Concentración de la riqueza en el país resulta vergonzosa

Anuncio
Concentración de la riqueza en el país resulta vergonzosa
http://www.portafolio.com.co/hist_imp/porta_secc/porta_porta/2005-0912/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-2525264.html
Cecilia López Montaño / candidata liberal a la Presidencia
Para la candidata liberal, Cecilia López, el TLC no será la solución a los serios
problemas del país, pero tampoco será la gran tragedia.
¿Cuáles son los aspectos principales de su propuesta en el tema económico y
social?
Colombia se está acomodando peligrosamente a una cierta mediocridad
porque su crecimiento, aunque positivo, está muy cerca al PIB potencial -límite
máximo de crecimiento de la economía- e inferior al de otros países de la
región y es insuficiente para atender las demandas del país. En términos
sociales no se ven resultados contundentes y la paz la seguimos percibiendo
lejana. No más neoliberalismo ni populismo, venga de la izquierda o de la
derecha.
A partir de este diagnóstico mi estrategia consiste en dos elementos
fundamentales: el primero, dos agendas paralelas que no pueden ni deben
subordinarse pero que coinciden en muchos puntos: la agenda del desarrollo y
la agenda de la paz. En la agenda del desarrollo el punto central es propiciar
sustanciales transformaciones en sus tres pilares: el pilar macro, al adicionar a
la estabilidad (baja inflación y bajo déficit fiscal), los objetivos de crecimiento y
empleo; un segundo pilar, el productivo, que incluye una profunda
transformación para impulsar nuevos sectores y actores con potencial de
crecimiento y de inserción internacional; una nueva relación con el sector
privado para que éste deje de ser sólo rentista y se convierta en socio del
Estado para generar, además de riqueza, empleo digno; y un pilar social para
garantizar el mejoramiento de los ingresos de la población y no sólo el de los
indicadores en salud, educación, entre otros. El conjunto de estas acciones las
he denominado "Transformación Social".
Hay quienes afirman que la mejor política sectorial es la política económica.
¿Qué opina?
En el único punto en que actualmente coinciden ortodoxos y no ortodoxos es
en que, para reactivar la economía, se requiere una política sectorial explícita
tanto para la industria como para el sector rural. La estabilidad
macroeconómica ha demostrado que es insuficiente para estimular la
producción nacional sin lo cual es imposible generar el nivel y calidad de
empleo que se requiere. No basta con impulsar exportaciones y eso ya está
probado. Este esfuerzo externo tiene que ir acompañado de lo que se ha
llamado el esfuerzo interno, que no es otra cosa que movilizar todos los
recursos para reactivar la producción nacional que también debe satisfacer el
mercado interno. Las potencias emergentes como India y China ya han dado
muestras de que se requieren acuerdos políticos nacionales para lograr esta
reactivación productiva. Nadie se atrevería a afirmar que con sólo la
estabilidad, baja inflación y bajo déficit fiscal, los empresarios se sienten
estimulados.
La mayoría de países con un grado similar de desarrollo al nuestro están
creciendo por encima del 4 por ciento ¿Cómo hacer para que la economía
colombiana crezca más?
Me preocupa que Colombia no está creciendo lo suficiente en un momento de
vacas gordas en América Latina. El país no está preparado para lo que se
viene, las vacas flacas. Por consiguiente, lo primero que se requiere es
terminar la etapa del ajuste para pasar al pos-ajuste. El déficit del Gobierno
central es muy alto e igual al que se tenía en el 2002: 6 por ciento. Colombia no
ha logrado salir del ajuste, recesivo por definición, y pasar a la que se reconoce
en América Latina como la fase del pos-ajuste, que permite políticas dinámicas
de crecimiento y reducción significativa en los niveles de pobreza, como las
descritas en lo que denomino la agenda del desarrollo.
Lo segundo, es reconocer que la verdadera variable de ajuste no ha sido tanto
el gasto social como el gasto en infraestructura. Esto es válido en Colombia y
en América Latina y hoy se reconoce como una de las más serias limitaciones
para integrarse eficientemente a los mercados mundiales. Nuevas asociaciones
con el sector privado, distintos tipos de concesiones, son fundamentales.
Lo tercero es poner en ejecución una verdadera y profunda política fiscal, esto
es, un régimen tributario y de gasto público que cumpla con el principio liberal
de progresividad en los ingresos públicos y en los gastos del Estado. La
aplicación de este principio en la generación de ingresos públicos y distribución
del gasto, permitirá estimular la producción, generar empleo digno y ofrecer
bienes públicos, y de esta manera se logrará la mayor revolución pacífica en el
país. Lo otro es que sin transparencia en el uso de los recursos públicos, tanto
en el Estado como en el sector privado, será imposible tener la credibilidad que
se requiere para lograr estos cambios.
Lo cuarto es restablecer y adecuar la institucionalidad pública de manera que
se responda con acierto a las demandas de las transformaciones que se
sugieren, especialmente en el campo agrícola, en el ambiental, en vivienda y
en el área social. Por ejemplo, la Banca de Desarrollo puede ser fundamental
para la transformación productiva, y sin Ministerio de Salud y de Trabajo
independientes, no se lograrán afrontar los serios problemas en esas áreas.
Y en particular en el tema social, hay asuntos muy críticos. ¿Cómo enfrentar
asuntos como el alto nivel de pobreza, una alta deserción escolar, la carencia
de servicios públicos y el desempleo?
La pobreza no se reduce sólo con política social y menos con redes de
protección. Sin un crecimiento alto y sostenido no es posible reducir la pobreza,
pero no es cualquier tipo de crecimiento el que se requiere. De nada sirve que
logremos tasas del 7 por ciento o del 8 por ciento en los próximos 10 años, si
sus beneficios se siguen concentrando en sectores privilegiados. El meollo está
en cómo crecer y distribuir al mismo tiempo, y esto implica una serie de
acciones simultáneas en todos los pilares, macro, productivo y social.
Macro: Soy una convencida de que las decisiones de política macroeconómica
-metas de inflación, tasas de interés, déficit fiscal, tasa de cambio, etc- tienen,
además de impactos sociales, un claro contenido social. Es decir, que si la
equidad es realmente una prioridad, al tomar medidas en lo macro se puede
evitar costos sociales o minimizarlos a través de estrategias dirigidas a los
grupos vulnerables.
Productivo: La equidad debe regir la concesión de los estímulos necesarios
para impulsar nuevos sectores y actores con unos apoyos que al mismo tiempo
deben estar condicionados a generar empleo digno, pagar los impuestos que
toca, mejorar productividad y capacidad de competir en el mercado interno o
internacional; los estímulos no deben ser para generar rentas. Las pymes y el
campo son dos sectores que merecen atención especial. Colombia es un país
de pymes y no basta con el microcrédito sino que, además de mayores
recursos, requiere impulsos tecnológicos. Por ser el escenario de la guerra, por
la inmensa brecha con el sector urbano en términos de bienestar, por la
soberanía y seguridad alimentaria, y para reducir pobreza es impostergable
desarrollar una verdadera revolución productiva y social en el campo.
Social: Debe tener tres componentes que partan de la necesidad de
democratizar el acceso a factores productivos y dar igualdad de oportunidades
a todos los colombianos de hoy. No es liberal acumular para luego distribuir. El
primero consiste en hacer tres reformas pendientes: distribución de tierras
urbanas, desconcentración de la propiedad rural y, en general, democratización
de la propiedad de acuerdo con la Constitución. El segundo se refiere a las
políticas tradicionales en salud, educación, vivienda, acceso a servicios
públicos y seguridad social. Calidad, universalidad y cobertura, cuando aún se
requiera, deben ser las prioridades. El tercero son las redes de protección
necesarias para nivelar poblaciones rezagadas hasta convertirlas en
beneficiarias de las políticas públicas tradicionales.
En síntesis, para enfrentar la crisis social del país, propongo una
"Transformación social" que consiste en centrar la equidad en cada uno de los
pilares de la agenda de desarrollo.
En el país ha hecho carrera la idea de que primero es la educación y luego
otras cosas como la salud. ¿Usted cree lo mismo?
Lo primero es reducir la pobreza porque con hambre nadie se educa. Superado
un mínimo nivel de satisfacción de necesidades básicas se requiere un shock
educativo que contenga los siguientes puntos: universalidad y calidad, no más
educación pobre para pobres y educación rica para ricos. Mayores recursos
públicos y privados, énfasis en la calidad de la educación pública a todo nivel,
una revolución en pre-escolar para igualar puntos de partida; un gran esfuerzo
para que la educación media y superior eleven significativamente su calidad, en
ciencia y tecnología, y se acerquen a la demanda del sector productivo.
Con respecto a la salud paralelamente se tiene que ampliar cobertura pero
sobre todo modificar la Ley 100, no en su concepción de seguro público pero si
en su esquema operativo. Los subsidios de demanda no pueden aplicarse por
igual en todo el país y en las áreas pobres tiene que haber subsidios de oferta.
La institucionalidad del sector salud está en crisis y merece una operación de
alta cirugía
¿Usted cree que no se debe hacer nada en materia de distribución de la
riqueza en Colombia?
La concentración de la riqueza en Colombia es una gran vergüenza porque
además está asociada con la concentración del poder económico y político, lo
cual tiene consecuencias graves sobre la posibilidad de lograr un alto
crecimiento y una sociedad más justa. Un sistema inequitativo y excluyente
socialmente, margina a los sectores más vulnerables lo cual hace muy difícil
llegarles con los beneficios del Estado. Cuando las élites dominan la
democracia, las políticas públicas responden a sus intereses y no a los de la
mayoría de la sociedad.
Hay mucha controversia sobre el tema fiscal. ¿Haría una nueva reforma
tributaria?.
Hay tres problemas serios en lo fiscal. Primero, se ve sólo como un mecanismo
de financiación del Estado y no como uno de los instrumentos redistributivos.
La progresividad debe ser su norte. Segundo, la carga impositiva, impuestos
sobre PIB, aunque ha aumentado, sigue siendo insuficiente para responder a
las demandas de un país que se enfrenta a altos niveles de pobreza y
marginación. Tercero, se debe modificar el impuesto de renta que es
demasiado alto para algunos y demasiado bajo para otros; eliminar exenciones
para las personas naturales y para algunos sectores económicos, en el caso
del IVA se deben reducir la multiplicidad de tarifas y el número de los bienes
exentos. Los impuestos deben ser pagados por las personas y sociedades con
mayores rentas y utilidades para posteriormente asignar estos recursos, a
través del gasto, a los estratos en mayor desventaja económica. Sin embargo,
esto es lo más lejano a la estructura del Estado colombiano.
Habrá una sola reforma tributaria de carácter estructural que se preparará
durante la campaña. Como la equidad y la generación de empleo digno cruzan
toda la política pública, el objetivo de reducir pobreza no recaerá sólo en el
gasto social.
De llegar a la Presidencia, ¿le introduciría cambios a la política de "seguridad
democrática" o la mantendría igual?
Definitivamente le adicionaría lo siguiente partiendo de reconocer que sí hay un
conflicto armado. Primero, equidad. Hoy la Seguridad Democrática favorece a
unos sectores y afecta humanitariamente a otros como pasa con las redadas
masivas. De continuar este desequilibrio pierde apoyo popular esta política.
Segundo, una política social que le quite el discurso a la guerrilla y que
garantice la presencia del Estado y sus servicios en todos los rincones del país.
La solución al conflicto colombiano, aún ahora cuando se ha contaminado de
narcotráfico, no puede abordarse solamente con soluciones militares. Tercero,
diálogos de paz que solo pueden darse cuando existe un Estado fuerte de
manera que se pueda negociar no el desarrollo del país sino las condiciones
para acabar con la guerra. Cuarto, agregar a la reingeniería del ejército un
elemento fundamental: una parte muy significativa del gasto público dirigido a
las Fuerzas Armadas se queda en los sueldos de retiro. ¿Cuántos de esos
cuantiosos recursos van a aquellos que están en el campo de batalla? Este
proceso de reasignación de recursos tiene que ser lento y debe sin duda
reconocer los grandes sacrificios de las Fuerzas Armadas pero, no se gana la
guerra dándole tan pocos instrumentos a los que están actualmente en el
campo de batalla.
Quinto, la inteligencia militar es un área que requiere más recursos y mayor
atención. Sexto, un compromiso de toda la sociedad por la paz: amplios
sectores nacionales, especialmente urbanos y de clases medias y altas, siguen
sintiéndose ajenos al conflicto no obstante los esfuerzos del Gobierno por
involucrarlos. Séptimo, Política Frente al Narcotráfico. Mientras en muchas
partes del mundo se cuestiona la efectividad de la política represiva impulsada
por los Estados Unidos contra el narcotráfico, que entre otras ha demostrado
ser
contraproducente,
muchos muertos,
colombianos obviamente,
fumigaciones dañinas, pérdidas económicas y el precio y consumo de la coca
igual, Colombia evade el debate e ignora la forma creativa cómo se trata el
problema en otras latitudes.
Durante la campaña se estará en la última etapa de negociación del TLC
con Estados Unidos. ¿ Sobre qué temas haráénfasis en su campaña?
El TLC no es la solución a los serios problemas del país pero tampoco será la
gran tragedia. Por esto la negociación, que empezó con exagerado optimismo
debe tranquilizarse, hay que ganar tiempo para no debilitar aún más a sectores
débiles que pueden afectarse seriamente si no se toman las precauciones
adecuadas, utilizar argumentos políticos para obtener ventajas y no dejarse
presionar con amenazas. La cuota de sangre que ha puesto Colombia en la
lucha contra el narcotráfico sin cuestionar una política criticada en el mundo,
debe servir para obtener un trato preferencial. El sector rural amerita mucha
atención y hasta ahora sólo se ha escuchado a los gremios mientras los
campesinos están fuera de la agenda. La seguridad alimentaria o mejor aún, la
soberanía alimentaria, no puede comprometerse. En las negociaciones del TLC
hay que imponer equidad, en términos regionales, de tamaño de empresa, de
sectores sociales. Finalmente, sin Agenda Interna el TLC será un fracaso. .
Hay quienes dicen que la revaluación es un fenómeno internacional y que no
hay nada que hacer. ¿Usted qué cree? ¿Se puede hacer algo?
Sorprende que en los análisis sobre las causas de la revaluación, el Gobierno
haga caso omiso del severo proceso de lavado de dólares que en otras
instancias se reconoce y que está ligado a la forma cómo se realiza la
desmovilización de los "paras", acentuado por la demora en la aplicación de la
ley de Justicia y Paz. Algo similar sucede con las remesas cuyo crecimiento y
volumen ameritan más análisis. El aumento de las exportaciones va en
contravía con la tesis de que la revaluación afecta las ventas externas. Sin
embargo, se reconoce que en el mediano plazo, de continuar la revaluación, la
más alta de la historia colombiana, se debilitarían las exportaciones
especialmente las menores. Se ha mencionado que el exceso de gasto público
también está contribuyendo a este fenómeno. De nuevo, es necesario terminar
lo más pronto posible el ajuste fiscal sometido a excesos reeleccionistas.
¿Cuál es su propuesta concreta en empleo?
Lo más preocupante es la manera como se están manejando las cifras de
empleo para hacerle creer al país que se está superando el problema. En vez
de solucionarse se agrava: la tasa de participación está a la baja, la ocupación
no aumenta lo suficiente, existen más de 7 millones de subempleados -500.000
nuevos en el último año- y la gran mayoría del empleo nuevo es temporal, con
ingresos inestables con los cuales no se aumenta el consumo. No sólo no se
genera suficiente trabajo sino que es precario. No se le ha dado suficiente
importancia a la situación de las mujeres que están perdiendo plazas con
respecto a los hombres y sufren más el desempleo. Salir del crecimiento
mediocre es fundamental pero para resolver el problema del mercado laboral
es imprescindible que los salarios se dejen de percibir solamente como un
costo que debe reducirse como sea. Es básico reposicionar el empleo como
elemento dinamizador del consumo, de la demanda interna, del aumento de la
productividad y, por consiguiente, del crecimiento económico.
Con qué se quedaría del presidente Uribe y que dejaría de lado?
Desecharía el darle todas las prebendas al sector privado,creyendo que con
eso hay desarrollo. Hay ejemplos en materia de impuestos y en otros casos
como el caso forestal, en el que poco importan los indígenas y algunas áreas
rurales. Me quedaría con su objetivo de transmitir preocupación por los
problemas, así ello no implique que se ocupe de esos problemas.
Mensajes a:
silgom@portafolio.com.co
Descargar