LITO HIJO MENOR DEL RELOJERO, (entre 22 y 26 años) SOLILOQUIO “¡Yo busco la luz! Para que los míos vean. Porque me da mucha pena verlos ciegos. Si, papá; aquello de “La vida es un valle de lágrimas que es preciso llorar humildemente para ser compensados en la otra”… enuncia dos falsedades: no la vida es sólo dolor, ni hay otra que nos premie las lágrimas que lloramos en ésta, por flojos, por asustados o por inadaptables. Problemas de cucarachas, papá. Los maestros que enseñaron humildad gritando: “¡Los últimos serán los primeros!” entenebrecieron la historia del hombre cargándolos de prejuicios absurdos y de miedos angustiosos, que ya soportaron hasta el tormento generaciones heroicas, anónimas y náufragas. Mejor es un día de león que cien de pécora. Lo peor que te puede ocurrir es morirte, y no es para tanto. Es algo que, de todos modos va a sucederte.” DIÁLOGO “Lito: - Sos muy linda hermana. Nené: - ¿Yo? Lito: - Muy linda. Toda. Nené: - ¿Qué te ha dado? Lito: - ¿Nuevo? Nada. No es un descubrimiento de esta tarde. La novedad es que te lo diga, y así, en frío. Sos admirable. Nené: - La familia agrade… Lito: - No, si es egoísmo. Lo único que nos agita. No creas en mi desinterés. Ni en el de nadie. Debe ser feo tener una hermana fea. Pienso que si no fueras así yo también sería otro. Nené: - Yo podría decir lo mismo de vos. Lito: - Claro está. Tu luz y mi luz. Nos han servido. Yo agradezco profundamente tu belleza, Nené. Sos una esperanza más y grande que sumo a mis esperanzas. Es condición indispensable para aspirar al triunfo, al dominio: en el hombre ser fuerte; en la mujer, ser bella. Fumagalli, mi profesor de literatura de quinto año, decía que la admiración que despertamos es el único consuelo de esta vida filosóficamente desoladora. Yo no diría admiración, diría envidia. Sé que triunfo sólo cuando veo la envidia que causo.”