A cerca de la creación artística El rasgo que me interesa investigar en intersección con el psicoanálisis es el de la creación artística; la pregunta que orienta la investigación es de qué manera la obra de arte extrae un sentido nuevo, inaudito, irrepresentable. Para situar el marco que promueve este interés, transcribo un fragmento de la entrevista realizada por Juana Libedinsky a Haruki Murakami, escritor japonés contemporáneo que vive actualmente en Hawaii (publicada en la revista ADN cultura del 15/9/07). El escritor relata en la entrevista un primer gran encuentro con el jazz a los 16 años, al que describe como una música sorprendente y que esta relacionada en su vida a la actividad literaria. Se le pregunta en la entrevista, como relaciona su escritura y la composición musical. Responde: “el ritmo es lo mas importante porque es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras. No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo. Luego viene la melodía, que en la literatura es un ordenamiento apropiado de las palabras para que vayan a la par del ritmo y la armonía. Después llega la parte que más me gusta: la libre improvisación. Yo empiezo a escribir sin ninguna estructura, apenas con alguna imagen o una serie de personajes que me interesan. Así como los lectores, no puedo esperar a dar vuelta la pagina para saber que pasa con esta gente que he creado, porque no tengo idea del argumento, simplemente dejo que la historia fluya libremente desde mi interior y me sorprendo a mi mismo. Por eso creo que la libre improvisación es simplemente llegar a la esquina sin aliento para ver que hay al girar en ella, con un sentimiento de excitación que debería ser transferido a los lectores, lo mismo que la sensación de libertad. Esto ya es el punto final, la elevación, esa emoción que uno experimenta al completar su interpretación y sentir que ha alcanzado un lugar nuevo y significativo, que ha logrado mover a la audiencia del punto A al punto B, que la ha transformado y nunca volverá a hacer la misma. Es una culminación maravillosa que no puede obtenerse de ninguna otra manera e implica que el lector o quien ha escuchado la música ya es otra persona. Cualquier libro que logra eso se ajusta a mi definición de un buen libro”. Murakami ubica dos momentos: el primero al que llama de la libre improvisación, que lo sorprende y va acompañado de un momento de excitación y de una sensación de libertad que, debería ser transferido a los lectores. Luego un segundo momento de elevación, de emoción, donde se alcanza un lugar nuevo que ha logrado mover a la audiencia o al lector del punto A al punto B. Estos dos puntos configuran dos lugares y dos tiempos lógicos que, articulados a un vacio permite identificarlos como tales. Es en relación a este vacio que media de A a B que ha ocurrido el hecho creativo, lo nuevo, lo que no estaba antes, lo inédito. Dice Murakami que hay en él cuando escribe un efecto de sorpresa pero también de excitación que culmina en emoción un sentimiento de elevación que es el mismo que experimenta al completar la interpretación de una obre musical; nos describe una suerte de satisfacción final. Cuando el psicoanálisis hablamos de satisfacción, el concepto que adviene necesariamente es el de pulsion. Esta satisfacción en la creación artística (tal como observamos en los dichos de Murakami) se halla valorada por el Otro social y es independiente de la satisfacción sexual; a este tipo de satisfacción Freud la llamo sublimación y es uno de los destinos de la pulsión. Para delinear la cuestión de la sublimación en la obra de Freud voy a tomar como referencia el artículo de Máximo Recalcatti “la sublimación estética y la cosa” que integra el texto “Las tres estéticas de Lacan”. En “introducción al narcisismo” Freud distingue sublimación de idealización, dice “la sublimación describe algo que sucede con la pulsión y la idealización algo que sucede con el objeto, se trata de dos conceptos diferentes. La producción de un ideal eleva las exigencias del yo y favorece mas que nada la represión. En cambio la sublimación representa un medio de cumplir tales exigencias sin recurrir a la represión. El enigma de la sublimación consiste en ser una satisfacción sin represión, otra satisfacción respecto de aquella implicada en el síntoma neurótico. Freud observa una doble tendencia que anima la pulsión: una tendencia a la fijación de goce y una tendencia plástica ligada a la capacidad de la pulsión de realizar su satisfacción a partir de desplazamientos. La sublimación como destino posible de la pulsión emana precisamente de esta tensión entre fijación y plasticidad pulsional, acrecentando el carácter plástico de la pulsion respecto de aquel fijo. Es decir el goce pulsional no es separable de la pluralidad de sus posibles modos de goce. Pero ninguna pulsión puede ser enteramente sublimada: es la tesis que inspira el malestar de la cultura en Freud; existe siempre un residuo pulsional que exige, contra toda sublimación posible su satisfacción. Por esta razón la sublimación no funda ninguna armonía entre lo particular y lo universal, la civilización esta mas bien atravesada por el malestar. ¿De que naturaleza es la satisfacción que ofrece la sublimación como destino pulsional? No es en relación a la satisfacción sexual en tanto goce de órgano regulado por la castración, tampoco es el goce ligado al ser como absoluto, goce imposible; se halla mas en relación a contornear un vacio. El acto creativo requiere de un vacio, la pagina en blanco, la tela desierta de un cuadro, el mármol informe, y un sujeto que, como creador puede establecer una relación particular con ese vacio que aparece como una discontinuidad en la serie de los objetos. Para Lacan “en toda forma de sublimación el vacio será determinativo”. Podemos situar un vacio inicial para el acto creador, que incluye como mecanismo la sublimación pero no se agota en él, pues no toda sublimación culmina en obra de arte. Es importante señalar que la sublimación se diferencia del síntoma en tanto este es una satisfacción sustituta de un goce que se halla reprimido. El breve recorrido por el concepto de sublimación es solo un modo de acercarnos a elucidar algo en torno a la creación autística. Podemos situar algunos aspectos en relación a la creación artística, en primer lugar, la pulsión que empuja a crear; en segundo lugar otro que en el horizonte del acto creativo esta presente y por ultimo, un movimiento enigmático, novedoso, inaudito, que aparece y sorprende al artista ya al que contempla la obra. Un fenómeno que no es predecible y que sólo puede ser aprehendido cuando se ha consumado; en ese mismo momento. Se nos abren algunos interrogantes: ¿cuál es el rol de la fantasía en el acto creador?, ¿ de qué habla Murakami (al igual que otros escritores) con este “dejarse llevar” por sus personajes, por la trama recién iniciada?, ¿ qué es éste mas allá de la común medida de lo cotidiano de la existencia humana donde el artista encuentra un saber hacer en su acto? Esta investigación no intenta darle sentido al acto creador, explicar el porqué, sino aproximarse a las circunstancias, condiciones, que posibilitan su desarrollo. Delia Molina Octubre 2007