Livio Scamperle Romolo Trebbi del Trevigiano Historiador y Crítico de Arte Quiero recordar a Livio, mi viejo amigo, presentando esta retrospectiva de sus obras que aunque no muy numerosas son representativas de su concepción interpretativa del último período de su existencia. La exposición abarca pinturas realizadas entre 1981 y 2006, lo que equivale a 25 años de su vida dedicados a trabajar por descubrir la simplificación de la forma humana, fascinado por los efectos del color como medio de transformación de la forma, alcanzando así una abstracción expresionista. Livio Scamperle Musina nació en la ciudad de Trieste, Italia en 1926 y falleció en 2008 en Santiago de Chile habiendo desarrollado aquí toda su carrera artística. En edad madura descubrió su profesión de pintor y su pasión por las expresiones artísticas de los pueblos primitivos, de los cuales era un gran coleccionista, en especial de figuras de Oceanía e Isla de Pascua, recuperando el tiempo perdido dedicándose apasionadamente y por completo a su nuevo oficio. Participó en 21 muestras colectivas y realizó 11 grandes exposiciones individuales, teniendo el placer de presentar críticamente algunas de éstas. De la que podríamos llamar su primera época destacamos: Amor en el Bosque realizada en 1987, donde parejas de amantes se entrelazan entre una demarcada estructura cromática de troncos, creando un plano vegetal que sube compositivamente y que le da una particular perspectiva donde forma y color se integran. En 1988 da vida a la La florista, retomando su inspiración por la figura de una vendedora en la plaza de un pueblo, ahora con colores más irruptivos que hacen resaltar la arquitectura, especialmente la sinuosa irregularidad de los techos, muy comunes en las composiciones de los más variados temas de esta época. La obra más interesante de este primer período es Ellas, una sucesión de rostros femeninos de diversos tamaños que copan todo el espacio del cuadro, sobresaliendo la figura de la izquierda, la de mayor tamaño, con un gran sombrero, que encuentra su contrapeso compositivo en un rostro enmarcado por una fuerte cabellera negra que mira frontalmente, mientras que a su lado otro rostro de perfil en el borde mismo del marco, mira hacia el vacío ignoto. Alrededor de 1990 cambia su temática impulsado por nuevos intereses que parecieran estar inspirados en la posibilidad de representar el Big Bang y la problemática de la existencia del hombre en el espacio astral. Comienza entonces su serie Galaxias que bautiza con nombres de artistas, escritores, filósofos o astrónomos, que se prolongará hasta 2005. La primera es Galaxia Galileo, de 1995, en la que ya establece un paisaje astral donde reverbera un sol triunfante con sus rayos ubicándose sobre otros elementos compositivos de fuertes colores y caprichosas líneas negras que fluctúan, definiendo extraños bordes. En estas galaxias la interpretación pareciera querer liberar la materia mediante una extraordinaria fuerza contenida que sin embargo y a pesar de su aparente espontaneidad, nunca pierde su estructura compositiva. Casi como en una explosión kandinskyniana, los colores acentúan la interpretación de su cosmos y luego, como sucede en la Galaxia ToulouseLautrec, de 2003, Scamperle define un borde que deberá encerrar paulatinamente el núcleo central, aquella línea negra ya citada, que se expande y a la vez limita y encierra medias lunas y estrellas según un diseño que va caracterizando las sucesivas Galaxias. Es en esta interpretación galáctica donde su fantasía halla en la variabilidad expresiva del color un inevitable acercamiento a su concepción espacial, que va más allá del valor de la forma, marchando como en un juego hacia el extraordinario mundo de lo imaginario. Complementan esta exposición retrospectiva tres esculturas en madera realizadas entre 1989 y 2000. Destacamos la fuerza de Constelación del Caballo Cromático que pareciera querer romper las líneas del dibujo compositivo para poder liberar todo su contenido y dinamismo. En Imágenes espaciales Scamperle interpreta un ser galáctico cubierto de imágenes sobrepintadas como rayos de fuerzas que remueven y recortan lo imaginado de la forma humana, para exaltar su naturaleza espacial, imagen y forma que en algo recuerda a los personajes que en 1923 Fernand Léger compuso para avivar su escenografía cubista de La creación del mundo. Resumiendo, la obra de Livio Scamperle podemos dividirla en dos grandes temáticas, una terrenal tan romántica como surrealista donde la materia es aplicada con espátula, dedo y pincel y luego un interés suyo en entender al borde del nuevo siglo el mundo más allá de lo conocido, la era espacial que marcó el siglo XX y que el artista interpreta a través de una explosión más fuerte aún del color pero con nueva técnica donde la fuerte línea negra se demarca y se vuelve léxico pictórico.