Vocación a la Vida Consagrada

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“Testigos de Cristo y expertos en
comunión” (Vocación a la Vida
Consagrada).
(Exposición del SSMO, si es el caso, con un canto eucarístico).
Guía: En la presencia viva de Jesús Eucaristía, queremos meditar y
orar, en esta Hora Santa de adoración, por las vocaciones a la Vida
Consagrada, pensando en tantos hombres y mujeres que son llamados
por Dios a seguir a Cristo Jesús de una manera especial por medio de
los consejos evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia; que
viven en comunión de vida y se entregan a la misión de construir el
Reino de Jesús en las fronteras del mundo, entre los más pobres y
necesitados.
Iniciamos este encuentro de adoración con el canto:
CANTO: ANTES QUE EL SOL NACIERA
Antes de que el sol naciera – ya me amabas Tu
Antes que la luz brillara – ya me amabas Tu.
/Gracias Señor, por tu amor/! (2 veces)
Guía: Desde la alborada de la creación y de la vida, Dios sigue
llamando a todas las criaturas. Nos llama porque nos ama, como lo
hemos expresado en el canto. Con el salmo 8, juntamos nuestra voz a
la de toda la creación, expresando nuestra alabanza al Señor de la
vida, al Dios que nos llama a cuidar de su obra.
SALMO 8: (cantar el estribillo y un solista lee las estrofas)
Todos: SEÑOR DIOS NUESTRO, QUE ADMIRABLE ES TU
NOMBRE EN TODA LA TIERRA (2)
Lector 1: Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las
estrellas que has creado, qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Todos: Señor Dios nuestro…
Lector 1: Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria
y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo
sometiste bajo sus pies.
Todos: Señor Dios nuestro…
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Lector 1: Rebaños de ovejas y toros y hasta las bestias del campo, las
aves del cielo, los peces del mar, todo los sometiste bajo sus pies.
Todos….
Guía: Oremos:
Todos: Creo, Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento
del altar; Te adoro y te amo como mi Señor, mi Amigo y mi Salvador.
Ven espiritualmente a mi alma y a mi corazón y no permitas que
jamás me separe de Ti.
Mira, Señor, nuestra humanidad, que camina buscando y no
encuentra. La vida de muchos sigue marcada fuertemente por el odio,
la violencia, la opresión, la guerra, el abandono, la pobreza y la
desesperanza. Necesitamos testigos del amor y de la paz, de la justicia
y de la verdad. Necesitamos mensajeros animosos del Evangelio,
siervos generosos de esta humanidad sufriente. Envía a tu Iglesia
santos operarios, numerosos consagrados y consagradas que con su
vida, su palabra y su acción apostólica, lleven tu amor y tu salvación
al corazón de todos. Amén.
Lector 2: Del Evangelio de San Marcos (Mc. 10,17-22.28-30)
“En cierta ocasión se acercó un joven a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?. Jesús le
respondió:-¿porqué me llamas bueno? Solo Dios es bueno. Ya
conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. Él
contestó:-Maestro, todo eso lo he cumplido desde niño. Jesús lo miró
con cariño y le dijo:-Una cosa te falta; vete, vende todo lo que tienes
y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y
sígueme. Ante esta respuesta, el joven se entristeció y se alejó, porque
poseía muchos bienes…
Pedro le dijo a Jesús:-nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido. Jesús respondió:-Les aseguro que todo aquel que
haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o
tierras por mi y por el Evangelio, recibirá aquí en la tierra cien veces
más lo que ha dejado, junto con persecuciones, y recibirá en herencia
la vida eterna”. Palabra de Dios.
Guía: En el llamado al joven rico, reconocemos una vocación
especial al seguimiento de Jesús, más fuerte y profunda que el
llamado a la observancia de los mandamientos de la vida cristiana. Es
la vocación consagrada, en la que Jesús llama a una vida cristiana más
radical y comprometida. Las exigencias de esta consagración nos las
recuerdan otras páginas del evangelio:
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Lector 3: Del Evangelio de San Lucas (Lc. 9, 57-62)
“Mientras iban de camino, uno le dijo:-Te seguiré adondequiera que
vayas. Jesús le contestó:-Los zorros tienen madriguera y los pájaros
tienen nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la
cabeza.
A otro le dijo:- Sígueme. Él contestó:- Señor, déjame primero ir a
enterrar a mi padre. Jesús le respondió:- Deja que los muertos
entierren a sus muertos; Tú ven a anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:- Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de
mi familia. Jesús le contestó:- El que pone mano al arado y mira
hacia atrás, no es apto para el Reino de los cielo.” Palabra de Dios.
(Unos momentos de reflexión en silencio)
Guía: Todos los bautizados hemos recibido la vida nueva en Cristo y
somos llamados a seguirlo. Los consagrados, sostenidos por la acción
del Espíritu Santo, se comprometen a seguirle más de cerca y con
mayor radicalidad a Cristo Jesús casto, pobre y obediente.
Todos: Gracias, Señor por la vocación que pones en le corazón de
muchos jóvenes. Concédeles ser fieles y perseverantes.
Guía: Muchos jóvenes han asumido la vida consagrada en el
seguimiento de Cristo Jesús, entregando todo su ser y su vida por
amor a Dios, como su valor único y absoluto.
Todos: Gracias, Señor, porque sigues llamado a muchos a vivir como
Jesús, en intimidad de vida y de comunión con él. Ayuda a todos los
religiosos y religiosas a ser testigos auténticos de la vida en Cristo y
del compromiso por el Reino de Dios.
CANTO: SI ESCUCHAS
Si escuchas la voz del viento, llamando sin cesar,
si escuchas la voz del tiempo, mandándote esperar,
-la decisión es tuya (2).
SON MUCHOS LOS INVITADOS, SON MUCHOS LOS INVITADOS,
POCOS LOS DECIDIDOS, POCOS LOS DECIDIDOS.
Si escuchas la voz de Dios, llamando sin cesar,
si escuchas la voz del mundo queriéndote engañar,
-la decisión es tuya. (2)
El trigo ya se perdió, creció, de nada sirvió
y el mundo pasando hambre, pasando hambre de Dios,
-la decisión es tuya. (2)
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Guía: Siguiendo los recientes documentos de la Iglesia sobre la vida
consagrada, reflexionemos y oremos agradeciendo al Señor de este
gran don de Dios a la Iglesia.
Lector 1: “La llamada a seguir a Cristo con una especial
consagración, es un don de la Trinidad para todo un pueblo de
elegidos. Viendo en el bautismo el común origen sacramental,
consagrados y consagradas comparten con los fieles la vocación a la
santidad y al apostolado. En el ser signo vivo de esta vocación
universal manifiestan la misión específica de la vida consagrada”.
(CdC 8)
Todos: Señor, no permitas que faltan en nuestras comunidades
cristianas hombres y mujeres consagrados, que con su estilo de vida
nos recuerden a todos nuestra vocación a la santidad y nuestra misión
de construir el Reino de Dios.
(Unos momentos de silencio)
Lector 2: “Las personas consagradas, para bien de la Iglesia, han
recibido la llamada a una nueva y especial consagración, que
compromete a vivir con amor apasionado la forma de vida de Cristo,
de la Virgen María y de los apóstoles. En el mundo actual es urgente
un testimonio profético que se base en la afirmación del primado de
Dios y de los bienes futuros, como se desprende del seguimiento y de
la imitación de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado
al amor de los hermanos más pobres y necesitados”. (CdC 8)
Todos: Señor, nuestro mundo secularizado y materializado necesita
el testimonio de muchos jóvenes que, enamorados de Cristo Jesús y
apasionados por el Reino de Dios, manifiesten que seguir y vivir
como Jesús es el camino del verdadero bienestar para la humanidad.
(Unos momentos de silencio)
Lector 3: “La comunidad religiosa es una manifestación palpable de
la comunión necesaria en la Iglesia y es profecía de la unidad a la que
tiende como a su meta última. Expertos en comunión, los religiosos
están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo los testigos de aquel
proyecto de comunión que está en el vértice de la historia según Dios.
Por la experiencia cuotidiana de la comunión de vida, oración y
apostolado, se convierten en signos y sacramentos de comunión
fraterna y dan un testimonio concreto de que es posible poner en
común los bienes, amarse fraternalmente y seguir un proyecto de vida
feliz, en el seguimiento de Cristo”. (VfenC 10)
Todos: Señor, necesitamos el testimonio de tantas comunidades de
hombres y mujeres consagrados, que ponen en común su experiencia
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de vida, que construyen día a día el Evangelio de la Comunión,
superando las diferencias y los contrastes, que dan testimonio de que
es posible la comunión y nos recuerdan nuestra vocación comunitaria.
Llama, Señor, a muchos jóvenes a este ideal de vida en común,
porque Tú mismo nos has dicho: ‘En esto todos conocerán que son
mis discípulos: en que se aman los unos a los otros’.
(Unos momentos de silencio)
Lector 1: “A imagen de Jesús, aquellos a quienes Dios llama a su
seguimiento, son consagrados y enviados al mundo para continuar su
misión… Ha despertado admiración la multiforme actividad
misionera de los consagrados y consagradas. Hay que decir gracias a
quien se encuentra en primera línea, en la disponibilidad misionera de
anunciar a Cristo Jesús… La osadía y la audacia evangélica han
empujados a consagrados y consagradas a lugares difíciles, hasta el
riesgo y el don efectivo de la propia vida… Muchas personas
consagradas encuentran en el ejercicio de las obras de misericordia
evangélica, enfermos que curar, necesitados de todo tipo, afligidos por
pobrezas antiguas y nuevas… Una opción fuerte y convencida han
llevado a religiosos y religiosas a vivir entre los excluidos… En estos
últimos años el martirologio del testimonio de la fe y del amor en la
vida consagrada se ha enriquecido notablemente. Las situaciones
difíciles han exigido a muchos la prueba suprema de amor en
fidelidad al servicio del Reino. Consagrados a Cristo y al servicio de
su Reino han dado testimonio de la fidelidad hasta la cruz.” (CdC 9)
Todos: Señor, la cosecha es mucha y los obreros son pocos. Alimenta
el fuego de la generosidad en el corazón de muchos, para que sean la
‘epifanía del amor de Dios’ en el mundo, para que la ‘imaginación de
la caridad’ se exprese en sus múltiples actividades en beneficio de los
últimos y marginados. Necesitamos de jóvenes valientes que,
dejándose configurar por el Padre con la fuerza del Espíritu y llegando
a ser personas ‘cristiformes’, ofrezcan a todos un testimonio limpio y
alegre de la misión de Cristo en la tierra.
La codicia de los bienes materiales, el ansia de placer
desmesurado, la idolatría del poder, que están a la raíz de los males
actuales, sólo pueden ser vencidas si se descubren los valores
evangélicos de la pobreza, la castidad y el servicio. Abre, Señor el
corazón y la voluntad de los jóvenes en abrazar el ideal de la vida
consagrada, por el bien de toda la humanidad.
(Unos momentos de silencio)
CANTO: Pescador
Pescador, que al pasar por orilla del lago,
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me viste secando mis redes al sol,
tu mirar se cruzó con mis ojos cansados
y entraste en mi vida buscando mi amor.
Pescador, en mis manos has puesto otras redes
que puedan ganarse la pesca mejor,
y al llevarme contigo en la barca
me nombraste, Señor, pescador.
Pescador, entre tantos que había en la playa
tus ojos me vieron, tu boca me habló
y a pesar de sentirse mi cuerpo cansado,
mis pies en la arena siguieron tu voz.
Pescador, manejando mis artes de pesca
en otras riberas mi vida quedó,
al querer que por todos los mares del mundo
trabajen mis fuerzas, por ti, pescador.
Pescador, mi trabajo de toda la noche
mi dura faena hoy nada encontró.
Pero Tú, que conoces los mares profundos
compensa, si quieres, mi triste labor.
Guía: Convencidos de que la oración es la fuerza más poderosa para
que el Dueño de la mies envíe los obreros que la Iglesia y el mundo
necesitan, elevemos nuestras súplicas al Señor de la cosecha.
Todos: Llama, Señor a muchos che sigan a Tu Hijo Jesús, en la
Vida Consagrada.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Si alguno quiere seguirme, que se
olvide de sí mismo, tome su cruz y me siga,
Todos: Concédenos la gracia de escuchar con valentía tus llamados y
abrirnos a los planes y proyectos que tienes para nuestras vidas.
Lector 3: Señor, Tú que has dicho: mi yugo es suave y mi carga
ligera,
Todos: Haz que todos los consagrados y consagradas encuentren en
Ti descanso y aliento en seguir su misión de testigos de tu Evangelio.
Lector 1: Señor, Tú que has dicho: Si la sal pierde su sabor, ¿con qué
se salará?
Todos: Recuérdanos que nos has llamado a ser testigos tuyos y que
debemos vivir plenamente nuestra vocación, siendo sal y luz en
nuestro ambiente.
Lector 2: Señor, Tú que has dicho: Ustedes son mis amigos, yo los
escogí a ustedes para que vayan y den mucho fruto,
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Todos: Concede voluntad recia, entrega valiente y fidelidad
incansable a todos aquellos jóvenes a quienes estás llamando.
Lector 3: Señor, Tú que has dicho: Si quieres ser perfecto, anda,
vende lo que tienes, dáselo a los pobres, y luego ven y sígueme,
Todos: No dejes de llamar con insistencia y con los dulces silbidos de
tu amor a muchos jóvenes a la vida consagrada en los varios carismas
de nuestra Iglesia.
Lector 1: Señor, Tú que has dicho: Marta, Marta, ¿por qué te
preocupas de tantas cosas? María ha escogido la parte mejor,
Todos: Aumenta, Señor, las vocaciones a la vida contemplativa, para
que no falte nunca a la Iglesia la riqueza de muchas personas,
consagradas totalmente a tu amor y a la oración.
Todos: Padre Nuestro….
(Canto eucarístico y reposición del SSMO, si es el caso)…
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