INTRODUCCIÓN - Universidad de Montevideo

Anuncio
LA GEOPOLÍTICA EN LAS INVASIONES INGLESAS
Mesa temática: Política y relaciones internacionales
Ana Lucía Cruz Da Silva
Estudiante de 3er. Año de Profesorado de Historia
Facultad de Humanidades
Universidad de Montevideo
1. En el marco de las celebraciones por el Bicentenario de las
Invasiones Inglesas, hemos elegido estudiarlas desde una perspectiva
geopolítica, que apunta a destacar la importancia que tiene el espacio
geográfico en las relaciones entre los hombres. La fuente principal para este
estudio es el memorial de Sir Home Popham, de 1804, y el marco teórico es
proporcionado por los geopolíticos Mahan, Ratzel, Mackinder, entre otros.
El conocimiento y dominio sobre el medio proporciona poder a un
pueblo sobre otros. Esto es algo que encontramos de forma constante en
las relaciones británicas con otras naciones. Cuando se empieza a investigar
acerca de las relaciones entre la geografía y la distribución del poder en el
mundo, se presenta ante nosotros la ciencia de la “Geopolítica”. La misma,
más allá de haber sido definida a principios del siglo XX, ya se encontraba
esbozada desde hacía mucho tiempo atrás. Mahan sería su precursor,
continuado por Ratzel, Mackinder, entre otros.
Desde que los ingleses desarrollaron y perfeccionaron el medio de
comunicación por excelencia en el siglo XVIII -la marina de guerra y
mercante- su preponderancia en el equilibrio del mundo ha sido
prevalecedor en la historia hasta el siglo XX. Las invasiones de 1806-1807
no fueron hechos sin predeterminación. Unos años antes, y frente al
porvenir que se preveía, estos intrépidos políticos con visión cosmopolita,
delinearon acciones futuras.
Nuestro objetivo es, pues, observar los sucesos de 1806–1807 en el
Río de la Plata, a la luz de las ideas de los grandes teóricos geopolíticos,
tratando de dilucidar los supuestos que movieron a la potencia del mar a la
región austral.
2. En los albores del siglo XIX, Europa marcaba los rasgos distintivos
de su contemporaneidad estableciendo caminos a seguir para otras
naciones. Y el mundo en sí, sufría cambios muchas veces causados por esta
influencia.
A fines del siglo XVIII, en el norte del continente americano, los
Estados Unidos se desprendían de la metrópoli inglesa para iniciar su vida
como nación autónoma. Con su independencia se instala un centro de
desarrollo económico y militar–naval enfrentado geográficamente a Gran
Bretaña, lo cual tendría gran incidencia en la representación del poder
político y comercial de la gran potencia marítima.
Por su parte, Inglaterra estaba en el auge de la revolución industrial.
La misma cambió el ritmo del crecimiento económico de las naciones,
desarrollando el capitalismo y dando rienda suelta a la teoría librecambista
esbozada por Adam Smith. El crecimiento de la industria necesitaba cada
vez más de la obtención de materias primas y de mercados para colocar sus
productos fuera de la isla, lo que derivaba en la necesidad de Inglaterra de
adquirir nuevas colonias para obtención, producción y comercio de
productos, no solamente desde un vértice de poder territorial expansivo,
sino por sobre todo de explotación comercial.
En la América española, los privilegios limitados del comercio inglés
no estaban acordes con las necesidades existentes; motivo que hizo virar
los intereses geopolíticos británicos hacia el Atlántico Sur1. Esto no quita
que desde los comienzos de la colonización, tal como señala Peter Winn2, la
Banda Oriental no haya estado ligada a la actividad comercial británica,
pues los primeros agentes comerciales fueron los portugueses, aliados de
los ingleses desde el Tratado de Methuen. Pero desde ahora, la idea de
globalidad se ve contemplada en cada pensamiento, en cada acción
diplomática, integrando a ellos los factores geográficos distintivos de cada
región.
El siglo XIX, fue como el siglo anterior, la época de la diplomacia
inglesa, pero también el de la impronta napoleónica; de la Francia con ansia
de expansión, manejada cual marioneta por Napoleón Bonaparte, quien hizo
de la República un imperio enfrentado ideológica y bélicamente a Gran
Bretaña.
Tan pronto tomó Pitt las riendas del país como Primer Ministro –había
asumido el poder en la misma época en que Estados Unidos declaraba su
independencia- vio que el porvenir radicaba en el comercio exterior. Las
restricciones comerciales que España seguía imponiendo al comercio
extranjero en su inmenso imperio convencieron a Pitt de que lo esencial
para el bienestar inglés era la independencia de las colonias españolas. Tal
vez en esto haya influido su relación con el caraqueño Francisco Miranda,
quien apelaba a la liberación de América hispánica de la metrópoli, y del
Comodoro Sir Home Popham.
Asimismo, aunque España no estaba aun en guerra contra Inglaterra,
por el restablecimiento del Pacto de Familia ayudaba económicamente a
Francia. Gran Bretaña sospechaba de esto y no deseaba el ingreso de
España a un papel activo en la contienda, pero sí deseaba contrarrestar el
potencial marítimo de su enemigo, por lo que efectúa un ataque a cuatro
fragatas cargadas de tesoros que venían desde América hacia España.
Hacia 1805 Inglaterra triunfaba en la batalla de Trafalgar,
convirtiéndose en la dueña del poder marítimo, y relegando a las demás
naciones al rol de espectadoras en la política de poder. Como contrapartida,
en 1806 Napoleón ordenaba a las demás naciones adheridas a Francia a
conformar un bloqueo continental contra Inglaterra, con el objetivo de
causarle la ruina económica que derivaría en su ruina política, poniendo fin
a su hegemonía.
Pitt, no esperaba esta definición en Trafalgar ni la respuesta del
emperador francés. Sin embargo, éstas fueron las determinantes para
1
2
T. MAHAN, s/f, pp 63.
P. WINN, 1996, pp.
11.
encarar el apoderamiento de las posesiones extra europeas de la corona de
España e Indias y Holanda aliada de Francia3.
3. El “Gran Proyecto”4
No han pasado ni siete días del apresamiento de las aludidas cuatro
fragatas, cuando el 14 de octubre de 1804 es elevado a Lord Henry Melville
el “Memorial” de Sir Home Popham, presentado en Wimbledon, quien lo
halló satisfactorio. Pero al momento de llegar a manos de Pitt este lo
rechazó por ver próximo un ataque de Napoleón a Inglaterra.
El Memorandum es un escrito donde se diferencian varios aspectos.
La propuesta consta de una proposición militar que recalca la importancia
de invadir puntualmente algunos lugares; y otra proposición estratégica que
apunta a lograr la posesión de unos cuantos emplazamientos en América.
Sus autores consideran que dichas adquisiciones otorgarían a Gran Bretaña
singulares ventajas de índole económica y política.
La acción estratégica sugerida consiste en tres operaciones sobre la
América del Sur, en forma coordinada: primeramente una acción militar
sobre Buenos Aires, otra directamente a Tierra Firme, y otra combinada
sobre los objetivos del Pacífico. Al apropiarse del Cabo de Buena Esperanza
(holandés) este punto le serviría de base o recalada para el pasaje hacia el
Índico, y de comunicación directa con el Río de la Plata ya que son dos
lugares enfrentados pero separados por el Atlántico Sur5.
En su plan de de acción, navegarían por el Atlántico hacia Bahía
utilizando las corrientes marinas que ahí fluyen como camino hacia El Cabo.
Este lugar está enfrentado diagonalmente con el Río de la Plata, eje
articulador y confluyente de muchos de los ríos que corren por América,
hacia aquí se dirigirían en 18066. A su vez, los puertos del Río de la Plata
serían utilizados como base de recalada hacia el Océano Pacífico donde se
ubican las posesiones inglesas en la India.
Sin duda era una empresa que traería prosperidad a la nación por las
conquistas obtenidas, ganaría recursos sobre todo frente a su enemiga
(Francia) y le daría el total dominio del Atlántico Sur. Autores tales como
Reyes Abadie rechazan la idea que vincula el Memorandum con un plan de
operaciones para conquistar América7. Sostiene este autor que los ingleses
apelaban más bien a la emancipación de América.
Por otra parte, este plan no puede dejar de ser analizado desde una
óptica geográfica y, como bien señalan sus realizadores, estratégica. Como
indicábamos anteriormente, fue creado en base a un análisis cartográfico –
político; lo que hoy estaría implicando un estudio geopolítico. Es necesario
pues adentrarnos en ello.
3
4
W. REYES ABADIE, V II, pp. 113.
J. L. SPERONI, 1984, p. 54.
Ver mapa Nº 1 en Apéndice.
6
Ver mapa Nº 2 en Apéndice.
7
REYES ABADIE, VII. p. 113
5
4. Los precursores de la ciencia Geopolítica, tales como Ratzel,
Mahan, Mackinder, Haushofer, entre otros, destacaron la importancia
geográfica de los territorios, sobre todo por los beneficios que pudiesen
brindar. Ya Montesquieu8 en el siglo XVIII había insistido en que la
geografía y el clima determinaban en forma preponderante la evolución
política de un estado.
La conformación insular de Gran Bretaña le exige un amplio
conocimiento del mar y un desarrollo de técnicas que le permitan su
dominio, además de proporcionarle una posición central para irradiar sus
fuerzas. La isla se topa con el Atlántico transversal, encuadrado por los
vientos alisios del norte y el contra flujo de las latitudes medias. El océano
ocupa 106.436 millones de km2 bañando tres continentes. Por largos años
se convertirá en el espacio acuático cuyo control se hace indispensable para
quien quiera ostentar la hegemonía.
“El océano, único y continuo, que envuelve las tierras individidas e
insulares es, por su puesto, la condición geográfica fundamental de unión
para el comando del mar y para todas las teorías de la moderna estrategia
y política naval”9. Sin duda los ingleses reivindican día a día su poder naval
hasta el siglo XX, y tratan de establecer mayor influencia sobre otros
pueblos y naciones a través de su dominio sobre el medio oceánico. Según
Mahan, los océanos del mundo se habían convertido en los mares interiores
del Imperio Británico y las rutas comerciales mundiales eran las líneas
vitales del mismo. Es lo que conduce a Gran Bretaña a una geopolítica del
encuentro, que abarca el conflicto y el cambio, la evolución y la revolución,
la dinámica de los espacios terrestres y marítimos, pues tiene necesidad de
ellos.
El Memorandum de Popham destaca la importancia que tiene para su
nación el establecer contacto con otros puntos geográficos articuladores de
intercambios, no solo de bienes materiales sino también culturales, ya que,
para el éxito de su política liberal, a Gran Bretaña le era indispensable
contagiar en América el deseo de independencia y que los nuevos estados
estuviesen en paz para que no interfiriesen con sus objetivos.
Seguidamente, se analizara el Memorial de Popham a la luz de lo
expuesto por Mahan en La influencia del poder naval en la historia, y de
Ratzel en Geografía Política.
En su obra, Mahan hace hincapié en el rol de Gran Bretaña como
representante del poder naval en la historia. Fundamenta su postulado
geopolítico sosteniendo que la clave para que un Estado fuese
preponderante sobre otros se encontraba en el conocimiento de las rutas y
océanos siendo capaz de gobernarlas, controlando a su vez, la distribución
del poder político a través de la Tierra.
El punto más tratado por Mahan es el de la ubicación territorial,
volviendo reiteradamente al concepto de “posición central”, íntimamente
ligado con la ubicación geográfica del país10. Según este teórico, Gran
Bretaña contaba con esta posición estratégica característica desde la cual
8
MONTESQUIEU, El Espíritu de las Leyes, Libro XIV, cap. II
H. MACKINDER, conferencia en Londres, 1904, p. 9.
10
T. MAHAN, s/f, pp. 25 a 88.
9
había obtenido su papel preponderante en la historia. Aunque, es verdad
que geográficamente la isla no tenga una posición central sino periférica a
Europa, Mahan usa este concepto, para explicar que Gran Bretaña era
capaz de moverse con mayor libertad que cualquier otro estado europeo
continental.
Este concepto lo encontramos desarrollado en el Memorandum de
1804 donde Miranda y Popham al comprender que los continentes y
océanos conforman un cuadro político mundial íntimamente entrelazado11,
se lanzaron a la elaboración de un proyecto que permitiera su dominio. Al
desarrollarla prepararon un plan de acción teniendo en cuenta los privilegios
territoriales, comerciales y políticos que podían obtener de ella.
La acción de los británicos sobre la cuenca del Río de la Plata fue
pensada en base a la importancia que tendría el poder dominarla. En ella
se encuentran los territorios actuales de Argentina, Uruguay y Paraguay,
desde los cuales se puede seguir un recorrido ascendente hacia el norte de
América.
En la actual Argentina, la Patagonia es la llave de los océanos
Atlántico y Pacífico, además su vasto territorio cuenta con innumerables
recursos los cuales servirían para el abastecimiento que le era necesario
para su industria en crecimiento.
En la Banda Oriental, la dominación de su territorio tiene importancia
para la geoestrategia global del Atlántico Sur. Su frente platense – Atlántico
es la base natural de convergencia del corredor Paraná – Uruguay, bisectriz
fluvial del Plata y cono sur. Según Ratzel, el territorio de una misma cuenca
fluvial, forma ante todo una unidad geográfica y económica que puede
ascender a política. Para los británicos, era pues indispensable lograr la
victoria en sus acciones de 1806 – 1807, ya que al obtener el control del Río
de la Plata, sería muy fácil su ascenso hacia el norte.
Toda Sudamérica se encuentra comunicada por ríos con condiciones
favorables para su navegación. Son estos los que hacen posible una política
de encuentro entre naciones y pueblos, capaz de trasmitir productos
comerciales y culturales a lugares bien adentrados en el hertland. Para
Ratzel, el crecimiento de un Estado es proporcional a la difusión de su
cultura; para Miranda y Popham el crecimiento de Gran Bretaña se
relacionaba con la expansión de las ideas liberales en los territorios
americanos.
Al llegar al hertland americano o tierra corazón -expresión usada por
Mackinder12- el poder territorial y la influencia comercial y cultural de Gran
Bretaña crecerían considerablemente, irradiándose de modo centrífugo
hacia todos los puntos de América del Sur; además de allí obtendría todos
los productos necesarios para su industria, que saldrían hacia Gran Bretaña
a través de la cuenca del Río de la Plata.
Si lograban establecer una base en el Río de la Plata, ésta quedaría
geográficamente enfrentada con la que ya poseían en el continente
africano13 permitiéndoles tener un absoluto control del Atlántico Sur (nota
ver mapa). A su vez, la navegación a proa hacia el sur de este océano los
11
Ver mapa Nº 3 en Apéndice.
H. MACKINDER: El pivote geográfico de la Historia, 1904
13
En efecto, la colonia holandesa de El Cabo fue tomada por los británicos en 1803.
12
conduciría hacia el Cabo de Hornos, pasaje obligado para llegar al océano
Pacífico, el cual se une con el Índico. Era una empresa muy importante, el
obtener la victoria les hubiese significado un poder casi global. Pero hacia
1807, estos no habían conseguido lo que esperaban, retornando a la isla sin
poder cumplir con el plan sugerido por Popham y Miranda a Mister Pitt en
1804. Los americanos del sur habían vencido a la gran potencia, Montevideo
era declarada por la metrópoli como “muy fiel y reconquistadora”; y por un
tiempo más en estas latitudes seguiríamos perteneciendo a la Corona de
España.
5. Al inicio de esta presentación nos habíamos propuesto estudiar el
Memorandum de Popham a la luz de las ideas de los grandes teóricos
geopolíticos, a fin de aclarar los supuestos que movieron a Gran Bretaña a
incursionar en la región austral del Continente americano.
En relación a la postura de Mahan, el análisis de este documento
muestra el propósito de irradiación del poderío británico para el control
político-comercial global. En este sentido, el dominio del Río de la Plata
sería clave tanto para el control de las tierras interiores, como para el
dominio del Atlántico sur y el consiguiente pasaje hacia el Pacífico.
La teoría de Mackinder se refiere específicamente al dominio del
hertland o “tierra corazón”: en este sentido, el Memorandum destaca la
importancia del dominio de Buenos Aires para controlar el hertland
sudamericano.
Ratzel, por su parte, considera que el dominio de una cuenca fluvial
permite el control total de una región: Popham propone explícitamente el
control de la cuenca platense por parte de Gran Bretaña14.
Podemos concluir, por tanto, que –casi un siglo antes del inicio de la
ciencia geopolítica- los británicos ya tenían en cuenta sus principales
supuestos a la hora de planificar su política exterior.
BIBLIOGRAFÍA
BRIANO, Justo: Geopolítica y Geoestrategia americana, Pleamar, Buenos
Aires, 1966.
CRAWFORD, Lelie: El Uruguay atlanticense y los derechos a la Antártida,
Monteverde, Montevideo, 1974.
F. DE OLIVERA, Cezar: Las invasiones inglesas, Félix Lajoune, Buenos Aires,
1894.
MACKINDER, Halford: El mundo redondo y la conquista de la paz, Londres,
1943.
___________________ El pivote geográfico de la Historia, Conferencia en
Londres, 2-XI-1904.
MAHAN, Thayer: The influence of sea power upon history, 5ª Edition,
Sampson Low, Marston & Company, London, s/f
QUAGLIOTTI DE BELLIS, Bernardo: Geopolítica del Atlántico Sur, FCU,
Montevideo, 1976.
14
Ver mapa Nº 4 en Apéndice.
RATZEL, Frederic: El territorio, la sociedad y el estado, Alianza, Madrid,
1982.
_______________ Geografía Política, Alianza, Madrid.
REYES ABADIE, Washington y VÁZQUEZ ROMERO, Andrés: Crónica General
del Uruguay, II, EBO, Montevideo, s/f.
ROBERTS, Carlos: Las invasiones inglesas del Río de la Plata 1806- 1807,
Emecé, Buenos Aires, s/f
SPERONI, José Luis: La real dimensión de la agresión, Círculo Militar,
Buenos Aires, 1984.
WINN, Peter: Inglaterra y la tierra purpúrea, I, FHCE, Montevideo, s/f.
Descargar