ROBO DOCUMENTOS MILITARES

17/09/2003
Un militar asturiano denuncia el 'extravío' de datos confidenciales
Desaparece documentación personal de 200 miembros de un batallón de un cuartel vasco
Un documento clasificado como confidencial en el que figuran los datos personales,
direcciones particulares y teléfonos de los 200 integrantes de la tropa y los mandos del
batallón Guipúzcoa desapareció de una caja fuerte, custodiada bajo llave, en el cuartel
militar de Munguía (Vizcaya).
Un militar asturiano puso el caso en manos de un prestigioso despacho de abogados que
se ha personado, como acusación particular, en la denuncia que interpuso ante el Juzgado
Togado Militar de Burgos. La gravedad de los hechos denunciados se acentuaba al ser
datos susceptibles de ser utilizados para actuaciones terroristas, al estar ubicado el cuartel
en una zona geográfica de "alto riesgo".
El militar optó por la vía penal al estimar que los hechos podrían constituir un presunto
delito militar contra la eficacia del servicio y ante la decisión de los responsables del
acuartelamiento de desestimar su petición para que se abriera una investigación interna
que permitiera esclarecer la autoría de la desaparición del documento. Dado su carácter
confidencial, este escrito estaba protegido por una normativa específica ya que recogía
todos los datos de localización del personal para agrupar a la unidad "ante una
emergencia" o hacer "llamadas telefónicas selectivas".
El Juzgado Togado Militar ha tardado 15 meses en resolver la causa. A través de un auto,
el juez togado, el Teniente Coronel Auditor Antonio María de los Mozos y Touya, ha
declarado el archivo de las diligencias, a pesar de que reconoce que en la investigación
practicada se ha apreciado "una relajación" de los jefes de la Guardia de Seguridad del
cuartel en la custodia del denominado Plan de Alerta del batallón. No obstante, remitirá
testimonio de las actuaciones realizadas al General Jefe de la Región Militar Noroeste por
si procede "su continuación en la esfera disciplinaria".
La investigación judicial no ha servido para identificar al responsable de la desaparición del
documento ni tan siquiera para establecer el día o mes en que fue sacado de la caja
fuerte. El Plan se echó en falta el 4 de junio de 2002 cuando iba a procederse a su
actualización y no se había modificado desde el mes de abril de 2002, por lo que su
posible sustracción se sitúa entre estas dos fechas.
El cargo de Jefe de la Guardia era desempeñado por suboficiales profesionales quienes
debían, entre otros cometidos, custodiar el plan bajo llave en su despacho y entraban de
servicio cada 24 horas. Unas 30 personas han prestado declaración a lo largo de la
instrucción de la causa. Sus testimonios tampoco han sido suficientemente esclarecedores
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para localizar a la persona que tuvo acceso por última vez al documento.
El Coronel de Estado Mayor, Luis Gómez Armero, era el jefe del cuartel en el momento en
que ocurrieron los hechos denunciados, pero al parecer declinó desde un principio la
apertura de la investigación para no dar mayor trascendencia al caso.
Según consta en la denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico, ésta no era la
primera vez que ocurría un caso similar, por lo que algunos mandos ya se habían
mostrado especialmente reticentes a facilitar sus datos personales, amparados
especialmente en el riesgo que entrañaba su destino en el País Vasco.
Para ofrecer más garantías al personal y recuperar su confianza ante las malas
experiencias anteriores se había implantado un sistema de control, vinculado al Servicio de
Protección de la Documentación Clasificada (SPDC). El documento, que iba dentro de dos
sobres lacrados, contenía las redes de alerta de la Plana Mayor de Mandos (PLMM) y del
Batallón de Infantería Ligera (BIL).
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