¡En esta esquina…!
La dialéctica versus la metafísica y demonios en el análisis político
Manuel Salazar
Los políticos y las políticas de izquierda que desarrollamos esta labor con
cierta racionalidad científica y anteponiendo los intereses de la nación,
país y pueblo por encima de sesgos personalistas e intereses parcelarios,
disponemos
del arma teórica que es
la dialéctica para el análisis y la
toma de decisiones; a la que también integramos el sentido común, que no
es muy común, pero ayuda mucho.
Uno de los elementos más trascendentes que nos proporciona la dialéctica,
es
la
posibilidad
de
analizar lo que tiene de peculiar cada situación,
para poner en primer plano
el aspecto principal de la contradicción a
resolver en cada circunstancia, y decidir las tareas políticas que devienen
en consecuencia.
Con ese método a manos, los políticos y políticas que
también nos preciamos de ser objetivos, nos peguntamos ¿Cuál es el
problema principal del país, de cuya solución dependen otras soluciones;
y cuál es la fuerza de la que disponemos para solucionarlo? Y si esta no
es suficiente, entonces ¿Qué hacemos para aportar a la solución, y con
este
mismo
quehacer
también
desarrollar
nuestras
fuerzas
y
posibilidades de poder?
A propósito de que en estos días por venir los comunistas de gran parte del
planeta conmemoraremos un aniversario más de la revolución de octubre de
1917 que abrió época en la historia, es pertinente decir que si Lenin no
hubiera sido un militante con la dialéctica a
manos, es muy probable
esa revolución no
la Rusia
hubiera
ocurrido
en
dominada
por
que
la
dictadura zarista.
Hagamos un repaso general del contexto de febrero de aquel año en ese
país, y saquemos del mismo una lección práctica de la dialéctica. A ver: los
bolcheviques eran la expresión política e ideológica más consecuente.
Existían también partidos burgueses, es el caso del de Kérenski, que igual
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que los bolcheviques eran opuestos al régimen zarista. Las masas querían
salir del zarismo y en buena medida estaban bajo la influencia política e
ideológica del reformismo burgués liberal de este líder.
El partido
bolchevique de Lenin no tenía todavía suficiente fuerzas.
Una lectura de la situación a la luz de la dialéctica, sugería que el zarismo
era el aspecto principal de la contradicción a resolver. No eran las
posiciones burgués-liberales a las que había que combatir en primer
plano. El problema principal a combatir era el zarismo. Así lo hicieron los
bolcheviques; pactaron compromisos políticos tácticos con Kérenski,
sumaron fuerzas para echar abajo al régimen zarista.
La primera fase de la revolución rusa de 1917 fue democrática y de esta
surgió un gobierno encabezado por Kérenski, no por Lenin. Entre febrero y
octubre de 1917 se produce un cambio en la actitud de las masas obreras, le
quitan el apoyo a Kérenski; porque este las defraudó; y el partido de
Lenin estaba ahí, entre ellas, para capitalizar el desencanto y conducirlas,
como al efecto, a la revolución socialista en este mes y año últimos.
Una actitud como esa de Lenin y el partido bolchevique, sería una aberración
abominable para una parte de lo progresista y de izquierda dominicano.
Porque en las experiencias vemos la metafísica en sus análisis, extraños al
sentido común. De ahí los discursos de obviedades, los peros, cuidados y
previsiones frente a situaciones políticas puntuales, para no incurrir en
errores. Como si el camino al éxito y a la certeza no llevara en sí mismo la
posibilidad del error o del fracaso.
La contra- Convergencia en
curso
al
año
2016
mentes brillantes como las hay entre
los
que
considerar la visión dialéctica de la táctica.
desconocimiento
de
esa
generalización
no
la
es
propio
de
impugnan. Es no
Y en casos, no es
teórica,
sino
petulancia
pequeñoburguesa; cuestión de temperamentos; “el peso de todas las
tradiciones muertas” que “oprimen como pesadilla el cerebro de los vivos…”,
entre otros demonios.
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