo de padecer infecciones de transmisión sexual y favorecen su transmisión. 3. El uso de los anticonceptivos, que ha contribuido a un aumento de la multiplicidad de parejas sexuales, y el aumento de la movilidad geográfica también son factores que determinan la difusión de las ITS. En los últimos años, junto con el aumento de la utilización de los preservativos, asistimos también al aumento de la transmisión heterosexual del SIDA y no a su eliminación, así 2 como al avance de otras ITS. El preservativo ofrece una mala protección para tres de las cuatro ITS más frecuentes: Clamidia, Virus del Papiloma Humano y Herpes. La infección por el Virus del Papiloma Humano puede aparecer tanto en las áreas genitales masculinas como femeninas, estén o no cubiertas o protegidas con un preservativo de látex. Prevención de las ITS En Medicina, la prevención primaria comprende las medidas encaminadas a disminuir el número de casos nuevos de una determinada enfermedad, es decir, a disminuir la aparición de la enfermedad. La prevención secundaria se ocupa del diagnóstico y tratamiento precoz de una determinada enfermedad en la fase de latencia, es decir cuando todavía no hay síntomas. En el caso de las ITS, la detección y tratamiento precoces pueden controlar la extensión de las ITS producidas por bacterias. Sin embargo, la mayoría de las ITS virales (herpes, papiloma humano, SIDA…) son incurables y algunas de ellas tienen consecuencias graves para la salud, llegando incluso a producir la muerte (por ejemplo, el Virus del Papiloma Humano se asocia al cáncer de cuello del útero). Se puede frenar su transmisión con tratamientos que disminuyan su presencia en la sangre de la persona infectada pero son medidas extremadamente costosas. Todo esto subraya el papel central de la prevención primaria de las ITS. En el caso de la infección por el virus del papiloma humano, es también primordial la prevención secundaria, con medidas encaminadas al diagnóstico y tratamiento precoz del cáncer de cuello de útero. No hay que olvidar tampoco que es imprescindible la investigación y control de los contactos de las personas infectadas. En diciembre de 2004 se publicó un consenso internacional en la revista científica The Lancet sobre la “estrategia ABC” de prevención del SIDA (Halperin, 2004). Este consenso, auténtico punto de inflexión en la prevención del VIH/SIDA, ha sido firmado por 140 personas de 36 países de los diferentes continentes. Cincuenta son profesores e investigadores de universidades prestigiosas y 5 son de agencias de Naciones Unidas. Lo firman también el director de los programas VIH de la Organización Mundial de la 3 Salud, y los dirigentes de los programas de VIH/SIDA de varios países incluyendo Etiopía, India, Jamaica y Uganda. La letra “A” representa la palabra “abstinence”, y significa que lo prioritario, y 100% eficaz para prevenir la infección, es abstenerse de relaciones sexuales. En la práctica, se implementa recomendando a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de éstas. La “B” significa “be faithful”, o, "sé fiel" y representa la recomendación de la monogamia mutuamente fiel con una persona no infectada. Finalmente, y en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la “C”, recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio. Los contenidos esenciales del consenso Lancet son los siguientes (Halperin, 2004): 1) A los jóvenes habría que darles el mensaje prioritario de que retrasen al máximo el inicio de sus relaciones sexuales porque está demostrado que cuanto antes las inician, mayor es la probabilidad de contraer una ITS. Algunas de estas infecciones, como el SIDA y las verrugas genitales producidas por el virus del papiloma humano, no tienen curación. A los jóvenes que ya hubieran iniciado sus relaciones sexuales, se les debería recomendar que dejen de tenerlas y cuando deciden seguir, advertirles de que el uso de preservativos puede disminuir, pero nunca eliminar, el riesgo de contagio. 2) Cuando se vaya a intervenir con adultos sexualmente activos, la primera prioridad debe ser promover la fidelidad mutua con una pareja no infectada como la mejor forma de asegurar la evitación de la infección por el VIH. 3) A las personas que tienen un mayor riesgo de contraer el SIDA, como personas homosexuales, heterosexuales con más de una pareja sexual a lo largo de su vida (cuantas más, mayor es el riesgo), personas que se inyectan drogas y personas que comercializan con el sexo, si no aceptan las opciones “A” y “B”, se les debería informar que la utilización del preservativo puede reducir el riesgo aunque nunca evitarlo del todo. 4 ¿Es realista el consenso Lancet? Según datos de estudios realizados en muestras representativas de diferentes países, la mayoría de los jóvenes menores de 18 años no han tenido relaciones sexuales. No parece, por tanto, que tenga mucho sentido que las autoridades sanitarias afirmen que la abstinencia, aun siendo una medida eficaz para la prevención del SIDA, no es una propuesta realista para la inmensa mayoría de los jóvenes. Lo razonable sería que las autoridades competentes aplicasen los medios disponibles de educación sanitaria para que la población acabe aceptando lo que es mejor para su salud, siempre que esté avalado por la ciencia. Recordamos que tampoco era realista, aparentemente, plantear programas de educación sanitaria para prevenir el tabaquismo hace unos años cuando, en muchos grupos de edad, más del 75% de la población fumaba. Sin embargo, se hizo, y se sigue haciendo, todo lo posible por el bien común y no se consideró que era una cuestión de "elección personal". Hay países con realidades peores que las del estado español donde se ha conseguido que la proporción de jóvenes que inician sus relaciones sexuales antes de los 16 años pase del 60% al 5%. La evidencia científica ha demostrado que esto es posible si las autoridades pertinentes tienen la voluntad para ello. En este sentido, en el informe ONUSIDA 2005 confirmaba que “los cambios en el comportamiento sexual parecen haber contribuido a la reducción de la prevalencia del VIH”. Estos cambios del comportamiento sexual incluyen el retraso del inicio de las relaciones sexuales y la disminución de parejas sexuales. Por eso, no se entiende tampoco que se afirme que "el matrimonio, la unión estable y la fidelidad no son necesariamente una protección contra el VIH", cuando prestigiosos especialistas de Salud Pública como Shelton afirmaron en 2004, por el contrario, que son los puntos fundamentales en toda estrategia de lucha contra el SIDA. En ocasiones se argumenta que la fidelidad no es una medida preventiva “útil para la mujer”, ya que muchas mujeres fieles se infectan por sus maridos que no son o no han sido fieles. 5 Evidentemente, cuando se habla de la eficacia de la fidelidad, se entiende que debe ser una fidelidad mutua, una “auténtica” fidelidad. Por tanto, debemos seguir afirmando que la fidelidad (entendida como mutua fidelidad) sí es eficaz contra la propagación del SIDA. El argumento contrario no deja de contener prejuicios ideológicos que no aceptan el valor de la fidelidad. Recuérdese que no existiría ninguna epidemia del SIDA con la magnitud actual si no fuera por conductas sexuales modificables como la multiplicidad seriada (varias parejas a lo largo de la vida) o concurrente (varias parejas sexuales simultáneamente en el tiempo) de parejas sexuales. El informe concluye que la estrategia preventiva de Uganda estaba consiguiendo un efecto comparable a la "existencia de una vacuna que fuera 80% eficaz contra el SIDA". Por otra parte, se afirmaba en dicho informe que "la disminución de casos de SIDA en Uganda se relacionaba más con los cambios de los estilos de vida de la población que con el uso de preservativos". Vea los datos de este estudio en las figuras siguientes. 6 Figura 1. Proporción de mujeres, embarazadas entre 15 y 19 años, infectadas por el VIH. La proporción de mujeres infectadas va reduciéndose de aproximadamente un 35% en 1991 a menos del 10% en el 2000. Figura 3. Proporción de la población que refiere haber tenido relaciones sexuales esporádicas fuera de una relación estable en los últimos 12 meses. Disminuye la proporción de personas con relaciones sexuales esporádicas de 1989 a 1995. Por ejemplo, Esta proporción pasa de aproximadamente un 40% en 1989, en hombres de ciudades grandes, al 20% en 1995. Figura 2. Retraso del comienzo de las relaciones sexuales en estudiantes de 13 a 16 años. Se observa, por ejemplo, que la proporción de varones entre 13 y 16 años que inician a esas edades sus relaciones sexuales se reduce de aproximadamente un 60% en 1994 a aproximadamente un 5% en el 2001. Figura 4. Frecuencia de relaciones sexuales fuera de la pareja habitual en los últimos 12 meses y en personas no casadas. La figura muestra que Uganda es el país Africano con menor proporción de relaciones sexuales esporádicas fuera de la pareja estable habitual, en todos los grupos de edades. La verdad sobre el preservativo Es cierto que el porcentaje de adolescentes que tienen relaciones sexuales aumenta y cada vez las inician antes. Por eso, algunas autoridades consideran que no es realista plantear a los jóvenes la abstinencia, como si la sexualidad y la multiplicidad de parejas sexuales fueran “inevitables” en sus vidas, y se limitan únicamente a recomendar el preservativo. Pero es evidente, que a la hora de planificar medidas de prevención para el sida y las ITS, se deben tener en cuenta las evidencias científicas cada vez más 7 abundantes sobre el mensaje “ABC” y no centrarse exclusivamente en el uso del preservativo. Es importante presentar una información completa y precisa sobre la prevención del VIH/SIDA. La revisión de la evidencia científica refuerza, en realidad, la trascendencia epidemiológica de las medidas de “evitación del riesgo” (como son la abstinencia o el retraso en el inicio de las relaciones sexuales y la fidelidad mutua), y apunta a la insuficiencia de las medidas de “reducción del riesgo” (como el uso del preservativo) para la consecución del impacto global deseado en Salud Pública. Aunque la probabilidad de infectarse por el VIH sea baja, sería engañoso no matizar algunas cuestiones más, que nos permiten entender que haya serias razones serias en contra de algunas campañas poblacionales centradas en el preservativo. La protección que confiere el preservativo no es absoluta, y puede acabar siendo menor que la percibida por la gente en general. La falsa idea de "seguridad absoluta" de las campañas de sexo “seguro” (en vez de sexo “más seguro”, puesto que el preservativo no tiene una eficacia del 100%, aunque se utilicen perfectamente bien), inducen a que más jóvenes tengan relaciones sexuales y que las comiencen antes, en contra de la recomendación “A” de la estrategia ABC, con las consecuencias que esta situación conlleva. Hay que tener en cuenta que en los jóvenes, los fallos en el uso de preservativos siempre son más frecuentes. Además, los preservativos no son métodos considerados con eficacia alta ni para prevenir embarazos (el uso de preservativos se acompaña de una proporción anual de embarazos del 15%) ni para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual con graves consecuencias para los jóvenes, como la clamidia o el virus del papiloma humano, que se están convirtiendo, de hecho, en auténticas epidemias en lugares donde el preservativo se usa extensamente. Los estudios que valoran la eficacia del preservativo indican que en población adulta muy motivada se puede llegar a una eficacia el 98-99% frente al sida (la eficacia es menor para otras ITS). Pero, la estadística del 1,14% por año se acabaría acumulando de un año a otro y esto aumentaría inevitablemente el riesgo personal de infectarse a lo largo del tiempo. Por último, todas estas cifras empeoran con la multiplicidad de parejas. Por eso, según 8 datos actuales, el riesgo de transmisión de sida en 5 contactos sexuales con preservativo equivaldría al riesgo de 1 contacto sexual sin preservativo. Esto pone las cosas en perspectiva y explica por qué el sida puede seguir aumentando a pesar del uso correcto de preservativos (para más información sobre el sida y su prevención consulte el apartado “Libros recomendados para educadores y jóvenes”). Ante las graves epidemias del sida y de las ITS se debería dar toda la información posible a los jóvenes para que sus decisiones sean más informadas, es decir más libres. Se debería exigir la misma contundencia que para otros problemas graves como el tabaco. Desde los organismos que velan por la Salud Pública no se recomienda a los fumadores que sigan fumando pero con un filtro que reduzca el riesgo de morir de cáncer de pulmón. Se les da la mejor de las recomendaciones en base a lo que hoy en día se sabe científicamente. Así mismo, se debería ayudar a los jóvenes a poder decir que "no" a esa relación sexual precoz o a esa relación sexual esporádica. En el caso de los adultos es primordial la fidelidad. Jokin de Irala MD, MPH, PhD (jdeirala@unav.es) http://www.unav.es/eash 9