La formación de docentes en educación abierta y a distancia

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La formación de docentes en educación abierta y a distancia
Luciano González Velasco*
* Coordinador académico de la Maestría en Educación con Intervención de la Práctica Educativa
(MEIPE).
La formación de docentes en nuestro país ha tenido varias perspectivas desde las
administraciones públicas, bien sean en su carácter nacional o estatal, como en el caso
de las secretarías de educación, o en su carácter institucional como en el de las
universidades. Las estrategias seguidas han variado históricamente y han respondido
bien a la idea de capacitar, a la de proporcionar formación dentro de la tarea, a
profesionalizar al maestro o a la regularización, y aún reciclaje, actualización y
mejoramiento profesional. Dorothy Tanck (1977), por ejemplo, explica que la
formación de docentes en la época de la independencia, correspondía al deseo del
nuevo gobierno de formar al tipo de ciudadano que le interesaba y de hacer llegar su
mensaje uniformemente transmitido.
Hablar de todas esas experiencias va más allá de las intenciones de este trabajo, con
el que sólo se pretende mencionar algunas de las más notables dentro de la educación
pública, que han tenido, indirecta o expresamente, alguna relación con las
modalidades de educación abierta y a distancia, aún cuando estas últimas no hubieran
estado definidas y ni siquiera pensadas, para el caso de las acciones más antiguas.
La exposición, en función de los datos disponibles, se hace en orden histórico,
comentando muy brevemente las circunstancias en las que se promueven, las
necesidades que se atienden y la característica del trabajo que hoy se puede enmarcar
en las modalidades abierta y a distancia.
En este último caso, conviene aclarar que se habla de educación abierta a la forma
de trabajo educativo que se abre en cuanto a los espacios físicos, los tiempos, los
antecedentes académicos o escolares, las metodologías didácticas o de enseñanzaaprendizaje, a la no presencialidad y, en general, la que lleva a la acción educativa a
atender las necesidades correspondientes en los espacios que se generan, adaptándose
también a las posibilidades de los demandantes. Forma diferente a la que trabaja la
escuela presencial.
Por su parte, la educación a distancia —considerada dentro de la abierta— rompe
con el esquema de relación presencial directa entre el educador y el educando, para
diferirla en el espacio y en el tiempo, apoyándose en diferentes instrumentos y
tecnologías que permitan la comunicación e intercambio entre esos actores. Como
ejemplos pueden señalarse a la enseñanza por correspondencia, las acciones vía
satélite y por computadora.
Las primeras experiencias en la formación de profesores
En 1833, siendo presidente de la república Antonio López de Santa Anna y
vicepresidente Valentín Gómez Farías, por el mes de octubre se promulgó un decreto
para la fundación de escuelas normales.
Una de las intenciones era la de sustraer a la educación de las manos del clero y
otra la de "preparar un profesorado consciente de su función social y debidamente
capacitado para instruir a nuestros niños". (Bolaños, 1981: 25). Sin embargo, la
reacción conservadora no permitió que prosperara la idea, pues al año siguiente el
Plan de Cuernavaca dio fin al proyecto.
La educación se atendió desordenadamente por algunos colegios del clero y
escuelas lancasterianas. En 1842, se encarga a la Compañía Lancasteriana la
conducción de la Dirección de Instrucción Pública, hecho que llevó a la preparación
de una gran cantidad de docentes para trabajar en este sistema.
El sistema lancasteriano o por monitores, introduce distancia entre el maestro y la
mayoría de alumnos, al volver su relación indirecta a través de los monitores, pues
éstos se encargaban de la enseñanza y de evaluar a sus compañeros. El monitor
cumplía la función de hacer llegar la información al estudiante, de parte del profesor,
aunque no se buscó cerrar el circuito de comunicación.
Las Misiones Culturales
Alvaro Obregón publicó el 3 de octubre de 1921, el decreto de creación de la
Secretaría de Educación Pública y nombró al filósofo oaxaqueño José Vasconcelos
Calderón como ministro del ramo. Los diputados agraristas destinaron del 60 al 70%
del presupuesto de educación para fundar escuelas.
La educación se concebía como una misión apostólica que iba a todos los rincones
del país, por lo que Enrique Corona Morfín, Lauro G. Caloca y Ezequiel A. Chávez,
asesores de Vasconcelos idearon llevar la educación al campo, según el modelo de los
misioneros franciscanos de la época de la colonia (Balboa, 1998).
Así, el misionero, que era un maestro preparado, llegaba a una comunidad sin
escuela, organizaba a los miembros de la comunidad, fundaba una escuela, buscaba a
alguien que pudiera servir como maestro, lo preparaba y lo dejaba trabajando. Sus
compañeros de misión eran otros profesores: de higiene y sanidad, de pequeñas
industrias, de economía doméstica y de prácticas agrícolas. Al menos así se
conformaron las primeras misiones para trabajar con las comunidades y buscar su
desarrollo.
"Algunos consideran a las Misiones Culturales como escuelas Normales
ambulantes, lo cual es inexacto, pues se crean no sólo para preparar maestros, sino
fundamentalmente para propiciar el desarrollo integral armónico de las comunidades
rurales mediante la acción de la escuela" (Mejía, 1981: 207). Con esas intenciones
llegaban a las comunidades y trabajaban al principio de dos a tres semanas, para
después alargar el período hasta tres meses.
Reunían a los profesores de la región y los preparaban mediante "institutos". El
instituto era un "curso de tres semanas a un mes, en que se reunía a los maestros
rurales, federales y estatales, para capacitarlos, para mejorarlos profesionalmente. La
enseñanza era en general práctica: se enseñaba haciendo las labores encomendadas"
(Balboa, 1998: 10). Ese esquema de trabajo no respondía a planes y programas
específicos ni a cánones o recomendaciones pedagógicas, ni se exigían antecedentes
académicos iguales a quienes participaban, por lo que eran formas educativas abiertas
en esos aspectos.
Junto con otras instituciones educativas, las misiones caracterizaron a las acciones
cuya preocupación era la educación rural. Posteriormente, las misiones culturales
desarrollaron sus tareas en el medio urbano, pues los maestros de las localidades
reclamaron ese tipo de apoyos. Con algunos cambios en sus funciones y tareas, las
misiones culturales se conservan hasta nuestros días.
El Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM)
La gran cantidad de maestros sin título, obligó a los administradores de la educación a
buscar una alternativa para atender esta circunstancia. Durante el gobierno de Lázaro
Cárdenas, se establece en el d. f., una Normal para maestros no titulados. La mayor
afluencia de profesores eran los viernes, sábado y domingo. Don Jaime Torres Bodet
amplía sus servicios y organiza el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio.
"El instituto ofrecía clases a los maestros que vivían lo suficientemente cerca para
asistir, y cursos por correspondencia para los maestros de la provincia. Más tarde se
crearon 18 ramas regionales" (Ruiz, 1977: 139), a los que se denominó Centros
Locales de Estudio y Consulta (CLEC), que fueron aumentando hasta cubrir cada una
de las entidades federativas.
La creación del IFCM es recibida con gran aceptación por el magisterio en servicio,
pues algunos de sus integrantes apenas contaban con la primaria terminada, la gran
mayoría había cursado total o parcialmente la secundaria, mientras que otros pocos
tenían estudios de normal inconclusos. Para 1959, el Instituto reportaba que había
10,905 maestros que estaban dentro del programa y que desde 1949 se habían
concedido títulos a 14,152 maestros federales y estatales, (IFCM, 1959).
Según Moreno (1995) el Instituto es la primera institución educativa a distancia
para la formación de profesores. En él se utilizaba la enseñanza por correspondencia,
combinada con cursos orales complementarios.
La instrucción por correspondencia consistía en lecciones impresas que se enviaban
junto con un cuestionario, mismo que habría de llenarse y ser devuelto en un plazo
específico. Al recibirse por los correctores, se revisaba y era regresado con
aclaraciones a dudas y consultas, correcciones y sugerencias. Esto se hacía durante el
tiempo normal de trabajo de los profesores en sus respectivas escuelas, para que se
complementara la enseñanza durante los meses de vacaciones con los cursos en los
Centros Orales.
Los materiales de estudio eran los libros de texto, cuadernos de trabajo, guías de
estudio, cuestionarios y publicaciones periódicas. Los contenidos eran en esencia los
mismos que los de las escuelas normales presenciales. Didáctica, Psicología General,
Psicología Educativa, Técnica de la Enseñanza y otras materias similares, se
enfocaban hacia la formación psicopedagógica del profesor.
Se suponía que los CLEC servían sólo como centros de consulta y no para impartir
y recibir cátedra, aunque en la práctica la mayoría de las veces no sucedió así.
La experiencia del IFCM, a nivel nacional, fue replicada en ámbitos regionales o
estatales, como en el caso de la Escuela Normal para Profesores de Primaria en
Servicio con Sistema Abierto (ENPEPPSA) en Jalisco, que actualmente funciona
como Escuela Normal para Profesores en Servicio con Sistema Abierto (ENPSSA) y
que cumple funciones de reconversión o reciclaje, para titular como licenciados a sus
estudiantes.
De la educación a distancia se tomó expresamente la enseñanza por
correspondencia la que, aunque había iniciado alrededor de 1850 en Europa, estaba en
boga en varios países y reportaba logros importantes. También se apoyó con guías de
estudio y asesoría, formas de trabajo muy usadas en sistemas abiertos y a distancia.
Las licenciaturas en educación
En 1975, La Dirección General de Educación Normal, dependencia de la Secretaría de
Educación Pública, lanza un programa para convertir a los profesores normalistas en
Licenciados en Educación. El proyecto tuvo una gran acogida entre el magisterio,
pues ofrecía las facilidades de estudiar en cursos sabatinos y de concentrarse durante
las vacaciones en cursos intensivos.
El currículum trabajaba nuevamente aspectos básicos, junto con los de mayor
profundidad, de la formación recibida en primaria y secundaria, tales como
matemáticas, español, ciencias sociales y ciencias naturales. Como era la época de
apogeo de la tecnología educativa, ésta era una materia que se estudiaba durante tres
cursos o años, junto con otras materias para la formación psicopedagógica.
Esta forma semiescolarizada remitía al estudiante a trabajar en su tiempo libre y
consideraba la distancia, además de la apertura en los tiempos de trabajo presencial.
El problema fue que la opción se dio mayoritariamente en las capitales de estado o
grandes ciudades.
Al crearse la Universidad Pedagógica Nacional, este programa pasó a ser parte de
las obligaciones y responsabilidades de la nueva institución.
Otra opción la ofrecen las escuelas normales superiores, las que en forma
combinada de sistema presencial y una fase abierta, han preparado a licenciados en
educación. Primero se denominó a la carrera Maestro en Educación Media, con
especialización para trabajar cada una de las materias de la educación media básica,
comúnmente denominada educación secundaria. Como el título se confundía con el de
maestría de posgrado, se determinó denominarla Licenciatura en Educación Media.
Puede afirmarse que, al menos en las escuelas de educación media básica que la
federación abrió en todo el país, la atención se daba, en la mayoría de los casos, por
profesores con formación de normal superior.
En la fase de trabajo abierta, el estudiante desarrollaba actividades con el apoyo de
una guía de trabajo o de estudio. Los productos elaborados debían presentarse en la
fase presencial para ser objeto de discusión y análisis.
La Universidad Pedagógica Nacional
Una de las experiencias de mayor alcance en la época actual y que tal vez constituya
el aporte más definitivo, en lo que se refiere a preparar maestros en sistema de
educación abierta y a distancia, es el de la Universidad Pedagógica Nacional o UPN,
como es más conocida por sus siglas.
Su trabajo se enfocó principalmente a la reconversión o reciclaje de maestros. Toda
vez que se expidió un decreto por el cual se consideraba en la educación superior a la
formación normalista y los egresados de esas carreras ya no iban a ser nombrados
profesores sino licenciados en educación, miles de maestros quedaban en desventaja
profesional y laboral, pues habían sido formados en planes de cuatro y hasta tres años
de educación normal, teniendo como antecedente académico únicamente a la
secundaria.
Tal situación planteaba la necesidad de dar una oportunidad de estudios para los
profesores que estuvieran en condiciones de hacerlo. Dicha opción, además, debería
realizarse en todo el país para poder atender a la demanda potencial.
Los profesores en servicio necesitaban ser preparados en sus espacios de tiempo
libre y con una alternativa que les permitiera prepararse por su cuenta sin tener que
dedicarse a estudiar de tiempo completo o de medio tiempo, en cualquier parte del
país que se encontraran. Esas y otras razones llevaron a la UPN, a la creación del
SEAD (Sistema de Educación Abierta y a Distancia). De esa manera los profesores
podrían estudiar en la modalidad educativa independientemente de su tiempo y de su
formación académica, —dos o tres años de educación normal, como ya se señaló—
con sólo buscar el espacio institucional más cercano para sus trámites.
La Universidad Pedagógica Nacional abrió, al empezar sus actividades "52
unidades en todo el país estratégicamente localizadas para atender a los maestros
cerca de su lugar de trabajo", como rezaba uno de los documentos con los que se
promocionó a la institución.
Se consideraba, sin que se llegara a decir alguna vez de manera formal, a los
estudios hechos en las normales, como equivalentes al bachillerato y eran la base para
poder emitir el título de Licenciado en Educación, para quienes terminaran sus
estudios.
Tal oferta resultó muy atractiva para la mayoría de profesores en servicio, quienes
veían la oportunidad de obtener otro título y mejorar su formación. Para 1979, los
egresados de normales y del IFCM eran varias decenas de miles en todo el país, los
que podrían optar entre las normales superiores y la UPN.
En el SEAD se utilizó el paquete didáctico. Estaba constituido por el manual del
estudiante, la guía de estudio y el texto con lecturas. El manual ofrecía una serie de
técnicas de estudio y ejercicios y recomendaciones para optimizar el tiempo libre y las
habilidades para estudiar. Con el mismo, se pretendió apoyar al estudiante en su
autoaprendizaje.
La guía de estudio debería contestarse en cada uno de los ejercicios, apoyándose en
la consulta de los textos incluidos en la antología. La licenciatura que se ofreció fue
en educación básica, independientemente del nivel educativo en el que laborara el
estudiante.
Este tipo de paquetes ha sido utilizado en otros programas de formación. Por
ejemplo, la propia UPN, en su proyecto de especialización a distancia para los
docentes de las unidades, utilizó un esquema parecido.
La diferencia con otras licenciaturas en educación era notoria. Se iniciaba con un
ciclo de formación básica, en el que se incluían: matemáticas, técnicas de
investigación documental y redacción y materias sociológicas y filosóficas.
Posteriormente se introduce, aunque en forma somera, a la práctica como objeto de
estudio y reflexión.
Se recomendaba la formación de círculos de estudio para evitar el aislamiento del
estudiante y facilitar la atención con asesores a pequeños grupos de estudiantes. Como
otro apoyo se ofrecía la asesoría por teléfono, por correspondencia y en forma
presencial, bien en forma individual o grupal. Empero, mucho del trabajo de asesoría
necesario, y propuesto en el programa, no se trabajó como tal y algunos de los
docentes trabajaron la cátedra expositiva.
Las universidades públicas
Hubo resistencia y desconfianza hacia la educación abierta y a distancia en la mayoría
de las universidades del país. Se consideraba a estas modalidades educativas como si
fueran de baja calidad y propicias al fraude. Al paso del tiempo y gracias a las
experiencias exitosas en otros países como las de la Open University de Gran Bretaña
y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de España, se empieza
a cambiar de opinión.
Las universidades empezaron por preparar a sus equipos de trabajo para esas
modalidades, utilizándolas precisamente para su formación. Tales son los casos del
Sistema de Universidad Abierta (SUA) de la UNAM y del Instituto Politécnico
Nacional.
En la Universidad de Guadalajara, se vivió una experiencia similar, formándose a
los asesores a través de diplomados y cursos. De ahí se desprendió el origen de varias
carreras que actualmente se ofrecen en esas modalidades educativas.
Consideraciones finales
Para atender la formación de profesores, se ha encontrado que las modalidades de
educación abierta y a distancia son de las más adecuadas y utilizadas, debido a las
condiciones y características del trabajo de los profesores.
Aunque inicialmente, en épocas pasadas se usaron esquemas de formación para los
profesores un tanto intuitivamente, cada vez más se han sistematizado y avanzado
hacia formas de educación abierta y a distancia.
En todas las estructuras académicas de las licenciaturas en educación y, en general
para la formación de profesores, se adopta el concepto de criterios teóricos,
metodológicos y técnicos, los cuales integran el medio educativo y hacen cierta la
formación de los docentes (Arredondo, et al, 1979). Esos criterios determinan la base
sobre la que se estructuran las propuestas concretas y programas de formación en cada
contexto sociohistórico. Los que, además, se trasladan a la formación permanente de
los profesores, bien en programas de capacitación o en actualización y mejoramiento
profesional, según se entiende y determina en cada época o institución.
De aquella formación que se preocupaba por hacer que el profesor enseñara "bien"
o estuviera capacitado técnicamente para la tarea, se ha avanzado hacia otras
tendencias formativas. Actualmente "el maestro debe estar en condiciones de
comprender y diagnosticar las necesidades educacionales de sus alumnos, organizar
sus experiencias de aprendizaje y evaluar la eficacia de éste último" (Huberman,
1996). Ideas que son trabajadas, en la mayoría de los casos, en la formación de
docentes para la educación pública.
Para la formación, actualización y superación de los docentes en servicio, han
resultado fundamentales e insustituibles las variantes de las modalidades de educación
abierta y a distancia. Ejemplos de ellas son el Programa Nacional para los Profesores
y los cursos como los de educación vía satélite y otros que ya se mencionaron y que
se conservan junto con los nuevos que van apareciendo.
Bibliografía consultada:
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HUBERMAN, Susana. Cómo aprenden los que enseñan. La formación de los formadores. Ed. Aique.
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MORENO Castañeda, Manuel. El Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en Jalisco. Primera
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