Prebisch y el ahorro de las clases altas Benjamín Hopenhayn La concepción o el papel del ahorro en la evolución de las teorías del desarrollo de Raúl Prebisch llega a su madurez en ese tratado extraordinario que se publicó en 1981 bajo el título de “Capitalismo Periférico: Crisis y Transformación”. Libro éste que es una síntesis abarcadora y profunda de una larga vida dedicada al pensamiento y la acción para hacer de la economía un instrumento eficaz de superación del subdesarrollo. En esa obra el diagnóstico y las proposiciones giran en original y audaz elaboración teórica alrededor de la generación, la apropiación y el uso del excedente estructural de la economía. Tal excedente es estructural porque se asocia, por el lado económico, con el progreso técnico, el aumento de la productividad y la remuneración de los factores de la producción. Y por el lado político-social, con el juego dinámico de los factores de poder en el seno de las sociedades nacionales, que en América Latina pasan de la inflación en un contexto más o menos democrático -que abre las puertas a la puja distributiva-, o a la estabilidad autocrática con el imperio de la concentración de los ingresos. El libro trata extensamente del excedente, como concepto distinto -a veces sutilmente distinto- de la ganancia y de la plusvalía. Lo define así: “El fenómeno estructural del excedente es aquella parte del fruto de la creciente productividad que, en la medida en que fue compartido por la fuerza de trabajo en el juego espontáneo del mercado, tiende a quedar en manos de los propietarios de los medios productivos, además de la remuneración de su trabajo empresarial en virtud de su capacidad, iniciativa y dinamismo, así como del riesgo que corren”. Por otra parte, para Prebisch, desde siempre, “la clave del desarrollo está en la acumulación de capital, que es la que permite la absorción de la creciente fuerza de trabajo a la vez que aumenta la productividad”. En términos quizá más convencionales podría decirse que el excedente representa el ahorro de las clases altas, transformado en acumulación de capital productivo. Aquí está el quid de la cuestión para Prebisch. 1 La generación de excedente depende de la apropiación de los frutos del progreso técnico. La asimetría de la apropiación constituye un problema sistémico: primero a nivel internacional, por la distribución desigual de esos frutos entre centro y periferia; esta asimetría se asocia y se consolida con la organización de la sociedad en la periferia, que concentra el excedente en función de una despareja distribución del poder. Las deficiencias de acumulación, pues, derivan de las formas de apropiación y del uso resultante del excedente. Aquí podemos asimilar el concepto de excedente al de ahorro potencial de la sociedad (y al producto potencial, y al de empleo potencial por ende). Si el excedente apropiado por las clases altas se dedica en buena parte a consumo suntuario, entonces la capacidad real de acumulación y reproducción ampliada resultan inferiores a su capacidad potencial. Esto deteriora la capacidad de la economía para absorber progreso técnico, aprovechar sus frutos mediante el aumento de la productividad y absorber fuerza de trabajo. En otras palabras, la perpetuación del subdesarrollo periférico, no ya sólo por su desventajosa inserción internacional, sino sobre todo por su organización social interna. En buen romance, si las clases altas no ahorran e invierten lo suficiente, se frustra el proceso de desarrollo y el capitalismo periférico se mantiene en crisis estructural. Esta crisis se manifiesta con mayor o menor intensidad con el característico comportamiento cíclico del capitalismo. Puede afirmarse por lo tanto que la teoría de Prebisch sobre el excedente está estrechamente vinculada a su concepción del ahorro. De este modo, podríamos hablar, sin estirar demasiado el concepto, que los problemas de generación, apropiación y uso del excedente equivalen a problemas de generación, apropiación y uso del ahorro social. Se ha puesto de actualidad, sobre todo en los centros, una revisión de la teoría del ahorro. Los textos tradicionales consideraban a la teoría del ahorro como mera contracara de la teoría del consumo, a la cual le dedicaban la mayor atención. La realidad, madre de la teoría, ha exigido enfocar el análisis en forma más específica en una explicación de los determinantes del ahorro. 2 Yo creo que en el fondo esto se debe a una situación paradójica planteada, como suele ocurrir, por hechos que desafían teorías recibidas. Por una parte, la propensión marginal al ahorro tiende a descender en los centros industrializados, que representan cerca del 70% del ahorro mundial. Esto proyecta sobre la economía global un futuro de disminución de la oferta de ahorro, frente a una demanda creciente de inversión (recuperación de las economías desarrolladas, reconstrucción de los países que formaban la Unión Soviética, absorción por el mundo en desarrollo, tanto los gigantes de China e India como otros países de Oriente y América Latina). Por otra parte, la dimensión astronómica de los movimientos de capital transnacionales genera una visión de gran burbuja financiera basada en una alta liquidez de gran movilidad, que en parte nada más se ancla a inversiones que expanden la capacidad productiva. Como dijimos, esta paradójica situación de escasez y sobreabundancia ha llevado a centrar el análisis en el ahorro, no ya como mera contracara del consumo, sino en lo que podríamos llamar sus determinantes más específicos. En este análisis, que creemos constituye uno de los temas centrales y más atrayentes de la economía contemporánea, se asocian los factores determinantes del ahorro a las grandes corrientes teóricas: los clásicos, los neoclásicos, el viejo y nuevo keynesianismo, las corrientes de las expectativas racionales. Dentro de cada escuela se asigna mayor importancia a la tasa de interés, al nivel y crecimiento del ingreso, a factores vinculados con los equilibrios macroeconómicos, a la estructura demográfica-social y los patrones culturales, etcétera. En este marco, ¿cómo ubicar la teoría de Prebisch? Su posición, en un resumen que sacrifica buena parte de la riqueza del pensamiento y las obras del maestro, es que: 1) la generación de ahorro-excedente se asocia a la absorción del progreso técnico, que es la vía central para el aumento de la productividad global de la economía; 2) la apropiación del excedente depende de la distribución del poder económico y político, concentrado en América Latina en las clases altas; 3) la aplicación del excedente depende, cuantitativamente, de la propensión al consumo de las clases altas. El círculo vicioso –uno de los principales círculos viciosos del subdesarrollo- se abre con el elevado consumo suntuario de las clases altas y medio-altas, que resta volumen a la inversión; continúa con la perpetuación de esta situación mediante mecanismos de apropiación política o socialmente dominantes; y se cierra con la escasez de excedente-ahorro para ampliar la capacidad de producción instalada, absorber la fuerza de trabajo y superar el estadio del subdesarrollo. El problema empieza, pues, 3 en la concentración del ingreso y su perniciosa distribución interna entre consumo y ahorro. La siguiente digresión va dedicada a los nuevos apóstoles de los equilibrios macroeconómicos como clave y hasta razón última del eficaz funcionamiento de la economía. Prebisch, cuyas preocupaciones monetarias y fiscales están inscriptas en su biografía de hombre de acción y de pensamiento, no desestima en su análisis tales equilibrios. Sólo que los explica principalmente por razones que hacen al funcionamiento estructural de las economías periféricas. Parece mentira que no sólo en medios de comunicación masiva, sino también en círculos académicos que se consideran científicos, se sigue imputando a las teorías y propuestas de a CEPAL y de Prebisch un desdén suicida por el rigor monetario y fiscal, como por otras deformadas visiones de esas corrientes de pensamiento. ¿Cuáles son las raíces del pensamiento de Prebisch sobre el ahorro-excedente? En primer lugar, como siempre, su observación crítica de la realidad. El “Capitalismo periférico” lo escribe después de largas décadas de reflexión y análisis de esa realidad, que casi nunca disoció ejemplarmente de la voluntad de actuar sobre ella, muchas veces en posiciones de responsabilidad en situaciones de crisis. Pero Prebisch no se conformaba con el análisis aguzado y crítico de la realidad. Sus reflexiones tenían un sólido fundamento teórico, que en variadas ocasiones surgía como inquietud intelectual, basada en el estudio de los clásicos y de los neoclásicos originales, así como de la renovación keynesiana y de la contraposición de Von Hayek. Creo, sin embargo, que las raíces de la teoría de Prebisch sobre el excedente (y el ahorro) se encuentran más en los clásicos desde Adam Smith y por supuesto en los aportes de Keynes. De Adam Smith recuperó no sólo el esquema basado en la acumulación y la tecnología (división del trabajo), sino también sus fundamentos éticos. Es decir, en la ética de la austeridad y el trabajo como fundamento de la construcción de un capitalismo fundado a su vez en el iluminismo progresista. Cuando Prebisch critica el comportamiento de las clases altas latinoamericanas, hay una crítica social y ética. La ética de las clases altas latinoamericanas, en cuanto a su compromiso con el bien social, queda denunciada por su voracidad apropiativa y su escasa propensión a traducir la concentración de excedentes en un régimen de acumulación que permita superar el subdesarrollo. Preocupación ética, social y política que Prebisch manifiesta en muchos de sus escritos. 4 De Keynes recoge a mi entender la preocupación de cómo superar o morigerar los perjuicios cíclicos de la economía capitalista. La preocupación por el ciclo es uno de los hilos conductores de su pensamiento por décadas. De ahí que el ahorro-excedente sea en el pensamiento de Prebisch función del crecimiento de la producción y la distribución del ingreso, por su incidencia en la demanda efectiva. Para Keynes, como es sabido, esto último –y la preferencia por la liquidez- constituían fuentes de agudización de los ciclos y su transformación en crisis que podrían poner en peligro el propio capitalismo. De ahí la necesidad de intervención del Estado para atenuar los ciclos, prevenir las crisis. He aquí el famoso “intervencionismo estatista” atribuidos al pensamiento de Prebisch y de la CEPAL, que se extiende muchas veces a las corrientes estructuralistas latinoamericanas. En suma, la maduración del pensamiento prebischiano expresa la preocupación de conciliar la ética y la eficiencia para la construcción en la periferia de un capitalismo vigoroso y dinámico. Pero no de cualquier capitalismo. También se trataba de enfrentar el antiguo dilema entre libertad y equidad. Y Prebisch señaló un camino. Por una parte, preservar la función del mercado no sólo como asignador eficiente de recursos, sino también para estimular la libertad creativa del individuo como instrumento esencial de la creación y absorción de progreso técnico y el aumento de la productividad. Por la otra, participación activa del Estado como árbitro social para asegurar la equidad en la distribución de los frutos del trabajo social acumulado. Recordemos que ya en sus relativamente tempranos aportes teóricos esta distribución del progreso técnico lo llevó a postular la teoría de la distribución desigual de sus frutos entre el centro y la periferia. Posteriormente, comprendió y abogó, con su notable vigor intelectual, por la necesidad de superar también la condición de centro y periferia dentro de las sociedades periféricas latinoamericanas en particular. Como dice al abrir “La crisis del capitalismo periférico”: “Tras larga observación de los hechos y mucha reflexión, me he convencido de que las grandes fallas del desarrollo latinoamericano carecen de solución dentro del sistema prevaleciente. Hay que transformarlo. Muy serias son las contradicciones que allí se presentan: prosperidad, y a veces opulencia, en un extremo; persistente pobreza en el otro. Es un sistema excluyente”. Esto fue escrito hace treinta años. En la Argentina, ésta es la realidad que estamos viviendo. 5