Una breve presentación del NT

Taller
Introducción al Nuevo Testamento
José Johnson Mardones
2010
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Contenido
Introducción
Tema 1 Sentido y estructura del Nuevo Testamento
1.1 Sentido del Nuevo Testamento
1.2 Estructura del Nuevo Testamento
Sugerencia de actividades.
Tema 2 Evangelios sinópticos y Hechos
2.1 Evangelios sinópticos
2.2 Hechos de los Apóstoles
Sugerencia de actividades.
Tema 3 Cartas Paulinas I
3.1 Tesalonicenses 1 y 2
3.1 Cartas a los Corintios
3.2 Carta a los Gálatas y Romanos
Sugerencia de actividades.
Tema 4 Cartas Paulinas II
4.1 Cartas de la Cautividad
4.2 Cartas Pastorales
4.3 Carta a los Hebreos
Sugerencia de actividades.
Tema 5 Conjunto Joánico
5.1 Evangelio de Juan
5.2 Cartas de Juan
5.3 Apocalipsis
Sugerencia de actividades.
Tema 6 Cartas Católicas
6.1 Carta de Santiago
6.2 Cartas de Pedro
6.3 Carta de Judas
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Sugerencia de actividades.
Resumiendo
Anexos
1. El papiro más antiguo del Nuevo Testamento.
2. texto en griego del evangelio de Mateo.
3. Palestina en el Nuevo Testamento.
4. El Imperio Romano en la época del Nuevo Testamento.
5. Ciudades a las que Pablo envió cartas.
6. Las siete Iglesias del Apocalipsis.
7. Templo de Jerusalén en la época del Nuevo Testamento.
Bibliografía
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Introducción
Los escritos que componen el Nuevo Testamento son sin lugar a dudas el
centro de la vida y de la fe del cristiano. Comprenderlos bien es entonces una
tarea que es imprescindible si se desea seguir a Jesús con fidelidad y
anunciarlo con verdad y claridad.
Hoy surgen muchos documentales o libros que ponen en duda la verdad
del Nuevo Testamento y que hacen dudar a muchos cristianos sobre las bases
de su fe. En este texto vamos a abordar estos escritos con una mirada crítica
que nos permita valorarlos en su justa medida y comprender sus diferencias y
su sentido de fondo.
Porque la base de la fe no es un libro, sino la persona de Jesús de
Nazareth, el Hijo de Dios, anunciado, vivido y celebrado por la comunidad de
los discípulos que continúa su misión y su presencia. Para comprender a Jesús,
Palabra eterna del Padre, tenemos los escritos del Nuevo Testamento,
inspirados por el Espíritu para nuestra edificación.
Por último, recordarles que este texto es sólo una introducción. Quiera
Dios que a partir de él se despierte en sus corazones el deseo de un mayor
conocimiento del Nuevo Testamento como una forma de contribuir a la
edificación de la Iglesia y a la misión que como bautizados tenemos de anunciar
a Cristo y hacerlo presente en nuestra vida y nuestra historia.
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Tema 1: Sentido y estructura del Nuevo Testamento.
1.1 Sentido del Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento es, primeramente, el misterio de la vida, pasión,
muerte y resurrección de Jesús. Con este acontecimiento se inaugura el tiempo
nuevo del Mesías y de la comunidad que continúa su misión. Esta nueva alianza
comienza con Jesús y se prolonga hasta el fin de los tiempos, como alianza
única y definitiva. No debemos esperar otra, porque esta alianza se proyecta
sobre toda la humanidad, más allá de la Iglesia, que es su signo y testimonio,
pero no sin ella.
Los textos que reflexionan sobre los alcances y forma de esta nueva
alianza recibieron, por analogía, el nombre de Nuevo Testamento es decir, de
nueva alianza. El conjunto es bastante breve, si lo comparamos a los libros del
Antiguo Testamento, o con otros libros sagrados. Y es que su objetivo no es
construir una teoría sobre Jesús o sobre la vida, sino iluminar y explicar la
forma de vivir la vida y mensaje de Jesús en la vida e historia de los creyentes,
de la comunidad y, a través de ella, de la humanidad entera.
1.2 Estructura del Nuevo Testamento.
En el esquema tradicional de nuestras Biblias, los libros del Nuevo
Testamento se agrupan en narrativos (Evangelios y Hechos), Cartas Paulinas
(de la más larga a la más corta), cartas católicas y Apocalipsis. Los estudios
bíblicos siguen un esquema distinto, agrupando los textos según la semejanza
que presenten por contenido, autor o situación en que fueron escritos,
permitiendo relacionar los textos mejor y así descubrir las conexiones entre
ellos y las diferentes escuelas y visiones del cristianismo que ellos representan.
El esquema que usaremos es el siguiente:
Evangelios sinópticos y Hechos.
Marcos – Mateo - Lucas
Hechos de los Apóstoles.
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Cartas Paulinas.
Antiguas.
Mayores.
Cartas de la cautividad.
Filipenses – Colosenses – Efesios - Filemón.
Cartas pastorales.
1-2 Tesalonicenses.
1-2 Corintios – Gálatas - Romanos
1-2 Timoteo - Tito.
Autor desconocido.
Hebreos.
Conjunto Joánico.
Evangelio de Juan - 1-2-3 Juan - Apocalipsis.
Cartas Católicas.
Santiago - 1-2 Pedro - Judas.
SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Realizar en una cartulina un librero con las secciones del Nuevo Testamento.
Los asistentes deberán acomodar los libros (hechos en otra cartulina) en los
espacios respectivos. Es importante dar tiempo para que discutan y acuerden
donde van los libros. Luego se revisa y se analiza la experiencia.
Reflexionar en el grupo sobre el sentido de las alianzas y compromisos que
hacemos en la vida diaria. Hecho esto, analizar qué alianzas ha hecho Dios con
nosotros y cómo en Jesús se realiza la plena y definitiva alianza que da sentido
a todas las demás.
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Tema 2: Evangelios sinópticos y Hechos.
Evangelio viene del griego y significa “buena nueva”. Se refiere ante todo
a la persona de Jesús, a su mensaje, vida, muerte y resurrección. Esa es la
buena noticia que anunciamos y vivimos. Por ello sólo hay un Evangelio, un
mensaje. Por analogía, se llamaron también evangelios a los libros que relatan
esta buena nueva, de los cuales aceptamos como inspirados y canónicos sólo
cuatro, el de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. De ahí que la Tradición haya
llamado a estos textos “Evangelio según...” y no “Evangelio de...”, porque el
Evangelio es uno sólo, contado por cada uno de los evangelistas. “Los Evangelios
son el corazón de todas las Escrituras por ser el testimonio principal de la vida
y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro salvador” (Catecismo 125)
Luego de la muerte de Jesús, y ante la experiencia maravillosa de la
resurrección, los discípulos se lanzan a predicar el mensaje de Jesús por todas
partes, reuniendo en torno a ellos a nuevos seguidores y fundando las primeras
comunidades. La resurrección aporta una luz nueva al mensaje de Jesús y
desde ella es releída toda su historia. Jesús no es predicado sólo como un
maestro de la Galilea, sino como el Señor, el Mesías, el Salvador, muerto y
resucitado.
La predicación es oral y los discípulos de Jesús se propagan para
anunciar su mensaje. Cada comunidad va guardando en su memoria lo que ellos
cuentan y lo repiten en las asambleas. Los Doce y la comunidad de Jerusalén
tiene un papel principal y visitan las comunidades para instruirlas y llevar
noticias. Con la conversión de Pablo el mensaje sale definitivamente de los
límites del judaísmo y comienza a propagarse por regiones paganas. Los viajes
de una comunidad a otra van provocando que las tradiciones se entremezclen y
se cuenten nuevas historias, palabras y relatos sobre Jesús.
Algunas comunidades comienzan a poner por escrito los testimonios y
tradiciones que poseen y copian las de otras comunidades. A ello se suman las
cartas que se envían entre ellas, principalmente de parte de los responsables
de cada comunidad. Así se van formando las primeras colecciones de dichos de
Jesús, de milagros, de relatos más largos (como el de la pasión), hasta que
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algunos deciden comenzar a ordenar todo el material y darle estructura,
naciendo los evangelios.
De todo ello, podemos concluir lo siguiente:
Los evangelios no son biografías de Jesús, en el sentido moderno del
término. Si bien cuentan la vida de Jesús, su principal interés es mostrar el
sentido que su vida y mensaje tiene para los creyentes y el mundo entero. Por
ello, es equivocado buscar en ellos la precisión histórica que hoy se exige a una
biografía, o detalles sobre Jesús que satisfagan nuestra curiosidad.
Son, en cambio, testimonio de fe en Jesús, libros que recogen la forma
cómo la comunidad vivía el mensaje del Maestro y cómo era visto El por sus
discípulos. Los evangelios suponen la fe y la adhesión a Jesús y contienen lo que
un discípulo debería saber o vivir para ser un fiel seguidor de Jesús. Por ello, el
punto de partida de la narración no es el nacimiento, sino su resurrección, y a
partir de ella, se releen los hechos y palabras del Maestro. Son, ante todo,
anuncio de Jesús como Mesías, muerto y resucitado, y de su mensaje para hoy.
Escritos de la Comunidad y para la Comunidad. No se trata de textos
de propaganda, hechos para difundir el mensaje de Jesús más allá de la
Comunidad. Son textos escritos a la luz de las tradiciones sobre Jesús que
circulaban en las comunidades y para ser usados por esas mismas comunidades
en la liturgia, la catequesis o de apoyo a la predicación. Por ello no son sólo
recuerdo de lo que Jesús hizo y dijo, sino respuesta, a partir de la vida de
Jesús, a los problemas y preguntas de la comunidad hoy.
Basados en testimonios directos. Si no podemos afirmar que los
evangelios son historia, en el sentido más técnico de la palabra, tampoco
podemos afirmar que son fantasía. Su base es el testimonio de los apóstoles y
los seguidores de primera hora, tal como afirma Lucas en su prólogo (Lc. 1,1-4).
Son ellos los que predican a Jesús y es su predicación la que va quedando
escrita en los evangelios (Dei Verbum 19). Podemos decir que son más bien
historia releída, interpretada y vivida en el hoy de cada comunidad, pero
siempre verídica y fiel. A la honestidad intelectual que se espera de los
autores hay que sumar, en el caso de los evangelios, el valor de la fe. Ellos
escriben sobre lo que creen, sobre verdades que marcan su vida y sobre un
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camino con el que se han comprometido, y aunque esto condiciona su forma de
leer el pasado, también asegura que no escribirían nada que no fuese cierto,
nada en lo que no creyeran profundamente.
Según la personalidad de cada autor. Los autores entregan una visión
de Jesús y su mensaje, marcado por sus preocupaciones y las de su comunidad.
Escriben según su capacidad y pensando en aquello que es necesario para
iluminar el camino de los creyentes. Por ello seleccionan el material para ir
descubriendo nuevos elementos que iluminen el camino de las comunidades
(Catecismo 126,3). Es un dato importante para comprender bien las diferencias
y el enfoque de cada evangelista.
Inspirados por el Espíritu Santo. Es un dato que no hay que olvidar.
Creemos que el Espíritu Santo inspiró a Jesús en su predicación y su vida.
Luego de El, inspiró a los apóstoles y discípulos en la predicación y en la
formación de las comunidades. Por ello, al ser los evangelios testimonio de esa
predicación y de esas comunidades, afirmamos que también son inspirados por
Dios y testimonio seguro sobre la doctrina y vida de Jesús (Dei Verbum 11). Los
textos son inspirados porque inspirada es la comunidad de los discípulos que
siguen a Jesús y que dio origen a los textos. Por ello, la actualización del
mensaje no es distorsión o deformación, sino el paso lógico de una comunidad
que cree que el mensaje y presencia de Jesús sigue vivo y tiene algo que decir
en el hoy de nuestra vida.
Escritos también para nosotros. Los evangelios son, en definitiva, el
testimonio del ejercicio que hace la comunidad cristiana a lo largo de los siglos:
releer la experiencia de Jesús, para interpretar el presente y proyectar el
futuro. Por ello son también para nosotros que seguimos haciendo el mismo
camino, pues se trata en el fondo de vivir también hoy la Buena Nueva
anunciada por Jesús y vivida y proclamada por la comunidad hasta hoy y en los
siglos futuros.
2.1
Evangelios Sinópticos.
Lo conforman los tres primeros evangelios, debido a su parecido y su
dependencia mutua. Se considera hoy en día que Marcos fue el primero, y que
Mateo y Lucas lo tuvieron al frente al redactar sus evangelios, junto con otras
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fuentes, entre ellas la famosa “Fuente Q”, que consistiría en una colección de
dichos de Jesús. Se acostumbra escribirlos en columnas paralelas, para
comparar sus semejanzas y diferencias. De ahí su nombre “sinópticos” (del
griego “synopsis”= mirada de conjunto). Se centran en la persona, mensaje y
vida de Jesús de Nazareth, a quien confiesan los autores y las comunidades
como el Señor, el Cristo, el Hijo de Dios.
a) Marcos.
Es el primero de los tres y además el más breve. Su estilo es rudo y
directo, preocupado de los gestos de Jesús y con muy pocas palabras del
Maestro. Marcos presenta a Jesús como el Mesías, pero no como lo esperaban
sus contemporáneos, sino un Mesías humilde, que muere en la cruz para salvar a
su pueblo. De ahí la idea de Marcos que el Mesías sólo será reconocido en la
cruz y por ello Jesús pide constantemente el silencio sobre quién es en
realidad. Marcos presenta a Jesús muy humano y cercano, por lo que ha sido
revalorado últimamente como fuente de estudio. Habría sido escrito luego de
la persecución de Nerón (64 d.C.) y antes de la destrucción del Templo (70
d.C.), para las comunidades de Roma.
Marcos divide su libro en dos partes claramente separadas por el texto
de Mc. 8,27-30, llamado la “bisagra cristológica” (“¿Quién dice la gente,
ustedes, que soy yo?). Esta división sigue un esquema geográfico y teológico.
En lo geográfico, Marcos divide su texto en tres partes: El ministerio en
Galilea y regiones paganas (cap 1-9), el viaje a Jerusalén (cap 10) y su acción en
Jerusalén, pasión y resurrección (11-16). El esquema no pretende ser histórico,
sino teológico. En Galilea, región despreciada y rodeada de paganos, Jesús
despliega su actividad salvífica (curaciones, exorcismos, mensaje, misión,
formación de los doce, etc). El viaje a Jerusalén es el espacio de formación de
los discípulos, de la comunidad, y de la revelación de Jesús como el Mesías
sufriente, que da su vida para salvación de todos. En Jerusalén, en cambio, no
vemos curaciones o exorcismos, sino sólo el signo de la higuera estéril. Por ello,
el esquema geográfico pretende mostrar el traspaso de la salvación a los
paganos y la liberación del cristianismo respecto al judaísmo.
En el esquema teológico el centro sigue siendo la “bisagra cristológica”
de Mc. 8,27-30. Antes de ella, Jesús es reconocido por los actores invisibles
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del relato (demonios, fuerzas naturales, ángeles), mientras que los actores
visibles (discípulos, gente, autoridades) se pregunta constantemente por su
identidad. Después del texto, desaparece la pregunta por su identidad, la que
se va revelando a través de la imagen del “Hijo del Hombre”, como Mesías
sufriente y aparece con mayor claridad su identidad como Hijo de Dios.
La estructura también gira en torno a dos preguntas cruciales para el
cristiano:
•
¿Quién es Jesús?
Lo dice la primera línea del evangelio (1,1), Pedro ante la pregunta de
Jesús (8,30), la voz de Dios Padre (1,9-11;9,2-13), Jesús mismo
(8,31;9,31;10,33), los demonios (1,24;3,11;5,6-7) y el centurión romano al pie
de la cruz 15,39). La primera parte dedicará su atención a responder esta
pregunta, mostrando lo que Jesús hace y dice, cómo reacciona la gente frente
a él y las autoridades de su tiempo. En esta sección encontramos: La
presentación (1,1-12), el comienzo de la Buena Nueva (1,14-20), Un día en la
vida de Jesús (1,21-38), la Misión en Galilea (1,39-4.31), el viaje a Gerasa (5,120), la vuelta a Galilea (5,21-7,23) y el viaje a las regiones paganas (7,24-8,26).
•
¿Qué significa seguir a Jesús?
Resolver la pregunta sobre quién es Jesús no es un acto de curiosidad,
sino de compromiso. El reconocer a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, y
comprender lo que esto significa, lleva necesariamente a definirse frente a él.
Por ello, el evangelio es una invitación al seguimiento de Jesús, a sumarse a su
proyecto. Pero, ¿Qué significa, en concreto, “seguir a Jesús”? ¿Cómo debe
comportarse un verdadero discípulo? A esto dedicará Marcos la segunda parte
de su libro, el viaje a Jerusalén, donde nos muestra a Jesús formando a sus
discípulos, anunciándoles su pasión, enfrentando a los poderosos y muriendo en
la cruz por haber permanecido fiel y resucitando, como muestra de victoria. En
esta segunda parte encontramos: El viaje a Jerusalén: Seguir a Jesús (8,3410,52), el fin del conflicto: Jesús en Jerusalén (11,1-14,11), La pascua de Jesús
(14,12-15,47) y la resurrección (16,1-20).
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b) Mateo.
Hoy se duda que Mateo sea su autor, pensándose más bien que se trata
de un autor judeocristiano de Antioquia, según la opinión más generalizada. La
Tradición señala que Mateo habría escrito una colección de dichos de Jesús.
Esto, y el hecho de que este evangelio tuviera un autor desconocido, hizo que
se le atribuyera la autoría. Mateo siguió la estructura teológica de Marcos y
bastante material de su evangelio, junto con otras fuentes a las que tuvo
alcance, entre ellas la llamada fuente Q que también utilizó Lucas. Es un
evangelio bien estructurado y muy simbólico, lo que es particularmente
importante en los relatos de la infancia. Habría sido escrito para los cristianos
de origen judío luego de la destrucción del Templo (70 d.C.), alrededor del año
80 d.C.
Antes del año 70, el judaísmo era bastante diverso, con muchas
corrientes que convivían dentro de un tronco común. El desastre de la
destrucción del Templo provocó la necesidad de redefinir el judaísmo en torno
a un centro distinto del Templo, reafirmar la identidad y la fe en torno a otros
elementos. Esa fue la tarea de los fariseos, único grupo sobreviviente del
desastre, junto al grupo de los cristianos, que hasta entonces era un grupo
judío más. En Jamnia se reunieron a resolver los elementos bases que
constituirían el judaísmo desde entonces, y en ese proceso, se hizo
incompatible ser cristiano y judío a la vez. La división con el judaísmo provocó
una profunda crisis en los judeocristianos de Antioquia, que se veían a sí
mismos como el nuevo Israel, reunido en torno a Jesús. El evangelio de Mateo
viene a reforzar la identidad de estos cristianos y mostrar a la Iglesia como la
continuación histórica de las promesas de Dios a su pueblo.
Para Mateo Jesús es el que lleva la Ley a su perfección y su plenitud, en
quien se cumplen las promesas de Dios. Por ello afirmará a cada paso que Jesús
cumple las Escrituras con su vida y su mensaje. Mateo escribe para judíos y se
preocupa por establecer una continuidad entre el antiguo pueblo de Dios
(Israel) y el nuevo pueblo de Dios (la Iglesia), que ha nacido de la nueva alianza
sellada con la sangre de Cristo. Es un evangelio destinado a iluminar la vida de
la Iglesia como comunidad, una reflexión sobre su papel como Pueblo de Dios y
seguidora de Jesús.
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Existen varias posibilidades para estructurar el evangelio de Mateo. La
más tradicional es la que lo divide en cinco libros, compuestos de una narración
y un discurso, a imitación del Pentateuco (la ley, los primeros cinco libros de la
Biblia). Usando este esquema, la estructura del libro sería la siguiente:
Introducción (1-2), Libro del discipulado (3-7), Libro del Apostolado (8-10),
Libro de la revelación y rechazo (11-13), Libro de la comunidad (14-18), Libro
del juicio (19-25) y el Epílogo (26-28)
Una segunda posibilidad, bastante difundida hoy en día, es ordenar el
evangelio a partir de las formulas de unión “desde ese momento empezó
Jesús…” (Mt. 4,17; 16,21), siguiendo un criterio más cristológico. Siguiendo
este esquema, la estructura es la siguiente: Presentación de Jesús Mesías,
Hijo de Dios (1,1-4,16), la proclamación de Jesús y el Reino de Dios (4,17-16,20)
y la Pasión, muerte y resurrección (16,21-28,20)
c) Lucas.
Es el último de los tres. Parte presentando su método de trabajo y
formulando un relato distinto de la infancia del Mesías, también rico en
simbolismo, que en el fondo contesta las mismas preguntas que busca contestar
el relato de Mateo: ¿Quién es Jesús? ¿A qué viene? ¿Cómo reacciona el pueblo
frente a El? Lucas escribe a cristianos paganos y no judíos, siendo mucho más
histórico en el orden que los otros dos, aunque también se permite ciertos
arreglos. Parte de la tesis que el anuncio del Evangelio debe llegar a Jerusalén
desde Galilea, y desde Jerusalén a todas las naciones de la tierra. Este
esquema es el mismo que ocupará en su segundo libro, Los Hechos, que es como
un segundo tomo de la misma historia. Habría sido escrito alrededor del año 80
d.C. para una comunidad compuesta mayoritariamente por cristianos de origen
pagano.
Lucas habría seguido la estructura geográfica de Marcos, es decir, el
esquema Galilea - viaje a Jerusalén –Jerusalén, agregando otros elementos
propios y algunos de una fuente común usada también por Mateo, llamada
fuente Q. En cuanto a su mensaje y contenido podemos señalar como pistas
algunos elementos. Jesús es presentado como profeta y evangelizador de los
pobres y marginados (4,16-24), salvador de la humanidad (1,31; 2,11; etc) y
como el Señor (7,48-50).
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En la obra de Lucas la idea del camino cobra una importancia y
profundidad mayores. El camino de Jesús es camino de salvación y gracia para
todos los hombres, en especial para los pequeños y los que sufren, camino que
hace Jesús mismo de Galilea hasta la cruz y la resurrección y que hacen sus
discípulos detrás de El. Esta misma idea del camino se repetirá en los Hechos.
Otro elemento importante es la presencia y acción del Espíritu Santo,
que es quien guía y fortalece a Jesús y luego de El a la comunidad cristiana. Es
el Espíritu quien llena a Juan Bautista (1,15) a María (1,35) a Zacarías (1,67), a
Isabel (1,41) y sobre todo al propio Jesús (4,1; 3,22). De ahí también la
importancia que Lucas da a la oración, constantemente presente en su evangelio
a través de cánticos y de relatos de personajes en oración. Se le ha llamado el
“evangelio de la misericordia”, por ser el rasgo más notorio de Dios que
muestra y profundiza, a través de las acciones y palabras de Jesús. El tema de
la predilección por los pequeños, las curaciones y el perdón de los pecados son
reflejo de la presencia misericordiosa de Dios en Jesús.
La obra de Lucas presenta una estructura en cinco partes, de la
siguiente manera: Introducción (1,1-4); Presentación de Jesús, en un
contrapunto con Juan Bautista (1,5-4,13); Jesús en Galilea (4,14-9,50); Viaje a
Jerusalén y formación de los discípulos (9,51-19,28); Jesús en Jerusalén
(19,29-21,38); Pasión, muerte y resurrección (22,1-24,49) y Conclusión (24,5053)
2.2 Hechos de los Apóstoles.
Escrito por Lucas, autor del tercer evangelio. Relata los comienzos de la
Iglesia y la propagación del Evangelio desde Jerusalén hasta Roma.
En
sus
primeros capítulos relata los orígenes de la primera comunidad de Jerusalén y
su dispersión debido a una persecución, logrando con ello la propagación del
evangelio hacia otras regiones. Desde el encuentro de Pablo con Cristo, su
relato se concentra en la labor de este apóstol, hasta su prisión en Roma, con lo
que da por realizado el plan inicial de su libro. Se escribió después del
evangelio de Lucas, es decir entre el 80 y el 90 d.C.
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Los Hechos son la continuación lógica del evangelio de Lucas. La Buena
Nueva de Jesús que relató en el primer libro, continúa con el relato de la
primera comunidad y de su crecimiento y misión. Esta continuidad no es sólo
histórica, sino teológica. La misión de Jesús, su presencia y mensaje, continúa
en la acción de la comunidad cristiana, alimentada por la presencia del
Resucitado y la acción del Espíritu Santo que la guía e ilumina. Lucas busca
mostrar esta conexión profunda, siguiendo un esquema geográfico que continúa
el del evangelio. En el primer libro, todo terminaba en Jerusalén, la ciudad
santa. Hacia allá caminaba Jesús y sus discípulos, ahí murió, resucitó y ascendió
al cielo, enviando a sus discípulos a predicar por todo el mundo y a todo el
mundo. Los hechos comienzan en Jerusalén hasta alcanzar los confines de la
tierra, con la llegada de Pablo a Roma y su apostolado en la ciudad.
Una de las características de Hechos es la universalidad del mensaje y
misión de Jesús y su Iglesia. Detrás de esta perspectiva está el problema
complejo del valor de las prácticas judías y el papel de los paganos en la Iglesia,
fuente constante de conflictos en los primeros tiempos de la Iglesia. Al fin
triunfó el universalismo, siguiendo la propia práctica de Jesús y por eso las
lecciones de los hechos siguen siendo necesarias para la Iglesia. La
universalidad de su misión hace que deba estar abierta a todos, y a la vez,
permanecer fiel a su legado.
El mensaje de los Hechos está expuesto por los acontecimientos que
narra, y sobre todo, por los discursos (2,14-36; 3,12-26; 7,1-54; 10,34-43;
13,16-41; 15,13-21; 17,22-31; 22,1-21; 24,10.21; 26,2-23) y resúmenes (2,42-47;
4,32-35; 5,12-16; 6,7; 9,31; 12,24; 16,5; 19,20) que van desarrollando la
reflexión sobre la universalidad de la acción salvadora de Jesús y su Iglesia.
Jesús, el Señor, es el Mesías, no sólo para Israel, sino para todas las naciones.
Por eso la Iglesia debe ofrecer a todos su salvación, a través de su predicación
y su acción, siguiendo los pasos de Jesús.
La estructura del libro está marcada por el plan geográfico-teológico de
Lucas, expresado en las palabras de Jesús: “serán mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch. 1,8B).
Siguiendo el esquema sería el siguiente:
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•
•
•
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Introducción (1,1-11):
Prólogo (1,1-5)
Ascensión (1,6-11)
La comunidad de Jerusalén (1,12-7,60): La comunidad (1,12-26)
Pentecostés (2,1-41)
La acción de la comunidad (3,1-26)
Persecución y testimonio (4,1-5,42)
Los diáconos y Esteban (6,1-7,60)
Misión por Judea y Samaria (8,1-11,18): Dispersión (8,1-3)
Actividad de Felipe (8,4-40)
Conversión de Saulo (9,1-30)
Actividad de Pedro (9,31-11,18)
Hasta los confines de la tierra (11,19-28.31): Antioquia (11,19-12,25)
Bernabé y Pablo (13,1-15,35)
Misiones de Pablo (15,36-19,20)
Pablo, prisionero (19,21-26-32)
Camino a Roma (27,1-28,29)
Pablo en Roma (28,30-31)
SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Comparar los relatos de la infancia de Jesús en Mateo y Lucas, anotando
sus diferencias y semejanzas. Contestar luego las siguientes preguntas a partir
de los textos: ¿Quién es Jesús?, ¿Cuál es su misión?, ¿Cómo reacciona el
pueblo y las autoridades frente a El?
Leer las parábolas de Reino en Mc. 4,21-29, y escribir una “nueva parábola”
que explique el mismo mensaje del Reino con una situación actual.
Buscar en los Hechos de los Apóstoles los lugares donde se menciona el
Espíritu Santo y hacer una lista de las situaciones en las que El interviene en la
vida de la Iglesia. Reflexionar en torno a esto.
Leer el texto de He. 8,26-31 sobre Felipe y el Etíope y responder las
siguientes preguntas: ¿En qué momentos he estado en el lugar de Felipe o del
Etíope?, ¿Por qué el Etíope no podía entender el texto?, ¿Cómo podemos
comprender mejor la Biblia y ayudar a los demás a entenderla?.
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Tema 3: Cartas paulinas I
Pablo, al presentar a Jesús a los gentiles, busca explicar su mensaje y
persona en moldes distintos a los del judaísmo, para hacerlo cercano a todos.
Eso, y su constante preocupación por las comunidades que iba fundando y por la
Iglesia en general, harán que aborde diversos temas, elaborando textos de una
teología muy profunda. Esta búsqueda de Pablo se une con una de las
intuiciones más profundas del Jesús Histórico: Su mensaje es para todas las
naciones y no sólo para Israel, la misión del judaísmo era preparar el tiempo del
Mesías y ser testimonio del Dios verdadero entre las naciones. La Iglesia vivirá
el tiempo del Mesías y anunciará su presencia y su mensaje al mundo entero.
3.1
Tesalonicenses 1 y 2
Son los más antiguos de los textos del Nuevo Testamento, escritas
probablemente desde Corinto entre los años 51 y 52 d.C, por el apóstol y sus
colaboradores. Pablo centra su mensaje en dos temas importantes para el
momento: La segunda venida del Señor (Parusía), la que no es tan inminente
como entonces se creía, y la importancia del trabajo y de las responsabilidades
sociales, ya que muchos cristianos creían que no valía la pena trabajar o
preocuparse, porque pronto vendría el Señor a resolverlo todo. Son un
testimonio precioso de la catequesis primitiva de la comunidad cristiana y de
cómo enfrenta sus primeras dificultades y confusiones.
La primera carta tiene dos partes: la primera es una acción de gracias
por la vida de la comunidad de Tesalónica, dadas las buenas noticias traídas por
Timoteo en su visita y la acogida del mensaje que han tenido, junto con algunas
recomendaciones para perseverar en el buen camino (1,1-4,12). La segunda
parte aborda dos consultas de la comunidad: la situación de los que ya han
muerto (4,13-18) y el tiempo de la venida del Señor (Parusía), el que no es
posible conocerlo, sino estar atentos y vigilantes, perseverando en la vida de fe
(5,1-11). La carta termina con algunas recomendaciones finales y los saludos
(5,12-28)
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17
La segunda carta se habría escrito pocos meses después de la primera,
como una forma de profundizar lo dicho en ella, o como respuesta a una carta
falsa enviada a Tesalónica en nombre de Pablo (2,2). La carta comienza con
saludos y acción de gracias, recordando los de la primera (1,1-5), para luego
entrar de lleno en el tema de la espera de la venida del Señor (1,6-2,12), la que
no es tan inminente como algunos han interpretado. A continuación, Pablo
señala la verdadera actitud del creyente en espera de la Parusía (1,23-3,15): La
fidelidad a la enseñanza recibida (2,13;3,13-15), la oración comunitaria (3,1-5) y
el trabajo (3,6-12), como cumplimiento de las obligaciones frente a la sociedad
y la comunidad. La carta finaliza con la despedida (3,16-18), en que Pablo marca
la autenticidad de su carta (3,17)
3.2
Cartas a los Corintios
Corinto era una ciudad portuaria y comercial de importancia. Junto con
esto, tenía importancia religiosa, por el culto de Afrodita y Apolo. Todos esos
elementos hacían famosa a Corinto como ciudad de vida relajada y diversidad
de culturas que convivían no siempre equilibradamente. En esta ciudad, Pablo
lograría formar una comunidad floreciente que debía convivir con una sociedad
compleja y diversa. Los problemas enfrentados por la comunidad provocan la
Correspondencia Corintia, por las que podemos conocer la vida y realidad de
esta comunidad que busca ser fiel al mensaje y vida de Jesús en medio de una
sociedad opuesta a ella.
a) 1 Corintios.
Partiendo del saludo inicial (1,1-9), Pablo aborda los diversos problemas
que enfrenta la comunidad: La división en grupos que atenta contra la unidad de
la fe y la vida (1,10-4,21), un caso de incesto que sirve de motivo para hablar de
la pureza de vida que deben tener los cristianos como miembros del cuerpo de
Cristo y templo del Espíritu Santo (5,1-13), el recurrir a tribunales paganos
para resolver contiendas que podrían resolverse en la comunidad (6,1.11) y los
desórdenes sexuales de la sociedad corintia, de los que algunos de la comunidad
se hacían parte, llamándolos a una vida de acuerdo con su dignidad de cuerpo
de Cristo.
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18
En un segundo momento, Pablo responde diversas consultas de la
comunidad: Sobre situaciones con respecto al matrimonio y la virginidad (7,140), sobre la carne ofrecida a los ídolos (8,1-11,1), sobre el comportamiento
adecuado en la liturgia comunitaria, sobre todo con respecto a los carismas
(11,2-14,40) y sobre el tema de la resurrección de los muertos. La carta
termina con una despedida, donde menciona la colecta para la comunidad de
Jerusalén (16,1-14).
b) 2 Corintios.
Según los actuales estudios, la segunda carta reuniría una serie de
mensajes escritos en torno a los problemas de los corintios, unidas luego en una
sola gran carta en la forma que la tenemos hoy. En ella Pablo defiende su
autoridad como apóstol, por lo que debemos suponer que la crisis corintia no se
resolvió con la correspondencia anterior.
La carta comienza con el saludo y acción de gracias, donde alude a sus
dificultades y sufrimientos como apóstol (1,1-11). Luego, responde las críticas
hacia su persona surgidas en la comunidad, señalando a su favor su actuación
sencilla y sincera en Corinto (1,12-2,13), su autoridad como apóstol recibida de
Cristo (2,14-4,6), las tribulaciones vividas en su ministerio (4,7-6,10) y el amor
que les tiene, el que ha sido la principal motivación para su actuar (6,11-7,16).
Luego menciona la organización de la colecta (8,1-9,15) y retoma el tema de la
defensa de su ministerio, recordando su misión recibida de Cristo (10,1-11), el
respeto que ha tenido al trabajo de otros evangelizadores (10,12-18), su
actuación en Corinto con sencillez y sin ser una carga para nadie (11,1-13), el
aval de sus experiencias personales con el Señor (11,16-12,10) y su actuación
como aval de su predicación (12,11-21). Por último, un resumen de las ideas
presentadas con respecto a su ministerio y una exhortación a la armonía y la
alegría (13,1-13).
3.3
Carta a los Gálatas y Romanos
a) Gálatas.
La carta se dirige a Galacia, región que había sido evangelizada por Pablo
al tener que detenerse ahí por causa de una enfermedad (4,13). La
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19
evangelización fue exitosa, manifestándose en los dones del Espíritu recibidos
por los gálatas. (3,2-5). Sin embargo, tiempo después, algunos llegados de
fuera pretendían imponer a los nuevos convertidos la circuncisión y las
prácticas judías, y los gálatas habrían terminado aceptando el someterse a la
Ley. Pablo se opone con firmeza y con todo duro y apasionado, argumentando
que la salvación nos llega por la fe en Jesús y no por prácticas rituales. La
carta es un gran aporte sobre la libertad del cristiano y la universalidad y
unidad de su mensaje.
El texto comienza con un saludo y una advertencia dura a permanecer en
el Evangelio que les fue predicado (1,1-10). Sólo hay un Evangelio, el que Pablo
les predicó, y la garantía de eso es que él recibió el llamado de apóstol del
mismo Jesucristo (1,11-17), que las comunidades de Judea reafirmaron este
llamado cuando subió a Jerusalén (1,18- 2,10), incluso cuando Pedro visitó
Antioquia y se apartaba de los paganos, él mismo lo reprendió públicamente
(2,11-14). Este Evangelio predicado por Pablo es el Evangelio de la libertad que
nace de la fe en Jesús, en su muerte y resurrección (2,15-21). La misma
experiencia de los gálatas refleja esta libertad al haber recibido el Espíritu
(3,1-5), junto con el testimonio de la Escritura (3,6-22).
La Ley es el pedagogo que nos lleva a Cristo, en quien ya no hay
diferencia de personas (3,23-29), pues todos han sido hechos hijos de Dios y
libres de la Ley (4,1-11). Esa ha sido la experiencia de los gálatas y Pablo se las
recuerda (4,12-20). Como último argumento, Pablo compara la esclava Agar y la
esposa Sara, una libre y otra esclava, siendo el hijo de Sara libre por la
promesa de Dios y no por la Ley (4,21-31). ¿En qué consiste esta libertad? En
seguir el ejemplo de Cristo (5,1-12) y en vivir una vida según el Espíritu (5,1326), expresada en la caridad fraterna (6,1-10). La carta termina con un breve
resumen del tema, marcando con fuerza la imagen de Cristo crucificado, en
quien se ha realizado una creación nueva (6,11-18).
b) Romanos.
Es la carta más larga y más teológica de todas. En ella Pablo expone en
detalle su pensamiento sobre la relación entre judaísmo y cristianismo,
madurado a partir de la crisis gálata. La envía a la comunidad de Roma, que
espera visitar en su siguiente viaje. La primera parte se centra sobre el tema
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20
de la salvación por la fe en Jesús, expuesto con maestría y desde diversos
ángulos. La segunda alude a la caridad fraterna y a la actitud de los cristianos
frente a la sociedad civil y sus autoridades.
La carta comienza con un saludo y acción de gracias (1,1-15), pasando
luego a exponer en detalle su enseñanza. Parte expresando que la salvación
llega por la fe en Jesús y es ofrecida a todos los hombres (1,16-17), ya que
todos necesitan de la salvación (1,18-3,20), argumentando en este mismo
sentido según el uso rabínico (3,21-4,25). A continuación señala que esta
justificación es liberación de la situación de pecado que afecta a todos los
hombres, liberación que es alcanzada por Jesucristo, el nuevo Adán (5,1-7,25).
Se trata de una vida en el Espíritu que nos hace hijos de Dios y destinados a la
gloria, por el amor de Cristo Jesús (8,1-39).
De todo esto, surge un segundo elemento de reflexión: ¿Cuál es el papel
de Israel en la salvación? Pablo comienza exponiendo el problema (9,1-5)
siguiendo el hilo de la promesa a Abrahám (9,6-13) y recordando el valor de
Israel en el plan divino (9,14-29). La razón de la situación de Israel hay que
buscarla en su afán de encontrar la salvación en las obras y no en la gracia de
Dios (9,30-10,21). Sin embargo, Dios no rechaza a su pueblo, sino que un resto
se ha salvado al creer en Cristo, los que son primicia de la conversión y
salvación de todo Israel. Su rechazo ha abierto la posibilidad de la salvación a
los paganos, su retorno será la plenitud de la salvación (11,1-35).
Como síntesis, Pablo ofrece un orientación sobre la respuesta que los
creyentes deben mostrar en la vida como gratitud por la justicia recibida:
Deberán presentar un culto verdadero y espiritual (12,1-2), vivir en humildad y
caridad con todos (12,3-21), someterse a las autoridades y respetarlas,
cumpliendo con las obligaciones civiles (13,1-7), teniendo la caridad como la
suma de la ley (13,8-10), atentos al tiempo presente (13,11-14), con caridad y
preocupación por los débiles y necesitados (14,1-15,13). Al final, Pablo presenta
su ministerio a los romanos (15,14-21) y sus planes de ir a visitarlos (15,22-33),
junto con una larga lista de saludos (16,1-16), algunas recomendaciones finales
(16,17-20), los últimos saludos (16,21-24) y un bello himno final (16,25-27).
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SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Leer juntos 1Tes 5,12-21, y hacer una lista de las características de la
comunidad cristiana que presenta la carta. Comparar después
características con la realidad de la comunidad local. Reflexionar
esas
Leer juntos Rom 8,18-27 y responder las siguientes preguntas: ¿Qué
relación hay entre la esperanza cristiana y la creación?, ¿Cómo actúa el
Espíritu en nosotros para ayudarnos en la oración?, ¿En qué consiste la
esperanza cristiana?.
Leer juntos 1Co 1,17-31 y responder las siguientes preguntas: ¿En qué
consiste la sabiduría de Dios?, ¿Por qué la cruz es un escándalo y una necedad?,
¿Por qué Dios elige a los pequeños y despreciados para realizar su obra?.
Leer juntos Gál 1,6-10 y contestar las siguientes preguntas. ¿Por qué Pablo
afirma que hay un solo Evangelio?, ¿Quiénes hoy anuncian un Evangelio distinto
al de los apóstoles?, ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a ellos?
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Tema 4: Cartas paulinas II
4.1
Cartas de la Cautividad
Llamadas así tradicionalmente, debido a que ellas habrían sido escritas
durante la prisión de Pablo, en Efeso o en Roma. Si se trata de Efeso
deberíamos fecharlas cerca del 56, si se trata de Roma la fecha se retrasa
hasta el 61 o 62. Sin embargo la crítica actual mantiene como auténticamente
paulinas a Filipenses y Filemón. En el caso de Colosenses y Efesios, muchos
dudan de que Pablo haya sido su autor, atribuyéndosela a otro autor posterior
de la misma corriente de pensamiento que el Apóstol. El tema es discutido,
pero para efectos metodológicos seguiremos tratándolas como conjunto.
a) Filipenses.
Filipos era una ciudad ubicada en Macedonia y habitada por colonos
romanos, Fue evangelizada por Pablo, recibiendo de ella un tierno afecto y
preocupación, enviándole ayuda a Tesalónica (4,16) y luego Corinto (2Co. 11,9).
La carta es un testimonio de cercanía y afecto, de un pastor que conoce a los
creyentes a los que se dirige y los ama. De hecho, es la única comunidad de la
que tenemos noticia que Pablo haya aceptado recibir ayudas, lo que refleja una
profunda familiaridad. Algunos se inclinan por afirmar que sería una fusión de
tres cartas distintas a los Filipenses.
La carta comienza con el saludo y acción de gracias, donde incluye el
agradecimiento por la ayuda recibida de parte de la comunidad y palabras de
ternura y afecto. (1,1-11). Pablo pasa a continuación a explicar su situación
personal como preso por Cristo, lo que ha servido al progreso del Evangelio y
debe servir de ejemplo a la comunidad, para llevar una vida según los
sentimientos de Cristo Jesús (1,12-3,1). Aborda luego el problema suscitado
por la predicación de algunos judeocristianos que buscaban imponer la Ley
mosaica, señalando su propia experiencia como ejemplo para los filipenses. La
verdadera circuncisión es llevar una vida de comunión fraterna, siguiendo el
ejemplo de Cristo Jesús que se abajó por nuestra salvación (3,2-4,9). La carta
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23
finaliza con algunos consejos para la comunidad (4,2-9), un nuevo
agradecimiento por la ayuda recibida (4,10-20) y un saludo final (4,21-23).
b) Colosenses.
La ciudad de Colosas estaba ubicada en la región de Asia, estrechamente
relacionada con Laodicea. Tuvo cierta importancia en la industria textil, siendo
destruida por un terremoto en el año 61, es decir, en vida de Pablo. No vuelve a
aparecer en el Nuevo Testamento, lo que hace muy dudoso que pueda haber
sido escrita después de ese año. Sin embargo, el tema de su autenticidad es
aún discutido. El motivo de la carta es una corriente de pensamiento en Colosas
que abogaba por la circuncisión y las prácticas judías, mezclado con discusiones
filosóficas y lenguaje ilustrado. Un problema grave es el culto exagerado a los
ángeles y potencias celestes, que pone en peligro la primacía de Cristo como
cabeza de todo lo creado.
La carta comienza con el saludo (1,1-2) y una acción de gracias por la fe
de los colosenses (1,3-8), suplicando por su progreso y fidelidad a la fe
recibida (1,9-14). La carta continúa con un bello himno sobre la primacía de
Cristo sobre toda la creación, visible e invisible, y sobre la Iglesia que es su
cuerpo (1,15-20). Es a través de Cristo que Dios los ha reconciliado consigo y
por ello los llama a perseverar en la fe recibida (1,21-23). Los propios trabajos
de Pablo son prueba de la autenticidad del Evangelio recibido y debe ser
argumento para evitar la seducción de quienes pretenden predicar una fe
distinta de la recibida (1,24-2,5).
Hechas estas introducciones, Pablo pasa a abordar el problema de la
“herejía colosense”. La comunidad no debe sustentarse en filosofías o
tradiciones humanas, sino en Cristo Jesús (2,6-8). En El han sido circuncidados
en Cristo y sepultados con El en el bautismo, es decir, consagrados en Cristo y
no en tradiciones o ritos, pues mediante su cruz nos ha liberado de todo poder
o dominio (2,9-15). Por eso no deben escuchar a quienes les impongan
tradiciones y restricciones humanas, que aunque puedan parecer sólidos los
alejan de Cristo, a quien deben permanecer profundamente unidos (2,16-23).
Más que prácticas y costumbres deben buscar lo que los acerca a Dios unidos
en Cristo (3,1-4).
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24
En una última parte, el apóstol pasa a describir las “prácticas” que deben
atender los colosenses para permanecer fieles a Cristo Cabeza: Una vida recta
y honesta (3,5-15), buscando que la palabra de Dios habite en ellos (3,16-17).
Esto debe reflejarse sobre todo en la vida familiar, en el trato entre hombres
y mujeres, como entre esclavos y amos (3,18-4,1). Todo ello debe sostenerse en
la oración constante, en unión con la Iglesia y los apóstoles (4,2-6). La carta
termina con noticias sobre la situación del apóstol (4,7-9) y los saludos
respectivos (4,10-18).
c) Efesios.
La carta parece una reflexión más calmada y profunda sobre los mismos
temas de Colosenses, tal como ocurre entre Gálatas y Romanos. En los antiguos
manuscritos falta la frase “en Efeso”, por lo que algunos piensan que podría ser
la carta a Laodicea que menciona Col. 4,16 o una carta circular, lo que no parece
muy seguro. Esto, junto con otros elementos, hace que su autenticidad sea
puesta en duda hoy en día, no llegándose a consenso sobre el asunto. El tema
central de la carta es Cristo Resucitado, cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo.
Judíos y gentiles están llamados a formar un solo pueblo. Hay textos
importantes sobe el plan de salvación y la misericordia de Dios, junto con un
llamado a la unidad, consejos sobre la vida cristiana y sobre la doctrina del
matrimonio.
La carta comienza con el saludo (1,1-2) y un himno que describe el plan
divino de la salvación como bendición, redención y recapitulación de todo en
Cristo (1,3-14). A continuación, recuerda la supremacía de Cristo sobre todo
poder y dominación, y la esperanza que sostiene el camino del cristiano (1,1523): Dios nos ha salvado gratuitamente, sacándonos del pecado y dándonos el
don de su gracia, por la fe en Cristo Jesús (2,1-10). Luego, retoma el tema de
Colosenses sobre la verdadera circuncisión y la reconciliación entre judíos y
gentiles por la sangre de Cristo (2,11-22). El mismo don de la misión del apóstol
entre los gentiles es un testimonio a favor de esta reconciliación, oculta en el
pasado, pero revelada en Cristo a sus apóstoles y profetas (3,1-13).
En un segundo momento, la carta hace una exhortación a la vida
comunitaria, llamándolos a la unidad, valorando la vocación de cada uno y
viviendo una vida recta y honesta, para crecer todos hacia Cristo Cabeza (4,1-
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25
16). Esta vida nueva en Cristo se ha de manifestar en una vida alejada del
pecado y de las malas costumbres, en verdad y honestidad según el Espíritu de
Dios (4,17-32). Se trata de imitar a Cristo y vivir en la luz de Dios (5,1-20), lo
que debe reflejarse en la vida familiar (5,21-6,9) y en el combate espiritual, en
la oración y el testimonio valiente del Evangelio recibido 86,10-20). La carta
termina con unas breves noticias personales y un saludo final (6,21-24)
d) Filemón.
Esta carta es bastante breve, pero de hondo contenido humano. La
provoca la huída de Onésimo, esclavo de Filemón, convertido luego al
cristianismo por Pablo. Pero el apóstol, respetuoso de las leyes, lo devuelve a su
amo. Pero no sólo eso, incluye una carta, recomendándole que reciba a Onésimo
como un “hermano querido” y a acogerlo como a sí mismo. Así, Pablo da ejemplo
de la actitud cristiana, que sabe ir más allá de la ley, religiosa o civil, para
descubrir la verdadera actitud cristiana, marcada por el amor. Se trata de la
más personal de las cartas de Pablo y de cuya autenticidad nadie duda.
La carta comienza con el saludo a Filemón, Apfia, Arquito y a toda la
comunidad (1-3). Continúa con un agradecimiento a Dios por la fe y constancia
de Filemón (4-7), pasando luego al tema central de la carta: la devolución de
Enésimo “como un hermano” a su amo Filemón (8-21). Termina la carta con
recomendaciones particulares y saludos (22-25).
4.2
Cartas Pastorales
A estas cartas se les llama pastorales, porque se escriben a pastores,
responsables de la comunidad y abordan precisamente los problemas pastorales
que enfrentan y cómo resolverlos según la visión cristiana. Es un tema
discutido el de su autenticidad. En caso de ser auténticas serían escritas en el
último tiempo del apóstol. 1 Timoteo y Tito no hablan de cadenas ni prisiones,
en cambio 2 Timoteo da la impresión de una despedida, cuando Pablo está
nuevamente encarcelado y siente próxima su muerte. Sin embargo, otros
piensan más bien que habrían sido escritas por un discípulo de Pablo, sobre
todo porque reflejan una situación y estructura eclesial mucho más
estructurada que las demás cartas paulinas. El tema es aún discutido, pero eso
no quita que sean reflejo fiel del pensamiento paulino, sea por la autoría del
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apóstol, sea porque adaptan y desarrollan su pensamiento en nuevas
circunstancias.
a) 1 Timoteo
La carta comienza con el saludo a Timoteo (1,1-2), pasando luego a
advertirle del peligro de los “falsos doctores”, que con aparente conocimiento
de la Ley deslumbran a la comunidad (1,3-7). La función de la Ley es corregir a
los pecadores y no para el que ha alcanzado la justicia del Evangelio (1,8-11).
Luego el apóstol da su propio testimonio como ejemplo de la justicia alcanzada
por la fe (1,12-17). En un segundo momento, enumera las responsabilidades de
Timoteo como responsable de la comunidad: Conservar la fe (1,18-20), cuidar
de la oración y la vida litúrgica (2,1-8), velar por la modestia y comportamiento
de las mujeres (2,9-15), de la actitud y buena vida de los responsables de la
comunidad, de los “episcopos” (3,1-7) y los diáconos (3,8-13).
En un nuevo comienzo, la carta señala el comportamiento que debe tener
Timoteo en la Iglesia (3,14-16). Frente a los falsos doctores, Pablo recuerda la
bondad del matrimonio y de los alimentos (4,1-11) y pide a Timoteo que no se
sienta menos por ser joven, sino que se preocupe por instruirse, enseñar y orar,
para no descuidar el carisma que le fue dado al servicio de la comunidad (4,1216). A continuación, Pablo enumera la actitud que Timoteo debe tener hacia
distintos tipos de fieles (5,1-2), hacia las viudas (5,316), los presbíteros (5,1725), los esclavos (6,1-2), a los doctores y la enseñanza que transmiten (6,2-10).
La carta termina con una nueva exhortación a Timoteo (6,11-16), consejos a los
cristianos ricos (6,17-19) y una exhortación final, llamándolo a guardar el
depósito de la fe recibida (6,20-21).
b) Tito
La estructura de la carta es bastante más parecida a la primera de
Timoteo que a la segunda, salvo dos proclamaciones sobre la bondad de Dios
manifestada en Jesucristo (2,11-14; 3,4-7). Se mantiene dentro de la misma
polémica sobre la pureza de los alimentos y los deberes del obispo y la
comunidad. Comienza por el saludo recordando la esperanza de vida eterna que
se ha manifestado en Jesús (1,1-4). Luego explica la misión de Tito en Creta, la
que consiste en organizar la comunidad, instituyendo presbíteros o episcopos,
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27
cuyo perfil describe en detalle (1,5-9). Esto es necesario, sobre todo para
enfrentar a los falsos doctores que inventan fantasías para justificar las
prácticas judaizantes, al parecer relacionadas con la pureza o los alimentos
(1,10-16).
En oposición a estas enseñanzas peligrosas, Tito debe enseñar la
verdadera fe y una conducta acorde con ella, para los ancianos (2,1-3), para los
jóvenes (2,4-8) y los esclavos (2,9-10), ya que así darán testimonio de la gracia
que Dios ha manifestado en Jesús (2,11-15). Luego señala los deberes comunes
a todos los fieles (3,1-3), recordando la justificación en Cristo que nos ha
hecho herederos de la vida eterna (3,8-11). Termina la carta con una serie de
recomendaciones finales y saludos (3,12-15).
c) 2 Timoteo.
El tono de la segunda carta a Timoteo es de despedida, como si el
Apóstol previera su muerte cercana y dejase consejos y recomendaciones a uno
de sus colaboradores. Comienza la carta con el saludo, el que incluye una serie
de alabanzas a la fe de Timoteo y su familia (1,1-5). Continua con la
recomendación de reavivar el carisma recibido y de soportar los sufrimientos
que conlleva la vocación recibida (1,6-8), la que es un don de gracia manifestado
en Jesús (1,9-10). Por eso Pablo está prisionero y no se avergüenza (1,12). El
ejemplo y las palabras de Pablo deben ser la norma de vida de Timoteo (1,132,6), teniendo presente el ejemplo de Cristo por cuyo Evangelio Pablo está
sufriendo, en la esperanza de la salvación (2,8-13).
Continúa con una serie de recomendaciones sobre el comportamiento de
Timoteo, en especial con respecto a las discusiones que deforman el Evangelio
(2,14-26). En el mismo sentido, Pablo alude a la perversión de los últimos
tiempos (3,1-5) y señala que ya está actuando en los que deforman la fe (3,1-9),
llamando a Timoteo a perseverar en lo aprendido desde niño con respecto a las
Escrituras y al Evangelio recibido de Pablo (3,10-17). En la última parte, insiste
solemnemente en la perseverancia y la predicación (4,1-5), recordándole que él
(Pablo) pronto ha de partir de este mundo (4,6-8). Por eso mismo, en las
recomendaciones lo exhorta a ir rápido a él y llevarle algunos encargos (4,9-18),
terminando la carta con unos breves saludos finales (4,19-22).
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28
4.3
Carta a los Hebreos
La discusión sobre Hebreos es antigua y gira en torno a su género
literario (carta, tratado, discurso, etc), como a su autor o su composición. Hoy
la mayoría piensa en un judeocristiano de cultura griega de la segunda
generación cristiana y que se mantiene dentro de la corriente de pensamiento
de Pablo. Parece escrita a cristianos de origen judío, probablemente
sacerdotes judíos convertidos que vivían una crisis de fe. Por ello insistirá el
autor en el valor del sacerdocio de Cristo, como plenitud del sacerdocio de la
antigua alianza. La carta es de una teología profunda y requiere conocimientos
del Antiguo Testamento. Con todo, la carta resulta iluminadora con respecto al
problema de la relación entre cristianismo y judaísmo, o dicho de otra manera,
entre la Antigua y la Nueva Alianza.
La carta comienza con un prólogo que expone los temas principales, a
partir de la idea de Jesús como Palabra de Dios (1,1-4). Luego aborda el tema
de Jesús como Hijo de Dios a partir de textos del Antiguo Testamento,
señalando la verdad de su mensaje, su superioridad con respecto a los ángeles y
el haber compartido la condición humana hasta la muerte (1,5-2,11). De ahí
continúa con la descripción de Jesús como el verdadero sumo sacerdote,
comparando su figura de maestro con Moisés, siendo superior a éste por su
dignidad de Hijo de Dios (3,1-4,14). Como sumo sacerdote, Jesús ha
experimentado la realidad humana, por eso es misericordioso hasta la entrega
de sí mismo (4,15-5,10).
A continuación, el autor describe la naturaleza del sacerdocio de Cristo,
como una forma de prevenir la apostasía, que en el contexto de la carta puede
significar la vuelta al judaísmo (5,11-6,20). El sacerdocio de Cristo es superior
al de los levitas, pues dependía de la Ley, en cambio el de Cristo ha sido
instituido por Dios de una vez y para siempre (7,1-28). También es superior al
culto del Antiguo Testamento, centrado en el Santuario, pues era la imagen del
culto definitivo manifestado en Cristo (8,1-9,28). Se trata de una realidad
nueva que anula los sacrificios anteriores, en la cual sacerdote, ofrenda y altar
son la misma persona (10,1-18). El apartado termina con un llamado a prevenir la
apostasía y asistir al culto de la comunidad cristiana (10,19-39).
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29
En un último momento, la carta describe las características de la
comunidad congregada en torno al sacerdocio de Cristo. Es una comunidad
conectada con la del Antiguo Testamento, pues la base de ambas es la fe (11,112,13). Se trata de una comunidad santa que ofrece a Dios un sacrificio de
alabanza presidida por Cristo y que difunde la enseñanza de Jesús, lo que se
refleja en una vida solidaria y buena, en actitudes de caridad y compasión
(12,14-19). La carta termina con una conclusión, una bendición y algunos saludos
(13,20-25)
SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Leer juntos Filp. 4,2-9 y responder las siguientes preguntas: ¿Cómo es la
relación entre Pablo y la comunidad de Filipos?, ¿Cómo podemos vivir hoy
nosotros los consejos que Pablo da a la comunidad?
Leer por grupos las tres cartas pastorales y hacer una lista de los deberes
y actitudes de los Pastores hacia la comunidad y de la comunidad hacia los
pastores. Comparar con la realidad de la comunidad local.
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Tema 5: Conjunto Joánico
El Conjunto Joánico lo componen los textos relacionados con la
comunidad Joánica, que arranca del testimonio del apóstol Juan, el hijo de
Zebedeo, y que se fue extendiendo por el Asia Menor. Esta escuela de
pensamiento es posterior a los sinópticos y los escritos que la conforman se
redactaron a fines del siglo I d.C. Los textos del Conjunto Joánico poseen una
gran profundidad, junto con el constante uso de símbolos, por lo que un mayor
conocimiento de los orígenes del cristianismo, así como de la simbología y
realidad del judaísmo de la época y del pensamiento griego permitirá una mayor
comprensión de estos textos.
La escuela de Juan ha profundizado en el misterio de Cristo con audacia,
enriqueciéndola, pero este esfuerzo ha tenido su costo. Algunos han
pretendido comprender el cristianismo como una religión de misterio, donde se
alcanza el conocimiento (gnosis) después de ser iniciados, siendo estos
iniciados los verdaderos creyentes, a diferencia de los que viven una fe simple
e imperfecta. Comienzan a surgir en la comunidad Joánica las primeras herejías,
como la negación de la naturaleza humana de Cristo (docetismo). El conjunto
joánico buscará resolver este dilema y orientar a una comunidad que busca ser
fiel al mensaje de Jesús a pesar de la confusión y los problemas.
5.1 Evangelio de Juan
Escrito alrededor del 95 en Asia menor. Se debate aún sobre quién es su
autor, siendo la opinión general que su autoría se debe a una tradición que nace
en el testimonio del Apóstol Juan y se prolonga en la comunidad de Juan y en
sus discípulos, que enriquecieron este testimonio con la experiencia propia del
caminar de su comunidad y de su reflexión. En el evangelio de Juan, Jesús es
principalmente el Maestro a quien se sigue con amor y obediencia, es el Hijo de
Dios, uno con el Padre, que se ha encarnado para mostrarnos el camino hacia la
plenitud. La comunidad es, entonces, el espacio en el que se experimenta al
Maestro y se vive la unión con el Padre y el Hijo, bajo la guía del Espíritu Santo.
Es bastante distinto de los sinópticos, aunque conserva las características de
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un evangelio: anunciar la fe en Jesús, muerto y resucitado, anunciando su
mensaje y su vida a la luz de la experiencia de la comunidad cristiana.
Podríamos dividir el evangelio de Juan en cuatro partes. La primera es un
prólogo a toda la obra que incluye un himno donde presenta la identidad de
Jesús como Palabra de Dios e Hijo de Dios, encarnado entre nosotros (1,1-18) y
una introducción histórica de Jesús, con el testimonio de Juan Bautista y el
llamado de los primeros discípulos (1,19-51). La segunda parte es llamada “el
Libro de los signos”, por la importancia que tienen los milagros como
manifestación de la identidad de Jesús como Mesías e Hijo de Dios (2,1-12,50)
Cada signo introduce una nueva manifestación de la identidad y misterio de
Jesús: Las bodas de Caná y la purificación del Templo, signos de una nueva
religiosidad (2,1-4,45); dos curaciones como señal de la vida nueva que trae
Jesús (4,46-5,57); la multiplicación de los panes y el dominio sobre el mar,
signos de Jesús como alimento de vida (6,1-71); el signo de la fiesta de las
tiendas y las controversias en torno a Jesús, como señal del rechazo que su
acción provoca y la necesidad de la fe (7,1-59); el signo de la curación del ciego
de nacimiento, como signo de la luz que Jesús da a los que creen (9,1-10,42); el
signo de la resurrección de Lázaro como signo de la vida y resurrección que
Jesús da a los que creen en él (11,1-57) y, por último, el signo de la unción en
Betania y la entrada en Jerusalén, como signo de Jesús que da la vida
venciendo a la muerte 12,1-50).
La tercera parte es llamada “El libro de la Hora de Jesús”, porque en él
se comienza a realizar “la hora” constantemente anunciada en todo el evangelio
(2,4; 7,6; 7,30; etc). Se trata de la hora de su pasión y glorificación, de la
manifestación de su divinidad y del juicio del mundo, de la derrota del poder
del mal y la victoria de Jesús, por medio de su muerte y resurrección (13,120,31). La sección comienza con el relato de la Ultima Cena y la presentación de
Jesús como el Cordero Pascual (13,1-30), seguida por tres discursos de
despedida (13,31-14,31; 15,1-16,33 y 17,1-26). El gran signo de este Libro es la
Pasión, muerte y resurrección de Jesús, expuesto como la hora de la
glorificación de Jesús y su triunfo sobre el mal (28,1-20,31).
El libro termina con un apéndice que ocupa el capítulo 21, como un
agregado de la comunidad joánica que resume las tradiciones sobre su propio
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papel y el rol de Pedro y el discípulo amado en la Iglesia, de cara a provocar la
fe en los que leen y garantizar el mensaje expresado en el evangelio.
5.2. Cartas de Juan
a) 1 Juan.
La carta es una profunda síntesis de la teología de las comunidades
joánicas. No podemos señalar al apóstol Juan como su autor ni tampoco al
escritor del cuarto evangelio, aunque se mantiene dentro del ambiente del
cuarto evangelio y de su tradición. Podemos pensar que se trate de alguien del
grupo de los redactores finales del evangelio o algún miembro de la escuela
joánica, que ha escrito a las comunidades, a veces en nombre de la comunidad, a
veces en nombre propio. En cuanto a la fecha, se señala que la carta es
contemporánea o posterior al evangelio de Juan, por lo que la última década del
siglo I es la fecha más probable.
Esta carta nos permite conocer un poco más a la comunidad Joánica. En
ella algunos interpretaban a Jesús como el Hijo de Dios, pero negando que
fuese hombre verdadero (docetismo) o creían en una especie de conocimiento,
una iluminación, reservado sólo para iniciados, y no para todos los creyentes
(gnosticismo). La carta afirma que se debe confesar a Jesús como verdadero
hombre y verdadero Dios, y seguir sus mandamientos y enseñanzas, las que son
para todos los creyentes y se viven en la comunidad. No hay categorías de
creyentes, sino discípulos iguales de un mismo maestro y Señor.
La carta comienza señalando la base de la predicación cristiana y de toda
la vida de fe: En Jesús de Nazareth, hombre concreto y real, se ha dado la
manifestación más plena de la vida de Dios, del Hijo único, para llevar a los
hombres a la plenitud de la alegría y la salvación, el testimonio de este
acontecimiento lo recibimos de los apóstoles, como testigos auténticos de la
realidad de la encarnación (1,1-4). A continuación, el autor explica el mensaje
cristiano como el camino de la luz que debe reflejarse en la vida de los
creyentes (1,5-2,28). Esta vida surge del amor primero de Dios por nosotros,
como respuesta agradecida a este amor gratuito (2,29-4,6), por eso la vida
cristiana se basa en la fe en Cristo Jesús y en el amor al prójimo (4,7-5,12). La
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carta termina recordando la eficacia de la oración hecha con confianza y
haciendo un breve resumen de lo tratado (5,13-21).
b) 2 Juan.
El autor de la carta se señala como “el presbítero”, es decir, uno de los
dirigentes de la comunidad cristiana que le escribe a otra comunidad a la que
llama “elegida”. Su redacción hay que fijarla en la última década del siglo I, ya
que Ignacio de Antioquia señala su existencia en el 110 como anterior. Esta
carta es muy breve y se mantiene en el mismo contexto de la anterior. Está
dirigida a una comunidad concreta del círculo joánico, que ha sufrido divisiones
y confusión. El autor llamará al amor mutuo y a confesar a Jesús, evitando a los
que son falsos maestros (anticristos, los llama el autor) que confunden a la
comunidad y “no confiesan a Jesucristo según la carne”.
La brevedad de la carta hace difícil señalar secciones con claridad. Con
todo, se distinguen en ella los siguientes elementos: Saludo (1-3); una reflexión
sobre el mandamiento del amor “que tenemos desde el principio” como resumen
y cumbre de la vida cristiana. (4-6), la denuncia de los que niegan “que
Jesucristo haya venido en carne mortal”, negando la doctrina de la Iglesia y
desvirtuando el misterio central de la fe y vida de la comunidad (7-11) y la
conclusión (12-13)
c) 3 Juan.
La tercera carta parece haber salido de la misma pluma que la primera,
por lo que debe fijarse en el mismo periodo. Es sin duda la más “hogareña” de
las cartas de Juan. El autor se dirige a Gayo, responsable de una comunidad,
para agradecer la acogida que ha brindado a los misioneros que ha enviado, en
contra de Diotrefes, que no los recibe y pone en duda la visión del autor.
Podemos ver en estos dos personajes, las dos visiones enfrentadas en la
comunidad y cuál es la correcta. Los que, como Gayo, reciben a los enviados del
Presbítero, están en la verdad y caminan de acuerdo con la sana tradición. Los
que como Diotrefes, que busca el primer puesto en la comunidad según el autor,
actúa equivocadamente y serán corregidos por él mismo cuando visite la
comunidad.
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5.3 Apocalipsis
Escrito según una forma literaria llamada “apocalíptica”, común en la
época, y que se caracteriza por el uso de símbolos, imágenes, números y
visiones. El autor pretende dar ánimo y esperanza a las comunidades que ya
enfrentan las primeras persecuciones y las divisiones internas, la aparición de
teorías erradas que deforman el mensaje de Jesús y crean confusión. Para ello,
interpreta la historia a partir de la vida, mensaje y resurrección de Jesús,
para alimentar la esperanza. Jesús es el verdadero Señor de la Historia y su
plan de salvación se realiza inevitablemente, aunque en el presente parezca que
todo está perdido. Eso es lo que significa Apocalipsis: Revelación, quitar el velo
de la historia, confusa y caótica, y descubrir el sentido de los hechos a la luz
del proyecto de Dios.
Existen varias posibilidades para estructurar el Apocalipsis y cada una
aporta elementos para su comprensión. Una muy interesante divide el libro en
siete partes, siguiendo las series de siete que propone el libro, considerando la
importancia del siete en el Apocalipsis como signo de plenitud y perfección: 1,
Introducción (1,1-8); 2, las siete cartas (1,9-4,11); 3, Los siete sellos (5,1-8,1);
4, las siete trompetas (8,2-14,5); 5, las siete copas (14,6-19,8); 6, las siete
visiones (19,9-22,5) y 7, la conclusión (22,6-21).
Una segunda posibilidad es una estructura que parta de la intención del
autor de iluminar el sentido de la historia y persecución vivida por la comunidad.
En ese sentido, el libro se puede abordar siguiendo el siguiente esquema: Como
introducción, el libro comienza con una presentación (1,1-20) y las cartas a las
comunidades (2,1-3,29). Luego encontramos el cuerpo central del libro,
marcado por tres miradas distintas a la historia de las comunidades: En la
primera de ellas, el autor transporta a los creyentes hasta el cielo, para
mostrarles el plan de Dios sobre la historia y su presencia constante a favor de
ellos (4,1-11,19). En la segunda mirada, el autor baja del cielo a la tierra, para
mostrar cómo ese plan se va realizando en la vida de las comunidades y su
persecución (12,1-19,10). En la tercera, el autor relee toda la historia de la
persecución desde el triunfo definitivo de Dios al final de la historia,
descubriendo así el sentido más profundo de la persecución que viven (19,1122,15). Por último, el libro se cierra con un llamado a la perseverancia y a la
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esperanza, confiando en el Señor Jesús, Señor de la Vida y la Historia (22,722.21)
SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Leer juntos Jn 1,35-51 y responder las siguientes preguntas: ¿Cómo se
produce el encuentro con Cristo?, ¿En qué consiste ser discípulo?, ¿Qué
provoca en los discípulos el encuentro y convivencia con Cristo?
Leer juntos 1Jn 1,1-4 y responder las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que
Juan anuncia?, ¿Cómo llegó a conocer lo que anuncia?, ¿Para qué lo anuncia a los
demás creyentes?
Leer juntos las cartas a las Iglesias de los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis y
responder las siguientes preguntas: ¿Cómo eran las comunidades a las que el
autor escribe?, ¿Cuáles de sus características están presentes en nuestra
comunidad?, ¿Si el autor escribiera a nuestra comunidad, qué le diría?
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Tema 6: Cartas Católicas
Las Cartas Católicas comprende el conjunto de Cartas del Nuevo
Testamento que no son o no se atribuyeron a San Pablo. Muy pronto dichas
cartas fueron reunidas en una colección, señalándose cada documento por el
nombre del autor a la que fue atribuida por la Tradición. Su nombre se debe a
que no están dirigidas directamente a ninguna comunidad particular, sino que
parecen dirigidas a toda la Iglesia, son cartas universales, católicas. Su
conjunto es diverso en cuanto a fecha y temática, yendo las fechas desde poco
antes del 62 (aprox. 58) para la Carta de Santiago, hasta fines del siglo I o
comienzos del II para 2Pedro y Judas.
El aporte de las Cartas Católicas es sin duda el enfrentar los problemas
de las comunidades ya consolidadas, problemas que aún hoy siguen vigentes
entre nosotros. Las cartas buscan responder a las inquietudes de Comunidades
en conflicto, sea por persecución o doctrinas erradas, buscando siempre
conservar la fidelidad al mensaje de Jesús y a la tradición de los Apóstoles.
6.1 Carta de Santiago
La tradición ha identificado al autor de la carta con Santiago, “hermano
del Señor”, quien sería el dirigente de un grupo de parientes y convecinos
nazarenos de Jesús que se habrían sumado a la comunidad de Jerusalén y
formarían dentro de ella un grupo bastante influyente (cf. Mc. 6,3; Mt. 13,55;
Hch. 12,17; 15,13-21, etc). Es distinto de Santiago Apóstol, hermano de Juan e
hijo de Zebedeo, muerto por Herodes el 44 (cf. Hch. 12,2). Algunos lo han
identificado con el Apóstol Santiago, el de Alfeo (cf. Mt. 10,3p), lo que ha sido
dudoso tanto para los antiguos como para los modernos estudiosos. La
referencia de Pablo en la carta a los Gálatas pareciera dar la razón a esta
identificación (Gal. 1,19), pero elementos externos e internos al documento la
hacen muy dudosa.
En todo caso el Santiago de la carta es un cristiano de origen judío,
versado en el griego y culto, preocupado de la consecuencia práctica de la fe en
Jesús y de la pureza de la religión. La carta está escrita a las “Doce tribus de
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la dispersión” (1,1), lo que nos lleva a una fecha posterior al año 70, momento
clave de la dispersión judía. Tiene presente el problema sobre el verdadero
Israel, al igual que el evangelio de Mateo, lo que respalda la idea de que la carta
fue escrita cerca del 70, a cristianos de origen judío dispersos por el mundo
grecorromano. En su escrito, Santiago cita o alude abundantemente al Antiguo
Testamento, además de conservar muchas expresiones de Jesús que son
patrimonio de la tradición oral.
El contenido de la carta es el siguiente: el saludo a las “doce tribus de la
Dispersión” (1,1 ); la reflexión en torno a la autenticidad de la fe que se
manifiesta en obras coherentes con la Palabra que se escucha, con el
cumplimiento de la ley de libertad en Cristo (1,2-27); esta coherencia tiene su
expresión concreta en la actitud que se tenga ante el pobre, como expresión
del mandamiento del amor al prójimo (2,1-26) y en la actitud prudente con
respecto al hablar, la actitud humilde y la vida recta en comunidad (3,1-4,12).
En la última parte, Santiago aborda el problema de la vida cristiana a la luz de
las realidades escatológicas: La riqueza se desvanece como seguridad a la vista
del juicio y de la muerte, y las injusticias con las que se acumula la riqueza
claman al cielo (4,13-5,6); la venida del Señor como motivo de esperanza (5,7-11)
y un conjunto de exhortaciones finales sobre la caridad mutua y la oración
(5,12-20).
6.2 Cartas de Pedro
a) 1 Pedro.
La mayoría de los estudiosos se inclina hoy por admitir la autoría de
Pedro, aunque el convencimiento no es universal,. En cuanto a la fecha,
depende si se admite la autoría de Pedro o no. En el caso afirmativo, la carta
habrá que fecharla anterior al 64 ó 67. En el caso negativo, la dependencia
temática nos lleva en torno al 80. En todo caso, el escrito es posterior a
Romanos y Efesios, ya que hace uso de estos textos. El comienzo de la carta
nos da como destinatarios a los que “viven como extranjeros en la dispersión”,
abarcando la costa de Asia, Bitinia, el Ponto y las continentales de Galacia y
Capadocia. Se trataría de cristianos de zonas rurales, ya que no se mencionan
ciudades y la carta parece dirigirse a cristianos con poco poder e influencias,
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necesitados de la caridad y fraternidad comunitarias para sobrevivir en una
sociedad hostil.
La carta va desarrollando su contenido sobre el gran telón de fondo de la
pasión y glorificación de Cristo, como motivo de esperanza y ejemplo de vida
para los cristianos perseguidos o afligidos por una sociedad adversa. Dos temas
la engloban por completo: El de la salvación y regeneración en Cristo y el del
motivo del sufrimiento presente como camino para la gloria definitiva. El
esquema del escrito resulta como sigue: Saludo inicial de parte de “Pedro,
apóstol de Jesucristo” (1,1-2); el tema de la herencia de la Salvación que han
recibido los cristianos por la gracia de Dios y que se ha realizado en Cristo
(1,3-12); la vida nueva en Cristo reflejada en una conducta coherente con la
dignidad sacerdotal y santo del pueblo de Dios(1,13-4,11); el testimonio del
sufrimiento de Cristo como ejemplo para los creyentes (4,12-19); consejos a
los presbíteros y la comunidad (5,1-11) y el saludo final (5, 10-14).
b) 2 Pedro.
Aunque el autor se presenta como ”Simón Pedro, siervo y apóstol de
Jesucristo”, aludiendo al anuncio de Jesús sobre su muerte (1,14), su presencia
en la transfiguración (1,16-18) y habla de una primera carta que podría ser
nuestra Primera de Pedro, persistieron dudas sobre su autoría desde la
antigüedad. La mayoría de los autores se inclinan por negar la autoría de Pedro
a esta carta. Se trataría más bien de un autor de fines del siglo I o comienzos
del II, judeocristiano con sólida formación helenística y conocedor de la vida y
doctrina de Pedro. La carta parece dirigida a una comunidad de cultura mixta,
bíblica y grecorromana, perteneciente a una comunidad urbana. El autor
reconoce la transmisión del mensaje que ha recibido, desde las Escrituras,
Cristo y los apóstoles, hasta su comunidad, como garantía de su veracidad y
busca transmitir esa firmeza a las comunidades a quienes escribe, enfrentadas
a divisiones y errores que se propagan en contra de la pureza de la fe.
La carta va girando en su estructura en torno a los dos polos que
constituyen el horizonte de la experiencia cristiana: el acontecimiento salvador
de Cristo en el pasado y la esperanza del retorno del Señor y la plenitud de la
salvación en el futuro, ambos transmitidos por la Tradición y vividos en la
Iglesia en un constante presente. En medio de ambos polos está la gracia de
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Cristo, que alimenta y sostiene la esperanza El contenido de la carta puede ser
dividido de la siguiente manera: Saludo (1,1-2); el llamado a consolidar la
vocación recibida (1,3-11), cuya base son enseñanzas de Cristo y los profetas
(1,12-21); el rechazo contra los falsos maestros que se apartan de la fe
recibida (2,1-22); el problema de la aparente demora de la parusía o vuelta del
Señor (3,1-10); la invitación a una vida santa en espera del Señor (3,11-16),
manteniéndose en la fe y en la gracia (3,17-18).
6.3 Carta de Judas
El autor se define a sí mismo como “hermano de Santiago” (1), por lo que
es probable que se trate de uno del grupo de los “hermanos del Señor” de la
primitiva comunidad, ya que invoca la autoridad del líder de ese grupo para
validar su carta. No parece que pueda asociarse a este Judas con el apóstol
Judas (cf. Lc. 6,16), ya que se refiere a los apóstoles en tercera persona (17) y
habla de ellos en pasado, por lo que seria escrita a finales del siglo I. Judas
sería entonces miembro de la escuela de Santiago, un judeocristiano. El autor
se dirige a una comunidad que está sufriendo dificultades, sobre todo internas,
marcadas por el relajo en la vida cristiana y, sobre todo, doctrinas falsas que
desvirtúan la tradición apostólica, temática constante de los escritos de
finales del siglo I.
La carta es bastante breve y se encuentra emparentada temáticamente
con la Segunda Carta de Pedro, excepto por el tema de la Parusía, ausente en el
escrito de Judas. El contenido de la carta es el siguiente: Saludo y motivo de la
carta, que consiste en asegurar la fe transmitida y rechazar a los que se
apartan de ella (1-4), el recuerdo de los ejemplos del pasado para ilustrar el
motivo de la carta (5-7), el ataque contra los adversarios que desvirtúan la fe
recibida y la comida fraterna (8-16), una exhortación a la comunidad (17-23) y
un llamado final a la fidelidad (23- 26).
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SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES:
Hacer dos grupos, uno lee Sant 1,2-27 y el otro Sant 2,1-26 y anotan las
características de la fe que muestran los textos. Luego lo comparten con todo
el grupo y reflexionan sobre su propia vida de fe a la luz de lo descubierto en
los textos.
Leer juntos 1Pe 5,1-10 y anotar cómo deben ser las actitudes de los
ministros de la comunidad hacia los fieles y de los fieles hacia sus pastores.
Comparar con la realidad de la comunidad local.
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Resumiendo
El Nuevo Testamento es “el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el
reino, el misterio de Jesús de Nazareth Hijo de Dios” (Evangelli Nuntiandi,
22). Es en la persona de Jesús donde se realiza la nueva y perfecta alianza
entre Dios y los hombres. Por analogía el conjunto de escritos inspirados por el
Espíritu Santo que contienen la fe de la Iglesia en Jesús, el Mesías, el Hijo de
Dios, recordada y vivida en la comunidad, recibe el nombre de Nuevo
Testamento.
El centro del Nuevo Testamento lo componen los Evangelios que relatan
la vida y enseñanza de Jesús, como modelo de vida para los creyentes. En ellos
descubrimos la vida y mensaje de Jesús, vivido y proclamado por la comunidad
cristiana y en los Hechos de los Apóstoles descubrimos la vida de esa misma
comunidad, su misión y la propagación del Evangelio a todo el mundo, guiada por
la constante presencia del Espíritu Santo.
Las Cartas Paulinas nos muestran la vida de las comunidades,.sus
conflictos y dificultades, así como la forma de comprender el misterio
cristiano y vivirlo con fidelidad y amor. En estos textos podemos captar
también el testimonio del Apóstol Pablo, su fe y experiencia de Dios, el impulso
misionero que lo guió y los problemas que enfrentó, lo que constituye para
nosotros un ejemplo y guía en nuestro camino cristiano.
El Conjunto Joánico profundiza en el misterio de Cristo y de su Iglesia,
llevando la reflexión sobre la divinidad de Jesús a alturas mayores que los
otros textos, y al mismo tiempo, defendiendo la realidad humana de Jesús
contra las primeras desviaciones doctrinales. Este esfuerzo no es sólo memoria
de Jesús, sino también reflexión sobre su presencia en el hoy de la comunidad
y su papel en la historia de la humanidad, como Señor, Juez y Salvador.
Las Cartas Católicas nos muestran las preocupaciones y problemas de las
comunidades cristianas ya consolidadas, la importancia de la Tradición de los
Apóstoles y la fidelidad a la misma, junto con la coherencia necesaria entre la
vida y la fe, expresada en el amor al prójimo, la convivencia fraterna, la vida de
oración y la perseverancia en medio de las dificultades y conflictos.
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Anexos
1. El papiro más antiguo del Evangelio:
Este es un pequeño fragmento del papiro Rylands
p52. Corresponde a Juan 18:31-33 y 37 y 38. Es el
fragmento de manuscrito del Nuevo Testamento más
antiguo que existe. Se encontró en Egipto y data de
alrededor del 125 D.C. y por lo tanto escrito
aproximadamente solo un cuarto de siglo después de
la muerte del apóstol Juan. Actualmente se encuentra
en la biblioteca de John Rylands, Manchester, Gran
Bretaña.
2. Texto en griego del Evangelio de Mateo.
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3. Palestina en el Nuevo Testamento.
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44
4. El Imperio Romano en la época del Nuevo Testamento
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45
5. Ciudades a las que Pablo envió cartas.
6. Las siete Iglesias del Apocalipsis
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46
7. Templo de Jerusalén en la época del Nuevo Testamento
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______________________________________________________________________
48
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