La coca vivirá ¿Y el movimiento cocalero? Eva Coquita, octubre 2006 No cabe duda que la milenaria hoja de coca sobrevivirá a la absurda guerra contra las drogas, pero ¿cómo le irá al movimiento cocalero boliviano? El 29 de septiembre pasado dos productores de Yungas de Vandiola murieron a causa de balas de las Fuerzas de Tarea Conjunta. El hecho de morir acribillados los convirtió en ‘narcotraficantes’, en palabras de algunas autoridades nacionales, quienes con esta calificación siguieron a la letra la doctrina de Seguridad Nacional de la Casa Blanca1. Por su relativo aislamiento geológico, los valles de Vandiola no tuvieron, en veinte años de guerra a las drogas en la Bolivia democrática, la misma atención que los Yungas de La Paz o el Trópico de Cochabamba. Esta última zona se convirtió en el escenario principal de la guerra, y ya van por lo menos diez años que representantes de Estados Unidos insisten en la erradicación de coca en La Paz. Son testigo de ello las recomendaciones que anualmente acompañan el proceso de ‘certificación’ de países receptores de financiamiento bilateral desde Washington. Sin embargo, ni el general Banzer con su mal llamado Plan Dignidad (1998-2002), eligió medir fuerzas con la resistencia yungueña. De acuerdo con datos históricos2, todas estas zonas pueden reclamar el derecho de ser consideradas “zona tradicional” del cultivo de la hoja. Sin embargo, en 1988 la Ley 1008 definió, con gran arbitrariedad, qué zonas serían, en adelante, ‘lícitas’, ‘ilícitas’ o ‘en transición’. Esta división y sus injusticias, no respondieron a una simple equivocación. La 1008 fue un importante paso en el avance de una estrategia que busca imponer y ahondar diferencias entre sectores cocaleros, y entre éstos y la población en general. Dicha estrategia, enmarcada en la ya mencionada doctrina de seguridad nacional de Washington, no ha dado todos los resultados esperados por sus diseñadores, debido a la torpeza que caracterizó su implementación. Pero es curioso que, ahora que el país tiene a un dirigente cocalero por presidente, se está tomando en serio la erradicación de cocales en La Paz y en Vandiola. A la vez ha comenzado a expresarse un antagonismo abierto entre distintos sectores del cultivo de la coca. Es de esperar que esta situación no devenga en nuevas confrontaciones entre hermanos. En un futuro, la lucha estadounidense contra las drogas será considerada una de las estupideces más burdas de la humanidad. Todos los estudios independientes sobre el tema apuntan a ello. No es tarea del gobierno boliviano remendar los errores de la Casa Blanca, pero sí es su responsabilidad proteger a los bolivianos de las nefastas consecuencias. Para vivir bien y soberanamente, el pueblo boliviano no puede seguir siendo víctima de un discurso y práctica ‘anti-drogas’ que, por su carácter prohibicionista, además de garantizarles dinero y poder a los empresarios de las drogas, someten al país a directrices foráneas3. Y si el gobierno no resulte ser capaz de trazar por su cuenta los límites de la soberanía, es la sociedad civil la indicada para acudir en su ayuda. 1 El Plan Estratégico conjunto del Departamento de Estado (DOS) y la Agencia de Cooperación al Desarrollo (USAID) de los Estados Unidos (p. 16), menciona como una amenaza al control de drogas: “La resistencia a las iniciativas de combate al crimen, a veces basada en la simpatía popular con los actores [del crimen]”. Strategic Plan Fiscal Years 2004-2009, DOS/USAID, http://www.state.gov/documents/organization/24299.pdf 2 Para Vandiola ver: Fanor Meruvia Valderrama: “Historia de la coca. Los Yungas de Pocona y Totora (1550–1900)”, Plural, 2000; para el territorio tropical ver: Alcide D’Orbigny: “Viaje a la América Meridional, Tomo III”, Plural, 2002. 3 Es más, las instituciones bolivianas especializadas en la lucha contra las drogas actúan, desde su creación, con una preocupante autonomía con respecto a la normativa democrática del país. Jornada - La Paz, lunes, 23 de octubre de 2006 Cocaleros le declaran la guerra al Gobierno de Evo Morales Cochabamba, (Erbol) - Las mujeres campesinas Macaela Bastidas se sumaron a las medidas de presión que impulsan los cocaleros de Yungas de Vandiola y protestaron por la militarización que dispuso el Gobierno de Evo Morales. Los productores cocaleros de Yungas de Vandiola fueron obligados por las fuerzas militares a suspender el bloqueo de caminos que sostenían en la ruta Cochabamba-Santa Cruz-Chuquisaca. En este sentido se decidió llevar hasta la sede gobierno su demanda de indemnización y respeto a los cocales. La lucha sigue, Yungas Vandiola resiste. Ayer cuatro caimanes del Ejército repletos de efectivos militares pasaron la tranca de Epizana con destino a la zona del bloqueo campesino, señala parte del comunicado emitido por este sector. Dan a conocer que el Gobierno decidió cerrar «su puño sobre la garganta de los pobres pero la lucha se masifica. En la ciudad de Cochabamba, la organización de Mujeres Campesinas «Micaela Bastidas» se sumó a la resistencia pacífica de las cocaleras de Yungas Vandiola». Las mujeres cocaleras que se encuentran en huelga de hambre expresaron sus temores por la vida de sus maridos e hijos, por lo que decidieron dirigirse a la ciudad de La Paz su para demandar el respeto a la coca legal. Aseguran que se acogerán a la Central Obrera Boliviana (COB) para que esta demanda se incluya en el pliego petitorio de los trabajadores «y allí declararemos huelga de hambre contra la militarización y erradicación forzosa; por la defensa de las zonas históricas y legales de cultivo y por la indemnización a las viudas y huérfanos de la masacre de Icuna», manifiestan los cocaleros. Repudiaron al Gobierno y específicamente al ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, de quien solicitaron su destitución junto con el viceministro Felipe Cáceres. «Durante la guerra de la independencia las mujeres cochabambinas resistieron a Goyeneche y durante la dictadura banzerista la huelga de las mujeres mineras derrocó al tirano. Nuestra lucha estará inspirada por su valor en todo momento», aseguran los cocaleros bajo el lema «Coca y dignidad o muerte!!!». Similar consigna fue utilizada por quien ahora es Presidente de los bolivianos y quien ha reiterado y minimizado esta demanda de los cocaleros de los Yungas de Vandiola.