MÚSICA PARA LA PAZ La West-Eastern Divan Orchestra (Orquesta del Diván de Oriente y Occidente, nombre inspirado en un libro de poemas de Goethe) es un proyecto del músico judío Daniel Barenboim y el filósofo palestino Edward Said para reunir a jóvenes talentos musicales palestinos, árabes e israelíes, así como un foro para el diálogo y la reflexión sobre el conflicto israelí-palestino. “Me alegro de acoger a una orquesta como esta, que ha nacido de la convicción y la experiencia de que la música une a las personas, por encima de cualquier división”. Así agradeció el Papa al maestro Daniel Barenboim y a los intérpretes de la WestEastern Divan Orchestra el concierto realizado en el palacio apostólico de Castelgandolfo, en la fiesta de San Benito Abad, patrono de Europa. “La música -prosiguió el Santo Padre- es la armonía de las diferencias. De la multiplicidad de timbres de los diversos instrumentos puede nacer una sinfonía. Pero esto no sucede mágica ni automáticamente. Hace falta una dedicación paciente y laboriosa y el esfuerzo de escucharse unos a otros, evitando el protagonismo y privilegiando la labor de grupo”. “Pienso en estos momentos en la gran sinfonía de paz entre los pueblos, que todavía está incompleta. Mi generación, como la de los padres del Maestro Barenboim, ha vivido la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y de la Shoah. Es muy significativo que el Maestro haya iniciado un proyecto como el de la West-Eastern Divan Orchestra: un grupo en el que tocan músicos israelíes, palestinos y de otros países árabes; personas de religión judía, musulmana y cristiana. Los galardones que habéis recibido demuestran tanto la excelencia profesional como el compromiso ético y espiritual”. El Papa subrayó que las sinfonías interpretadas, la Quinta y la Sexta de Beethoven, expresan dos aspectos de la vida: “El drama y la paz; la lucha del hombre contra el destino adverso y su inmersión serena en el ambiente bucólico. Su mensaje en nuestros días es que para lograr la paz es necesario comprometerse, dejando de lado la violencia y las arma;, comprometerse en la conversión personal y comunitaria, con el diálogo y la búsqueda paciente de un acuerdo posible”. “Os deseo -concluyó- que sigáis sembrando en el mundo la esperanza de la paz a través del lenguaje universal de la música”.