México Rumbo a la Competitividad por Federico Patiño El capital de riesgo como fuente de financiamiento para las empresas pequeñas y medianas cobra cada vez mayor relevancia en el mundo. En los últimos cinco años, las inversiones de capital de riesgo crecieron, en el ámbito mundial, 3.4 por ciento anual en promedio. Tan sólo en el 2004 se invirtieron 110 mil millones de dólares, cifra equivalente al 0.3 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) mundial. No obstante, la distribución de estas inversiones no ha sido uniforme. Mientras que el 80 por ciento de los recursos se concentran entre Norteamérica y Europa Occidental, el 20 restante se distribuye entre los demás países. Latinoamérica concentra apenas el 1 por ciento de los recursos mencionados y entre éstos, México tiene el 18 por ciento, que representa la mitad de Argentina y una tercera parte de Brasil. Nuestro país se encuentra rezagado con respecto a otras naciones latinoamericanas, y los recursos de capital de riesgo invertidos no corresponden al tamaño de su economía. Si se analiza la experiencia de los países en los que el capital de riesgo se usa como mecanismo de financiamiento para las pequeñas y medianas empresas, su importancia resulta evidente. Algunos indicadores obtenidos de diversas fuentes consultadas, relativos específicamente a la experiencia de Estados Unidos, revelan el impacto que el capital de riesgo ha tenido como apoyo para su crecimiento económico. Durante el período 1970-2000, los fondos de capital de riesgo en Estados Unidos invirtieron 273 mil 300 millones de dólares en 16 mil 278 empresas. Estas compañías generaron 7.6 millones de empleos y mil 300 billones de dólares en ventas en el año 2000. Representaron el 5.9 por ciento de los empleos del país y el 13.1 del PIB del año 2000. El capital de riesgo apoyó en su inicio a una tercera parte de las empresas listadas en la bolsa de Estados Unidos. Estados Unidos no es el único caso en el que se observan estos impactos favorables en la economía. En el de Europa se han obtenido resultados similares, a saber: Las empresas con apoyo de capital de riesgo incrementan el número de empleados en un 15 por ciento anual en promedio, contra el 2 en empresas sin apoyo de capital. El 95 por ciento de las empresas con apoyo de capital manifiestan que no existirían o no se hubieran desarrollado tan rápido de no haber tenido este apoyo. Objetivos Estratégicos. La inversión vía capital de riesgo es una de las formas de intermediación financiera en la que oferentes y demandantes de recursos financieros participan como verdaderos emprendedores en el desarrollo de proyectos en el largo plazo. Visto desde el lado de la oferta (inversionistas), se trata de una inversión temporal que refleja su beneficio en el incremento del valor del capital de la empresa en el tiempo y no en el rendimiento inmediato que pudiera tener una inversión convencional. Desde el lado de la demanda (empresa), se tiene acceso a un financiamiento que permite desarrollar proyectos de mediana y larga maduración en condiciones financieras más sanas. Se diferencia de otros instrumentos financieros por el riesgo implícito (sin garantías), temporalidad y expectativas de altos rendimientos para los inversionistas. Los fondos de capital privado o de riesgo tienen como objetivo agrupar a inversionistas privados e institucionales de diversas nacionalidades, con el fin de obtener atractivos rendimientos de capital en el mediano plazo al invertir de forma temporal, minoritaria y/o mayoritariamente en proyectos y/o empresas viables con un alto potencial de crecimiento y que se encuentren en etapa de expansión. Este instrumento de inversión empezó a desarrollarse en Estados Unidos a principios de los años 50 como respuesta a los cambios que presentó el sector industrial, en particular por los adelantos tecnológicos registrados en la posguerra. Estos fondos, por lo general, operan bajo esquemas de Limited Partnership, los cuales se constituyen por un General Partner (operador del Fondo) y por socios limitados, quienes representan la principal fuente de recursos de inversión. Sus características más comunes son: Son fondos cerrados con una vida limitada de diez años. Durante este periodo se lleva a cabo el ciclo de compra-desarrollo-venta de las empresas. Por lo general, los primeros cinco años es el periodo de inversión y a partir del sexto año se inicia el periodo de desinversión. Una vez concluido el periodo de diez años, el fondo es liquidado. En su papel de inversionista estratégico, Nacional Financiera ha tenido un rol muy importante en la adecuación del marco legal en México, que busca impulsar el mercado de capital de riesgo y sentar las bases jurídicas para un mejor desempeño de la inversión en fondos. De esta manera, Nafinsa participó activamente en la elaboración de la iniciativa de la nueva Ley del Mercado de Valores, donde se incorpora la normatividad de la figura de Sociedad Anónima Promotora de Inversión (SAPI), cuyo propósito es facilitar a las empresas convertirse en receptoras de capital de riesgo y dinamizar este mercado. Para atender su encomienda como banca de desarrollo y al tomar en cuenta la relevancia del capital de riesgo como fuente de financiamiento en el ámbito mundial, y donde México apenas concentra el 0.18 por ciento, Nafinsa propuso diversas alternativas para subsanar la problemática de la industria de capital de riesgo en México, pues en el país no existe una política pública clara que fomente la inversión de capital de riesgo; se carece de una curva de aprendizaje y de especialistas en la materia; existe un número muy reducido de participantes institucionales; hay poco impacto de los esfuerzos realizados por las instituciones financieras de fomento cuyo marco normativo limita su rol de fomento, regulación no acorde al tipo de instrumento, falta de esquemas de protección a minorías, ausencia de esquemas de salida, carencia de estímulos fiscales acordes al tipo de instrumento y el gobierno utiliza diversos vehículos para canalizar recursos de fomento al capital de riesgo. Con base en este diagnóstico se identificaron principalmente problemas de regulación y necesidades de mayores recursos para el desarrollo de la industria. Para cubrir todas estas cuestiones se elaboraron un plan de acción y varias propuestas de reformas a la regulación y a los esquemas de financiamiento actuales con el objetivo de fortalecer la modernización y la competitividad de las empresas mexicanas. Para esto, se incluyó en la propuesta de la nueva Ley del Mercado de Valores la creación de la “Sociedad Anónima Promotora de Inversión” con características de gobierno corporativo y derechos de minoría, en donde se admiten convenios entre accionistas y derechos de salida de los inversionistas minoritarios. En materia fiscal se aprobó la figura de fideicomiso de inversión y se le otorgó la transparencia fiscal y, en cuanto a los esquemas de salida, se elaboró la propuesta de un mercado OTC para PyMES, de acuerdo con las mejores prácticas internacionales. Dentro de las medidas de solución planteadas, en 2005 se propuso la creación de un Fondo de Fondos como un instrumento de política económica especializado en el mercado de capital de riesgo, el cual será responsable de fomentar el desarrollo integral de esta industria en nuestro país, constituyéndose como el único vehículo del sector público que impulsa esta industria en México de manera oportuna y eficiente. El Fondo de Fondos será el instrumento que creará e incubará nuevos fondos de capital privado, facilitará la formación del ahorro interno y la atracción de inversión extranjera para impulsar la inversión productiva, al proporcionar recursos financieros de largo plazo que incrementen la productividad y el desarrollo de las empresas mexicanas y, al mismo tiempo, respaldará al Mercado de Valores mediante la incorporación de nuevas empresas. Los objetivos del Fondo de Fondos son: Impulsar el desarrollo de la industria de capital de riesgo en el país bajo principios de viabilidad y rentabilidad económica. Propiciar la inversión pública y privada a través de la creación de nuevos fondos de capital de riesgo. Fomentar la cultura de capital de riesgo entre inversionistas y empresas. Desarrollar nuevos esquemas de inversión de capital de riesgo. Impulsar iniciativas legales y financieras que fortalezcan el capital de riesgo en beneficio de las pequeñas y medianas empresas mexicanas. En conclusión podemos decir que hoy, más que nunca, ¡debemos avanzar en la competitividad, por las cuotas de mercado y por las inversiones!