Ocultar la pobreza lleva a perpetuarla Tribuna.Alieto Aldo Guadagni http://www.clarin.com/opinion/INDEC-Axel_Kicillof-Educacion_0_1449455076.html 15/10/15 El verdadero progreso económico de un país se evidencia en la reducción de su pobreza, es decir en la disminución de la cantidad de personas cuyos ingresos son tan escasos que no pueden adquirir una canasta mínima de bienes y servicios. Si en un país pasan los años y no disminuye la cantidad de personas por debajo de la línea de pobreza, estamos en presencia de un estancamiento económico o de consolidación de la marginación social de muchos habitantes. Por esta razón sorprende que el ministro de Economía Axel Kicillof haya podido expresar lo siguiente: “Cuántos pobres hay es una pregunta bastante complicada, no tengo el número de pobres … me parece una medida bastante estigmatizante”. Existen distintos números sobre la pobreza en nuestro país, lamentablemente los oficiales confeccionados por el INDEC carecen de credibilidad en nuestra población. La Universidad Católica Argentina (UCA), a través de su Observatorio de la Deuda Social Argentina, viene preparando periódicamente desde hace ya varios años informes estadísticos, que son confiables por su objetividad metodológica. En el último informe de la UCA se cuantifica en un 28,7 por ciento el nivel de nuestra pobreza en el año 2014, esto nos indica que entre el 2010 y el 2014 la pobreza disminuyó un poco, ya que en el 2010 la pobreza era algo mayor (29,4 por ciento). Pero este informe UCA no se limita a medir la pobreza total en nuestro país, sino que además nos ilustra acerca de la desigualdad por región de país, y además nos alerta sobre la enorme diferencia en la pobreza por nivel educativo de las familias. Mientras la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires afecta al 6,8 por ciento de la población, cuando se cruza la General Paz la pobreza crece más de 5 veces, ya que trepa a un 36,2 por ciento. Hay más pobreza en el conurbano bonaerense que en el interior del país, ya que en las ciudades del interior la pobreza se ubica por debajo del nivel del conurbano ya que oscila alrededor del 27 por ciento. Un mérito importante de este informe de la UCA es también mostrarnos la influencia decisiva que tiene la educación como factor determinante de la pobreza. El promedio nacional de la pobreza en el 2014 es, como hemos dicho, del 28,7 por ciento, pero atención, entre quienes concluyeron la escuela secundaria la pobreza es mucho menor (10,9 por ciento). El flagelo de la pobreza y la indigencia castigan abrumadoramente a quienes no concluyeron la escuela secundaria, ya que nada menos que 45 de cada 100 de ellos son pobres. En el siglo XXI sin escuela secundaria completa es muy difícil para la gente tener empleos seguros y permanentes que permitan escapar de la pobreza. Es un serio llamado de atención que nuestra graduación secundaria sea muy baja, no solo cuando nos comparamos con las naciones industrializadas, ya que en América Latina hay nada menos que diez naciones con mayor graduación que nosotros. Nuestra graduación secundaria es hoy muy baja, además nuestra escuela secundaria está consolidando la desigualdad social, ya que la deserción en las escuelas estatales secundarias es más del doble que en las escuelas privadas. Tener presente que de cada 100 niños que ingresaron a un primer grado privado concluyeron la escuela secundaria 70 de ellos, pero de cada 100 que ingresaron a una estatal primaria apenas 27 terminaron el ciclo secundario. Estamos en presencia de una profunda desigualdad que deberíamos corregir, ya que estas cifras nos dicen que quienes no terminan la escuela secundaria son candidatos a engrosar los núcleos de pobreza, esta afirmación no sorprende a nadie ya que no es ninguna novedad. Todos sabemos, y este informe de la UCA así lo confirma, que “los adultos que hoy son pobres no han terminado ayer la secundaria”, pero atención a su vez también es preocupantemente cierto que “los adolescentes que hoy no están concluyendo la secundaria serán los pobres del futuro”. Este fenómeno es conocido como “la reproducción intergeneracional de la pobreza”, ya que los pobres de hoy sin educación secundaria tienen hijos, quienes a su vez tampoco concluirán en el futuro el ciclo secundario legalmente obligatorio. Sin universalización de la escuela secundaria, que alcance a todos los niveles socioeconómicos de la población, no se podrá abatir permanentemente la pobreza. Esta universalización del secundario debería ser la preocupación del próximo gobierno que comenzara en diciembre. Medir la pobreza con objetividad no es “estigmatizante”, como cree este ministro de Economía, lo grave es ocultarla y además perpetuarla. Alieto Aldo Guadagni Ex Secretario de Energía. Miembro de la Academia Nacional de Educación