La restauración del Órgano: Un soplo nuevo para Villahermosa. El órgano en la historia. El Órgano tubular tiene su origen en Grecia. El más antiguo que nos ha revelado la arqueología data del siglo III a. C. Se trata del Hydraulis, órgano hidráulico cuya invención se atribuye a un griego de Alejandría llamado Ktesibios. Seguimos sus progresos a través de escritos de Tertuliano, Juliano el apóstata y el propio San Agustín. El instrumento fue conocido por los romanos y se adoptó por la Iglesia Católica como acompañamiento a los servicios religiosos hacia el siglo VII siendo ya un instrumento de viento. La Tradición musical de la Iglesia universal supone un tesoro de valor inestimable porque constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne. La propia Biblia refleja una gran sensibilidad hacia la música y su belleza, siendo símbolo y expresión de gozo en las fiestas, días sagrados y bodas. Reyes y reinas se deleitaban con ella y hasta los pastores tenían su lira. David organizó un coro y orquesta (1 Crónicas 15: 16-24). El órgano se menciona en el Salmo 150. 4. En el número 1156 del Catecismo de la Iglesia Católica podemos leer: “La composición y el canto de salmos inspirados, con frecuencia acompañado de instrumentos musicales estaban ya ligados estrechamente a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición.” En Abril de 1999 el Papa Juan Pablo II escribía su Carta a los Artistas donde afirmaba: “La música desempeña entre las manifestaciones del espíritu humano una función elevada, única e insustituible. Cuando ésta es realmente bella e inspirada, nos habla, incluso más que todas las demás artes, de la bondad, de la virtud, de la paz, de las cosas santas y divinas. No en vano, ha sido y será siempre parte esencial de la liturgia”. El Órgano, como citamos más arriba, fue en su origen un instrumento que producía el sonido gracias al agua (Hidráulico), aunque pronto se convirtió en un instrumento de viento (Neumático), es decir, produce el sonido gracias a que sus tubos son atravesados por una columna de aire. La diferente forma y longitud de los tubos determina el timbre de cada nota así como su altura; a mayor tamaño más grave es el sonido y viceversa. En este punto resulta interesante detenernos en el hermoso juego de palabras que nos brinda el Órgano como instrumento de viento. La Iglesia invoca continuamente al Espíritu Santo: “Veni, Creator Spiritus...” (Ven, Espíritu Creador). Espíritu se puede traducir como “Soplo” (Ruah), es decir como “Viento”. De igual modo “Neuma” en griego significa “Aire”. Curiosamente las notas musicales del gregoriano son conocidas como “Neumas”. Así, realmente al cantar, o al hacer sonar un instrumento de viento como el Órgano, es el propio espíritu de la persona quién resuena tras cada una de las notas que entona. Es por esto, por lo que en una asamblea cristiana cuando todos unen sus voces, realmente están invocando al “Espíritu” a través de sus “espíritus”. Qué mejor forma de acompañar esa invocación que con el instrumento de viento por excelencia, el Órgano, de tal forma que cada uno de sus tubos representa un soplo, otro ruah, un neuma a través de su aire. Fuelles, secreto, tubos y teclado se confabulan para producir una armonía que nos lleva directamente al mundo de la creación, de la verdad y de la belleza. La humanidad necesita de la belleza de la música, la cual interpreta el espíritu, relaja el alma, eleva la sensibilidad y ayuda a levantar nuestra mirada con un sentimiento de gozo. Según el Cardenal Paul Poupard, la creación artística vivida como búsqueda de la verdad supone una profunda y activa participación en el proyecto creador de Dios. Tengamos nosotros en gran estima este regalo de “creación artística” que supone la restauración del Órgano de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Villahermosa, Patrimonio Histórico, realidad presente y “soplo nuevo” para futuras generaciones. Francisco Antonio Moya Rubio