LA ESTÉTICA COMO FILOSOFÍA DE LO BELLO Desde la época de los griegos lo bello era considerado como el punto central de las reflexiones, lo difícil no es saber que es bello y que no lo es, lo difícil como lo decía el mismo Platón, es definir “que es lo bello”. Para Platón la belleza tenia que ser atemporal, perfecta y que, por supuesto parta de las ideas que constituyen el origen de todas las cosas. Pero la belleza platónica también tenía sus limitantes, “Nada que sea bello lo es sin proporción” afirmaba él mismo y así hay que tratar de comprender esta aseveración ya que el contexto tanto histórico como cultural de nuestro filósofo estaba marcado por la perfección y el esteriotipo humano, siempre perfecto, armónico y prosupuesto proporcionado. Ninguna manifestación que pertenezca a la antigua Grecia carece de proporción, todo estaba planeado para mostrar un ideal de belleza que imperó a lo largo de los siglos en toda Europa, un canon de simetría y extensión, de orden y límite. Aquello que no entrara en este rango no era considerado bello. Y así este pensamiento se heredó y se retomó en el cristianismo (con San Agustín, Tomas de Aquino) en donde la belleza tenia que estar conformada por la medida y la forma, el orden y la proporción, y posteriormente en el renacimiento esta ideología se hace presente en tanto que se retoman aspectos clásicos en donde lo importante era la integración mutua de las partes. Este modelo de belleza perduró todavía hasta el siglo XVIII considerando a lo bello como cualidad de las cosas. Ya en tiempos modernos se habla de la belleza pero de una manera mas subjetiva, Hume afirma que la belleza solo existe en la mente de quien la contempla, y finalmente en la ilustración se considera como producto de la conciencia del hombre ya sea en el sentido idealista trascendental de Kant o en el psicologista de la Einfuhlung. Este pensamiento racionalista ya no se centra tanto en el objeto si no mas bien, ahora depende del sujeto, el nos dará la pauta para definir aquello que es bello y justo es aquí cuando la mentalidad occidental se abre para aceptar nuevas formas de belleza. Es evidente que en todo este recuento histórico nunca nombramos a aquellas culturas que no pertenecieron a Europa, como las asiáticas, las africanas y las americanas que ciertamente también realizaron manifestaciones artísticas. En esta influencia clasicista por supuesto no entran aquellas obras grotescas, trágicas, cómicas, sin proporción e inocentes. Por tanto el arte clásico nos cierra el mundo a solo aquellas cosas que no tienen errores. Y con esto me atrevo a formular la pregunta ¿Entonces este arte prehispánico realizado en formas asimétricas no puede ser considerado una manifestación artística y por tanto bella? ¿Acaso las mascaras africanas no son dignas de admiración por ser parte de una belleza mística y poco común? Es curioso pero la historia del arte siempre gira en torno a Europa y deja muy marginado al resto del mundo. Estoy segura de que nadie en la actualidad negaría que el cubismo sea bello y por tanto estético pero si realmente seguimos la ideología de Platón, nuestro afamado cubismo tampoco seria bello por que no es proporcionado. Es por ello que a manera de conclusión puedo proponer que no solo consideremos un tipo de belleza, hay miles en las cuales podemos pensar, todas ellas diferentes, el abrir nuestro pensamiento hacia otras manifestaciones nos permitirá ver el mundo desde otra perspectiva y talvez así poder entender que el ser humano es una gama diversa de pensamientos y que no todos somos iguales, lo bello por tanto no es algo único, es mas bien algo subjetivo. Pamela Zúñiga pamsona@hotmail.com This text is published on: www.portalefilosofia.com