III Jornada de Extensión del Mercosur UNICEN, 10 y 11 de abril 2014 Titulo del trabajo: De sexo sí se habla en la escuela secundaria. La experiencia pedagógica y social de la problematización, la interrogación y la reflexión en talleres con adolescentes. Autores: Eduardo Gosende, María Mercedes López , Mariela Carassai Filiación Institucional: Universidad Nacional de Quilmes, Argentina Eje temático: Educación, Comunicación y extensión En este trabajo presentamos la experiencia educativa llevada adelante en el Proyecto “De Sexo si se habla. Talleres de Sexualidad y género en la Escuela Secundaria” que se desarrolla desde mediados del año 2010 en la Universidad Nacional de Quilmes. Este proyecto de extensión toma como marco para su tarea, la Ley Nacional 26150, Res CDF/08, que sienta las bases del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, con la finalidad de promover su tratamiento en la escuela secundaria como contenido transversal de la propuesta curricular, atendiendo a los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes, desde una perspectiva alternativa a los modelos de tipo biologicista que han hegemonizado el abordaje de la Educación Sexual en la escuela secundaria. Si bien la tarea extensionista que se realiza es amplia, nos centramos aquí en algunos aspectos de los talleres con estudiantes que se desarrollan en las escuelas secundarias en Berazategui, Quilmes y Florencio Varela. El proyecto colaborara en la construcción de dispositivos pedagógicos que facilitan la construcción de conceptos, disposiciones y prácticas alternativas sobre sexualidad y género y al mismo tiempo, orienta y brinda asesoramiento en la detección de situaciones de riesgo y problemáticas especificas que afecten a los adolescentes al respecto. Presentación de la propuesta En primer lugar abordaremos cómo se organizan los talleres que se llevan adelante en el Proyecto “De Sexo si se habla. Talleres de Sexualidad y género en la Escuela Secundaria”. Estos Talleres se realizan desde agosto de 2010 en Escuelas Secundarias del sur de la Provincia de Buenos Aires, más específicamente, en los partidos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, próximos a la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), en el marco del convenio entre las autoridades educativas, la Jefatura Regional y la Carrera de Profesorados de la UNQ. Desde setiembre de 2011 ya funciona como un Proyecto de Extensión, que cuenta con un equipo de 10 miembros1, y que desde comienzos de 2012 se identifica como el Proyecto: ¡De sexo sí se habla! Los talleres se diseñan y coordinan desde los actuales lineamientos curriculares de la Educación Secundaria de la Provincia de Buenos, que se ajustan a la Ley Nacional 26150, Res CDF/08, la cual sienta las bases del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. A partir de esta ley se produce un punto de quiebre en relación a la perspectiva que adquiere la Educación Sexual en instituciones educativas. Esta ley, desde una perspectiva de derecho, reconoce que las y los estudiantes son sujetos de derecho y sus necesidades e intereses deben ser tenidos en cuenta por las instituciones educativas. Determina que la educación sexual debe ser incluida en los lineamientos curriculares de todas las jurisdicciones del país, adquiriendo la reflexión, el debate y la sistematización curricular como ejes centrales. En los lineamientos curriculares para la ciudad de Buenos Aires se establece por ejemplo que: “La sexualidad es un factor fundamental de la vida humana y para entenderla es necesario inscribirla en un complejo de relaciones que la sitúen en su genuina dimensión. La sexualidad forma parte de la identidad de las personas: comprende sentimientos, conocimientos, normas, valores, creencias, actitudes, formas de relacionarse con los otros, deseos, prácticas, roles, fantasías y toma de decisiones” (extraído de Educación Sexual en el nivel Medio, Ministerio de Educación, Gobierno de Buenos Aires, 2009:9) En este marco, la organización de los talleres se estructura tomando como núcleos temáticos para el abordaje sucesivo: 1) adolescencia 2) estereotipos de género 3) iniciación sexual 4) mitos y creencias sobre la sexualidad 5) métodos anticonceptivos y salud reproductiva 6) derechos sexuales y de género 7) violencia de género 8) maternidad y paternidad responsable. 1 Dicho equipo está conformado por docentes investigadores, personal técnico administrativo y estudiantes de posgrado de UNQ A partir de las demandas y problemáticas presentadas por los adolescentes en los talleres durante el año anterior, el equipo decidió incorporar los siguientes temas que emergen también como campos problemáticos alrededor de los cuáles se relatan muchas situaciones y experiencias a los que están expuestos los estudiantes en su vida cotidiana, como son la trata de personas, abuso y acoso sexual, incluyendo el cyberbullying. El trabajo en taller. La opción de taller como modalidad pedagógica, ha permitido construir grupalidad y promover el desarrollo de capacidades para el análisis de casos y de alternativas de acción, la toma de decisiones y la producción de soluciones ante los problemas que afectan a los adolescentes y sus preocupaciones. Así, la dinámica del Taller pone en marcha un proceso dialógico de debate y reflexión que posibilita el reconocimiento, encuentro y diálogo de los diversos saberes, lo cual ha contribuido a consolidar la articulación entre los diferentes perspectivas en torno a la sexualidad, y generar procesos de construcción colectiva acerca de los derechos y cuidados propios y hacia los demás. La estrategia didáctica del taller permite crear un espacio intersubjetivo en el cual las y los estudiantes, funcionando como una comunidad de prácticas y aprendizajes, pueden visibilizar y cuestionar la concepción más corriente que instala la sexualidad como tabú, atravesada por mitos, peligros y prohibiciones. Desde la perspectiva que sostenemos, la educación sexual no puede ser entendida al margen de una concepción de género que respete la diversidad y cuestione la ideología patriarcal dominante que ha impregnado también las propuestas existentes en la temática en la última década. Los talleres se realizan en tres encuentros, donde se comienza por relevar y trabajar con los intereses de los grupos, cercanos a su realidad cotidiana, fomentando la utilización de lo aprendido para afrontar las situaciones nuevas, haciéndolos protagonistas de sus propios procesos de aprendizaje y reflexión. El soporte con recursos audiovisuales pone de manifiesto, sus pensamientos y creencias acerca de la sexualidad, lo que permite establecer un punto de partida para el abordaje de los temas. Hace ya varias décadas que se expresa, a través de muy distintas teorías y prácticas educativas, que el conocimiento es una construcción social, que en el campo educativo es de vital importancia el tipo de vínculo que se genera entre los distintos actores – fundamentalmente, entre los estudiantes y los docentes, como también entre los mismos estudiantes- y que, de lo que se trata, es de promover estas construcciones y relaciones en pos de favorecer la experiencia pedagógica. Consideramos, en este sentido, que el espacio que se genera a través del Taller propicia dar lugar a las voces de los estudiantes mediante distintas estrategias de comunicación, permitiendo la reflexión colectiva, permanente y sistemática; y a partir de allí, resignificar aquellas cuestiones que aparecen en un primer momento de abordaje de los temas. Estas creencias sociales, según señala Castorina (2008), los chicos las plantean como participantes de prácticas sociales, y por ello, vehículos de transmisión de concepciones que sus grupos sociales han producido. De modo que nos encontramos con que esas creencias, no son propias de “fantasías” de los adolescentes, sino creencias que circulan en los grupos sociales a los que pertenecen. La puesta en común con el grupo de pares permite mostrar, hablar y escucharse en relación a sus prácticas y experiencias sexuales. Esto los habilita para resituar algunas percepciones de sí mismos, su sexualidad y sus relaciones de género, construyendo saberes propios y colectivos. Las producciones de los estudiantes revelan cómo ellos construyen sus realidades subjetivas y colectivas de género. Se presenta una fuerte predominio de los estereotipos de género tradicionales, que reproducen la binariedad heteronormativa, al mismo tiempo que hay tolerancia por la diversidad de género. Así, en el taller se generan encuentros que facilitan la reflexión crítica y el autocuestionamiento sobre temores, mitos e ideologías. El tallerista tiene como objetivo acompañar a los adolescentes en sus preguntas, orientar la construcción de las respuestas, favorecer el intercambio entre pares, estimular el diálogo con el docente y poder escuchar y aceptar otras opiniones, creencias, mitos y diferencias de sexo. La propuesta formativa Consideramos que esta propuesta formativa sumada a las iniciativas existentes gubernamentales y de otras organizaciones, constituye una alternativa útil para profesores y estudiantes, favoreciendo la reflexión entre los diferentes colectivos de docentes y estudiantes y la construcción autónoma y crítica del conocimiento. El trabajo a partir de estos Talleres intenta no sólo trabajar con los adolescentes sino también con los docentes ya que la educación sexual debe trascender el desarrollo de los talleres e instalarse como abordaje transversal a la propuesta curricular escolar. Consideramos que para ello, es fundamental formar a los docentes al respecto de estos temas, con la finalidad que estén preparados a para acompañar, guiar y abordar cuestiones inherentes a la sexualidad y relaciones de género en la escuela, trascendiendo su abordaje especifico en una asignatura. Consideramos que la educación sexual no debe estar restringida al acceso a una mayor información sobre la prevención, la profilaxis y el cuidado, sino encaminada hacia la reflexión acerca de, por ejemplo, si existe una relación de respeto hacia el propio cuerpo y el de los demás que promueva el disfrute de la sexualidad con libertad. Resulta imprescindible en este marco, que la propuesta de trabajar la cuestión de la sexualidad en la escuela, no se agote sólo en una clase expositiva acerca del órgano reproductor masculino y el órgano reproductor femenino, dado que así, se circunscribe el abordaje y la comprensión desde la perspectiva de la genitalidad y limita la comprensión de la sexualidad como práctica y producción cultural. En este sentido, es necesario generar procesos de reflexión, que permitan poner en discusión y tensionar las implícitas diferencias de género estereotipadas que forman parte de categorizaciones sociales, ya que a partir de ellos se adoptan ciertos valores, conductas entre otros, que condicionan las ideas acerca de la sexualidad. La intervención docente, en el marco de un proceso de trabajo con una mirada holística y compleja, trasciende y se integra a un proyecto pedagógico de Educación Sexual Integral más amplio, como desafío. La propuesta de Educación Sexual que planteamos, desde la perspectiva de género tiene como propósito desnaturalizar las relaciones de poder asimétricas, la división social del trabajo en los ámbitos cotidianos como espacios excluyentes en función del género o la contraposición entre agresividad y afectividad como características jerarquizadas de las personas, construcciones estereotipadas que sustentan parte del discurso mediático circulante ante el cual los adolescentes están permanentemente expuestos. El análisis que realiza el Tallerista a partir de ciertos interrogantes que desarrolla en cada encuentro, permite el abordaje cultural de éstos fenómenos sociales. Desnaturalizar creencias y prácticas es parte fundamental para el desarrollo de los Talleres y promover procesos de análisis para construir una intervención significativa en la realización de los encuentros; cuyo objetivo no es dar definiciones correctas acerca de la sexualidad, sino más bien reflexionar y problematizar las creencias y prácticas existentes. Algunas conclusiones inconclusas para seguir trabajando La adolescencia es una etapa de muchos cambios, que se relacionan no sólo a lo corporal, sino también al crecimiento intelectual. Esto suele representarse en un cambio de la actitud personal, muchas veces calificada negativamente por el adulto como conflictivo, violento, apático, etc. Esta visión se ve reforzada al mismo tiempo por los medios de comunicación. Se trata de una etapa de cambios auténticos y tangibles que conducen a crisis o conflictos que pueden tomarse como positivos y necesarios para su desarrollo físico, mental y social. Año tras año, desde la implementación de la propuesta, hemos observado que esta cuestión merece ser problematizada en la escuela, como sucede por ejemplo, en los talleres que venimos desarrollando. En este aspecto, las voces de los estudiantes constituyen condición necesaria para posibilitar la concreción del dispositivo. Los relatos de los adolescentes escuchados en distintas instancias de los talleres parecen discernir respecto de los supuestos que algunos de sus docentes tienen sobre ellos o sus posibilidades de aprender y plantear las cosas que los preocupan. Esto nos interpela a reflexionar, por un lado, sobre las potencialidades que conlleva el hecho de apelar a las voces de los estudiantes en el cotidiano escolar, tanto en términos pedagógicos como en términos éticos, mientras que, por otro lado, nos invita a pensar la necesidad de abordajes que sitúen esas voces en un determinado contexto y en diálogo con las voces adultas. Presentamos aquí algunas de las cuestiones emergentes de los talleres, que nos ha permitido, a modo de analizadores, revisar la propuesta, retroalimentarla y modificar algunos de sus aspectos: - La naturalización de los estereotipos de género en relación a la división del trabajo en la familia, el manejo del dinero, la dedicación a lo doméstico y a los hijos. Las chicas perciben en general que su condición de mujeres está naturalmente ligada a su condición de madres y cuidadoras del hogar, ya que tener hijos y encargarse de ellos es igual a naturaleza femenina. Los varones, por otro lado, se ven como responsable fundamental del sostén económico de la familia. El rol de proveedor es percibido como una ventaja porque parece ligado a la mayor independencia /autonomía, atributo de la masculinidad. - Las adolescentes reproducen el modelo femenino: “somos sensibles, educadas, ordenadas, delicadas, responsables, serviciales y tímidas. Somos más organizadas”. También dicen “Podemos ser madres. Podemos expresar nuestras emociones sin problemas, lloramos y reímos con facilidad”. Ellas naturalizan en sus cuerpos y en sus acciones, la idea de que la mujer debe ser sensible, obediente, sacrificada, organizada para poder realizar sus tareas de madre y cuidadora del hogar. Por su parte los varones dicen: “tenemos más fuerza, tenemos una actitud firme, nos gusta salir con los amigos, hacer asados y jugar al truco, algunos somos responsables, otros no. Aunque tenemos que trabajar para traer la plata a casa, podemos zafar de las actividades domésticas”. Se perciben como más fuertes, más duros y resolviendo las cosas por la fuerza - En relación al embarazo adolescente, se observa, en muchas chicas, que no lo perciben como una desviación, sino como algo que las completa y sucede porque realmente lo desean. En este sentido, se nota una clara diferencia acerca de cómo ven el tema del embarazo adolescente chicas y chicos. Los varones no quieren saber nada con la idea, ya que entienden que la paternidad adolescente complicaría sus vidas y la de sus familias. Por otro lado, las chicas, más allá de reconocer lo difícil que es plantearse ser madre adolescente, contemplan la idea como una alternativa posible. Alternativa, fuertemente idealizada, de poder abrirse camino hacia la adultez a través de tener su propia familia. La falta de información acerca de métodos anticonceptivos no parece ser así una causa determinante del embarazo adolescente sino que es más bien la búsqueda de un lugar propio, el deseo de pertenecer al mundo de los adultos, de sentirse ciudadanas con derechos, lo que motiva a las jóvenes a ser madres. - Las lógicas de género binarias y heteronormativas se reproducen en el aula; ciertas maneras de ser varón y de ser mujer que se aprenden y reaprenden en contextos escolares y regularizan un orden sexual jerarquizado. Se evidencian en los usos del cuerpo y del lenguaje que hacen los adolescentes, en la formas de manifestar sus emociones, en la apropiación de los espacios y rutinas. La experiencia nos muestra que este formato de taller permite generar un espacio institucional en el cual los estudiantes, en base a un trabajo grupal cooperativo pueden complementarse situacionalmente y apropiarse de la información, dando lugar a la producción de un saber propio y colectivo. Los estudiantes han podido producir textos en forma de láminas, collage, afiches historietas y videos, uniendo soporte gráfico y/o audiovisual con texto escrito. Han podido debatir acerca de temas que los preocupan relativos a los estereotipos de género, iniciación sexual, maternidad y paternidad adolescente, embarazo adolescente, poniendo en tela de juicio preconceptos y prejuicios abriendo el camino de una participación ciudadana activa y democrática. Si bien la concepciones y las prácticas de género de las y los adolescentes que participaron de los talleres aparecen ancladas en los estereotipos tradicionales a los que subyace la hegemonía masculina y la organización patriarcal, los chicos y chicas pudieron comenzar a debatir, preguntarse y reflexionar acerca de dichos estereotipos, desnaturalizando la posición que concibe a la sexualidad como algo naturalmente dado. En este sentido pensamos que la práctica de los talleres pone en escena otra forma de enseñar y aprender, basada en la participación y en estrategias pedagógicas no tradicionales. Permite abordar la sexualidad no desde la perspectiva de la mera transmisión de la información, ni desde el lugar externo del experto, sino en base a la reflexión y análisis de las experiencias de los propios chicos, entendiendo a la sexualidad y al género como una construcción históricosocial que asume formas singulares de acuerdo a la comunidad de prácticas particulares que se generan por la interacción del grupo clase, los docentes y otros miembros de la escuela mas directa y personalmente involucrados con el mismo. Algunas claves para seguir pensando/nos en la propuesta La experiencia desarrollada a través de los Talleres de educación sexual y género nos demostró que cuando las políticas educativas contemplan las problemáticas existentes, es posible desarrollar experiencias significativas, que en este caso, articulan dos niveles, el secundario y el superior universitario, para llevarlas adelante. Habilitan la oportunidad de poner allí acciones e iniciativas que ponen en discusión y problematizan lo que acontece como dado, para construir con otros, nuevas miradas y alternativas de acción. Actualmente, se están llevando adelante experiencias de capacitación docente, que permiten una mayor integración de la temática abordada. La idea principal de esta iniciativa extensionista es abarcar otros niveles del sistema educativo, como el inicial y el primario, con el objeto de promover procesos de genuino intercambio entre docentes y estudiantes en las escuelas y entre los distintos niveles, que permitan articular contenidos de diversas áreas curriculares en el abordaje transversal de la educación sexual integral. En cada escuela se puede pensar qué otras propuestas pedagógicas pueden hacerse eco de los propósitos formativos de la educación sexual integral, por ejemplo: en el proyecto institucional, en los programas socioeducativos que estén funcionando en la escuela, en los proyectos de educación no formal y de participación juvenil, en los proyectos extracurriculares, artísticos, entre otros. La posibilidad de que los docentes fomenten la participación activa de sus alumnos para la reflexión y toma de decisiones respecto de los temas que los afectan o simplemente interesan, promoviendo la expresión de los distintos posicionamientos y sensaciones personales –y no sólo lo que espera el carácter retórico de la dinámica y la evaluación escolar tradicionales- constituye sin dudas un camino potente en términos de construcción de subjetividades críticas, activas y reflexivas en la escuela secundaria. Las palabras de Larrosa se tornan, en este sentido, más que pertinentes. “En el ‘dar la palabra’, solamente el que no tiene puede dar. El que da como propietario de las palabras y de su sentido, el que da como dueño de aquello que da… ese da al mismo tiempo las palabras y el control sobre el sentido de las palabras y, por tanto, no las da. ‘Dar la palabra’ es dar su posibilidad de decir otra cosa que lo que ya dicen. ‘Dar la palabra’ es dar la alteridad constitutiva de la palabra” (Larrosa, 2001:425). De este modo, Larrosa expresa la necesidad de dar lugar a la experiencia educativa, más allá de los diseños curriculares, los contenidos escolares, las estrategias didácticas y demás aspectos técnicos de la enseñanza escolar. Habilitar la palabra no es sólo dejar hablar, sino dar lugar a nuevos sentidos, y no sólo a los significados ya ‘dados’; propiciar la conversación con el otro, generando instancias de aprendizaje que superan la razón prescriptiva de lo escolar. Nuestra propuesta avanza por estos carriles. La idea de experiencia educativa que aquí planteamos no solo refiere a su materialización en proyectos escolares específicos, cuestión necesaria para materializar la existencia de la temática, sino más bien, a su dimensión intersubjetiva. La tarea que asumimos como equipo, nos trasciende y transforma; como experiencia educativa en sus implicancias subjetivas posee efectos de importancia en nuestras historias profesionales. Como señala Woods, “lo que la torna una experiencia en el sentido de Dewey, por su combinación de elementos objetivos, subjetivos, su relativo grado de incertidumbre, la implicancia afectiva que suponen.” (Woods, 1997). Hacemos la experiencia y somos transformados por ella. He aquí nuestro trabajo de extensión. Bibliografía Barbero, M. J.;(2002); “Jóvenes, comunicación e identidad” en Pensar Iberoamérica Revista de Cultura, disponible en www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a03.htm Bourdieu, P. y Passeron, J.C. 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