DOSTOYEVSKI: DOS MAS DOS PUEDE SER CINCO1. (versión preliminar) ¡Con esa mira he cogido la pluma!...Y, por supuesto, tengo un amor propio enorme. Soy quisquilloso, y me resiento tan fácilmente como un jorobado o un enano, y, no obstante, algunas veces, acaso me hubiese halagado recibir una bofetada. Hablo en serio. Sin duda, habría acertado a encontrar en ello una suerte de placer, la voluptuosidad de la desesperación. Es indudable que los mas intensos placeres se los debemos a la desesperación, sobre todo si tenemos la conciencia integra de hallarnos en un callejón sin salida. F.D. Resumen Dos más dos son cuatro…pero puede suceder que dos más dos sea cinco. Este enunciado es objeto de un ejercicio de extrañamiento con uno mismo, señala el escritor, personaje de Apuntes del subsuelo, poniendo en entredicho el lugar incuestionable de la razón y de la ciencia en la forma del saber matemático en nuestra época. De esto trata este artículo, de la lucha aquí y ahora con nosotros mismos, situando un Dostoyevski afirmativo, cuando a través de las cartas escritas a Simónov su amigo o escritas por el estudiante a liza señala el miedo al encierro, y en el cuento a propósito de la nieve derretida muestra la destrucción actualizada en los pequeños detalles que nos ponen en evidencia frente a algo que proviene de los recuerdos, de la memoria, que sirve para señalar que tan lejanos y tan contiguos a la vez nos hallamos de la vida que vivimos, en fin en esta novela corta escribe lo que esta pasando por su vida. Apuntes del subsuelo trata del miedo, la huida, las interrupciones, lo interminable. De todo esto trata, si nos provoca, menos de una critica, de la critica. Cartas, cuento y novela se unen para mostrar cómo es posible movernos por entre pasajes cotidianos, para poner en cuestión nuestro propio abandono, encierro, tensiones…nuestra propia vida, puesta ahí, muchas veces como un callejón sin salida, luchando por hallar una salida. Palabras clave: afirmación, huida, miedo, cartas, cuento, novela. Abstrac Two plus two is four...but sometimes, two plus two is five. According to the unnamed narator of Dostoyevski's Notes from the Underground, this statement is the object of an estrangement from oneself, calling into question the undisputed place of reason and science in the form of mathmatical knowledge in our age. The topic of this article will be the here and now struggle with ourselves, locating an affirmative Dosteyevski as through the letters written to his friend Simonov or written by the student ( to Liza) he speaks of a fear of seclusion. In the story Áprobos of the Wet Snow he shows destruction realized in small details that confront us with something that comes from memories, and hints at how far away from and yet how close we find ourselves to the lives we lead. Notes from the Underground deals with fear, escape, interruptions and the interminable. Letters, short-­‐story and novel unite in this work to show how we can move in between everyday landscapes and call into question our own abandonment, isolation, tensions...our own lives and the dead ends we face as we struggle for a way out. Keywords: affirmation, escape, fear, letters, short-­‐story, novel 1 Escrito por Martha Soledad Montero g. Líder Grupo de Investigación: Estudios en educación, pedagogía y nuevas tecnologías. Visible. Colciencias. 2011/2012. Pedagoga de la Universidad Nacional de Colombia. Magister en Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad de la Salle. Este artículo resulta del desarrollo del proyecto Seminario Encuentro de Formación e investigación sobre Filosofía y literatura, realizado durante el primer semestre de 2012, el cual forma parte del plan de trabajo del grupo de investigación mencionado. En memoria de Carolina Rodríguez. Dos más dos son cuatro, pero quien puede decir que no sería encantador que dos más dos pudiera ser cinco y hacer que la ciencia por un instante se preocupe menos de la razón y mas de la vida, de la fuerza, del deseo de vivir…de la vida por debajo, por encima, por el medio, entre la verdad y la mentira, algo distinto a dos más dos son cuatro y quizá, tal vez al sumar dos más dos resulte un cinco, dice Dostoyevski hablando a través de un escritor anónimo personaje de Apuntes del subsuelo a un público lector también anónimo. Saber científico que se preocupa de asegurar más la verdad que la vida, de doblegar y dirigir la fuerza y el deseo de vivir más que de potenciarla e intensificarla, de crear condicionamientos para endurecerla, independiente de sí vivirla implica vivirla como un hombre enfermo, un hombre desagradable o un hombre instruido. Se trata entonces en esta obra de vivir la vida y extraer de ella la voluptuosidad por el simple gusto de luchar y salir victorioso de la inercia, de la rabia, de la amargura, de la vergüenza. Pues parece ser, inclusive, somos incapaces en realidad de maldad, de perversión, de actos heroicos como hombres ordinarios groseros, grotescos y resignados. Con estas afirmaciones se pone en cuestión en esta obra la razón de ser de la razón y de la ciencia frente al deseo, al placer de la voluptuosidad, al enfrentamiento con uno mismo en una lucha generalmente desigual, retándonos sobre cómo hacer surgir, por ejemplo de la enfermedad la fuerza de la vida, que no es otra cosa más que voluptuosidad, deseo, pasión, sufrimiento, creación. La lucha aquí y ahora sitúa un Dostoyevski que afirma la vida. Las cartas señalando lo que no estamos dispuestos a dejar pasar a pesar del compromiso, de la promesa, del pacto, mientras el cuento a propósito de la nieve derretida (Dostoyevski,1953,p.p. 1489-1537) escrito dentro de la novela Apuntes del subsuelo plantea la decisión tomada ante la imposibilidad del reconocimiento y al mismo tiempo la búsqueda de este y en este callejón sin salida emprender la huida y en la novela muestra cómo se montan y desmontan, arman y desarman pasajes, imágenes, palabras, situaciones que jamás terminan de resolverse, pues no se trata de trazar un final. Cartas, cuento y la novela misma serían los componentes de expresión2 de los que se sirve Dostoyevski para mostrar un cierto modo de desmontar las mil imágenes que nos empeñamos en crear y proyectar: ideales como deberes puestos sobre los otros, acciones reactivas y enmarañadas cómo si en ellas se nos fuera la vida, pretensiones sobre cómo volver siempre sobre las mismas situaciones solo para volver a montarlas y luego desmontarlas en un juego vital infinito y así eliminar el miedo, desamarrar las trampas, convertirnos en andariegos de la vida siempre tropezando con historias, fantasmas, idilios, razones. Ahora bien, en esta novela corta se entrecruzan y concretan las figuras del funcionario, del hombre del subsuelo, del escritor. El funcionario jugando el papel de lo establecido, de lo hegemónico, de lo patético, de lo burocrático, deseoso de venganza y aceptación. El hombre del subsuelo irónico, sarcástico, burlón, ambiguo moviéndose entre dos polos: lo que uno puede ser y lo que puede hacer en un movimiento que lo detiene, lo inquieta, lo despierta y lo hace huir, pero a veces situándolo de regreso, mezclándolo entre los mil seres anónimos con los que se cruza en la calle y otras veces lo hace huir y esconderse en su madriguera, otras salir y enfrentar sus miedos aceptando sus propios retos para caer en cuenta que hacerlo requiere de una fuerza animal que siente, pero que parece no ser capaz de poner en funcionamiento y lo devuelve… y entonces, solo 2 Guilles Deleuze y Félix Guattari (2008) consideran en el libro Kafka. Por una literatura menor, cómo los componentes de la expresión conectan cartas, cuentos, novelas y diarios rompiendo formas, marcando rupturas, produciendo nuevas ramificaciones, siguiendo una trayectoria en la que es posible encontrar, descubrir, ver: una multiplicidad de formas desterritorializando la máquina literaria, caso de obras como las de Dostoyevski y Kafka (Páginas 45 y 46) entonces, encuentra como salida seguir siendo lo que hasta ahora ha sido o dejar de ser y devenir otro. Y el escritor haciendo de su deseo, de sus enunciados y de la literatura un dispositivo de escritura como el lugar de la salida. Allí se dirige a un colectivo de lectores anónimos en la que uno se pueda sentir uno mismo, donde las mujeres y los hombres son apenas un engranaje más de la máquina social; escritura donde se encarga de montar y desmontar en el transcurso de su narración tres historias: la del oficial, la del escritor y la de liza. Novela cuya función sirve para afirmar que el deseo es deseo y dejar de desear es el mayor daño que se le hace al hombre, y mucho mas grande es este daño cuando el deseo hace parte de una lista. Máquina de escritura en la que todo se conecta para jugar y jugando en su propia naturaleza se desmontan recuerdos con otros recuerdos, memorias con otras memorias, amores con otros amores, duelos con otros duelos, cartas con otras cartas y al final solo el olvido del que no olvida puede cambiarlo o destruirlo, según unas reglas que se dan en una relación de lucha. Así la escritura como dispositivo es el motor y al mismo tiempo el objeto ilimitado, y en esta novela esto es lo nuevo. Se aclara que por supuesto en este texto no se trata de hacer una interpretación de corte psicológico, ni de mostrar una estructura literaria ni de dar cuenta de lo que nos enseña, sino de la encrucijada en la que se entrecruzan tres líneas de vida en una sola, la del escritor en la encrucijada entre el sometimiento, el salto al abismo o el surgimiento de un hombre nuevo, y lo que eso vale por lo que cuesta3. El escritor tiene cuarenta años y cuando en el cuento a propósito de la nieve derretida, habla de sus memorias con el oficial tenía veinticuatro años; sin embargo la figura del 3 Los conceptos de apoyo para este análisis provienen de los puntos de vista desarrollados por Deleuze y Guattari en sus obras por una literatura menor y tres novelas cortas, o “¿Qué ha pasado? texto incluido en Mil Mesetas. oficial esta presente en la trayectoria de su conversación consigo mismo como un segmento endurecido que atraviesa lo que él considera la sociedad europea de su época, pero también de los tiempos por venir : Sí, tengo cuarenta años... Cuarenta años son toda una vida; son... una verdadera vejez. Vivir más de cuarenta años es una inconveniencia, algo inmoral y vil. ¿Quién vive cuatro después de cumplir cuarenta años? ¡Respondan sinceramente, honradamente! Voy a decírselo a ustedes: los imbéciles y los bribones. Sí, ésos son los que viven más de cuarenta años. ¡Se lo diré en la cara a todos los viejos, a todos esos respetables viejos de rizos plateados y perfumados! Lo proclamaré ante el universo entero. Tengo derecho a hablar así porque yo viviré hasta los sesenta, hasta los setenta, hasta los ochenta años!... ¡Esperen! ¡Déjenme recobrar el aliento! desempeñándose como funcionario público.( Dostoyevski 1953, p. 1470) El escritor escribe todo el tiempo desmontando el piso y deseando montar otro piso, y volviendo a desmontarlo, para que, así no dure se rompa y sí se abandona se tome este acto como parte del juego de vivir y sí se aprovecha pues esta bien y sí además se puede hallar distracción pues también vale la pena intentarlo, a pesar de los que se oponen a levantar los pisos: de los edificios, de la razón, de la justicia, de la conciencia, de la moral, de los intereses y hasta del amor o de los enamoramientos. Y al hacerlo caer en cuenta del subsuelo del alma, de la vida, de los deseos, de la lucha, del movimiento y poder saltar incursionando, andando por los atajos del libertinaje, la orgía, la lujuria, y bueno, si hay que mentir pues que se puede hacer, si con ello uno remonta mil sufrimientos negando el mismo sufrimiento, ya que este se hace molesto y pueril para los hombres tranquilos de corazón, abrigados en su propio ensimismamiento, y de esta manera poder sentir el hormigueo de la fuerza de la vida sin evadirnos. Cuestiones que para el escritor no pertenecen a una interioridad ni a una exterioridad, sino fuerzas que surgen de la existencia vivida en los rincones, en los subsuelos, en las madrigueras arrepentidos por crímenes que aun no se cometen o por los actos considerados crímenes y que sin embargo no lo son:¿no les parece, señores, que estoy adoptando ante ustedes una actitud de arrepentimiento por un crimen que no sé cuál es? Culpabilizados, amarrados a la gran deuda de vivir, sin conseguir nada: ni siquiera ser un malvado; no he conseguido ser guapo, ni perverso; ni un canalla, ni un héroe..., ni siquiera un mísero insecto…diciéndome que un hombre inteligente no consigue nunca llegar a ser nada.(Dostoyevski, 1953,p.1470). * * * continuará