SÍNDROME DE LISIS TUMORAL Dr. Dieppa Hernández, Ulises Especialista en Medicina Intensiva y Urgencias Unidad de Cuidados Intensivos Hospital William Soler Las urgencias oncológicas pueden presentarse durante el debut de una neoplasia o aparecer en el curso de la enfermedad, ya sea como una complicación del tratamiento o por la progresión de la misma. El síndrome de lisis tumoral (SLT) es una alteración metabólica caracterizada por una tríada clásica compuesta por: hiperuricemia, hiperfosfemia e hiperkalemia, asociada frecuentemente a hipocalcemia e insuficiencia renal aguda. Aunque esta alteración metabólica puede presentarse antes de iniciar el tratamiento, lo habitual es que se manifieste dentro de los primeros 3 a 5 días de iniciada la quimioterapia. Etiología El síndrome de lisis tumoral es más frecuente en pacientes que tienen tumores grandes o diseminados, con gran velocidad de crecimiento y además quimiosensibles como son: el linfoma de Burkitt, el linfoma linfoblástico y la leucemia linfoblástica aguda, especialmente las de estirpe T. Es raro en la leucemia mieloide aguda o crónica, a pesar de presentarse con hiperleucocitosis y gran masa tumoral extramedular inicial. Aunque es menos común que en los tumores malignos hematolinfáticos, también se presenta en tumores sólidos tales como cáncer pulmonar, cáncer metastásico de mama y melanoma. Se ha descrito en rabdomiosarcomas, hepatoblastoma y neuroblastoma. Fisiopatología (Fig.1) Cuando las células tumorales se rompen, liberan cantidades considerables de fosfato y potasio, además se induce la liberación de purinas de ácido nucleico, que posteriormente se metabolizan en ácido úrico por la xantina oxidasa hepática. La hiperuricemia sobrepasa la capacidad excretora del riñón, conduciendo a la acumulación en los túbulos renales. El ácido úrico tiene un pka de 5.4 y se mantiene monovalente y soluble al pH fisiológico, pero en pH ácido precipita haciéndose insoluble (cristales de ácido úrico). La liberación masiva de fosfatos, rompe el equilibrio calcio-fósforo, trayendo como consecuencia una hipocalcemia, con precipitación de fosfato de calcio en la microvasculatura y túbulos renales. Esta precipitación de cristales de ácido úrico y fosfato de calcio provoca insuficiencia renal aguda (IRA) por uropatía obstructiva, la cual, unida a la liberación de cantidades considerables de ácidos intracelulares trae como resultado una acidemia que impide la absorción de potasio en las células, disminuye la solubilidad del ácido úrico y promueve la alteración del fosfato perpetuando la IRA. (Fig.1) LISIS AGUDA POR NECROSIS Y/O APOPTOSIS DE CÉLULAS TUMORALES Ácidos Potasio Purinas intracelulares (hiperkalemia) Fosfatos (hiperfosfemia) Xantina oxidasa Calcio Ácido úrico Fosfato de (hiperuricemia) calcio Acidosis metabólica hipocalcemia (acidemia) Cristales de Cristales de urato fosfato de calcio Niveles Insuficiencia renal aguda bajos de calcitriol Manifestaciones clínicas: tetania, temblores, convulsión, cambios en el estado de conciencia y cuadro clínico de insuficiencia renal. Evaluación En todo paciente con riesgo de desarrollar un síndrome de lisis tumoral se debe realizar una historia y examen físico detallado, además de una evaluación de laboratorio inicial que debe incluir: hemograma completo electrolitos plasmáticos (sodio, cloro, calcio, potasio, bicarbonato, fósforo) nitrógeno ureico creatinina ácido úrico Si el calcio está bajo se debe solicitar calcio iónico y albúmina (sumar 0.8 mg/dL al valor del calcio, por cada gramo por litro de disminución en el valor de la albúmina. Los valores normales de calcio, corregidos para el valor de albúmina son: 9-11mg/dL (4.5-5 mEq/L) Un electrocardiograma es esencial si existe hiperkalemia mayor de 6 mEq/l, ya que éste mostrará ensanchamiento del QRS y/o ondas T picudas. radiografía de tórax (presencia de efusión pleural). Manejo El tratamiento ideal es el preventivo. Se basa en la hidratación, alcalinización y uso de alopurinol. Una vez presente la lisis tumoral debemos tener en cuenta dos aspectos básicos: mantener el gasto urinario y corregir los trastornos electrolíticos para evitar el desarrollo de la insuficiencia renal. I. Mantener El Gasto Urinario Debe suministrarse líquidos intravenosos a razón de 3000cc/m2/día, cantidad que puede ser aumentada hasta 6000cc/m2/día si no se logra gasto urinario optimo. En aquellos pacientes con falla cardíacas, o con anemia muy severa, se iniciará el suministro de líquidos con 1500 a 1800cc/m2/día. Se procederá a transfundir, si es el caso, y una vez estable se subirá el suministro de líquidos. Debe monitorizarse el gasto urinario cada 8 horas. Si luego de las primeras 8 horas de hidratación no se ha logrado una diuresis óptima, se produce a aumentar el suministro de líquidos endovenosos en un 20% del suministro inicial. Si aún con el aumento de los líquidos no se logra que el paciente tenga un gasto superior a los 100cc/m2/hr (3 a 4cc/Kg./hr), entonces se fuerza la diuresis con manitol al 25% en dosis de 0.5gr/Kg./dosis en bolo IV en 10 minutos, cada 6 horas. Si a las 6 horas luego de la primera dosis del manitol no se ha logrado diuresis óptima, se añade furosemida en dosis de 0.5 a 1mg/Kg./dosis IV cada 6 u 8 horas. II. Corregir Los Trastornos Electrolíticos a. Hiperuricemia (ácido úrico mayor de 8mg/dl) Alopurinol: dosis de 300mg/m2/día cada 8 horas. El pH de la orina debe mantenerse en el rango de 6.5 a 7.5 con el empleo de bicarbonato a 120 mEq/m2/día o de 40 a 80 mEq/l. Recuerde que: Con un pH urinario mayor de 7.5 habrá precipitación de fosfato de calcio e hipoxantina, en vez de ácido úrico a nivel renal. El alopurinol previene la formación de nuevo ácido úrico, pero no reduce el previamente formado, por lo que se necesita alrededor de 2 a 3 días para disminuir la uricemia. El alopurinol se excreta en gran medida por el riñón, motivo por el cual la dosis debe reducirse a la mitad en caso de insuficiencia renal que requiera diálisis. En los últimos años se desarrolló la urato oxidasa recombinante, que es una enzima capaz de degradar el ácido úrico a alantoína, la cual es mucho más soluble en orina y por lo tanto menos probable que precipite y cause uropatía obstructiva. Esta enzima se usa en dosis de 0.15mg/Kg./día durante 5 a 7 días y logra disminuir la uricemia al cabo de unas pocas horas. b. Hiperkalemia (potasio sérico mayor de 5.5mEq/L) Los líquidos que se administren al paciente no deben contener potasio. Kayexalate: dosis de 1gr/Kg./dosis VO cada 6 horas, con sorbitol 50 a 150cc. En caso de que se produjera alteración en electrocardiograma, se procederá como medida de urgencia a la administración de calcio (Inicio de acción rápido, pero el efecto dura solo media hora): Cloruro de calcio: dosis de 10mg/Kg./dosis IV Gluconato de calcio: dosis de 100 a 200mg/Kg./dosis IV cada 6 u 8 horas. Otras medidas para forzar la entrada del potasio a la célula (Inicio de acción en media hora y el efecto dura varias horas): Bicarbonato de sodio: dosis de 1 a 2mEq/Kg./dosis IV. Insulina y glucosa. La glucosa al 10% a 2cc/Kg. Con un ritmo de infusión de 0.5g/Kg./hr con insulina a 0.1U/Kg./hr. c. Hiperfosfemia (fósforo sérico mayor de 6.5mg/dL) Hidróxido de aluminio a 150mg/Kg./día VO cada 6 horas (se une con el fosfato en el intestino delgado e impide su absorción) d. Hipocalcemia (calcio sérico menor de 4mg/dL) Gluconato de calcio a 100 a 200mg/Kg./dosis cada 6 u 8 horas, cuidando monitorizar la frecuencia cardiaca, y de tener buena disponibilidad venosa por el riesgo de extravasación. III. Diálisis Peritoneal El paciente con lisis tumoral, en quien ha fallado el manejo anterior, puede caer en fallo renal. Son indicaciones de diálisis: Deterioro de las alteraciones metabólicas a pesar de tratamiento. Potasio sérico mayor de 6mg/dL con ensanchamiento de QRS, que no responde a manejo. Hiperuricemia mayor de 10mg/dl con creatinina en aumento y diuresis menor de 60cc/m2/hr (2cc/Kg./hr). Hipocalcemia sintomática, acompañada de convulsiones, que no responde al manejo especialmente si se acompaña de hiperfosfemia. Falla cardiaca congestiva con hipervolemia y anuria