Un arte sonoro del siglo XX La liberación formal del sonido en sí en todos sus atributos y la explotación de sus propiedades referenciales (el trueno remite a la tormenta)-su poder de crear una” ilusión “narrativa -pueden considerarse sin duda como las manifestaciones más sorprendentes (y chocantes) del arte sonoro del siglo XX. El Futurismo dará el primer paso alrededor de 1911 cuando el señor Luigi Russolo,uno de los músicos del Movimiento arma una orquesta con “instrumentos” inventados –“intonarumori”- que generaban diversos ruidos ajenos en su mayoría a los instrumentos de percusión tradicionales: cajas que amplificaban acústicamente diversos elementos acoplados tales como resortes, lengüetas, etc, puestos en vibración manualmente o por exitación eléctrica. Con estos aparatos formaba la “orquesta “para la cual componía “música de ruidos”. Por esa época se desarrollaba también la posibilidad de grabar el sonido; de memorizar la materia sonora, y de reproducirla posteriormente. En los años 20 la amplificación,la captación por micrófono y los importantes avances en la generación electrónica del sonido atraen por igual la atención de investigadores y artistas. Los más tradicionales imaginan una ampliación electrónica de la orquesta clásica; pero está allí el sueño futurista a la espera de un nuevo universo de “poéticas sonoras”.La sensibilidad “Dada” pisoteaba ya los cánones de “lo artístico” .El camino hacia la experimentación desprejuiciada quedaba abierto. Es así que un ingeniero con inclinaciones artísticas de la Radio-Televisión Francesa –Pierre Schaeffer –inventa después de la segunda guerra mundial-en 1948- la “Música Concreta”: graba por micrófono sobre discos fonográficos sonidos del ámbito cotidiano de cualquier origen (un tren en movimiento, un grito, un trueno, pasos ) combinándolos luego en sucesión y simultaneidad. Un verdadero escándalo para los criterios musicales de la época. La ciencia avanzaba rápidamente en el conocimiento del sonido y la tecnología iba proporcionando medios cada vez más evolucionados para su análisis, síntesis, grabación, reproducción y montaje. La sensibilidad artística fue tomando conciencia de la posibilidad de una nueva plástica sonora no referencial centrada en la articulación sutil de cada una de sus dimensiones (la noción de “plástica sonora”es sin duda también fruto de las condiciones perceptivas impuestas por las peculiaridades de la amplificación ,una suerte de “microscopía” sonora). Esta última es la búsqueda que emprenden con los medios electrónicos los músicos identificados con el serialismo integral. Nace así la ”Música Electrónica” en 1951. El enfrentamiento entre ambas tendencias que dio lugar a tanto apasionado debate fue oportunamente superado adoptándose finalmente la denominación común de “Música Electroacústica”. Inicialmente limitada a radios estatales, la producción musical con medios electroacústicos se a propagado rapidamente. Existen hoy laboratorios y centros de capacitación en innumerables Universidades y Centros Culturales en el mundo, y gracias al fácil acceso a computadoras de nivel profesional el músico actual puede incluso contar con su pequeño estudio propio. Corresponde remarcar la importancia de las dos tendencias de esta expresión del arte sonoro del siglo xx por ser el fruto de una nueva sensibilidad auditiva ligada al desarrollo de la tecnología de nuestro tiempo como lo es también el arte cinematográfico. Grandes músicos contemporáneos –Boulez, Berio, Ligeti y Stockhausen entre otros- han recurrido al empleo de los medios electrónicos; una experiencia que se refleja sin duda en sus obras destinadas a la orquesta tradicional (Gruppen de Stockhausen o Atmosphére de Ligeti por ej.). En la actualidad, con la proliferación de las experiencias intermediales, la Música Electroacústica también revela su potencial de apoyo y de integración en un arte en crecimiento; tal vez la manifestación incipiente del arte del siglo XXI ;sin olvidar que un arte auditivo autónomo siempre existirá y crecerá bajo el estímulo de las nuevas tecnologías que brindan entre otras posibilidades un dominio antes inimaginable de la formalización artística del espacio acústico. Francisco Kröpfl