Algunos datos para analizar la película “Más allá de los sueños” Lic. Manuel Funes Narváez 1. Según la fe cristiana la humanidad tiene un solo fin, la salvación. En el Nuevo Testamento aparece el siguiente texto: “Dios quiere que todos los hombres se salven y conozcan la verdad”. (1 Tim 4, 8). Otros textos resaltan la figura amorosa de Dios, pro ejemplo el Padre misericordioso, las parábolas del perdón, la oveja perdida etc. En el cuarto Evangelio, Jesucristo se presenta como el Salvador (Jn. 3, 17; 12, 46-47). 2. Se van a salvar los que obren el bien y reconozca a Jesucristo como el Camino, la Verdad y la Vida. Pues éste se presenta como la puerta del redil. Sin embargo, Karl Rahner, un teólogo del S. XIX, menciona que todos los que no conocen a Jesucristo y no logren conocerlo y obren el bien con justicia, lograran salvarse cuando Jesucristo logre plenificar al ser humano por completo. A ellos Rahner les llama los “cristianos anónimos”. 3. En el Nuevo Testamento se menciona la resurrección de los muertos (Jn 11,24; Mc 12, 18-27; He 23, 6-8). Esto debe comprenderse no como la resurrección del cuerpo físico, sino como la continuidad de la conciencia de la estructura humana con un alma inmortal. La mejor explicación antropológica al respecto la dio San Agustín en el libro X de Las Confesiones, donde se repasa los niveles del propio ser destacando a la memoria. Gracias a la memoria podemos liberarnos de nuestro propio ser y tener conciencia de otros seres y cosas que recordamos (cf. tiempo físico y tiempo de la memoria). También recordemos que para la visión cristiana el ser humano es un espíritu encarnado, tenemos conciencia de las cosas porque vivimos en un cuerpo que las siente. 4. Del cielo (o paraíso) sólo podemos hablar con imágines. En el Nuevo Testamento hay una analogía bastante fuerte entre “ir al cielo”(Lc 24, 51) e “ir a Dios”(Jn 16, 10). Las figuras que aparecen para describir el cielo en el Nuevo Testamento son: La bosa, el banquete, el paraíso (Lc 23, 42; Gen 2, 8-25; Is 11, 7). Otras figuras son: Ciudad Nueva, El Reino. 5. La vida en el cielo, no se trata de otra vida biológica, sino del sentido del término vida que le otorgan los judíos, por ejemplo: salud, bienestar y felicidad en grado máximo. Metafóricamente esta vida suele compararse con la luz, la verdad, la paz, etc. 6. Algunos escritos del magisterio de la Iglesia nos dicen al respecto: “seremos semejante a Dios, porque lo veremos tal como es” (LG 48; además los que ya están en la gloria contemplan claramente a Dios mismo, uno y trino, tal como es”(LG 49). “Los elegidos de Dios al terminar la vida eterna entrarán con él a las bodas para reinar con Cristo glorioso”(LG 48); así pues, los bienaventurados están en el cielo íntimamente unidos a Cristo. 7. Una de las más fuertes convicciones del Antiguo testamento es la bondad de Dios y de sus obras: “y vio Dios que todo era bueno” (Gen 1). En el Nuevo Testamento Dios se define como Amor(1 Jn 4,8). Sin embargo, La Sagrada escritura Contempla otra posibilidad, la de que el hombre fracase en su destino de alcanzar la salvación y se hunda en un horror que sobrepase todo lo imaginado: la condenación. La figura que se usa en el Antiguo Testamento es el “sheol”(37,35; Sal 28,1;Job 7, 9-10;Is 66,24). En el Nuevo Testamento la condenación eterna se encuentra formulada por una serie de expresiones que significan la negación de aquella comunión con Dios(Mc 8,35; Lc 13,28-29; Mt 25, 10-12;Jn 3,61 Cor 6, 9-10). Este estado de la muerte es tan definitivo e irrevocable como el de la vida eterna. 8. El infierno no es creación de Dios porque la voluntad divina no puede crear ni querer el pecado, ni su fruto que es la muerte eterna. Por eso en Jn 3, 17ss se habla de que la muerte eterna brota de las profundidades de la opción humana, de modo que el juicio de condenación será más bien auto-juicio. Para que el infierno exista no es necesario que Dios lo haya querido, basta con que el hombre libre y conscientemente haya optado por una vida sin Dios. En todo caso, si la condenación eterna no existiera, tampoco existiría la libertad humana para escoger entre la salvación de vivir al lado de Dios y la condenación de vivir eternamente alejado de él. 9. Como ya dijimos antes, el hombre es un espíritu encarnado, sin embargo, San Pablo destaca la importancia del cuerpo como medio de glorificación (1 Cor 6, 19-20) de ahí que se deduce que suicidarse es un acto de condenación, pues el espíritu es liberado de manera involuntaria. Esto también es asociado a la actitud de cobardía de quién se suicida, actitud condenada en el libro del Apocalipsis 21, 8: “pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago de fuego y de azufre, que es la muerte segunda”. 10. En los Evangelios aparece bien señalado el suicidio de Judas Iscariote, sin embargo ningún relato señala su condenación eterna, más bien, con ese pasaje se trata de destacar la gran injusticia que se cometió con el proceso de legal de Jesús.