Galileo y Newton Temas tratados en los talleres Versión 2 (borrador para corregir, ampliar, desarrollar y mejorar colectivamente) Papel cultural del maestro El maestro es un referente ético y cultural muy importante para el alumno. En cierto sentido es para él un ejemplo de vida y de forma de ser. De esta constatación se deriva una responsabilidad grande para el maestro. El maestro es un orientador de las actividades en las clase. Puede realizar esta orientación en razón de la autoridad que ejerce sobre los estudiantes. Hay modalidades distintas en el ejerció de la autoridad que van desde la que se afirma sobre la base de la posición, del rol y de la posibilidad de penalizar el incumplimiento de las normas hasta la que se afirma en el conocimiento y en la capacidad de diálogo y de orientación. Un problema importante es entonces el de las fuentes de la autoridad y las modalidades posibles de su ejercicio según los contextos particulares. El maestro es un orientador y un mediador de las discusiones y de los conflictos que se dan en el aula. Tiene por eso la oportunidad de hacer prevalecer, en su desarrollo y resolución, la acción comunicativa basada en argumentos. El maestro cumple un papel importante en la cualificación de los argumentos y en hacer que el estudiante valore la discusión argumentada como forma para adquirir conocimientos y llegar a consensos. El maestro es un motor de actividades. Un motivador en el sentido de que puede abrir campos de interés, suministrar razones y plantear finalidades par las actividades del aula. Tradición e innovación en la escuela La escuela cumple un importante papel de reproducción cultural. Debe transmitir conocimientos reconocidos que se juzgan importantes para la vida en sociedad. Debe socializar a los estudiantes en las reglas y formas de comunicación y de entendimiento apropiadas para el ejercicio de la ciudadanía. Por eso la tradición es un elemento muy importante en la escuela. Al mismo tiempo, la escuela debe formar personas capaces de innovar. Capaces de inventar modos nuevos de vivir, de producir, de convivir. La academia suele tener un gran respeto por las tradiciones, las protege y las cultiva porque son la base para la innovación. El secreto de la academia es que toda innovación se produce sobre la base de realizaciones intelectuales reconocidas (véase Antanas Mockus Misión de la Universidad). ¿Cuáles son los espacios de innovación en la escuela? Adoptando la idea de que la formación disciplinar en la escuela más que contenidos desarticulados debe enseñar métodos, formas de razonar y de comunicar, formas de apropiar y organizar el conocimiento (idea constructivista) debe pensarse que cada alumno apropia el conocimiento escolar de manera propia y original. Aquí reside una forma importante de innovación que debe ser respetada y estimulada en la escuela. La escuela debería ser un campo fértil para innovar en los métodos didácticos y en las pedagogías. El aula debería ser en parte un campo de experimentación de nuevas metodologías. La importancia de los “proyectos de aula” es que son experimentos reflexionados y argumentados que posibilitan un control y una evaluación y que permiten, por eso mismo, acrecentar la experiencia educativa. Constituyen una forma de innovación crítica y controlada. En gran medida la escuela cumple un papel en la transmisión del conocimiento. Para se transmitido el conocimiento debe ser recontextualizado, es decir, modificado para que sea significativo y comprensible en el contexto cultural de la escuela. Las formas de recontextualización constituyen también un campo de innovación. Mirar críticamente la recontextualización que se hace en los textos escolares. Toda innovación local en la escuela, tiende a producir efectos en toda la institución. Por eso es importante llevarla a cabo de manera responsable. Toda innovación produce, por lo menos inicialmente, algo de caos y de traumatismo porque se erige en contravía con lo acostumbrado. El maestro debe estar preparado para enfrentar estos efectos. La escuela suele tener un formato muy tradicional y muy rígido con relación a todo lo que en ella se hace: currículo, normas, jerarquías etc. El reto para el maestro innovador es el de flexibilizar el formato. Los tiempos han cambiado pero el formato de la escuela sigue siendo el mismo. El juego como recurso pedagógico El juego es un espacio de actividad desinteresada con relación al trabajo. Por esa razón la actividad puede llegar a ser más libre en el juego. El juego puede comprometer de manera más libre el interés de los estudiantes. El juego es actividad orientada por reglas. El juego puede enseñar el respeto a las reglas. Wittgenstein habla de los “juegos de lenguaje”: formas de comunicación muy reguladas en las cuales se coordinan las expresiones simbólicas y las acciones. Se podría entender un campo disciplinar, por ejemplo la mecánica newtoniana, como un juego de lenguaje. En efecto, se trata de un campo de experiencia y de problemas que se estudia sobre la base de ciertas formas de comunicación basada en conceptos, principios, leyes etc. Este “juego” se coordina con acciones: los experimentos. En la enseñanza de las ciencias, es importante que el alumno se dé cuenta de que se trabaja con representaciones de un dominio de experiencia. La mecánica, por ejemplo, no es la realidad misma del movimiento sino una representación particular de esa realidad que se a desarrollado en el tiempo, que tiene una historia y que puede ser puesta en cuestión. Relaciones entre la escuela y la comunidad La comunidad puede ser un campo de trabajo para la escuela. Conocer los problemas de la comunidad. Responsabilidad social del científico Responsabilidad del ciudadano frente a la ciencia Responsabilidad de la escuela: enseñar los elementos de la ciencia y de la lógica de la ciencia que le permitan al ciudadano tener una mejor comprensión los problemas públicos relacionados con la ciencia y la tecnología. Explicación, experimentación, matemáticas en la escuela Los niños permanentemente se hacen preguntas sobre el “por qué” de los hechos que observan. Muchas veces la formación que hemos recibido para ser maestros y los estereotipos corrientes sobre la función del maestro (“el maestro es el que sabe”, etc) nos llevan a resolver rápidamente esas preguntas. Un ejemplo típico que se daba en el taller es el de resolver rápidamente la inquietud de un estudiante que pregunta “¿por qué se mueve un carro?” con la respuesta: “por la energía que tiene”. Con esta respuesta se ha frenado la inquietud de un estudiante con una palabra, sin avanzar en la comprensión del problema planteado. Galileo en los Diálogos trae un ejemplo similar: a la pregunta “¿por qué caen los cuerpos?” alguien responde “por la gravedad”. Galileo señala como con dar la palabra no hemos avanzado ni un ápice en la comprensión de la caída. La escuela debería cultivar el amor por la pregunta y, en lugar de frenar la curiosidad con respuestas inmediatas, indicar caminos de indagación que permitirían descomponer la pregunta inicial en otras más simples, afinar las preguntas para que puedan tener respuesta y detenerse más en los procesos que en las respuestas “verdaderas”. En la ciencia es a veces más importante la pregunta que la respuesta. Es importante aprender a vivir cargando durante el tiempo que sea necesario una misma pregunta no resuelta. La historia de las ciencias nos enseña que los pensadores de distintas épocas han tenido ideas distintas sobre lo que es explicar un fenómeno. Para Descartes, por ejemplo, explicar es “salvar el fenómeno” construyendo un modelo mecánico de su desarrollo. Para Newton, en cambio, explicar un fenómeno es poder dar cuenta de él como resultado lógico de ciertas premisas, principios o leyes generales. Los hombres de ciencia dan cuenta de los fenómenos, a distintos niveles de complejidad y de rigor, usando en su práctica muchas formas explicativas, algunas de ellas en forma meramente heurística. Sin embargo, en la física la forma privilegiada que ha tomado fuerza a lo largo de la historia es la de Newton. Importante percatarse del tipo de explicaciones que dan los niños y de lo que ellos entienden por explicar. ¿Qué es explicar en el lenguaje de la cotidianidad? Papel de la experimentación en la enseñanza de las ciencias. Los niños espontáneamente experimentan por su cuenta con las cosas y sacan enseñanzas útiles para moverse en el mundo. Aprenden, por ejemplo, que ciertos objetos son frágiles, otros duros, algunos maleables etc. Ciertos experimentos espontáneos – en uno de los talleres se citaba, como ejemplo, el juego de lanzar piedras de distintos tamaños al agua- emocionan enormemente a los niños. El maestro puede encauzar esta emoción planteando preguntas de indagación o experimentos más circunscritos. El profesor Federici decía que las matemáticas salen de la física. Con esto quería decir que en sus orígenes históricos, y también en los procesos de aprendizaje de los niños, las matemáticas surgen como necesidad práctica para cumplir ciertas tareas: llevar la cuenta de las ovejas en un rebaño, hacer transacciones comerciales, medir terrenos, medir cantidades de grano, construir edificaciones etc. Tomando en cuenta esta orientación, podría proponerse una estrategia para la enseñanza de las matemáticas como un juego, orientado y regulado por el maestro, de manipulación con cosas. Un ejemplo que se ponía en uno de los talleres es el del “descubrimiento” que puede hacer un niño de que en cualquier triángulo la suma de los ángulos es de 180 grados, jugando a cortarle las puntas a muchos triángulos y juntar los ángulos. Una experiencia de este estilo puede convertirse en una verdadera revelación de una regularidad oculta en las cosas. Septiembre 3 de 2005