LA GRAN INVASION El día 1 de abril de 1939 Franco declaraba en el último parte de guerra: "Cautivo y desarmado el ejército rojo, han conseguido las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". Tras la derrota llegó el éxodo de miles de españoles temerosos de las represalias que llevan consigo las dictaduras. Campos de concentración en Francia donde sufrimos un segundo martirio, y asentamientos, con más suerte, en países latinoamericanos, sobre todo México. De los disgregados exiliados, solo el PCE estaba a favor de la lucha armada, y es Francia donde se crean dos escuelas de capacitación terrorista, con la firma "Fernando Vallador", que con la apariencia inocente de sus "chantiers" establece, en pleno monte, una escuela en el departamento de Ariêge y otro en los Bajos Pirineos, próximo a Santa Engracia. Una parte de la jornada laboral diaria, o en días alternos, se dedicaba a realizar ejercicios de tiro, manejo de explosivos, técnicas de sabotaje, etc... El Gobierno francés hacía la "vista gorda", en justa compensación al apoyo español a la resistencia francesa favorable a la Alemania de Hitler. La provisión de explosivos era abundante, con "Nobel 808", "plástico" y "tolita". Con ellos preparábamos diversos artefactos, en aquella época incluso desconocidos en España, como los "lápices de tracción", el "clam", "cargas magnéticas", y el "Popeye" con cargas de "plástico" o "goma 2". Nos enseñaron a volar locomotoras, vías férreas, puentes, minas contra personal en un terreno de bosque, uso de la "pinza de encendedor", así como otros procedimientos de sabotaje. Nos hicieron grandes expertos en el manejo de toda clase de explosivos, cuya carga por artefacto oscilaba entre medio kilo y kilo y medio, según el tipo de objetivo. Estas enseñanzas estaban revisadas por la comisión político militar ("Apparat"), que controlaba y hacía un seguimiento individual para calificar a cada uno según entrega, aprendizaje y capacidad. Esta comisión también preparó la estrategia, eligió los pasos clandestinos de la frontera pirenaica y se encargó de elaborar y distribuir la documentación falsa, los folletos y otros medios de propaganda. Al poco tiempo se crearon distintos escalones con sus jurisdicciones perfectamente delimitadas, que no voy a entrar en detalles. El aparato de control de "pasos" dividía la frontera en cuatro sectores, con centros principales en Bayona (Bajos Pirineos), Le Bouloux (Pirineos Orientales), Aulus-les-Bains (Ariêge) y Gavarnic (Altos Pirineos). Incluso disponíamos del llamado "Hospital Varsovia" en el que se asistía a los militantes del partido, dándole la apariencia de centro benéfico para conseguir ayudas cuantiosas, como la proporcionada por la "Unitarian Service Comité" de Estados Unidos. También se recaudaron fondos mediante la retención de un día de salario al mes a cada trabajador de la empresa "Fernández Vallador", así como del envío de fuertes cantidades de dinero, sobre todo de Suiza, Polonia y otros países del norte de Europa, con los que Moscú mantenía buenas relaciones. En los meses de octubre y noviembre de 1947 tiene lugar "la gran invasión" alentados por la derrota de Hitler, y esperanzados, del apoyo incondicional de los aliados por un lado, y por otro convencidos de ser la "chispa" de un levantamiento general de los españoles contra el régimen franquista.