• Calcula el área de terreno y océano necesarios para sostener su consumo de alimentos, bienes, servicios, alojamiento y energía y asimilar sus residuos. • Se expresa en "hectáreas globales" (gha) o "acres globales" (ga), las cuales son unidades estandarizadas que toman en cuenta las diferencias en productividad biológica de los diversos ecosistemas que reciben el impacto de nuestras actividades de consumo. • Su huella se divide en cuatro categorías de consumo: carbono (uso de energía en el hogar y el transporte), alimentación, alojamiento, y bienes y servicios. • Su huella también se divide en cuatro tipos de ecosistemas y biomas: terrenos de cultivo, terrenos de pasto, terrenos forestales y pesquerías marinas. • Tan sólo hay 15,71 hectáreas globales renovables disponibles por persona. Esto significa que estamos excediendo la capacidad biológica de la Tierra en casi un 50%. Para mantener los niveles de consumo actuales necesitaríamos: • Tendemos a ignorar las pequeñas cosas que podemos hacer para conservar la energía y reducir las emisiones de carbono • Creemos que esto no supone una gran diferencia, pero todas las pequeñas cosas se suman. • En las zonas rurales, la mayor dependencia de los productos alimenticios locales, energía y recursos acuíferos así como los desplazamientos más cortos por carreteras congestionadas suponen un consumo energético inferior en comparación con las zonas residenciales de expansión descontrolada de las afueras. • Cada vez más organizaciones ayuda a los consumidores a calcular su huella de carbono y venden vales de compensación que pueden neutralizar las emisiones generadas por usted, su vehículo o su vivienda. • Los vales de compensación de carbono suelen venderse entre 4 y 40 dólares por tonelada métrica de dióxido de carbono. • La recaudación obtenida se invierte en proyectos que reducen las emisiones de carbono incluidas las energías renovables, la protección de los bosques y proyectos para el ahorro energético. • Una dieta basada en los alimentos vegetales requiere menos terreno y un menor consumo energético que una dieta con un alto porcentaje de carne, pescado y lácteos. • Un estudio reciente ha revelado que las dietas vegetarianas bajas en grasas requieren 0,18 hectáreas por persona al año mientras que las dietas altas en grasas con gran cantidad de carne requieren 0,85 hectáreas puesto que los animales necesitan mucho más espacio. • Debido a que la producción cárnica genera deforestación y requiere gran cantidad de energía para su procesamiento y transporte, también supone un precio más alto en la huella de emisiones de carbono. A nivel global, se ha calculado que el 18% de todas las emisiones de gas del efecto invernadero están asociadas al consumo de carne. • Dos variables importantes que afectan a su huella de alimentos son los kilómetros de alimentos (o kilómetros para la comercialización) y el grado de procesamiento y envasado. • Si sus alimentos vienen de muy lejos (como productos fuera de temporada importados de todo el mundo), requieren gran cantidad de energía para ser transportados y refrigerados. • Si se trata de alimentos muy procesados, envasados en grandes cantidades de papel, ponen una gran presión sobre los bosques. • El adquirir productos frescos locales de las plazas de abastos y otras fuentes locales o mercados de alimentos naturales reduce esos impactos. • Construcciones ecológicas reducen de forma significativa el consumo de energía, agua y materiales mediante una ubicación, diseño, construcción, funcionamiento, mantenimiento y métodos de deshecho ecológicamente sensibles, es decir, el ciclo de vida completo de una construcción. • Dispositivos para el ahorro de agua, los materiales reciclados y otros dispositivos de diseño ecológicos pueden generar hasta un 30% de ahorro energético, reducir las emisiones de carbono en un 35%, reducir el consumo de agua entre un 30 y un 50%, y ahorrar entre un 50 y un 90% en costes de eliminación de residuos. • Los productos de limpieza contienen sustancias químicas nocivas que pueden tener graves efectos para la salud humana o contaminar los suministros de agua, la pesca y la vida salvaje. • Los daños medioambientales también pueden producirse durante el desarrollo, fabricación y transporte de esos productos. • Afortunadamente, las alternativas biodegradables y no tóxicas pueden reducir considerablemente o incluso eliminar por completo esos impactos al tiempo que proporcionan el mismo nivel de limpieza. • El reciclar nuestros residuos tiene enormes beneficios medioambientales y económicos: • Reducción de las superficies de vertederos • Reducción en la demanda de materias primas • Menor consumo energético • Menor polución del aire y del agua • Facturas de recogida de basura más bajas y productos más baratos. • Se requiere entre un 40 y un 95% menos de energía para producir artículos con aluminio, cristal, plástico y papel reciclado que para producirlos con materias primas. El objetivo de lograr residuos cero no es simplemente su gestión sino evitar que se generen desde un principio.