La hora de la educación técnica El avance del neoliberalismo en los últimos años en Argentina dejó importantes secuelas en la sociedad, muchas de ellas difícil de superar. La educación técnica fue uno de los sectores más afectados. Hoy esto se comprueba, entre otras cosas, por la falta de mano de obra especializada que sufre el país. En general las escuelas técnicas y los centros de formación profesional salesianos no escaparon a esta crisis. En la Patagonia Norte, los salesianos se han propuesto volver a jerarquizar la educación técnica, entre otras razones porque la mayoría de sus destinatarios son jóvenes pobres, actores prioritarios de la Obra de Don Bosco. Una mirada a la educación técnica salesiana patagónica. Basta con presenciar algún recreo de alguna escuela técnica salesiana para comprobar que este tipo de obra debe ser prioridad de la acción salesiana. Son adolescentes y jóvenes provenientes, en su mayoría, de familias carenciadas, desocupadas, sin perspectivas de un futuro mejor para sus hijos. Frente a este panorama la escuela se convierte en una posibilidad cierta de promoción para los menores de bajos recursos. Suele ser la puerta de entrada hacia la vida digna que puede brindar el aprendizaje de un oficio. Marcos Bustamante, un exalumno del Colegio San José Obrero, de Neuquén, nos cuenta al respecto: “Aunque parezca una frase exagerada, es real: ‘a mi colegio le debo todo lo que soy’. Cuando llegué al colegio tenía internamente una contradicción: por un lado quería ser carpintero, pero por el otro mis amistades me influían para que me dedicara a ‘la vagancia’. Sin embargo, poco a poco, el colegio me fue cambiando. Las actividades extraescolares, la calidad humana de los docentes, el ambiente de familia me ayudaron a alejarme de la delincuencia y de la vida fácil. Mi familia está muy agradecida con el colegio porque me dieron un futuro digno. La buena formación que recibí hoy la retribuyo como docente en la escuela que me formó: soy feliz enseñándoles a los chicos y sabiendo que con mi trabajo de calidad puedo servir a mi comunidad que me dio una oportunidad”. Dar igualdad de oportunidades, es uno de los valores que mas se palpan en la huella que van dejando las escuelas técnicas en sus alumnos. Señales de esperanza Los salesianos en la Patagonia Norte tienen cinco escuelas técnicas, una de ellas de más de 100 años de antigüedad y otra con más de 75 años, sembrando semillas de esperanza. Además cuentan con ocho centros de formación profesional donde se enseñan específicamente oficios de diversos tipos. En total son 3.147 los jóvenes que acuden a estas obras intentando forjarse un futuro. Luego de realizar un diagnóstico de situación en cada uno de estos espacios, se comenzaron a buscar alternativas de solución para mejorar su estado actual. Al respecto: - se realizó un proyecto integral para el mejoramiento de la propuesta educativa técnica salesiana, el cual fue elevado a Europa estando en la actualidad a la espera de su aprobación. - Se está tramitando con el Rotary internacional la donación de máquinas de carpintería para tres de las obras educativas. - Comenzaron a gestarse encuentros inspectoriales de capacitación e intercambio, en base a las inquietudes de los docentes y directivos de los colegios. En junio se realizó el segundo encuentro donde se trabajaron entre otros temas: sistemas de pasantías en empresas, control de calidad, la organización de los talleres y la integración teórico practica del proceso de enseñanza – aprendizaje. - Se está avanzando en la reactivación de un taller-escuela de imprenta, a partir de un trabajo en conjunto de los salesianos con la cámara regional de imprenteros. - Se está elaborando en forma participativa un diagnóstico exhaustivo sobre la realidad de uno de los colegios con miras a la conformación de un plan director que será propuesto para mejorar la propuesta educativa de la obra. Tiempos de cambio Es importante tomar conciencia que estamos en permanentes tiempos de cambio, los cuales a su vez llevan su tiempo… Es decir que hace falta, por un lado, audacia para animarse a gestar espacios educativos que sean de utilidad a nuestros jóvenes y, por otro lado, perseverancia para elegir un rumbo y sostenerlo, si queremos que se produzcan verdaderos cambios de fondo en nuestras obras. Esta tarea sería imposible de hacer si no se realiza un proceso participativo donde los miembros de la comunidad educativa adhieran y se comprometan con los nuevos desafíos que la realidad exige. HUGO ERRETEGUI - DIEGO FONSECA OFICINA DE PROYECTOS Salesianos – Patagonia Norte