(Ficha 6) LAS FUNCIONES DEL INTELECTO HUMANO “El cuerpo humano es el carruaje; el Yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos” Platón. CONCIENCIA Despojada del sentido moral que frecuentemente se le concedía al alma humana, hoy sabemos que para la ciencia, alma y conciencia es lo mismo (como veíamos al principio de año). La conciencia es el resultado del funcionamiento armónico del todo nuestro aparato psíquico. Es como si fuera un centro virtual, indefinible e inmaterial, no tiene una localización específica en nuestro cerebro, pero es aquí donde se recoge la información de lo que sucede dentro de nuestro cuerpo y fuera de él. La conciencia tiene la capacidad de reflejarse y captarse a sí misma y a esto le llamamos autoconocimiento, conciencia de sí mismo o conciencia del YO. Hacia la conciencia fluyen como si fueran ríos hacia el mar, todos los estímulos que llegan desde las distintas funciones del YO como: la sensopercepción, la inteligencia, el pensamiento, los afectos, la imaginación, aprendizajes, etc. y la conciencia es la encargada de integrar todos estos estímulos siendo su resultado lo que llamamos realidad. La conciencia es ante todo conocimiento y cualquier alteración o falla de los canales que lleven estímulos a ella modificará la propia conciencia. Los estados de conciencia pueden ser de: lucidez, obnubilación o confusión, estado de coma, etc. SENSOPERCEPCIÓN: Es el proceso que realizan nuestros órganos sensoriales (gusto, olfato, tacto, vista, oído) que captan los estímulos externos y son llevados a nuestro cerebro donde son captados e interpretados por nuestra conciencia. Por ejemplo: Las ilusiones, alucionaciones, alucinosis, etc son alteraciones de la sensopercepción. Las ilusiones consisten es deformar una imagen real de un objeto presente pero es captada por la conciencia sin pleno convencimiento de realidad. Las alucinaciones en cambio, consiste en que la persona sufre percepciones visuales auditivas o mixtas, habitualmente de carácter desagradable, que no se corresponden en absoluto con la realidad, y que se perciben como reales sin posibilidad de criticarlas como falsas. También pueden existir otros tipos de alucinaciones como las olfatorias o las táctiles. Pueden darse en el contexto de enfermedades diversas como intoxicaciones agudas, consumo o deprivación de sustancias de abuso o fármacos, esquizofrenia, etc Alucinosis: Es una alucinación pero a diferencia de la anterior la persona se da cuenta que es irreal lo que está percibiendo. ATENCIÓN: Es una facultad psíquica que tenemos para que nuestra conciencia capte una cosa o situación. La atención en su forma más básica no deja de ser otra cosa que una forma de expresión afectiva. Tenemos 2 clases de atención: 1) espontánea y 2) voluntaria. La atención espontánea: es aquella que nos conduce sin gran esfuerzo hacia los objetos o situaciones por simple simpatía o inclinación, inclusive, sin tener que ser grato a la fuerza el motivo de atención. Por ejemplo: el niño se inclina y presta atención a los juegos; el técnico siente curiosidad por los materiales de 1 su conocimiento; el hombre alegre presta atención a todos los motivos gratos y jocosos de la vida; el hombre triste presta atención a las penas recordando los momentos más dolorosos, etc. La atención voluntaria: es cuando nos dirigimos a un objeto o situación sin una conexión afectiva inmediata. Se presta atención por propia decisión y por encima de toda contrariedad, dificultad o desagrado. Por ejemplo, prestar atención en una clase de una materia que a un alumno no le gusta, no tiene afinidad o simpatía con la materia, requiere de un esfuerzo y voluntad mucho mayor que en la atención espontánea. La atención aumenta o disminuye y tiene distintos grados de fatiga. Por ejemplo, el tic-tac de un reloj oído a distancia que de pronto parece desaparecer y reaparecer nuevamente, explica las variaciones de la atención. Por ejemplo, la hiperprosexia, la hipoprosexia, la disporsexia, etc son trastornos o alteraciones de la atención. MEMORIA: La memoria es la actividad psíquica que nos permite utilizar el pasado en el presente. Gracias a ella tenemos el sentimiento de la propia personalidad porque le permite al Yo tener continuidad en el tiempo. En general, toda la información que alguna vez haya pasado por nuestra conciencia puede ser recordada y por eso, tanto la fijación de un dato, el olvido, como la infidelidad de su reproducción, son funciones propias de la memoria. Por ejemplo, las amnesias, las hipermnesias, las hipomnesias, los “deja vu”, etc. son alteraciones de la memoria. IMAGINACIÓN: Es la capacidad de pensar en imágenes. La imaginación puede ser a) reproductora o b) creadora. La imaginación es creadora cuando modifica, altera o cambia la realidad de lo conocido estableciendo nuevos vínculos, relaciones, descubriendo analogías e iniciando caminos jamás recorridos. La imaginación no sólo elabora imágenes, sino también ideas y pensamientos, La imaginación reproductora es cuando sirve para recordar acontecimientos o aprendizajes del pasado. El freno natural de la imaginación es la razón, cuando esta falla y las fantasías se desbordan favorece el desarrollo de las supersticiones, delirios de influencia como que algún ser controla nuestra vida, “mal de ojo”, etc. Por ejemplo: las imágenes hipnagógicas, hipnopómpicas, etc, son producto de la imaginación PENSAMIENTO: el acto de pensar establece, por sí mismo, la superioridad del ser humano sobre las demás especies animales e inclusive, dentro de nuestra propia especie diferenciando irrepetiblemente a los hombres unos de otros, por tal motivo es un proceso de extremada complejidad donde intervienen otras tantas facultades mentales muy humanas. Al principio del año decíamos que pensar era equivalente a hablar consigo mismo, para lo cual era indispensable tener almacenado en nuestra memoria palabras o imágenes que tengan un significado para la persona que piensa. por eso, ahora decimos que la materia prima del pensamiento son las ideas dado que sin ella no hay pensamiento. El pensamiento coherente y constructivo de las personas es ante todo intencional, porque para su funcionamiento depende de cierta tensión psíquica (algo así como una molestia en nuestra conciencia cuando no se logra comprender algo). esta tensión psíquica se origina con algún afecto o emoción que impulsará al pensamiento hacia su meta. 2 El pensamiento humano es, sin duda, la cualidad que nos eleva a la máxima jerarquía humana por el simple hecho que nos permite tomar decisiones, solucionar problemas y obrar en consecuencia con plena conciencia de sí mismo. Por ejemplo, las ideas delirantes, expansivas, depresivas, místicas, persecutorias, etc. son alteraciones o trastornos del pensamiento. Podríamos clasificar al pensamiento de 2 maneras: 1. El pensamiento lógico: Es el que funciona por medio de la razón y se basa en una penosa adquisición de la experiencia y de conocimiento. (Decimos penosa porque al pensar nos obligamos a buscar razones para fundamentar una posición eso requiere voluntad y esfuerzo) El pensamiento lógico opera por medio de la razón, que es la capacidad que tenemos de “encadenar” conceptos, ideas o pensamientos (como cuando hablamos). De este modo la razón opera mediante nuestra capacidad de juicio (distinguir, descriminar, diferenciar) y esta puede tener distintos grados de rigurosidad. Por ejemplo: si decimos que Marta y Juan tuvieron 3 hijos y los 3 tienen el cabello rizado, podríamos pensar que todos los hijos de Marta y Juan tienen el cabello rizado. Esta afirmación basada en lo concreto, sin embargo, no es totalmente válida porque no sabemos que tipo de cabello tendrán los hijos de la pareja, en caso de que los tengan. Por el contrario, si pensamos que todas las ballenas son una especie en peligro de extinción, racionalmente pensamos que las leyes deberían prohibir su captura. Notemos que este razonamiento es válido siempre y cuando sepamos que existe una ley que prohíbe la captura de animales en extinción. 2. El pensamiento mágico: Es aquel que suspende (momentáneamente o no) el pensamiento racional, para dar cabida a un pensamiento irracional que se sabe equivocado pero que de alguna manera se cree. Un pensamiento muy popular de esto es la frase que dice: “Las brujas no existen, pero que las hay, las hay”. Otros ejemplos frecuentes de este tipo de pensamiento suelen ser los siguientes: en una determinada iglesia, una multitud de fieles observa una extraña mancha formada en una pared. En ella ven fervorosamente el "rostro de Jesús". Al otro lado del mundo, al observar el cielo nocturno un espectador se topa con una efímera luz fuera de lo común. No tarda en asignarla a "extraterrestres". Mientras tanto, en un hospital cercano, un paciente con una severa enfermedad y con pocas probabilidades de recuperarse experimenta una súbita mejoría en su cuadro. Su médico al no poder explicar eso, se encarga de atribuirlo a un "milagro". Fenómenos como estos son invocados diariamente como “pruebas” de la existencia de uno o más dioses. Comprobamos así, como se infiltra la influencia del pensamiento mágico, aún en personas cultivadas y cultas que en otro contexto de pensamiento suelen ser muy racionales. AFECTIVIDAD: Los afectos son vivencias internas que modifican o alteran nuestro estado de ánimo. En este sentido llamaremos afectos a los sentimientos y a las emociones. Para diferenciarlas, el sentimiento es un clima pasivo que acompaña al YO y que puede ser agradable o desagradable, pero la persona no siempre logra identificarlo con claridad. En cambio, las emociones tienen una característica en común, y es que no son simplemente cerebrales, sino que van acompañadas por modificaciones fisiológicas y somáticas como frecuentemente suceden con la alegría, exaltación, felicidad, miedos, ansiedad, rabia, tristeza, depresión, odio, rencor, envidia. 3 Dicho esto, la afectividad, es una forma sentimental de reacción ante el mundo exterior y estos pueden producir movimientos afectivos muy intensos y desequilibrantes que van desde los extremos pasionales o eufóricos hasta la falta total de interés. Por eso, las reacciones emocionales en general tienen una influencia directa sobre la conducta de las personas. En este caso sucede que, cuando estas son muy intensas producen una deformación de las ideas del sujeto, dando lugar a las ideas sobrevaloradas (sobrecargadas de afectividad), que ocupan el centro de la conciencia del sujeto y rigen su pensamiento y su conducta. Por ejemplo: “mi hijo es el más inteligente, el más lindo, etc” Finalmente las ideas sobrevaloradas se transforman en ideas delirantes cuando se muestran irrebatibles a la experiencia y a cualquier argumentación lógica. Por ejemplo, la perplejidad, catatimias, frialdad, “sentirse vacío”, incontinencia, ambivalencia, etc. son algunos de los trastornos o alteraciones propias de la afectividad. LA INTELIGENCIA: A lo largo de la historia de la psicología han existido diferentes definiciones acerca de la inteligencia, pero por el momento optaremos por la de D. Weschsler (1944) puesto que se adapta muy bien a lo que venimos viendo: “La inteligencia es la capacidad de actuar con un propósito concreto, pensar racionalmente y relacionarse eficazmente con el ambiente”. Antiguamente la inteligencia se media por medio de una tabla de coeficiente intelectual (C.I.), pero estas mediciones estaban basadas sobre la premisa que existía un solo tipo de inteligencia. Sin embargo, hoy sabemos que existen por lo menos no menos de 7 inteligencias como por ejemplo: Inteligencia Verbal o lingüística (hablar y explicarse de manera comprensible y convincente, poder explicar historias originales). Inteligencia Musical (recordar una música, interpretarla, componer). Inteligencia Lógico Matemática. (capacidad de cálculo) Inteligencia Espacial (orientación con mapas, puzzles, etc.) Inteligencia Intrapersonal (estar en contacto con los propios sentimientos, las emociones y las capacidades mentales no racionales, la sensibilidad). Inteligencia Interpersonal (ser sensible a los estados de ánimo, los motivos y las intenciones de las otras personas). Inteligencia Corporal y cinestésica (bailar, practicar deportes, moverse, habilidad en el uso de las herramientas. En el otro extremo pueden encontrase personas con una inteligencia disminuida o deteriorada que es lo que se conoce como “retraso mental”. Tiene que ver exclusivamente con alteraciones orgánicas o cuadros médicos como por ejemplo: Síndrome de Down, trastornos metabólicos, infecciones sufridas por la madre durante el embarazo, desnutrición infantil, intoxicaciones por plomo, etc. Es importante saber, que por ejemplo, muchas personas no se consideran “inteligente” por el simple hecho de no haber descubierto o buscado su principal inteligencia, ya sea por falta de autoestima, por falta de estimulación intelectual, voluntad, motivación, etc. se abandonan a pesar de no tener ninguna cuestión médica que les impida desarrollar cada particular inteligencia. Prof. Lic. Marcelo de la Peña E-mail: marcelodelape@yahoo.com.ar Tel/fax: (02246) 42-0996 4