TIPOS DE IINMUNIDAD. SUEROS Y VACUNAS. Según sea su origen, se distinguen en la práctica distintas clases de inmunidad que resumimos en la siguiente tabla: De especie CONGÉNITA Aquella que se hereda De raza De individuo Natural: se adquiere sin ser provocada. ADQUIRIDA La que se adquiere durante la vida Artificial: se adquiere mediante técnicas artificiales que la provocan. La que presentan todos los individuos de una misma especie. Si la presentan solamente determinados grupos o poblaciones de una especie. La que posee un individuo determinado. Pasiva: se adquiere durante el desarrollo embrionario y lactante, al recibir los anticuerpos maternos. Activa: se adquiere tras haber superado una enfermedad infecciosa. Pasiva: se adquiere mediante la administración de sueros (preparados artificiales con anticuerpos específicos elaborados por otros organismos). Activa: La que se adquiere mediante la administración de vacunas (preparados artificiales con antígenos no patógenos de la enfermedad que inducen una respuesta inmunizante celular). La inmunidad artificial es la inmunidad desarrollada por mecanismos no naturales, es decir, que obedecen a acciones humanas estudiadas y realizadas como técnicas sanitarias. También puede ser activa o pasiva. Inmunidad artificial activa: el principal método de adquisición de este tipo de inmunidad es la vacunación o administración de vacunas. Consiste en la introducción de gérmenes muertos o atenuados, incapaces de desarrollar la enfermedad, pero que son portadores de los antígenos específicos que desencadenan la respuesta inmunológica, confiriendo memoria inmunológica al organismo. La duración de éste inmunidad es perpetua, es decir para toda la vida del individuo vacunado, o bien temporal, con lo cual es necesario repetir la vacunación. Las vacunas deben tener ciertas características: Necesitan para producir sus efectos que pasen algunos días para dar tiempo al organismo a fabricar los anticuerpos. Por la circunstancia anterior no es aconsejable su empleo si ya se ha presentado la enfermedad, por lo que son preventivas, y no curativas. Su efecto es bastante duradero, pues el organismo continúa produciendo, durante cierto tiempo anticuerpos. Erradicación de enfermedades como la viruela, poliomielitis. Esperanzas puestas en la vacuna de la malaria. Inmunidad artificial pasiva. El principal método para conseguirlo es la sueroterapia. Consiste en inyectar al individuo que sufre una infección, los anticuerpos específicos del germen causante, sin que haya que esperar la respuesta inmunológica del individuo. Los anticuerpos se logran vacunando con dicho germen a un animal, para que éste ponga en marcha su respuesta inmunológica. En su sangre estará posteriormente los anticuerpos específicos. Tras la extracción de la sangre del animal, se aíslan y purifican los anticuerpos que van a ser inyectados en personas infectadas. Hasta ahora el animal de laboratorio usado en la obtención de suero y anticuerpos ha sido el caballo debido a su gran volumen sanguíneo. Los anticuerpos inyectados tienen una triple misión: neutralizan a los antígenos, activan a las proteínas del complemento y atraen a los linfocitos T. Sin embargo su acción dura poco tiempo, ya que al ser de origen animal, no humano – proteínas extrañas- son rápidamente destruidas por el organismo. Su utilización repetidas veces puede provocar alérgias. La sueroterapia permite la prevención (inyección de inmunoglobulinas antitetánicas después de una herida grave) o la atenuación de la virulencia de enfermedades o toxinas (sueros antiveneno). EL SISTEMA INMUNITARIO Y LOS TRANSPLANTES. El rechazo es la respuesta inmunitaria que desarrolla el organismo receptor al reconocer un tejido extraño procedente del donante. El rechazo se produce siempre, de no ser que el donante y el receptor sean genéticamente idénticos. La causa de este respuesta inmunológica tan genérica está en que muchos linfocitos T se activan por la unión con moléculas del CMH extrañas presentes en las membranas de las células transplantadas. Para evitar los problemas de rechazo se realizan pruebas de histocompatibilidad entre donante y receptor. Como no se puede evitar que se produzca este rechazo en algún grado, se recurre a procedimientos dirigidos a deprimir la respuesta inmunitaria. ALTERACIONES DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO: Hipersensibilidad (alergias), autoinmunidad, inmunodeficiencias. AUTOINMUNIDAD: hasta ahora hemos visto que el sistema inmunológico es capaz de reconocer las estructuras extrañas de las del propio organismo, gracias al aprendizaje de los linfocitos en el proceso denominado maduración. El hecho de no reconocer las propias células y proceder contra ellas mediante reacciones inmunológicas, constituye la autoinmunidad. Se han apuntado varias causas que llevan a este fenómeno, como: Activación de los linfocitos efectores autoagresivos, sin intervención de los linfocitos T colaboradores que los moderan. Fallos en la actuación de los linfocitos T. Presentación de antígenos incorrectos. Algunas de las enfermedades autoinmunes más conocidas son: El lupus eritematoso: su sintomatología consiste en la aparición de eritemas o erupciones de la piel a ambos lados de la nariz. La esclerosis múltiple: consiste en trastornos del sistema nervioso, que debido a inflamaciones de la vaina de mielina. La miastenia: debilidad muscular por bloqueo del impulso nervioso a los músculos. HIPERSENSIBILIDAD (ALÉRGIAS): con estos términos se designan los trastornos provocados por reacciones inmunológicas frente a antígenos extraños que, en principio, son tolerados por la mayoría de las personas. Tras un primer contacto con el antígeno en cuestión, la respuesta en sucesivos contactos origina lesiones en el organismo. Estas respuestas o reacciones son, mayoritariamente, de dos tipos: anafilácticas o citotóxicas. 1. Reacción anafiláctica: el término anafilaxis significa “estado opuesto a la inmunidad”. Lo típico de esta reacción es que los anticuerpos implicados son Ig E. El primer contacto con el antígeno (polvo, pelos de animal, picadura de avispa, penicilina…) denominado también alérgeno, produce la síntesis de Ig E por parte de los linfocitos B, que van a disponerse en la membrana de los mastocitos y leucocitos basófilos. El contacto posterior con el mismo alérgeno, hace que éste se fije a las Ig E por parte de las células citadas, lo que provoca que éstas liberen una serie de sustancias mediadoras: histamina, heparina y proteasas. Estos mediadores provocan la vasodilatación y aumento de la permeabilidad vascular, contracción de la musculatura lisa y secreción de mucosas, de forma inmediata. Esta reacción si es brusca, se conoce como choque o shock anafiláctico, pudiendo producir constricción de los bronquios (asma) obstrucción capilar pulmonar, urticaria, insuficiencias cardíacas… que pueden ser de fatales consecuencias. 2. Reacción citotóxica tardía: en este caso, la reacción inmunológica es celular y ocasiona lesiones en los tejidos y órganos, resultantes de la acción de los linfocitos T colaboradores y citotóxicos. Consiste estas reacciones en focos inflamatorios con acumulación en ellas de linfocitos y macrófagos. Es el caso de erupciones cutáneas en respuesta a ciertos fármacos o sustancias químicas, tales como algunos cosméticos o sustancias caseras a las cuales la piel está expuesta permanentemente. INMUNODEFICIENCIAS: con este nombre se designa a los casos en que las reacciones inmunológicas son insuficientes ante las infecciones de todo tipo o bien no existe. Las consecuencias de las inmunodeficiencias son, principalmente: Propensión a tener múltiples infecciones. Si la inmunodeficiencia afecta solo al sistema humoral, se presentan infecciones bacterias en general. Si la inmunodeficiencia es celular, las infecciones específicas serán las de crecimiento intracelular, es decir, virus y rickesias. Aumento de la aparición de tumores ya que están controlados por el sistema inmunológico. En el síndrome de inmunodeficiencia congénita no ha existido un proceso de formación y diferenciación de células inmunocompetentes, como causa más generalizada. A los niños que presentan éste síndrome se les llama “niños burbuja”, ya que deben vivir en una habitación estéril y evitar el contacto con persona, animal u objeto portadores de gérmenes. Una de las soluciones viables para remediar este déficit, es el injerto de médula ósea capaz de formar células inmunocompetente.