Impuesto a los gases fluorados del frío comercial Por Marta San Román, Global Customer Manager Refrigerants, Honeywell Como bien saben los responsables de refrigeración y mantenimiento de supermercados y empresas de alimentación en las que la conservación en frío juega un papel relevante, el rendimiento y la eficiencia de un sistema de refrigeración comercial dependen sobremanera de las propiedades del gas refrigerante que se utilice. Y como bien saben los responsables de operaciones de las cadenas de distribución alimentaria y de productos perecederos, un sistema de refrigeración fiable y eficiente garantiza uno, minimizar los costes de desecho de producto, que suponen una gran lacra en la cuenta de resultados, y dos, reducir el consumo energético y por tanto la factura eléctrica. En este sentido, los gases fluorados constituyen actualmente una de las soluciones más extendidas y efectivas para la refrigeración de equipos, muebles e instalaciones destinadas a la preservación productos alimentarios. Los gases fluorados son eficientes, cada vez más sostenibles desde un punto de vista medioambiental e imprescindibles en la actividad diaria de preparación, conservación, transporte y venta de alimentos. Sin embargo, desde el pasado mes de julio, el uso de los gases fluorados se ve penalizado por un nuevo impuesto especial, el primero y único ahora en España sobre estos gases. En una acción sin precedentes en impuestos especiales, sin ningún tipo de preámbulo, la Administración emprendió un procedimiento de urgencia, acatado con una diligencia impecable. España ha acumulado más emisiones de carbono que las que Europa nos permite y, aunque el exceso de carbono ha sido causado prácticamente en su totalidad por otros motivos distintos a las emisiones directas de gases fluorados, nuestros responsables de políticas de cambio climático han decidido aumentar nuestra fiscalidad medioambiental con una penalización a dichas sustancias. Europa Algunos gases fluorados tienen un PCA o potencial de calentamiento atmosférico alto, y es por ello por lo que existe un reglamento europeo (F-gas), en vigor desde 2006, que propone medidas muy estrictas en prevención y contención de fugas, entre otras cosas. Existen alternativas con bajo PCA, como el CO2, hidrocarburos o amoniaco, que se pueden reincorporar (algunos como el CO2 se dejaron de usar hace décadas por ser ineficientes) a algunas aplicaciones, pero no son una panacea, pues algunos son tóxicos, otros extremadamente inflamables, y otros más complejos de usar por sus altas presiones y peligro de asfixia por inhalación en caso de fugas por dichas altas presiones. Estos refrigerantes, que aunque se presentan en el mercado con el término de marketing de "naturales" (la sustancia en sí puede presentarse en la naturaleza, como el amoníaco en el sudor) son producidos en plantas químicas igual que los gases fluorados y se comercializan igual que los mismos, pueden ser una alternativa para nuevos equipos o instalaciones (no para banco existente), siempre que se tengan en cuenta los protocolos y estándares de seguridad; y en algunos casos, a costa de una mayor inversión y mayor consumo energético, además de suficiente tiempo (años) para que los actuales sistemas lleguen al final de su ciclo de vida y existan técnicos e instaladores cualificados y certificados para ello. Con lo anterior y teniendo en cuenta que a nivel mundial la contribución de los gases fluorados al total de emisiones de gases de efecto invernadero es de menos del 2% (el chocolate del loro), este impuesto particular en España parece a todas luces innecesario, pues la reducción de emisiones viene ya impuesta por Europa, a la par que causará serias tensiones económicas y financieras en un sector ya dañado por la crisis en el que participan miles de pequeñas y medianas empresas que no pueden acometer ni nuevos gravámenes ni altos costes de transición de equipos o instalaciones aún no amortizados. € / kg R-134a R-404A R-407A R407C R-407F R-410A R-507 R-422D 2014 9 25 13 11 11 13 25 17 2015 17 50 26 22 23 26 51 34 >2016 26 76 40 33 34 40 77 52 Consecuencias y siguientes pasos Las consecuencias económicas para los operadores son cuantiosas. Para el banco de refrigerantes existente, en algunos sectores se pueden sustituir gases de muy alto PCA por otros de menor índice. El ahorro en impuesto en algunos casos puede ser significativo, como el cambio del fluido más utilizado hasta ahora en España, el R404A (PCA de 3784 en la revisión que adopta la ley; 76€/kg de impuesto a añadir al coste, más IVA) por uno alternativo para reconversión, como el R407F (PCA de 1705, impuesto 34€/kg), pero hay que tener en consideración tanto el coste de reconversión como el familiarizarse con características de nuevos gases. Aunque el Reglamento, según fuentes de la Agencia Tributaria, ha pretendido corregir los apartados de la ley que hubieran supuesto serios problemas en el mercado español, existe un claro desajuste con el texto de la Ley, por lo que se pueden dar casos de interpretación diferente por distintas entidades y/o Comunidades Autónomas. La falta de formación sobre la aplicación del impuesto para funcionarios de administraciones autonómicas y locales supone aún un conflicto a la hora de gestionar registros e impuesto, a la vez que pueden surgir agravios comparativos de unos lugares a otros. Las fisuras del texto de la Ley han provocado indefensión en algunos colectivos, como los pequeños instaladores, al no existir soporte legal para la aplicación de algunos apartados del reglamento. El corto lapso de tiempo entre la publicación del Reglamento y su entrada en vigor (¡un día!) ha hecho imposible la adopción inmediata de las nuevas normas y parece haber provocado ya algunos desajustes en el mercado; y existe riesgo de otros más, como especulación (acopio de refrigerante a finales del año pasado), traspaso de fronteras, costes operativos mucho más altos que no se habían presupuestado (inversión en material, adaptación de sistemas de facturación, contabilidad, pedidos, logística,…). En estos momentos, se han enviado a la Agencia Tributaria varios documentos con consultas vinculantes para aclarar las partes del Reglamento con posibles interpretaciones distintas y para comprobar si es necesario subsanar errores y/o resquicios que puedan aumentar la probabilidad de tensiones en el mercado. Algunas de las más importantes se refieren al CAF (es opcional tenerlo, pero la normativa actual permite altas y bajas sucesivas en el período de contabilización del impuesto, el año natural), a los modelos de autoliquidación, etc. La Agencia Tributaria tiene previsto corregir algunas de estas cuestiones en una revisión del Reglamento que probablemente se publique antes de verano. Conclusiones Este impuesto parece a priori injustificado y desproporcionado. Los desechos de carbono, las prisas y el escaso impacto que esta medida parece que pueda tener, no justifican las consecuencias que con alta probabilidad podrán desencadenarse. Existen decenas de miles de pequeñas y medianas empresas en sectores relacionados con el frío que se ven seriamente afectadas e incluso abocadas a una significativa restructuración de su negocio, tanto por las consecuencias operativas y administrativas como por su flujo de caja. Dada la situación actual de España, en donde los recortes suponen una cada vez más mermada capacidad de control por parte de la administración tanto local como nacional, la picaresca puede dar lugar a efectos contrarios a los pretendidos y a distorsionar un mercado en condiciones precarias a favor de especuladores y defraudadores. Hubiera sido preferible dedicar los esfuerzos, recursos y tiempo a revisar algunas normativas en vigor que no se están aplicando adecuadamente, como la eliminación real del gas R22, prohibido en su totalidad a partir de enero del próximo año; una vigilancia de mercado de cumplimiento de la ley eficiente y efectiva que evite evasión, especulación y mercado negro; la implantación de un sistema de certificación que cubra el 100% de los frigoristas en España; propulsar medidas de contención de fugas que sigan permitiendo una eficiencia energética que no penalice nuestros objetivos en Industria y en Europa del 20/20/20, etc. La responsabilidad medioambiental es una de las grandes preocupaciones de Honeywell y, por ello, tanto directamente como a través de las asociaciones a las que pertenece, seguiremos trabajando y colaborando con las instituciones, autoridades y profesionales en iniciativas tan urgentes e importantes como el citado uso responsable de refrigerantes, siempre ligado a la reducción del consumo energético, a la seguridad de las personas y a una economía sostenible para nuestro tejido empresarial y nuestra sociedad.