Los Tiahuanacotas Localización Situado a 3.825 metros sobre el nivel del mar, en terrenos en los que no crece más que el "ichu" o matojo propio del altiplano, Tiahuanacu desvela un pasado esplendor cultural mucho más antiguo que el imperio Inca, en unos parajes que soportan temperaturas gélidas cuando soplan los vientos procedentes de las nevadas cumbres que rodean al Titicaca. Origen, mitos y leyendas Tiahuanacu continúa siendo hasta la actualidad, un enigma más de cuantos componen la historia de las culturas de los Andes. Su propio nombre constituye motivo de polémica según se le atribuya origen aymara o quechua, y ha recibido multitud de traducciones, como piedra en el medio, procedente del creador, etc. También existen múltiples teorías sobre su origen y desaparición, aunque lo que no presenta dudas es que Tiahuanacu constituyó un punto culminante en el proceso de avance político, social y religioso de los pueblos del altiplano. El origen de Tiahanacu ha sido atribuido hasta hoy en día y desde los primeros cronistas, a la creación del mundo o Mito de Viracocha; Dios que gobierna el universo, arquetipo de las formas que configuran la materia. Deidad redentora y pacificadora que acabó con la oscuridad y el terror. Señor del mar, de la espuma y los hombres en la tierra. Emergió del Titicaca para encender las estrellas, el sol y la luna. Creó los Wari-Wirakocha, criaturas de la deidad y la fuerza, las que se corrompieron, recibiendo en castigo el diluvio y después, convertidos en piedra. Procedió también a la segunda creación de los hombres modelados en piedra, pintando los trajes que debían llevar, el color y la forma de los cabellos, la lengua que debían hablar, los cantos que debían modular, les mandó se sumergieran bajo tierra para emerger donde debían vivir, otorgándoles fuerza de gigantes para que pudieran manejar las colosales piedras de Tiahuanacu traídas desde largas distancias. Las leyendas cuentan que al finalizar su obra, marchó hacia el oeste, más allá del mar. También se dice que, cuando el mundo andino estuvo organizado, Viracocha retornó a su origen, caminando sobre las aguas del Titicaca y disolviéndose en la inmensidad. Cronología Arthur Posnansky, descubridor de las ruinas de Tiahuanacu, consideró el emplazamiento como la cuna de la cultura americana, con una antigüedad superior a 14.000 años. Estudios posteriores como los efectuados Wendell C. Benett o Carlos Ponce Sanginés han tratado de establecer las distintas fases en las que se desarrolló Tiahuanacu; en conjunto se puede datar a esta cultura en el llamado Horizonte Medio de las Culturas Andinas, que comprende desde el año 900 al 1.200 de nuestra era, aunque los orígenes de Tiahuanacu daten de mucho antes, sí puede decirse que su florecimiento se sitúa en dicho periodo. Sus edificios En su tiempo, Tiahuanacu constituyó una ciudad sagrada con importantes edificios de piedra rodeados de cabañas de viviendas. La extensión que ocupó fue de 420 hectáreas, de las que en la actualidad tan sólo 38 se encuentran cercadas, estudiadas y con arquitectura visible. Los materiales o piedras de construcción utilizados, fueron arenisca roja en un principio y andesita en épocas posteriores. La mayoría de estos materiales eran traídos desde muy lejos, algunos en balsas de totora y otros desde canteras situadas muy lejos en el interior. Los edificios principales de los que se puede contemplar sus restos son: Kantatallita, Acapana, Templete semi-subterráneo, Kalasasaya, Putuni, Quericala, Puerta de la Luna y Puma Puncu. Acapana Esta pirámide fue construida aprovechando un cerro que, según la tradición, fue también artificial. Sus dimensiones son de 108x135 metros de base y 15 metros de altura. Actualmente se encuentra cubierta de tierra, aunque algunos elementos de su base y de su parte superior se hallan al descubierto. Algunas de sus enormes piedras se unían con grapas de cobre o bronce y en su parte superior se alojó probablemente un patio ceremonial. Templete Semi-subterráneo Ante la puerta principal del Kalasasaya, se encuentra este templo hundido a casi dos metros del suelo, pero al descubierto, y al que se accede desde una amplia escalinata. Sus dimensiones son de 30x25 metros. Sus muros interiores, constan de 48 pilares líticos anchos de color rojizo, alternados con sillares. Su característica principal es que está decorado con más de 100 cabezas clavas que se encuentran incrustadas en los muros y que impresionan por el misterioso significado que desprenden. En su centro, se encontraba un monolito de casi 8 metros de altura y 17 toneladas de peso, monolito Bennet, que representa a un personaje con tocado cuadrangular, collar y que porta en las manos un kero y una figura extraña, quizá un pututu o caracola utilizada como instrumento musical. Lleva cinturón, tiene las piernas separadas, de la cabeza descienden trenzas y en su espalda hay tres rostros. Actualmente se exhibe en un templete frente al estadio de fútbol de La Paz. En su lugar, quedan otro tres monolitos de dimensiones mucho más reducidas. Kalasasaya Constituye sin duda el templo principal y el más grande, alrededor de 5.400 metros cuadrados. Tiene forma rectangular, limitado por muros de sillares irregulares alternados con anchos pilares por los que discurren canales para liberar el agua de las lluvias. Situado sobre una plataforma, se accede a él por una impresionante escalinata de seis peldaños que dan paso a un pórtico tallado. En su interior se encuentran las esculturas líticas más importantes: el monolito Fraile, el Ponce y la Puerta del Sol. El monolito Ponce y el Fraile, son similares, miden unos tres metros y representan a personajes ricamente ataviados. La Puerta del Sol La Puerta del Sol constituye sin duda la gran obra de arte que caracterizó no sólo a la cultura de Tiahuanacu, sino a todo el Horizonte Medio Andino, y cuya iconografía se ha venido repitiendo hasta la época Inca en todo su territorio. Tiene 4 metros de ancho por 2,75 metros de alto, y su peso se calcula en 10 toneladas. La Puerta del Sol se ha mantenido donde fue encontrada, derribada boca abajo y con una gran grieta, si bien se cree que no era esa su ubicación primitiva. El dintel está tallado con tres franjas horizontales que flanquean a una figura central. Las franjas están formadas por 48 personajes atropozoomorfos, denominados geniecillos alados, con atribuciones de aves y felinos. Todos miran hacia la figura central, cuya identidad constituye hasta hoy en día un enigma. Se trata de un personaje macrocéfalo, con rostro en forma trapezoidal rodeado de 24 rayos, algunos de ellos terminados en cabezas de puma. De los ojos caen grandes lágrimas y las manos sostienen dos básculos, símbolos de poder, que terminan en cabezas de cóndor. En los codos exhibe dos cabezas-trofeo reducidas y en el pecho una especie de altar. Está situado sobre un pedestal escalonado, que sustituiría a sus pies. Algunos historiadores han querido ver en este ser al Dios Sol por los rayos de su cabeza, mientras que otros lo han identificado con Viracocha. Putuni y Quericala Putuni es conocido también como el Palacio de los Sarcófagos, por sus recintos internos en forma de cajas. Se encuentra muy próximo a Kalasasaya, en su cara oeste. Tanto el Putuni como el Quericala son palacios cuadrangulares. El Quericala estuvo cubierto con techos de falsa bóveda. Puma Puncu La Puerta del Puma, era otra pirámide de piedra que hoy se halla cubierta de tierra. Se cree que se trataba de un templo sobre un zócalo de peladaños de cuatro plataformas y diez puertas. Presentaba rostros tallados en piedra, asientos tallados y piedras de sacrificio. Algunas de sus piedras pesaban hasta 31 toneladas y estaban unidas con grapas, al igual que en la Acapana. Muchos bloques y figuras no fueron terminados, por lo que este debió ser uno de los últimos edificios por construir, aunque no se conoce el motivo de su interrupción. Hoy, quien visite Tiahuanacu sentirá algo especial al verse rodeado de personajes en las grandes estelas, en los relieves, en las cabezas clavas..., que todavía viven en el pasado y de los que hay tanto aún por descubrir.