Martes 11 de septiembre 1973/ 2012 Miércoles, 12 de Septiembre de 2012 22:04 Hace 39 años del golpe cívico/militar, y nadie puede poner en duda que las cosas en lo económico han cambiado mucho. Cualquiera que vea películas como la Batalla de Chile verá los niveles de pobreza en que vivía la mayoría del pueblo. Por Kena Lorenzini Obviamente el tiempo ha hecho lo suyo y el nivel de vida de la "gente" en términos económicos ha mejorado, pero no en calidad. Pareciera no entenderse que calidad de vida no es sólo mayores ingresos económicos sino que tiene que ver con derechos que hoy la ciudadanía está exigiendo de distintas formas: los llamados Derechos Económicos, sociales y culturales. Donde la desigualdad ya sabemos es brutal, donde el derecho a la vivienda se transformó en "cualquier vivienda", en que se escuchan hasta los suspiros de lxs vecinxs; el "derecho a la educación", que está por debajo al "derecho a la enseñanza" ergo quien sale ganando es el que educa (colegios subvencionados ¿le suena?); el derecho a la salud, en que todavía para muchxs la hora con un especialista es para después de seis meses y más. Podría seguir, decir que el sueldo mínimo no es digno porque considera al ser humanx como un sujetx que sólo debe producir y, por lo tanto, este sueldo le debe alcanzar para: comer, vestirse, arrendar una pieza y trasladarse a su lugar de trabajo... no es considerado un ser pensante, con derecho a la diversión, a la cultura, al ocio, a pasar unas buenas vacaciones donde realmente le apetezca, comprarse libros, acceder a las nuevas tecnologías; y así. El sistema neoliberal impuesto aprovechando el shock (Naomi Klein) del golpe cívico/militar del 11 de septiembre 1973, a punta de ejecutadxs, detenidxs desaparecidxs, torturadxs, es un sistema perverso que va más allá de lo económico, involucra lo cultural, la construcción de un ser humanx competitivx, individualista, emprendedxr (usted es capaz de todo pero solo), y por sobretodo fomenta un ser humanx banal, superficial, a través no sólo de la farándula de los títeres de la TV, sino de los escenarios instalados en los poderes ejecutivo y legislativo en los cuales todo es manejado con una cierta liviandad respecto del nexo que deben tener con la ciudadanía, con ironía, sin convicción, sin reflexión... y todo parece ser "medido" por la posible reacción del momento. Lxs ciudadanxs que meditan, cavilan, están desprotegidxs frente a estos poderes que no dan respuesta a la demanda de que trabajen con estándares de mayor 1/2 Martes 11 de septiembre 1973/ 2012 Miércoles, 12 de Septiembre de 2012 22:04 seriedad. Ya no se confía en ellos. Son muchxs lxs que saben que el verdadero vandalismo está en que siete familias sean las dueñas de la riqueza del país, en que se les tema a la hora de tomar cualquier decisión que podría beneficiar a una mayoría. Pero no son suficientes, porque la mayoría esta preocupado de pagar la cuota a una casa comercial, o ver si es verdad o no finalmente lo de DICOM, o cómo llegar a fin de mes con el sueldo "digno" (sic). Se podrían decir otras cosas en una fecha como esta, hablar de la impunidad respecto a los violadores de derechos humanos durante la dictadura, en que las sentencias son otra violencia más hacia las víctimas, o la actitud de gendarmería de dar salidas dominicales y diarias a quienes han cometidos delitos de lesa humanidad, y les cuesta tanto dárselos a delincuentes comunes que muchas veces han sido víctimas de la sociedad. Se podría hablar del primer gobierno de derecha después de la dictadura y su fracaso rotundo, en que ha sobrepasado con creces la represión ejercida en los gobiernos de la Concertación hacia ciudadanxs que ejercen su libertad de expresión, donde nunca las mujeres han "desaparecido del mapa" y si aparecen es para ningunearlas (han sido las más "desvinculadas" del gobierno). En fin, 39 años es mucho tiempo en una vida humana, pero no para la historia de un país. Sólo la MEMORIA impedirá que se vuelvan a repetir los hechos del pasado reciente, y sólo la REFLEXIÓN de una ciudadanía consciente impedirá que nos transformemos en una masa baladí. 2/2