Por fin se saben los motivos que compulsaban a Julio César Rivas a armar guarimbas, quemar cauchos y fomentar el alboroto: el protagonista del almanaque más célebre del pasado año quiere postularse a la Asamblea Nacional. Cariñosamente conocido como Pajulio, Rivas preside la organización Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), un grupo que cuenta entre sus méritos más reconocidos “armar candelitas en las calles”, tal como hicieron movimientos similares en las llamadas contrarrevoluciones de colores. JAVU es, además, aliada de ORVEX, asociación cuyos miembros, desde el exterior, lo mismo alientan conspiraciones… que incitan al magnicidio contra el presidente Chávez. Lanzado recientemente como candidato por su mentor Henrique Salas Romer, Pajulio intenta, como la vieja canción, tener un millón de amigos, pero sus pugnas con Ricardo Sánchez y con la Mesa de la Unidad en Carabobo recuerdan las san pableras históricas entre adecos y copeyanos. Pobre joven, que se ha puesto tan viejo antes de tiempo… Según se comenta, el gallo de Salas Romer ha acogido a Pajulio tan cariñosamente como a su hijo “el pollo”, con lo cual casi se pudiera asegurar que, dentro de esta dinastía, las plumas están por todas partes. CONTRARREVOLUCIONES DE COLORES Revolución de las rosas: Produjo la renuncia de Eduard Shevardnadze en Georgia en 2003. Presentado como un movimiento espontáneo de jóvenes, fue en realidad fruto de una paciente manipulación de la CIA. Revolución naranja: Elección de Víctor Yushchenko en Ucrania, 2004. Revolución de los tulipanes: Salida del gobierno de Askar Akayev en Kirguistán, 2005. Derrocamiento del presidente Mel Zelaya en Honduras, 2009 con el apoyo del movimiento “camisas blancas”. Julio César Rivas alias: Pajulio