“SABER E IGNORANCIA” EN IÓN, PROTÁGORAS Y APOLOGÍA DE PLATÓN El tema del presente estudio, podría llevarnos años en su exposición completa. Podemos decir que el tema de “saber e ignorancia”, es continuamente tratado en todos los diálogos socráticos menores. Además, los filólogos y especialistas sitúan estos tres diálogos (Ión, Protágoras y Apología de Sócrates), dentro del pensamiento socrático. Además, el tema de los tres, presenta en el fondo el continuo tema del saber y la ignorancia. En Sócrates, este tema, aunque no es el único, es el punto de toque para toda su doctrina. Saber realmente cuales son los límites del pensamiento es lo que ocupa toda la vida de Sócrates. En la Apología claramente revela el secreto de todo aquello que le motivo a hacer indagaciones respecto al tema del saber propiamente humano. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la filosofía de Sócrates es puramente Ética. Esta afirmación, aunque pareciera no tener mucho que ver con el tema del estudio que aquí realizaremos, será la afirmación que pretendo sostener, mediante el estudio propio del tema “saber y no saber o ignorancia, en la filosofía socrática”. El orden con el cual procederé no tiene importancia alguna; ya que he tomado pasajes aislados de los tres diálogos, de manera desordenada, pero no azarosa. Por tanto, a veces omito las citas, y en otras me refiero primero a un diálogo, el cual retomo después de haber tratado los demás, sin orden aparente. LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO HUMANO “La conciencia de los límites del propio saber constituye un modo peculiar de referirse de modo expreso a dicho saber, un modo situado en un plano de reflexión más alto que el correspondiente a la mera posesión y ejercicio de ese saber como tal. A falta de dicho componente reflexivo, piensa Sócrates, toda posesión de saber constituye potencialmente – al menos, en el caso del hombre, cuyo saber es siempre limitado- también una forma peculiar de error e ignorancia, pues lleva tendencialmente al sujeto a arrogarse conocimiento y competencia en áreas y materias respecto de las cuales ya no sabe realmente nada. Liberar al sujeto que se halla en tales condiciones de esta peculiar –y pertinaz –forma de error e ignorancia, haciéndole advertir precisamente los límites de su propio saber, es uno de los objetivos fundamentales del método refutatorio puesto en práctica por Sócrates. En este sentido, interpreta Sócrates, el dios lo ha puesto como ejemplo de un tipo peculiar de sabiduría. Esta sabiduría está caracterizada ante todo, precisamente, por la conciencia de los límites del propio saber, y es como tal una sabiduría propiamente humana, por oposición al conocimiento acabado y perfecto, que sería más bien exclusivo de los dioses”1. La nota anterior contiene diversos puntos, los cuales expondré a continuación. En primera instancia, Sócrates se preocupaba por descubrir los límites del conocimiento humano, por cierta afirmación que el Oráculo de Delfos hizo a Querefonte, a saber, que Sócrates era el hombre más sabio en toda Atenas: 1 VIGO, Alejandro en: SÓCRATES: Apología, tr. Alejandro Vigo, edit. Universitaria (col. Los Clásicos), Santiago de Chile, 1998. p.22 “Respecto de mi sabiduría, si lo es, y en qué consiste, les presentaré como testigo al dios de Delfos (...) Ustedes saben cómo era Querefonte, cuán impetuoso era en lo que emprendía. Sucedió así que fue una vez a Delfos y se atrevió a preguntarle al oráculo lo siguiente (...) Le preguntó, en efecto, si había alguien más sabio que yo. La pitonisa le respondió entonces que nadie era más sabio (...) En efecto, cuando me enteré de lo sucedido, quedé haciéndome la siguiente reflexión: “¿Qué quiere realmente decir el dios? ¿Qué enigma está planteando? (...) Pues, por cierto, no puede estar mintiendo, ya que no le es lícito. Y durante mucho tiempo estuve dudando acerca de lo que realmente quería decir. Más tarde, a duras penas, me aboqué a investigarlo del siguiente modo”2. El modo por el cual procederá, será la mayéutica. Sabemos del típico modo socrático de preguntas y respuestas, además de su atinada ironía que nos deja ver en la mayoría de sus discusiones. La argumentación socrática llamada mayéutica comenzaba por la adulación al contrario, haciéndole ver la admiración por su supuesta sabiduría; Sócrates en esta instancia se hacía ver a sí mismo como un ignorante; así, el personaje en cuestión respondía con un “si” o un “no” a las preguntas de Sócrates. Sócrates llevaba la discusión hasta la contradicción, teniendo, algunas veces ya que otras acababa la discusión en enojo, que aceptar su ignorancia. Por estas razones, nos encontramos en la Apología, a un Sócrates defendiéndose de aquél viejo prejuicio en su contra, de aquellos a los que Sócrates había hecho ver como unos ignorantes, y tiempo después, ellos mismos lo acusaban por ese enojo. En los diálogos del Ión y Protágoras, encontramos quizá, el mismo fondo, pero distinta profesión de los sujetos con los cuales discute Sócrates. En el caso del Ión, nos encontramos a un rapsoda, aquél que creía saber más que nadie sobre poesía, y que sabía de mejor manera explicar los versos de Homero. Sócrates en este diálogo, mediante su método mayéutico hace ver a Ión su ignorancia con respecto a la poesía. Ya que al saber sólo de Homero, creía saber juzgar la buena poesía, Sócrates le hace ver que para juzgar que algo es bueno se debe conocer aquello que es malo. El tópico anterior es tratado a profundidad en el Hipías Menor, el cual parte de la tesis, que el que más sabe, es el que más daño puede hacer. El Protágoras de igual manera trata el tópico pero con un sofista que acaba de llegar a la ciudad de Atenas, a saber, Protágoras. Sócrates de igual manera, en uno de los diálogos más apasionantes escritos por Platón, hace ver a Protágoras su ignorancia con respecto a su enseñanza sobre el arte de convencer. Sabemos de que todos los diálogos socráticos tienen ese toque, a saber, esa refutación socrática al saber aparente de los hombres. Esa limitación que descubre en el saber humano da lugar a que el hombre sabe realmente muy pocas cosas. Por ende podemos afirmar lo que proponíamos al principio de este brevísimo estudio, la filosofía de Sócrates es puramente ética. Sócrates al ver los límites del conocimiento humano, propone un saber propiamente ético, una vida que siga su famoso intelectualismo precedido por la tesis: “Es preferible sufrir la injusticia a cometerla”, tan famosa en el Gorgias platónico. Por tanto, Sócrates, antes que un filósofo es un modelo de vida, de una vida en total armonía con las convicciones personales. 2 Apología 20e-21b