Eficiencia energética: construcción de ciudadanía. Durante los últimos años en Uruguay se ha verificado un crecimiento económico sostenido, acompañado de nuevos requerimientos de confort de la población, cuya satisfacción requiere la incorporación de nuevas instalaciones y equipos y, en consecuencia, genera una demanda creciente de energía. A su vez, el país ha sido históricamente altamente dependiente de energías importadas, principalmente combustibles fósiles, y altamente vulnerable a factores climáticos que determinan la disponibilidad hídrica en sus principales cuencas. Esto compromete la competitividad de sus sectores productivos y, en situaciones de déficit hídrico, dificulta el suministro de energía eléctrica. En este contexto, la Política Energética vigente incorpora no solo la modificación de la forma en que nos abastecemos de energía, sino además la modificación de nuestras pautas de consumo energético, constituyéndose la promoción del uso eficiente de la energía en uno de los ejes estratégicos de dicha Política. Usar eficientemente la energía significa hacer un uso racional de la misma, aprovechándola al máximo sin sacrificar la calidad de vida que brindan los servicios que de ella se reciben. Esta práctica favorece tanto a los consumidores, como al ambiente y a la sociedad en su conjunto. Para alcanzar estos beneficios se requiere un amplio involucramiento de la sociedad en general. Una efectiva promoción de la eficiencia energética debe generar un cambio cultural en la sociedad en cuanto a cómo industrias, dependencias estatales, comercios y consumidores utilizan la energía, sensibilizando a la población sobre la importancia de recorrer este camino. En este sentido, desde la Dirección Nacional de Energía se impulsan diversas campañas de comunicación, información y educación con el objetivo de que los uruguayos incorporemos la eficiencia energética al seleccionar equipos y tecnologías y al desarrollar nuestras actividades cotidianas. Promoviendo actividades a través del sistema educativo formal y no formal, a nivel de enseñanza primaria y secundaria, se pretende lograr una transformación cultural de los hábitos de consumo energético en las nuevas generaciones. Se busca involucrar en la temática a docentes, maestras comunitarias y referentes zonales, que trabajan con los alumnos y sus familias en torno a proyectos que responden a realidades y requerimientos de su entorno y su vida cotidiana, generando un efecto multiplicador. A través de la educación de niños y adolescentes, se actúa sobre la forma en que se consume la energía en sus hogares, y se contribuye a la formación del futuro ciudadano, apostando a la dimensión intergeneracional de la sustentabilidad. Asimismo, para brindar información a los consumidores se ha implementado en 2009 el Sistema Nacional de Etiquetado de Eficiencia Energética. Este consiste en una etiqueta que, mediante un sencillo código de letras y colores, indica cuán eficiente es el equipo desde el punto de vista energético. De esta forma, los consumidores podrán elegir no solo en base al precio, diseño o tamaño del equipo, sino considerando además su consumo durante la vida útil. El uso eficiente de la energía es una responsabilidad de la sociedad actual para con el bienestar de las generaciones futuras al utilizar recursos agotables, cuyo aprovechamiento impacta fuertemente sobre el ambiente. En consecuencia educar y concientizar en eficiencia energética es educar en cómo se utilizan recursos escasos, en nuestras responsabilidades como sociedad, en el cuidado del ambiente y en el correcto ejercicio de nuestra ciudadanía.