Futuros y Codelco_octubre_2010

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Las ventas a futuro y las “pérdidas” de Codelco.
Guillermo Le Fort V.
Doctor en Economía socio de LE&F
Con estupor he visto artículos de prensa que dan cuenta de la denuncia de un Director
sobre las millonarias pérdidas en las que habría incurrido Codelco por vender cobre a
futuro durante los últimos 5 años. Resulta muy poco comprensible que se hable de
pérdidas en una empresa que en ese mismo período ha transferido miles de millones de
dólares al Estado por concepto de utilidades. Más que pérdidas la denuncia debería
referirse a menores utilidades que las potenciales, pero de esa forma probablemente la
denuncia y el titular que generó habrían sido menos espectaculares. La nota de seriedad
la puso Juan Villarzú, el ex Presidente Ejecutivo de la estatal, quién salió al paso
explicando inversiones y nuevos negocios que se relacionaron a algunos importantes
contratos de venta a futuro. Aunque no tengo detalles que agregar a esa explicación,
quisiera hacer un comentario más conceptual sobre lo inadecuado de las denuncias de
este tipo y sobre las consecuencias nefastas que podrían tener sobre las políticas de
cobertura de riesgos financieros si se les da a ellas algún crédito.
El denunciante afirma que Codelco dejó de ganar miles de millones de dólares en
utilidades adicionales porque vendió por adelantado a un precio conocido “futuro”, y
este resultó ser menor que el precio contado o spot de años posteriores. Bajo esa lógica
Codelco pudo ganar muchísimo más todavía, si hubiese comprado contratos de cobre al
precio futuro de entonces, para venderlos al precio contado que luego de algunos años
resultó ser mayor. Ambas afirmaciones son igualmente sin sentido porque suponen que
es posible conocer el precio contado del cobre que regirá en el futuro. Ni el denunciante
ni nadie conocía en 2005 los precios contado que iban a regir con posterioridad a esa
fecha. Pero si vamos a evaluar los resultados suponiendo implícitamente que la
administración conocía los precios que iban a regir en el futuro, siempre será posible
encontrar una estrategia alternativa que genere mayores utilidades. Ante eso la reacción
de la administración sería abstenerse de participar en transacciones de futuro, en las que
no puede ganar.
El denunciante no aclara que Codelco y en consecuncia su dueño el Estado de Chile
enfentan un riesgo importante respecto del precio del cobre de los próximos años, el que
determinará el tamaño de las utilidades de la compañía, o incluso eventuales pérdidas.
Frente a ese riesgo realizar operaciones de cobertura como la venta de futuros o la toma
de opciones es una política altamente recomendable, para así acotar una de las
principales dimensiones de riesgo que tiene el negocio. Desde luego que existe la
posibilidad de que el precio contado termine por ser mayor que el precio asegurado con
operaciones de cobertura, y ese es el verdadero costo del seguro: dejar de ganar más en
los buenos tiempos. Lo importante es que el precio del cobre puede caer muy por debajo
del nivel posible de asegurar con contratos a futuro. Si eso sucede, y se han realizado
operaciones de cobertura respiraremos aliviados. Si hemos seguido las recomendaciones
implícitas en la denuncia y no se han realizado coberturas, nos enfrentaremos a pérdidas
de verdad y posiblemente a una crisis. Vale la pena dejar de ganar más en los buenos
tiempos a cambio de que en los malos la caída no sea tan profunda. Como dice el refrán:
la codicia rompe el saco.
Lamentablemente la misma lógica del denunciante de Codelco se aplica en otros riesgos
financieros. En muchas empresas pequeñas o medianas los riesgos como el cambiario no
se cubren; porque si se llega a dar que el tipo de cambio forward, al que se
comprometieron las divisas, es menor que el tipo de cambio spot al momento de la
entrega, algunos brillantes Directores le enrostran a la gerencia las “pérdidas” que han
causado sus operaciones de cobertura. Esa mentalidad eminentemente especulativa en lo
financiero debilita a la gestión de las empresas inhibiendo las operaciones de cobertura
y llevándolas a tomar riesgos que pueden ser excesivos. La cobertura de los riesgos
financieros permite a las empresas concentrarse en su objetivo principal: producir
efecientemente los bienes y servicios de su especialidad.
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