01_Indice_6.qxd 23/3/09 12:59 Página VII ÍNDICE Prólogo Antonio Moreno ……………………… IX PRIMER PREMIO Wanda Manuel Villa-Mabela ……………… 1 SELECCIONADOS PARA SU PUBLICACIÓN Del eterno retorno Ramón Bascuñana ………………… 27 Click Ricardo G. García …………………… 53 La flor natural Francisco López Serrano …………… 71 Tal vez morir Santiago Trancón …………………… 113 Tacto Jezabel Goudinoff …………………… 135 Atracción fractal Jorge Gómez Vázquez ……………… 155 VII 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 D Página 3 esde mi ventana diviso un horizonte manchado de trigo. No se levanta ante mis ojos ninguna arquitectura, ningún aspaviento urbano, ningún referente familiar. Es un paisaje hecho de silencios y soledades. Y esta lluvia, perezosa y retraída, acentúa cada vez más, la angustia que recorre palmo a palmo mis laberintos más íntimos. Me siento alerta ante los acontecimientos, consciente de que he sido desterrado de la cordura. Permanezco solo conmigo mismo en esta habitación marginada del mundo, pe3 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 4 MANUEL VILLA-MABELA ro sé muy bien quién soy y el motivo de mi estancia forzada en esta celda de castigo. No conocía este Centro de Reposo ¡Centro de Reposo! Estoy internado en un Psiquiátrico que nunca conocí mientras ejercía mi profesión. Estoy maniatado a otras voluntades ajenas a la mía propia. Aseguran que me encuentro en el departamento de trastornos leves, pero yo sé muy bien que estoy en el paritorio de la muerte de todas mis ilusiones creadas. Precisamente yo, Sergio Castillejo, hasta hace bien poco tiempo, prestigioso psiquiatra que gozaba de una reputación envidiada y de la admiración de todos mis colegas. Tanto mi vida personal como mi andadura clínica han transcurrido siempre por el camino del orden, la templanza y el acierto. Soy un buen profesional, un certero descifrador de las artimañas de nuestra mente. 4 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 5 WANDA A lo largo de mi dilatada y exitosa carrera he resuelto toda suerte de casos, pero nunca nadie reclamó tanto mi atención como Atanasio Balbuena. Me desconcertó desde la primera vez que cruzó la puerta de mi consulta. Olía a desesperanza y desequilibrio, vivía dentro de una agonía que caminaba ciega en busca del refugio de la locura. Aquel hombre padecía un martirio interior sin catalogar en nuestro repertorio de angustias. Quería hablarme, abrirse de par en par, pero apenas sí pronunció cuatro palabras coherentes. Sus recursos de supervivencia íntima le empujaban a buscar ayuda, pero en el trono de su subconsciente habitaba un hado cabalístico que le impedía manifestarse. Su visita fue un puro formalismo de intenciones, dado que vino y se marchó, sin cederme ni tan siquiera un mínimo esbozo 5 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 6 MANUEL VILLA-MABELA del trágico inventario del asunto que le atormentaba. No pasaron más de dos semanas cuando de nuevo tuve noticias suyas. Contemplé su rostro afligido en las telenoticias de la noche. Estaba vilmente envejecido. Aquel hombre no habitaba en su mente. Titularon la noticia como: “El primer crimen cibernético”. Un asunto francamente sugestivo. Mis deseos por introducirme en el caso se cumplieron de inmediato. Atanasio Balbuena solicitó mi presencia a través de su abogado. No tardé en acudir a la Prisión Provincial para entrevistarme con él. Me encontré con un hombre desolado, derrumbado, ávido de castigarse sin piedad. —Su abogado me ha hecho venir —le dije después de saludarle afectuosamente. —Nos conocimos en su consulta. ¿No sé si lo recordará? —contestó. 6 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 7 WANDA —Perfectamente, señor Balbuena. Dígame en qué puedo serle útil. —Usted me inspira confianza. Creo que es capaz de entender cuanto me ha sucedido. —Estoy dispuesto a escucharle. —Yo no le maté por maldad. Le maté, sí, pero fue por amor. Posiblemente, los celos y el miedo a perderla tuvieron mucho que ver en el desenlace final. —Celos, miedo, muerte. Son muchos los elementos que tenemos sobre la mesa. —El era un brillante guionista, un gran creador de personajes virtuales. Los últimos meses de su vida se entregó a nuestro protagonista vital. Vivía en mi casa, estaba enteramente a mi servicio. Alimentaba nuestra vida, mi vida. —¿Me habla de una relación de…? —¡De amor! No lo dude en ningún momento. Se negó a seguir trabajando para 7 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 8 MANUEL VILLA-MABELA mí… no podía permitir que se fuera. Ella moriría. Y yo seguiría idéntico destino. —Hábleme de ella, por favor. —Sí, ella, mi gran amor, el motivo de mi felicidad y mi locura, Wanda. —Vamos a hilvanar intérpretes y sucesos, Sr. Balbuena. Hay que ordenar todos los elementos que estamos barajando. —Mi vida era triste. Carecía del aliento preciso para seguir viviendo. Me levantaba a las seis de la mañana y no regresaba a casa hasta pasadas las nueve de la noche. No tengo familia. Tampoco tengo amigos. Vivo en el extrarradio, en un octavo piso, en un rellano con diez puertas. Una auténtica colmena humana. Mi único entretenimiento se limitaba a la televisión, concretamente, en la franja dedicada a los niños. Me ayudaba a eludirme de la realidad y recrearme en mejores tiempos. En esos programas conocí a Wanda. 8 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 9 WANDA —¿Y…? —Todas las mañanas, antes de salir para el trabajo, me ocupaba de dejar todo listo para grabar los programas infantiles. Wanda era la presentadora de un programa que reunía juegos y aventuras. Era una presentadora cibernética, virtual. Yo lo sabía, no me engañaba sobre su verdadera identidad. Lo sabía y lo aceptaba. Era dulce, entrañable, inteligente. Llenaba la pantalla con su sola presencia. Un día decidí escribirle al programa y recibí una foto suya dedicada. Ya sé que hay personas encargadas de responder a los admiradores, que debió tratarse de algún técnico o de alguien de la administración, pero estaba claro que había interpretado perfectamente lo que Wanda quería decirme. Volví a escribir y de nuevo obtuve una afectiva respuesta. Me conformaba con muy poco. Estaba contento con 9 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 10 MANUEL VILLA-MABELA mantener una relación a distancia, aunque hubiera dado media vida por pasar unos minutos junto a ella. Sabía qué perfume usaba, cuáles eran sus gustos y sus fantasías. ¡Teníamos tantas cosas que decirnos, tanto tiempo que recuperar! —Toda mi felicidad y sosiego quedó fulminado cuando el Departamento de Programación decidió eliminarla. Se suprimía el programa, había llegado a su fin. Quedé frustrado, sin saber qué hacer. Era consciente de que era un personaje cibernético, virtual; que su cuerpo tenía más relación con los chips y los circuitos que con la circulación de la sangre que pasea por nuestras venas. No estaba ciego y sabía de quién me había enamorado. Tal vez no tenía vida propia pero a mí me hacía vivir. ¿Lo entiende, doctor? —Voy entendiendo, señor Balbuena. Voy entendiendo. ¿Qué pasó, entonces? 10 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 11 WANDA —Siempre soñé con una mujer ideal que jamás llamó a mi puerta. No soy una persona divertida. No soy capaz de crear grandes pasiones. Ya me ve, soy insultantemente mediocre. Wanda materializaba mis deseos por compartir la vida con una mujer. No se si llegó usted a conocerla pero era maravillosa. Todos los niños, todos los personajes del programa estaban enamorados de ella. No sé por qué el Departamento de Programación fue tan cruel. Funcionaba muy bien en las audiencias. —¿Qué decidió hacer? Concréteme todos sus pasos. —No quería perjudicar a nadie. Soy una buena persona. Puedo jurarle que lo último que quería era producir daño, pero tenía que defenderme, luchar por lo que era mío. En la vida he tenido que ceder todas las veces, pero ahora, a estas alturas de mi exis11 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 12 MANUEL VILLA-MABELA tencia no podía permitirme claudicar. Había perdido el miedo a todas las normas asfixiantes que me habían impedido, hasta entonces, gozar de las cosas dispuestas a mi alcance. Mis primeros pasos tuvieron su recompensa y convencí a su creador, a su diseñador desde el ordenador, para que trabajara solo para mí. Para él resultaba toda una experiencia, entre jocosa y alucinante, algo singular y ocurrente, con lo que sorprender a sus amigos en el transcurso de cualquier velada absurda. Para nosotros era cuestión de supervivencia. Yo hacía los guiones, las historias que deseábamos vivir. Creaba las conversaciones que, Wanda y yo, queríamos mantener. Llevábamos una vida feliz, tranquila. También creé otros personajes que fueron introduciéndose en nuestra vida. Llegamos a tener buenos amigos, a disfrutar de una rebosante vida social. Mi 12 03_Wanda_6.qxd 23/3/09 12:12 Página 13 WANDA aparato de televisión se convirtió en el salón de nuestros encuentros, de nuestra vida. Trasladé a su escenario todo lo preciso para vivir juntos. —Todos los días soñaba volver a casa lo antes posible porque allí me esperaba Wanda. Encendía la televisión y allí estaba ella. Rebosaba paz, serenidad, amor a manos llenas. Yo dejaba, siempre, todo preparado el día anterior. Nos gustaba hablar de nuestro amor, de nuestras cosas, de nuestro futuro. Sin olvidar el presente real, los acontecimientos diarios. Contemplábamos, en muchas ocasiones temerosos, la locura imperante fuera de la frontera de nuestro hogar. Wanda me quería. —Usted me asegura que era consciente de que Wanda no era un ser vivo. Su juego era delicado, entrañaba riesgos emocionales severos. 13