LOS DESAFÍOS DE LA URBANIZACIÓN1 Geneviève Domenach-Chich2 En el año 2000, la mitad de la humanidad reside en ciudades; en 2030, la población urbana representará el doble de la rural. Las políticas públicas de los países tanto del norte como del sur deberán enfrentarse a estos cambios en el próximo siglo. En 1995, el 45% de los habitantes del planeta vivía en una ciudad; en 2015, será el 55%. Este cambio simbólico va acompañado de un impresionante proceso de concentración de la población en las grandes aglomeraciones. De esta forma y según las previsiones de la ONU, en 2015 treinta y seis megalópolis tendrán más de ocho millones de habitantes, de las cuales dos se sitúan en África, una en los países árabes, veintidós en Asia, tres en Europa, seis en América Latina y en el Caribe y dos en América del Norte1. Sin embargo, hablar de "explosión urbana" sería enmascarar un descenso real. En efecto, según los demógrafos, la tasa de crecimiento de la población total debería disminuir en todas partes, pero a ritmos y umbrales muy diferentes2. Según estas mismas proyecciones, se espera que, entre 2005 y 2010, la tasa de crecimiento anual de la población sea del 3,82% en África, del 2,59% en Asia, del 1,68 en América Latina, del 1,06% en América del Norte y de 0,24% en Europa. Son tendencias, pero las tendencias no son ineluctables. Se trata de proyecciones, cuyo único objetivo es proporcionar un punto de partida razonable para reflexionar sobre los problemas de la urbanización en el siglo XXI. Cuatro desafíos para las ciudades Frente a este fenómeno mundial de urbanización, las ciudades deberán afrontar cuatro tipos de retos: la mundialización de la economía, la segregación social y espacial, la urbanidad, y la necesidad de inventar una forma de gobierno urbano democrático. Es un hecho demostrado que la mundialización de la economía alimenta la dinámica urbana y la metropolización. Esto no significa sin embargo que el movimiento de urbanización esté impulsado siempre por el dinamismo económico. Lo evidencian ejemplos de ciudades como Lagos (Nigeria), Kinshasa (Rep. Dem. del Congo), Bamako (Mali) o Bangui (Rep. Centroafricana), con fuerte crecimiento demográfico, a pesar de la atonía de su economía, o Moscú (Rusia), cuyo nivel de población se mantiene a pesar de la disminución de la actividad económica. ¿Puede acaso concebirse una mundialización acompañada, a nivel planetario o a otras escalas territoriales, de un sistema de regulación más eficaz? ¿Cómo podrían aumentarse, a través de iniciativas locales, las posibilidades de que las ciudades se beneficiasen de los efectos de la mundialización? En un mundo en el que la urbanización y la feminización creciente de la pobreza correrán parejas, en el que la segregación social y espacial ne cesarán de aumentar, en el que el desempleo y la crisis laboral fragilizarán la cohesión social, ¿no existe el riesgo de que se desarrollen fenómenos de verdaderas rupturas urbanas y sociales? 1 Ministerio de Asuntos exteriores, Revista Label France, No. 39. Abril de 2000. http://www.diplomatie.gouv.fr/label_France/ESPANOL/DOSSIER/2000bis/08defis.html 2 Responsable de la Unidad de Ciudades y Hábitats Humanos de la UNESCO Algunos pudientes podrían caer en la tentación de segregarse, en cierto modo, para no vivir más que con sus semejantes, rehusando las cargas y los deberes de la solidaridad. ¿Cómo frenar los procesos de segregación, ya visibles en Estados Unidos, América Latina o en África, bajo la forma de gated communities3, antes de que produzcan efectos devastadores? La expasión de las aglomeraciones, el ritmo de la urbanización, la evolución de los modos de vida, ponen más o menos en tela de juicio el modelo de urbanidad que constituye la "ciudad europea". ¿Cómo dominar el crecimiento, o mejor dicho, la explosión de la movilidad? ¿Cuál será el papel de los diferentes modos de transporte, las nuevas tecnologías en el marco de un desarrollo duradero de las ciudades? A favor de una forma de gobierno urbano democrático El buen gobierno de las ciudades constituirá una cuestión capital, al menos por tres razones: primero, porque la creciente complejidad de las sociedades y estructuras urbanas exigirá una gestión cada vez más eficaz; segundo, porque el desarrollo económico dependerá cada vez más de factores relacionales, ya sean sociales o políticos. Y por último, la crisis de la ciudadanía exigirá que se refuercen la transparencia y legitimidad democrática del gobierno local4. Ante esta situación, ¿cómo suscitar las condiciones para una democracia participativa, y a qué escalas territoriales? ¿Cómo articular las diferentes escalas de gobierno, desde el barrio hasta la megalópolis? ¿Qué colaboraciones habrá que desarrollar entre estados y sociedades civiles? Frente a estas tres crisis -de sociedad, urbanidad y representación política-, Francia ha intentado llevar a cabo, desde los años 80, una política urbana. Ésta presenta en principio un triple carácter: política estructural, nacida en un contexto de urgencia y a menudo enfocada como respuesta a situaciones de urgencia; política de lucha contra la marginación, pero que no se reduce tan sólo a lo social; y por último, política de terreno con base territorial (los barrios y las aglomeraciones), que pone en primer plano a los agentes locales (representantes políticos, asociaciones, etc.), pero también política nacional en la que el estado no cumple sólo una función reguladora sino impulsora. A través de la política de consenso, sobre todo entre el estado y las entidades locales, la política urbana ha emprendido una transformación importante de la acción pública. Esta política está ahora marcada por la voluntad de favorecer la participación de los habitantes.Por último y en el marco de su acción internacional a favor del desarrollo de las ciudades, Francia apoya numerosos programas de desarrollo social y urbano, sobre todo a través de la Agencia Francesa de Desarrollo. 1. Entre ellas, cabe citar Lagos (Nigeria), Kinshasa (Rep. Dem. del Congo), El Cairo (Egipto), Tokio (Japón), Bombay (India), Dhaka (Bangladesh), Karachi (Paquistán), Shanghai (China), Manila (Filipinas), Teherán (Irán), Estambul (Turquía), París (Francia), Moscú (Rusia), Sao Paulo y Río de Janeiro (Brasil), Lima (Perú), México (México), Buenos Aires (Argentina), Nueva York y Los Angeles (Estados Unidos). 2. Véase el artículo de Jean-Claude Chesnais en el n° 38 de Label France. 3. Especie de residencias cerradas y protegidas, regidas según sus propias reglas. 4. Véase el artículo de Michel Wieviorka en el n°38. Selección bibliográfica • Villes au XXIe siècle [Ciudades en el siglo XXI], síntesis del coloquio de La Rochelle, 19-21 de octubre de 1998, ed. du CERTU, París, mayo de 1999. • Histoire des villes [Historia de las ciudades], de Paul Bairoch, ed. du Carroussel, París, 1999. • Wordl Urbanization Prospects, ONU, Nueva York, 1998. • "Villes de l'avenir: la gestion des transformations sociales" [Ciudades del futuro: la gestión de las transformaciones sociales] Revue internationale des sciences sociales/UNESCO, n° 147, marzo de 1996. • L'urbanisation des pays en développement [La urbanización de los países en desarrollo], de Mario Polèse y Jeanne M. Wolfe, ed. Economica, París, 1995.