Marta Quevedo Martínez BH 2º A

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Marta Quevedo Martínez
BH 2º A
El árbol de la ciencia de Pío Baroja
El árbol de la ciencia es una novela filosófica de carácter autobiográfico de su autor, Pío Baroja, quien es un
escritor clave de la narrativa de la Generación de 98.
Andrés Hurtado es un hombre que intenta huir del mundo absurdo que le rodea, y está interesado en saber por
qué es como es el ser humano, e intenta descubrirlo por medio de la ciencia, más concretamente por el estudio
de la Medicina. En la facultad, por la falta de cultura y de interés por las personas que se respira allí, descubre
que ese camino no le sirve para mucho. Madrid, ciudad en la que vive, es para él un sitio estancado que no
merece la pena, y este pensamiento se extiende a medida que su vida avanza: la muerte del menor de sus
hermanos, Luis, al que apreciaba mucho, la estancia en un pueblo manchego al que coge casi asco, y el
conocer la gente mezquina que hay por todos lados hace que piense que la vida es una basura y que no hay
nada excitante en ella. Sus únicos momentos de paz, cuando se casa con Lulú, se ven turbados cuando el bebé
de ambos muere al nacer y a los pocos días muere ella. Habiendo visto lo ocurrido con su esposa, y sintiendo
ya que la vida no puede darle nada más, Andrés se suicida.
La novela consta de 53 capítulos repartidos en siete partes, cifras que aparentemente no dan lugar a ningún
tipo de organización. Sin embargo, al leerla se puede observar que tiene una estructura pensada: dos etapas de
la vida de Andrés Hurtado interrumpidas por un intermedio reflexivo en el que mantiene una conversación
filosófica con su tío, Iturrioz. En esta reflexión Andrés habla sobre si la vida es una simple lucha o si es todo
pesimismo, ideas que saca de Darwin y Schopenhauer respectivamente. Habla sobre si las personas tienen
voluntad en su vida, o simplemente son espectadores de ésta (principio de ataraxia), como dice Schopenhauer
en su libro El mundo como voluntad y representación.
Su tío, Iturrioz, es uno de los personajes secundarios de tantos que hay. El principal es Hurtado, persona
solitaria, antisocial, reflexiva, intelectual, tímida con las mujeres, casi misógina, algo anarquista, rebelde e
inconformista. Es por él, entre otras cosas, por lo que esta novela es autobiográfica, ya que Andrés representa
el carácter del propio Baroja. Junto a Andrés, otro personaje a destacar es Lulú, una muchacha un tanto
alocada con la que Andrés entabla muy buena amistad desde el principio, y la que en un futuro será su esposa
y, gracias a eso, dadora de unos preciosos y agradecidos momentos de paz en su vida. Al principio, Aracil y
Montaner también son importantes, ya que Hurtado pasa gran tiempo con ellos, y forja de cada uno una
visión: al principio, por ejemplo, no tenía muy buena relación con Montaner, y, sin embargo, termina siendo
más amigo suyo que de Aracil, al cual critican a sus espaldas. Aparte de los ya mencionados, a lo largo de la
obra aparece una galería de personajes secundarios y muy pintorescos caracterizados de forma directa y
rápida. Además, todos los personajes son descritos de forma paulatina y progresiva, cosa que se acentúa más
según sea mayor la importancia del personaje.
Baroja da mucha importancia al diálogo, como se puede comprobar, por ejemplo, en la IVª parte en la que
Andrés e Iturrioz mantienen su conversación filosófica. También aparecen gran número de descripciones,
tanto de paisajes (o ambientes) como de personas, y la representa de una forma tan minuciosa y detallista
como ágil y sencilla.
En la novela se critica lo absurdo del mundo, tanto rural como urbano, de España, la injusticia social que en él
hay, la incultura de los que se suponen deberían ser cultos, la indiferencia ante eventos como la masacre en
Cuba, la miseria de los pueblos y las ciudades y la poca consideración ante ello que tienen las personas con
dinero. El protagonista desea que haya una revolución para que todo esto cambie, pese a verse incapaz de
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hacerla él mismo.
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