Las ventas a futuro y las “pérdidas” de Codelco. Guillermo Le Fort V. Doctor en Economía socio de LE&F Con estupor he visto artículos de prensa que dan cuenta de la denuncia de un Director sobre las millonarias pérdidas en las que habría incurrido Codelco por vender cobre a futuro durante los últimos 5 años. Resulta muy poco comprensible que se hable de pérdidas en una empresa que en ese mismo período ha transferido miles de millones de dólares al Estado por concepto de utilidades. Más que pérdidas la denuncia debería referirse a menores utilidades que las potenciales, pero de esa forma probablemente la denuncia y el titular que generó habrían sido menos espectaculares. La nota de seriedad la puso Juan Villarzú, el ex Presidente Ejecutivo de la estatal, quién salió al paso explicando inversiones y nuevos negocios que se relacionaron a algunos importantes contratos de venta a futuro. Aunque no tengo detalles que agregar a esa explicación, quisiera hacer un comentario más conceptual sobre lo inadecuado de las denuncias de este tipo y sobre las consecuencias nefastas que podrían tener sobre las políticas de cobertura de riesgos financieros si se les da a ellas algún crédito. El denunciante afirma que Codelco dejó de ganar miles de millones de dólares en utilidades adicionales porque vendió por adelantado a un precio conocido “futuro”, y este resultó ser menor que el precio contado o spot de años posteriores. Bajo esa lógica Codelco pudo ganar muchísimo más todavía, si hubiese comprado contratos de cobre al precio futuro de entonces, para venderlos al precio contado que luego de algunos años resultó ser mayor. Ambas afirmaciones son igualmente sin sentido porque suponen que es posible conocer el precio contado del cobre que regirá en el futuro. Ni el denunciante ni nadie conocía en 2005 los precios contado que iban a regir con posterioridad a esa fecha. Pero si vamos a evaluar los resultados suponiendo implícitamente que la administración conocía los precios que iban a regir en el futuro, siempre será posible encontrar una estrategia alternativa que genere mayores utilidades. Ante eso la reacción de la administración sería abstenerse de participar en transacciones de futuro, en las que no puede ganar. El denunciante no aclara que Codelco y en consecuncia su dueño el Estado de Chile enfentan un riesgo importante respecto del precio del cobre de los próximos años, el que determinará el tamaño de las utilidades de la compañía, o incluso eventuales pérdidas. Frente a ese riesgo realizar operaciones de cobertura como la venta de futuros o la toma de opciones es una política altamente recomendable, para así acotar una de las principales dimensiones de riesgo que tiene el negocio. Desde luego que existe la posibilidad de que el precio contado termine por ser mayor que el precio asegurado con operaciones de cobertura, y ese es el verdadero costo del seguro: dejar de ganar más en los buenos tiempos. Lo importante es que el precio del cobre puede caer muy por debajo del nivel posible de asegurar con contratos a futuro. Si eso sucede, y se han realizado operaciones de cobertura respiraremos aliviados. Si hemos seguido las recomendaciones implícitas en la denuncia y no se han realizado coberturas, nos enfrentaremos a pérdidas de verdad y posiblemente a una crisis. Vale la pena dejar de ganar más en los buenos tiempos a cambio de que en los malos la caída no sea tan profunda. Como dice el refrán: la codicia rompe el saco. Lamentablemente la misma lógica del denunciante de Codelco se aplica en otros riesgos financieros. En muchas empresas pequeñas o medianas los riesgos como el cambiario no se cubren; porque si se llega a dar que el tipo de cambio forward, al que se comprometieron las divisas, es menor que el tipo de cambio spot al momento de la entrega, algunos brillantes Directores le enrostran a la gerencia las “pérdidas” que han causado sus operaciones de cobertura. Esa mentalidad eminentemente especulativa en lo financiero debilita a la gestión de las empresas inhibiendo las operaciones de cobertura y llevándolas a tomar riesgos que pueden ser excesivos. La cobertura de los riesgos financieros permite a las empresas concentrarse en su objetivo principal: producir efecientemente los bienes y servicios de su especialidad.