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Inflación
La inflación se define como una subida generalizada (afecta a todos los sectores de
la economía) y continúa (durante un periodo prolongado en el tiempo) de los
precios de los bienes y servicios.
La inflación es un reflejo de que el dinero pierde valor, por lo que para adquirir un
bien habrá que entregar cada vez una mayor cantidad de dinero.
La inflación se mide mediante unos indicadores que recogen el aumento de los
precios. Los dos más utilizados son:
El Índice de Precios al Consumo (IPC): mide el nivel de los precios de aquellos
bienes y servicios que adquieren los consumidores.
El deflactor del PIB: mide el nivel de los precios de todos los bienes y servicios que
componen el PIB de una economía.
Veamos algunas diferencias:
Si el precio de los coches importados aumenta, este aumento afecta al IPC (es un
bien que se consume), pero no al deflactor del PIB (las importaciones no forman
parte del PIB).
Si el precio de los ladrillos fabricados en el país aumenta, esta subida no afecta al
IPC (no es un bien que se suela consumir), pero si al deflactor del PIB (forma parte
del mismo).
La inflación mide el aumento de estos indicadores:
La inflación del año 2001 de una economía (medida por el IPC) será:
Inflación 2001 = (IPC 2001 - IPC 2000) / IPC 2000
Por ejemplo: el IPC de Portugal en el año 2000 es de 156 y en el 2001 de 162.
Calcular la inflación de este último ejercicio.
Inflación 2001 = 162 - 156 / 156 = 3,8%
Cuando la subida de los precios es muy elevada se habla de que el país sufre
hiperinflación (tasas superiores al 100%). ¿Cómo se llega a esta situación?
El país tiene unos gastos muy elevados (militares, burocracia, ineficiencia,
corrupción, etc.) y sus ingresos son muy reducidos (fraude fiscal). Para atender sus
gastos el banco central comienza a emitir grandes cantidades de dinero, lo que hace
que éste pierde valor y la inflación se dispare.
Los factores que favorecen la inflación:
Fuerte ritmo de crecimiento de la economía, con una oferta que no es capaz de
satisfacer la demanda, esto provoca una presión al alza sobre los precios.
Presión en los costes: fuerte subida de los salarios por presión de los sindicatos,
subida del precio del petróleo, aumento del coste de las importaciones por deterioro
del tipo de cambio, etc. Todo ello se traduce en subidas de precios.
Aunque los dos factores anteriores explicarían una subida de precios, para que ésta
se convierta en una espiral inflacionista es necesario que haya un fuerte aumento
en la cantidad de dinero, para que éste pierda valor y los precios se disparen.
Teoría cuantitativa del dinero
Esta teoría dice:
El crecimiento de la cantidad de dinero que supera al crecimiento real de la
economía (depurado los precios) se termina traduciendo en un incremento de los
precios.
Tasa de crecimiento de la cantidad nominal de dinero = tasa de crecimiento de la
renta real + tasa de inflación
Veamos un ejemplo:
Si una economía en términos reales aumenta un 3% y la cantidad de dinero en
circulación aumenta un 10%, la diferencia (7%) se traduce en un aumento de
precios.
La Teoría Cuantitativa mantiene que cuando el banco central aumenta
rápidamente la oferta monetaria el resultado es una elevada tasa de inflación.
Para explicar su teoría comienza por definir la "velocidad del dinero": mide la
velocidad a la que el dinero circula (cambia de mano).
V=(P*Y)/M
Donde:
" V ": es la velocidad de circulación del dinero
" P ": nivel de precios de la economía
" Y ": PIB en términos reales (depurado el efecto de los precios)
" P * Y ": PIB nominal
" M ": cantidad de dinero en circulación
Esta fórmula nos dice que si el PIB de una economía es de 1 billón de euros (= P * Y
) y la cantidad de dinero es de 0,1 billón de euros, éste dinero tendrá que cambiar
10 veces de mano a lo largo del año.
Si despejamos de esta fórmula el nivel de precios:
P=(V*M)/Y
Teniendo en cuenta que la velocidad de circulación del dinero suele ser bastante
estable en el tiempo y admitiendo, como sostiene la escuela clásica, que el dinero es
neutral (no afecta al nivel de producción), de aquí se deduce que si aumenta la
cantidad de dinero necesariamente esto termina provocando un aumento de
precios.
Efectos de la inflación
La inflación afecta muy negativamente a la marcha de la economía:
Perjudica a aquellas personas cuyas rentas suelen crecer menos que la inflación, como
es el caso de los jubilados, los parados, etc.
Beneficia a los deudores (el importe de sus deudas pierde valor) y perjudica a los
acreedores.
Genera incertidumbre, dificultando las inversiones: es muy difícil realizar con un mínimo
de garantía previsiones a largo plazo de ingresos y gastos, ya que la variación de los
precios puede echar por tierra todas las hipótesis.
Los productos, al aumentar sus precios, pierden competitividad en el mercado exterior.
Suele tener un impacto fiscal negativo: la inflación tiende a aumentar la carga tributaria.
Veamos un ejemplo: hace un año compramos un inmueble por 100.000 euros que ahora
vale 110.000 euros (inflación del 10%). En realidad no hemos ganado nada (110.000 euros
de ahora equivalen a 100.000 euro de hace un año), pero si lo vendiéramos por esta última
cantidad a efectos de Hacienda habríamos obtenido un beneficio de 10.000 euros por los
que tendríamos que pagar impuestos.
Políticas contra la inflación
En la lucha contra la inflación se suelen aplicar políticas destinadas a enfriar la demanda,
ya sean fiscales o monetarias, con el fin de tratar de aminorar su ritmo de crecimiento y
disminuir las presiones alcistas sobre los precios.
También es importante controlar el crecimiento de la cantidad de dinero ya que hemos
visto que éste tiene un impacto decisivo sobre el incremento de los precios.
También va a ser fundamental convencer a sindicatos y empresarios para que moderen las
subidas salariales.
En el aumento de los precios juega un papel fundamental las expectativas inflacionistas:
Si los sindicatos consideran que la inflación del próximo año va a ser del 10%, en las
negociaciones de convenios colectivos solicitarán subidas como mínimo de ese importe.
Este mecanismo contribuye a alimentar el propio proceso inflacionista.
Por ello, la credibilidad del gobierno es fundamental en la lucha contra la inflación:
Si el gobierno tiene un buen historial antiinflacionista, las estimaciones que realice sobre
el crecimiento esperado de los precios gozarán de credibilidad y los diferentes actores
económicos (empresarios, trabajadores, sindicatos, etc.) tratarán de ajustar sus peticiones
de subida a estas estimaciones.
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