Camino 1-3: Finalidad de la fundación de S. José y de la oración contemplativa. Avisos previos: 1) también este año ofreceremos las fichas quincenalmente y en un solo folio, salvo esta primera; 2) y, mucho más importante, sigue siendo fundamental en todas las secciones anotar las frecuentes oraciones explícitas que aparecen y a quién/es se dirige, cómo y por qué. Pistas de lectura1. Como se apreciará fácilmente, son capítulos apasionados, con alma (1,3-5; CE 4), historia (1,2; 3,8) y tesis (1,2). La santa madre vierte finalmente esta última en un símbolo, que le sirve para abundar en cuál es la misión de sus monjas y a la vez para mostrar cuáles son, a su parecer, los verdaderos problemas y soluciones de la situación eclesial de entonces; por tanto atendamos bien a ello (es decir, los tres subrayados de este párrafo). Y en medio de estos capítulos, una aparente digresión acerca de la pobreza no sólo oportuna, sino querida por Dios (2,11). Así pues, anotar las veces que aparece la palabra “experiencia” y, sobre todo, de qué pobreza se trata: 1) en qué o quién se inspira; 2) en qué consiste; 3) qué desahogos materiales consiente. Para reflexionar, revisar la vida, interceder, agradecer, contemplar… 1. Seguro que ha quedado claro el carácter apostólico, eclesial y comunitario que la santa da a la vida contemplativa. ¿También el hecho de que lo afirma contra toda piedad individualista (cf. 3,6; 1,2) o ‘materialista’ (cf. 1,5)2? ¿Está claro lo que esto conlleva para mí, mi comunidad, mi iglesia local…? ¿Y la revolución que aquello implicaba en una sociedad donde la vida religiosa femenina se veía con facilidad como un ‘aparcadero’ de mujeres no casaderas y, a la vez, como una servidumbre a favor de los bienhechores y sus intenciones más pintorescas (cf. 2,5; V 34,3)? ¿Somos así de libres de espíritu?... 2. Y en el centro de estas reflexiones teresianas, la más evangélica y quizá por eso mismo sorprendente: esta vocación consiste, ‘antes’ que en rezar (cf. 1,2; 3,5), en: Una determinación operativa y resolutiva: se determinó a hacer. Pero el tono drástico de esa decisión queda contrastado o mitigado con un toque de modestia: hacer eso poquito. Veremos en seguida lo ingente que es eso poquito. Nada utópico: resolución bien enmarcada en el ámbito de lo real y posible: eso poquito que yo puedo y es en mí, escribió en el borrador. No sólo posible y real, sino situado en la tierra firme del Evangelio: eso poquito será seguir los consejos evangélicos. Y por fin un toque decisivo, que recupera la fuerza del determiné inicial: con toda la perfección que yo pueda (…) Se impone una doble constatación: imposible delinear el nuevo carisma del grupo, sin conectar con la experiencia viva y eclesial de la santa. Imposible igualmente penetrar la lección del Camino sin tener en cuenta esta preciosa clave de ascética teresiana3. 1 Cf. para todas las fichas: T. ÁLVAREZ, Paso a paso. Leyendo a Teresa con su Camino de Perfección, o también en: Comentarios a Vida, Camino y Moradas de S. Teresa, Ed. Monte Carmelo, Burgos (España). 2 Cf. cap. 2, en el que ahondaremos en la segunda parte de esta ficha. 3 T. ÁLVAREZ, “Determiné”. Camino 1,2, en Monte Carmelo 100 (1992) 341-349; también en Estudios Teresianos III, Monte Carmelo 1996, pp. 506-513. 3. Por tanto, la cuestión está en ser auténticos, en la coherencia de los cristianos: en “el brazo eclesiástico y no el seglar” (3,2); no fuerzas humanas, ni de armas (cf. 3,1). ¿Estamos libres, personas y comunidades, de la tentación de recurrir a éstas u otras formas más sutiles de presión o manipulación de las conciencias…? 4. Puesto que la clave es la autenticidad propia, la cuestión se desliza de la división de la Iglesia y el rechazo a ‘lo protestante’, a la crítica interna ante posibles relajaciones (3,3-4): a) Porque es una pelea difícil esa de estar en el mundo y no ser de él (3,3): ¿corro este riesgo al evangelizar o soy mero espectador? ¿Rezo por quienes suelen estar en primera línea o me olvido de la apremiante llamada de la santa?... b) Por la muchas infidelidades (3,3-4; cf. V 7,5; 27,15): ¿me fortalezco en lo interior (3,4) o me lanzo a evangelizar de cualquier manera?, ¿velo y oro para ser fiel?... c) Por la parcialidad del mundo para juzgar y la facilidad para condenar (3,4; cf. V 31,1718): ¿sobrellevo esto cuando me toca, o me afecta demasiado? ¿Evito los juicios o, al contrario incluso, me expongo a juzgar regalo lo que es virtud (3,4; cf. Mt 5,22)? d) ¿Oras por tus superiores, incluidos los más cercanos: local, provincial (cf. 3,10)? Nota: se profundizará en muchas de estas cuestiones en los capítulos 4-18. 5. También pueden posponerse hasta los cap. 33-35 las apasionadas palabras sobre la Eucaristía de 3,8; lo que no convendría dejar pasar sin más es esa forma de hablar de las otras confesiones cristianas (cf. también 1,4): ¿entiendo el contexto de la santa?, ¿soy consciente de la mucha diferencia que hay con el discurso ecuménico actual de la Iglesia Católica?, ¿me formo al respecto?... 6. Seguro que ha llamado nuestra atención la oración de 3,7-10 y más en su primera redacción (CE 4): contrasta con la tuya el estilo y contenido de ésta. 7. Dentro de CE 4,1 no sólo hay una apología de la mujer, sino una auténtica teología, cuyo punto de partida es la recta intención (no por la propia salvación, ni por hacer carrera, etc: 3,3-5) y cuyos fundamentos son: 1) Cristo, su modo de obrar; 2) María, sus méritos; 3) Dios, juez justo; 4) Situación histórica. ¿Habías reparado en la profundidad, no meramente la pasión, de este breve párrafo? ¿Qué te parece en su contexto? ¿Qué puede aportar al nuestro o al tuyo en particular?... La importancia de la pobreza ya se puso de manifiesto en Vida 35 y mucho más ahora: a) al aparecer en estos primeros capítulos y no en el bloque siguiente (4-18); b) por la rica fundamentación teológica4 e incluso sociológica (2,5-6; cf. V 20,26-27) c) por el subrayado de la experiencia propia y comunitaria (2,1.3.6.7); “Los ojos en vuestro Esposo” (2,1), “por su mandamiento venimos aquí” (2,2), “la pobreza que es tomada por solo Dios” (2,6;), imitando a nuestros fundadores y a Cristo mismo (2,7.9). 4 2 d) y, entre otras cosas más, por los siguientes matices respecto a V 35: 8. No se trata sólo de no tener renta, sino de “no andar a contentar a los del mundo (…) jamás por artificios humanos pretendáis sustentaros (…) dejad el cuidado de la comida” (2,1) y de la limosna (2,2.4) o acabaréis robando a los pobres (2,3.9). En fin, “sería engañar el mundo otra cosa, hacernos pobres no lo siendo de espíritu, sino en lo exterior” (2,3): piensa, revisa, ora… 9. “Él os ha de sustentar” aunque por terceros (2,1); por tanto, fiad en que Él no falla y fiad también cuando aparentemente falla, cuando “alguna vez os faltare” (2,2): ¿tengo experiencia de esto?, ¿he sabido vivirlo así?... 10. Obviamente lo anterior no significa que haya que vivir fideísta y desgobernadamente en lo económico, sino todo lo contrario: hay que dedicar tiempo y energías a cuidarlo y formarse para vivir esa verdadera pobreza de espíritu5; por tanto, piensa, revisa, ora… 11. A propósito de todo esto, también la santa criticó la falsa paz que dan los muchos ahorros y su incoherencia con el destino universal de los bienes de la tierra, aunque excluía a sus hijas de dicha crítica, debido a su pobreza6. Seguro que muchos de nosotros y nuestras comunidades sí tenemos ahorros acerca de cuyo uso cuestionarnos seriamente: ¿Compartimos? ¿Pensamos formas solidarias de ahorrar e invertir? ¿Estamos atendiendo la llamada del Papa a implicarnos en la banca ética7?... 12. Volviendo a la santa, incluso si nuestros ahorros no son muchos, ella acabó siendo pionera y especialista en algo fundamental para la vida religiosa actual, con frecuencia provista de rentas más o menos fijas: la importancia de funcionar con presupuestos realistas y tendentes a mantener “Delante de mí se hizo la cuenta de los derechos que han llevado; aquí la enviaré, que no hice poco yo entender estos negocios, y estoy tan baratona y negociadora que ya sé de todo con estas casas de Dios y de la Orden (…) Así que, a tiempo que tenía aborrecidos dineros y negocios, quiere el Señor que no trate en otra cosa, que no es pequeña cruz” (Carta a D. Lorenzo de Cepeda 17/I/1570). “Lo que en Catalina [Cardona] y María Jesús [Yepes] fue despilfarro y desgobierno mientras mostraban su desprecio y desconocimiento de las funciones del dinero malgastándolo, en Teresa de Jesús fue buen uso, precisamente por la motivación [espiritual] que tenía y los medios que puso a punto para cumplirla, al considerar el dinero algo secundario, pero esencial y con reglas propias de uso, en el servicio de Dios; por ello había que manejarlo de acuerdo con sus propias reglas y las de los que lo manejaban (…) Frente a esa desorganización, tuvo bien claro desde el principio (…) que se debían hacer anotaciones diarias, cada noche, de los ingresos y gastos, que se debían hacer resúmenes mensuales y que se debían rendir cuentas anuales al visitador”: J. A. ÁLVAREZ VÁZQUEZ, Trabajos, dineros y negocios: Teresa de Jesús y la economía del siglo XVI, Trotta, Madrid 2000, pp. 122.123. 6 “Si tienen bien lo que han menester y muchos dineros en el arca, como se guarden de hacer pecados graves, todo les parece está hecho. Gózanse de lo que tienen, dan una limosna de cuando en cuando; no miran que aquellos bienes no son suyos, sino que se los dio el Señor como a mayordomos suyos, para que partan a los pobres, y que les han de dar estrecha cuenta del tiempo que lo tienen sobrado en el arca, suspendido y entretenido a los pobres, si ellos están padeciendo. Esto no nos hace al caso más de para que supliquéis al Señor les dé luz, no se estén en este embebecimiento y les acaezca lo que al rico avariento, y para que alabéis a Su Majestad que os hizo pobres y lo toméis por particular merced suya” (MC 2,8). 7 Cf. Caritas in veritate 65. 5 3 la sobriedad (no a medrar), como medio de encarnar la pobreza evangélica8; por tanto, piensa, revisa, ora… 13. En el texto de Camino se insiste, además de en la pobreza de pensamiento y palabras (cf. arriba nº 8), en la de vestidos y, sobre todo, casa, hasta el punto de pedir que, si el edificio llega a ser suntuoso, “se torne a caer, que las mate a todas, yendo con buena conciencia lo digo y lo suplicaré a Dios” (CE 2,8). Sin olvidar que se permite el desahogo de cierta amplitud, campo y ermitas (2,9)9: ¿me siento tranquilo en este tema o interpelado por esa amenaza de la santa?... 14. También en Camino se permite guardar de un día para otro, a diferencia de nuestros santos padres del Carmelo (cf. 2,7) y de carismas tan actuales y santos como el de las misioneras de la caridad, de la M. Teresa de Calcuta. De hecho, cuando faltan los mínimos para alimentación es una de las pocas ocasiones en que la santa permite endeudarse a sus monjas. ¿Qué opinas?... 15. La santa madre impuso el trabajo artesanal a sus hijas, pero nunca permitió que éste se profesionalizara, porque lo sabía incompatible con la vida contemplativa10. El Concilio Vaticano II vio conveniente animar a toda la vida religiosa en sentido contrario, y a ello respondieron generosamente los monasterios teresianos. No obstante, en algunas zonas, el descenso en el número de monjas y el envejecimiento de las mismas, hace inviable el mantenimiento de muchas de aquellas opciones laborales y cumple los peores pronósticos de la santa respecto a agobios, excesos… ¿Lo habías pensado? ¿Se te ocurre qué hacer?... 16. Para la pobreza o para cualquier otro tema, un criterio precioso: “Dos horas son de vida, grandísimo el premio; y cuando no hubiera ninguno sino cumplir lo que nos aconsejó el Señor, era grande la paga imitar en algo a Su Majestad” (2,7); piensa, revisa, ora… “En nuestras constituciones dice sean de pobreza y no puedan tener renta. Como ya veo que todas llevan camino de tenerla, mire si será bien se quite esto y todo lo que hablare en las constituciones de esto, porque a quien las viere no parezca se han relajado tan presto, o que diga el padre comisario que, pues el concilio da licencia, la tengan” (Carta al P. Gracián 21/II/1581). Para constatar su esfuerzo y evolución al presupuestar: cf. op. cit. en nota 5, pp. 130-138. 9 “Nuestra pobreza ha de ser inteligible como tal en la sociedad en la que estemos. De ahí que de un continente a otro, y de un país a otro, puede haber diferencias, incluso ostensibles. Pero en todas partes habría de ser entendida como pobreza por la gente del lugar. Si no es inteligible no será testimonio de nada, y entonces perderá uno de sus radicales. Habrá perdido su cualidad de ser signo, en contra de su intención primigenia. Por esto no se puede prescindir de considerar tanto el aspecto individual como el comunitario y el institucional. El testimonio de la pobreza para ser inteligible ha de recubrir, a su modo, cada una de estas tres realidades. No es creíble una pobreza personal muy radical, por muy heroica y estimable que sea, dentro de una comunidad atiborrada de lujos y aposentada en las comodidades”: G. URÍBARRI BILBAO: Portar las marcas de Jesús. Teología y espiritualidad de la vida consagrada, DDB, Madrid 2001, pg. 348. Texto más completo y bastante útil para ampliar la reflexión en www.paravosnaci.com: Recursos, Subsidios Fichas de Trabajo. 10 Cf. Trabajo y pobreza en Teresa de Jesús: en op. cit. nota 5, pp. 106-115. 8 4