INTRODUCCIÓN. XLVII los Pirineos orientales, asimismo en ambas latitudes unas mismas especies de la región alpina superior alcanzan la región glacial. No podríamos sin embargo continuar la comparación mas abajo de la región alpina, porque las comarcas del Océano glacial donde, durante el invierno, no asoma ó asoma apenas el sol en el horizonte, se encuentran en esta parte en condiciones opuestas respecto de nuestras eminencias que cuanto mas se elevan mas pronto están bañadas del sol y mas tarde llega para ellas el ocaso. Por lo mismo durante el invierno se esperimentan en tan altas latitudes aquellos frios intensísimos que llegan á congelar el mercurio, haciendo imposible toda vegetación arbórea. Por igual motivo y á pesar del estío suavemente caloroso que reina en dichas latitudes, durante el cual puede decirse que nunca se hace de noche, en la región subalpina, que abraza toda la porción no montuosa de la Laponia, no puede vegetar el haya, que tanto abunda en nuestros Pirineos y demás montes elevados, alcanzando la regicn alpina superior. Abundan sí, según nos dicen los que dt la vegetación polar se han ocupado, el pino silvestre y el abeto, formando bosques mucho mas estensos que en los Pirineos, según observa Zettersted, y con mayor diferencia respecto de las vertientes meridionales. Aparte de esto, la diferencia de latitud en igualdad de niveles da por resultado una flora alpina mucho mas rica en los Pirineos que en la Escandinavia, conforme puede verse comparando las Floras respectivas. La semejanza es ya mayor entre la flora pirenaica y la de los Alpes, mayormente comparando esta con la total del Pirineo; pues ya hemos hecho observar (pág. xvm) que en la parcial de nuestras vertientes y de las alturas esclusivamente españolas faltan algunas especies. Respecto de las primeras desde luego deben estar en minoría las