“El Estado pos-social” “La política educativa argentina de las últimas décadas (´80 y ´90)” Para poder entender la política educativa de las últimas décadas (’80 y ’90) y las reformas introducidas en el país se debe indagar en los hechos que acontecieron a partir del año 1930, que marcan un grave punto de inflexión y el comienzo de la crisis institucional argentina. Ese año se produce el golpe de Estado mediante el cual el General Uriburu, al frente del sector más conservador del Ejército, derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, según el profesor N. Ceresole “el primer gran error del ejército y uno de los momentos claves del inicio de la crisis institucional Argentina”. A partir de este acontecimiento se introduce en la vida pública argentina un permanente intervensionismo militar en sus diversas formas, constituyéndose en una constante histórica durante 5 decenios (1930 a 1980). El país queda sometido al predominio de un aparato militar coartador del poder civil, que alcanza su máxima expresión con el golpe militar de 1976, cuando irrumpe lo que dio en llamarse el Proceso de reorganización Nacional, que instaura en nombre de una guerra justa el terrorismo de Estado, cuya finalidad real era imponer un determinado modelo político, económico y social duramente conservador. Su metodología se baso en la violación sistemática e intensiva de los Derechos Humanos, alcanzando la categoría de crímenes de lesa humanidad. La impunidad de estos hechos, extienden sus consecuencias sobre la sociedad Argentina hasta el día de hoy. Esto sucede en un contexto internacional de transformaciones, la desaparición del esquema tricotómico del mundo, la crisis del macromodelo keynesiano, que enfrento a América Latina y, por lo tanto, a la Argentina a un agotamiento del Estado de Bienestar, cundiendo la inclinación a redefinir el modelo a través de un drástico ajuste macroeconómico: apertura económica, liberalización comercial. La primera fase de esta transformación, justamente, la lleva cabo la dictadura del 76, que se propuso desarticular el intervensionismo y restablecer la libertad de mercado, esto significo reducción del Estado (mínima intervención) y apertura económica, esto incluye al sistema educativo produciendo: la paulatina desinversión nacional en educación, perdiendo calidad educativa y disminuyendo el salario docente. Esta “modernización conservadora” que intentan imponer desde arriba, fracasa en virtud de la falta de condiciones estatales necesarias para ponerlo en práctica, sumándose el creciente aumento de la deuda externa durante el régimen dictatorial, lo que introduce otro importante actor en la vida política nacional: los acreedores internacionales (FMI y Banco Mundial). En el período 1983-89, con el regreso de la democracia se reconstruye la mediación de los partidos políticos entre Estado y sociedad, pero las capacidades deterioradas del Estado no generan las condiciones para resolver las demandas acumuladas, a la vez que asegurar la gobernabilidad de los aliados empresarios, cuya influencia crecía junto con las dificultades para asumir los pagos internacionales de la deuda. En cuanto al sistema educativo se manifiestan las anomalías que surgieron a partir del papel compensador que jugó el Estado nacional, creando escuelas nacionales en las provincias, que coexistieron con sus análogos provinciales, produciendo desniveles y contradicciones de todo tipo. Esto se hace manifiesto en el Congreso Pedagógico Nacional realizado con la vuelta a la democracia (1984 – 1988), que no logran plasmarse en una ley nacional. La falta de resoluciones en los distintos niveles, la perspectiva de la victoria de un candidato justicialista, fuerza política preocupada por lograr mayor equidad social y comprometida con la población de menores recursos, llevo, a partir de actitudes especulativas, al caos hiperinflacionario, saqueos, caída del valor de la moneda. Hábilmente, estos hechos no fueron argumentados como consecuencia de la debilidad del Estado, sino como resultado del exceso de presencia del Estado en la economía y en la sociedad dando inicio a la segunda fase de transformación del Estado se lleva a cabo a partir del gobierno de Menen (1989) que abrió paso a las reformas estatales, para ello se llevó adelante un gran ruptura con la tradición peronista, y las prácticas de los altos funcionarios del gobierno menenista se ajustaron al programa neoliberal. Este cambio fue justificado de distintas maneras, y tanto miembros reconocidos del partido como sindicalistas eludieron los costos de oponerse al liberalismo, postergando sus críticas públicas. Los ejes de esta política fueron: apertura, desregulación, privatizaciones. Se promulga la Ley Federal de Educación (1993), tan necesaria y esperada, sin embargo desvirtuada en su sentido, pues a causa razones financieras, se acelera su implementación, principalmente la transferencia global de escuelas a las jurisdicciones provinciales y municipales, sin prever mecanismos que aseguraran su financiación e implementación en condiciones de igualdad en todo el país. Es el período de la reducción del gasto público nacional, las grandes privatizaciones de empresas públicas, la supresión de mecanismos estatales para orientar actividades económicas y sociales, convirtiendo a los nuevos propietarios (inversionistas extranjeros) en poderosos interlocutores de un Estado que casi carecía de instrumentos burocráticos para hacer cumplir las disposiciones que debían regular sus acciones. Esta incapacidad genera una imagen estatal deteriorada frente a la opinión de la sociedad, que es evidenciada en múltiples oportunidades por hechos de corrupción en las privatizaciones. La política económica neoliberal se completo con la convertibilidad uno a uno del peso con el dólar (D. Cavallo), para detener la desvalorización crónica de la moneda nacional. Modelo que tenía como base la continuación del endeudamiento externo en los mercados nacionales e internacionales, que se refuerza con más privatizaciones, pues para mantener la paridad se requiere el ingreso de divisas (debe haber en el país tantos dólares como pesos). Para el común de la sociedad las ventajas inmediatas (estabilidad, créditos, estabilidad de ahorros, etc), mantenían ocultas las consecuencias futuras, que fueron observadas por quienes preveían los límites del endeudamiento y del capital financiero, especulativo, manejado desde el exterior, que busca altos rendimientos y es sumamente volátil. La crisis del Estado de Bienestar y el avance de reformas neoliberales genera vulneración y exclusión social, dañando la forma de relación de los individuos con la política y con el propio Estado. Crecen la disconformidad, el desapego, el delito y la anomia, generando más perdida de autoridad. Resulta casi evidente que el sistema educativo nacional no podría resultar ileso en estas condiciones, se le impuso un progresivo desfinanciamiento, llegando en la época menenista al mínimo aporte nacional. Las bases constitucionales de la Educación Argentina La política educativa argentina se asienta en las bases constitucionales nacionales, de ellas se desprende toda la estructura legal. En principio son: las leyes nacionales, que son aquellas que rigen para todo el territorio nacional, y los tratados internacionales a los cuales adhirió la Argentina. Hay que tener en cuenta que en este país, de carácter federal, además de estar regida por las normativas nacionales, o sea, en común con las demás provincias, cada una de estas es autónoma con respecto a su legislaciones, por ende, existen legislaciones provinciales, y leyes que se encuadran dentro del territorio de cada una de las provincias, y por ultimo también tenemos las normativas municipales. El primer y fundamental basamento de la educación argentina, es la propia constitución nacional, aquella de 1853 y sus posteriores modificaciones. La Constitución Nacional de 1853, en puntos referidos a la educación: - Art. 5: Reconocía las autonomías provinciales para organizar su educación básica. Art. 14: Consagra la libertad de enseñar y aprender en el territorio Argentino. Reforma de 1994 Una de las reformas mas recientes y trascendentes que se le dio a la Constitución Nacional, con respecto a la educación, fue sin dudas la reforma de 1994. En esta, para los ya citados artículos 5 y 14, se reafirma lo anteriormente expuesto, expresando claramente la orientación federal que se buscaba por esos tiempos. Además de la iniciativa general de alentar la inmigración, en el art. 25 se hace hincapié en los extranjeros que como propósito, vengan al país a enseñar, tanto ciencias como artes. En el artículo 41 habla de la presencia del estado en la información, y como protector de la educación ambiental En la década del 90 se ve la práctica de una política con marcada tendencia capitalista. Tanto es así que nos encontramos en presencia de artículos como el 42 donde se expresa necesidad del estado de proteger los derechos de los consumidores, como así también la educación para el consumo. En el articulo 75, del capitulo IV sobre atribuciones del Congreso Nacional, inc.17 comprende el respeto a los derechos de identidad de las comunidades indígenas y deja claro en particular, el derecho de estos de recibir una educación bilingüe. En el inc.18 promueve la ilustración y el dictado de planes de instrucción general y universitaria. En el inc.19, se contempla la educación del trabajador, y con su defensa, se promueve la investigación, difusión, y aprovechamiento del desarrollo científico-tecnológico, también habla de la consolidación de la educación, el respeto, la responsabilidad del estado y participación de la familia y sociedad, los valores democráticos, la igualdad de oportunidades y posibilidades, el rechazo a la discriminación, y establece continuar con el principio de equidad y gratuidad de la educación, entre otras cosas. Por último, en el titulo II acerca de los gobiernos de provincia, se legisla sobre las autonomías provinciales, para otorgarse sus propias instituciones y legislación (coherentes con el ordenamiento nacional). Aquí se encuentra el Art. 125 donde se detalla “promover…el desarrollo humano de la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura”. Hay que recordar que en octubre de 1994, la reforma alcanzó a la provincia de buenos aires, siguiendo el lineamiento de aquella reforma del mismo año, y los de la ley federal de educación, aprobada el año anterior. Uno de los conceptos que se pueden mencionar de esto es el carácter subsidiario que adoptó el estado para con la educación, adema de la responsabilidad del estado mismo, la familia y la sociedad. El proceso de reforma educativa en nuestro país Antecedentes legales: primeras leyes de transferencia Se van a considerar como antecedentes claves de los últimos años las leyes de transferencia de servicios educativos nacionales a las distintas instancias jurisdiccionales. La transferencia significó el traspaso administrativo y presupuestario de los servicios educativos creados y sostenidos por el Estado Nacional. Las escuelas dependían administrativamente del Ministerio de Educación y coexistían con las de la órbita provincial. La acción del Estado Nacional en las provincias fue creando establecimientos de otros niveles educativos (medio y superior), dándose de este modo una acción conjunta entre el Estado Nacional y Provincial en el país, que con el correr de los años genera una superposición administrativa. Desde inicios de la década del ´60 se produjeron algunos intentos y acciones de transferencia de escuelas nacionales entre Nación y Provincias (ejemplo: Santa Cruz). Estos traspasos, solo alcanzaron masividad posteriormente por intermedio de legislaciones específicas, que argumentaron el reconocimiento de “las autonomías provinciales para la organización de su educación”, como se establece en el artículo 5 de la Constitución Nacional, y con el fin de buscar disminuir el centralismo y hacer énfasis en el federalismo educativo. Estas primeras Leyes de transferencias de escuelas fueron: Ley N° 21.809: dictada durante el gobierno militar en 1978, que determinó la transferencia de servicios educativos de nivel pre-primario y primario a las respectivas provincias. Ley N° 21.810: concreta la transferencia desde la Municipalidad de la Ciudad de Bs. As. al, en aquel entonces, Territorio Nacional de Tierra del Fuego, en 1979. Ley N° 24.049: dentro de las medidas de Reforma del Estado, en 1992, durante el gobierno de Menen, se transfieren los servicios de educación nacional de nivel medio públicos y privados a las jurisdicciones provinciales y a la Ciudad de Bs. As., transfiriendo de esta manera los establecimientos administrados por el Ministerio de Educación. Al poco tiempo, se transfieren los establecimientos nacionales del nivel superior no universitarios. Las transferencias de estos establecimientos educativos de los distintos niveles de la administración del Estado a las diferentes jurisdicciones (provincial, municipal) significaron para ellas un gran impacto en lo administrativo, presupuestario, y financiero (gestionamiento de sus bienes, del personal docente, etc.). Estas acciones de transferencia conformaron los antecedentes en lo político y administrativo para promover el escenario para la Ley Federal de Educación, que consagró la descentralización del sistema educativo. Encomendó la gestión en forma directa de los servicios educativos a las provincias y a la Ciudad. de Bs. As., desde el nivel inicial al nivel superior no universitario. Esto redefinió el rol tradicional del Ministerio de Educación de la Nación. Sobre la descentralización educativa existen posturas opuestas que: La ven como una mera transferencia de gasto público y acciones administrativas hacia unidades menores, un desentendimiento del Estado Nacional. Y denuncian desiguales condiciones económicas y de infraestructura provincial. La apoyan basándose en la transferencia como premisa constitucional sobre el derecho autónomo de los estados jurisdiccionales a organizar su educación, acercarla a sus realidades locales y contrarrestar la dependencia con el Gobierno central, llevando a una mayor autonomía de gestión y participación de la comunidad educativa. Antecedentes y contexto de sanción de la Ley General de Educación En el ámbito educativo y social se hablaba de la necesidad de un cambio y de una Ley General de Educación que diera coherencia, flexibilidad y actualización al sistema educativo. Este sistema, con raíces en el siglo XIX, había sido precursor en América Latina por su nivel de organización, impulso de progreso y cobertura cuantitativa. Pero comenzó a mostrar dificultades cualitativas como la segmentación y dispersión administrativa, y superposición de normativas para los diferentes niveles, modalidades y jurisdicciones. Se reconoció cierta rigidez en el sistema: burocratización, autoritarismo institucional y desactualización en algunos contenidos. Se advirtió crecimiento en los índices de repitencia y desgranamiento escolar. Estas problemáticas fueron tratadas en el Congreso Pedagógico Nacional (1984-1988) convocado por la Ley 23.114/84, impulsado por la recuperación de la democracia y la apretura de debates sociales, políticos y educativos. Recuperando la idea de participación de los diversos actores involucrados en la educación y en la sociedad en general, se organizaron asambleas locales llevando las conclusiones a la asamblea final que tuvo lugar en la ciudad de Embalse, Córdoba. Por la diversidad de actores y de posiciones político-educativas (de la Iglesia, partidos políticos, gremios docentes, padres, e intelectuales) se presentaron debates intensos, que reflejaron tanto los ámbitos de disenso como los de consenso. Algunos de los puntos donde hubo consenso fueron: Necesidad de cambiar y mejorar el sistema educativo nacional. Jerarquizar y promover el perfeccionamiento de la profesión docente. Conservar la unidad educativa sin desatender a las diversidades regionales y a la autonomía educativa de las regiones y la autonomía educativa de las jurisdicciones definida como descentralización y federalismo educativo. Actualizar los contenidos y acercar la educación al ámbito del trabajo. Enfatizar la atención educativa de las personas con necesidades especiales y promover su integración. Apuntar a la educación permanente y a la igualdad de oportunidades en ella. Desde el Congreso Pedagógico y durante los años posteriores, se presentaron al Congreso varios proyectos de Ley General de Educación. Uniones políticas impulsaron el proyecto-documento base del Poder Ejecutivo Nacional que atravesó varias etapas y debates en ambas cámaras legislativas con sus respectivas modificaciones realizadas. Los pensamientos y opiniones diversas se dividieron en sectores que: Avalaban la Ley Federal como instrumento válido de actualización, desburocratización, coherencia y a la vez descentralización del sistema educativo. Opsitores que lo relacionaban al avance neoconservador y de la economía neoliberal que avalaban los organismos internacionales tales como el Banco Mundial, FMI, y los procesos de reforma del estado en países latinoamericanos. El Abril de 1993, luego de debates, movilizaciones y diferentes avales, se promulga la Ley Federal de Educación N° 24.195 que inició notables cambios en el sistema educativo argentino. La Ley Federal de Educación La Ley Federal de Educación reorganiza el sistema nacional de educación, desde el Jardín de Infantes hasta el nivel superior. Las novedades que incluye la Ley se resumen en los siguientes aspectos: Construye un sistema que contiene todos los niveles, las distintas provincias y la gestión estatal y privada. Es general porque abarca la educación formal y no formal; la educación común y la especial; la de los niños, jóvenes y adultos, incluyendo la formación tecnológica y artística. Extiende la obligatoriedad a 10 años, incluyendo el Jardín de Infantes para niños de 5 años y los 9 años de la Educación General Básica. Jerarquiza el espacio de los consensos en un país federal, estableciendo la necesidad de acordar políticas en el seno del Consejo Federal de Cultura y Educación, la instancia que reúne a la máxima autoridad educativa de las veintitrés provincias argentinas y la Ciudad de Buenos Aires, presididas por el Ministerio de Educación de la Nación. Como tal, lo convierte en la instancia máxima de coordinación de las políticas educativas y de la concertación de las estrategias que conforman un Sistema Educativo Nacional integrado, sin discriminaciones y ni exclusiones. Se incorpora un título acerca de la gratuidad y la asistencialidad, diferenciando la gratuidad, que es para todos, de la asistencia específica, destinada sólo a niños y adolescentes de sectores sociales desfavorecidos o pertenecientes a familias con necesidades básicas insatisfechas. Da pautas para la célula básica del sistema educativo, que es la escuela, y para la organización de la comunidad educativa de la que se nutre y a la que debe servir. Establece el cumplimiento de contenidos curriculares básicos comunes para todo el país como garantía de calidad, equidad y unidad nacional. Introduce por primera vez la evaluación de la calidad de la educación, aspecto innovador y uno de los principales instrumentos para mejorar el Sistema Educativo Argentino. Crea la Red Federal de Formación Docente Continua, estableciendo un sistema único y moderno de formación docente para todos los niveles escolarizados y un circuito permanente de recalificación profesional para todos los docentes. Establece un incremento general del presupuesto educativo hasta superar el piso del 6% del PBI e incorpora normas para el desarrollo armónico del Sistema Educativo Nacional referido a la obligación del Ministerio Nacional de compensar desequilibrios educativos regionales, solucionar emergencias educativas, enfrentar situaciones de marginalidad, o poner en práctica experiencias educativas de interés nacional. La Ley de Educación Superior La Ley 24.521 es un marco regulatorio amplio para todas las instituciones de nivel superior (universitarias y no universitarias). Sus rasgos más salientes son: Se asigna a las provincias la responsabilidad por la educación superior no universitaria y se definen pautas para orientar el desarrollo futuro de las instituciones. Se establece que es responsabilidad del gobierno nacional velar por la calidad de la oferta educativa de las instituciones universitarias públicas y privadas. Se fija el alcance de la autonomía universitaria y sus garantías. Se crea un sistema de evaluación institucional que contempla la autoevaluación y la evaluación externa, creándose una entidad estatal, autónoma e independiente del gobierno, llamada Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU). Los títulos de grado universitario acreditarán la formación recibida y habilitarán para el ejercicio profesional, salvo en las profesiones que pudieran poner en riesgo la salud, seguridad, derechos o bienes de los habitantes, entonces se requerirá la acreditación de las carreras por la CONEAU. Se establecen exigencias mínimas de rendimiento académico para conservar la regularidad como estudiante y para formar parte del gobierno de la institución. El gobierno de las universidades debe contemplar: a) que los órganos colegiados estén compuestos en un 50%, por lo menos, por el claustro docente y b) que los estudiantes que lo integren deben ser alumnos regulares y haber cumplido al menos el 30% de su plan de estudios. Se definen los roles del gobierno nacional en materia de planeamiento, financiamiento y evaluación y se rescata el papel de los organismos de coordinación universitaria existentes. Se determinan las causales y condiciones de intervención para las universidades nacionales, la cual sólo puede ser ordenada por el Congreso de la Nación. Se señala que se tenderá a que el título máximo sea una condición para acceder a la categoría de profesor universitario. Se levanta la prohibición que existía para el cobro de aranceles en los estudios de grado siendo potestad de cada universidad el cobro o no de los mismos. El Pacto Federal Educativo En cumplimiento del artículo 63 de la Ley Federal de Educación, el 11 de septiembre de 1994, se suscribió el Pacto Federal Educativo que en agosto de 1997 se convirtió en Ley Nro. 24.856. En virtud de ello la Nación se comprometió a invertir U$S 3.000 millones en cinco años a partir de 1994. Las provincias, por su parte, se comprometieron a financiar el 20% de las inversiones que realizara la Nación y a reinvertir en el sistema educativo los ahorros que obtuvieran por mejoras en la eficacia del gasto en el sector. Los objetivos del financiamiento fueron: Generalizar la capacitación docente acorde con la transformación educativa en curso. Erradicar los establecimientos educativos precarios. Expandir la matrícula (escolarización de los niños y adolescentes desde los 5 a los 17 años). Adecuar la capacidad edilicia y el equipamiento a la nueva estructura del sistema. La implementación de la Ley Federal de Educación La presente ley tenía como objetivo principal la reestructuración del Sistema Educativo en Argentina, ya que tanto su estructura como la mayor parte de sus contenidos curriculares eran en su mayoría obsoletos, databan de varias décadas atrás, sin instaurar nuevos conocimientos de carácter contemporáneos y necesarios para los cambios socioculturales que en nuestro país se fueron sucediendo. Desde el año de su sanción y durante los años de su puesta en marcha e implementación se fueron sucintando todos los inconvenientes, limitaciones y dificultades que ésta presentó. Gran parte de ellas se dieron en congruencia con las medidas tomadas bajo la Reforma del Estado, y también como consecuencia de la crisis económica que asechaba a nuestro país en el 2001. Algunas de estas fueron: Implementación de un sistema por modalidades de estudio, cuya utilización ya había sido negativa en España: trajo confusión ante la separación y el acortamiento de los años de estudio de cada nivel: algunos docentes no estaban preparados para el dictado de ciertas asignaturas, también la reubicación de algunos de ellos cuyas materias se habían eliminado o reducido su carga horaria, fue necesaria (en momento de tanta crisis económica) la creación de una nueva figura directiva que se agregó a los planteles docentes entre la dirección de primaria y secundaria para el cargo directivo del Polimodal; varios edificios que tenían implementadas las secciones primaria y secundaria, carecían de lugar físico para la ubicación de esta nueva sección, entre otras razones. También, bajo la crisis económica nacional que se vivía, las partidas presupuestarias provinciales y municipales destinadas a los fondos para dichos cambios, no llegaban en la medida que se había establecido, por lo tanto todo lo que se refirió no solo a infraestructura sino en lo administrativo, en capacitación docente, etc. se llevó a cabo con muchas falencias y trastornos (compra de materiales de trabajo, mobiliarios, dinero destinado a gastos administrativos, etc.). Las desigualdades regionales quedaron en evidencia ante la falta de los recursos mencionados en el punto anterior, produjeron procesos de diferenciación y segmentación en cuanto a la aplicación en la ley, quedando en evidencia la diferencia de aquellas zonas con mayores recursos económicos (por ejemplo Ciudad de Bs. As.)que aquellas otras donde sus jurisdicciones no podían solventar dichos cambios, pauperizando así la educación. En síntesis, los inconvenientes no surgen de su letra sino de la implementación de esta Reforma Educativa y de la Ley Federal de Educación, que no fue hecha con prolijidad ni en forma equitativa en todo el territorio nacional. Por ello es esencial considerar que a reforma del sistema educativo argentino se pone en marcha dentro de un proceso más amplio, en el que se ejecuta la deconstrucción del Estado Nacional. La educación es uno de los atributos esenciales de la estatidad, ya que consiste en su capacidad de internalizar una identidad y a lo largo de nuestra historia se instituyó en un derecho social reconocido constitucionalmente. La Deconstrucción del Estado nacional argentino, mediada por la globalización, requiere la reforma del estado e implica un retroceso en los derechos sociales. Esto se inicia con el Proceso de Reorganización Nacional, componente esencial para poder realizar estas reformas sin la oposición de distintos grupos sociales. Siendo Menen quien lo culmina. A partir de los últimos años la sociedad civil reclama la necesidad de corregir los errores surgidos de la implementación de la Ley Federal, de promover un sistema nacional de educación integrado, de buena calidad y de reconstruir la educación técnica. Ello se ha plasmado en nueva legislación educativa que intenta subsanar el deterioro producido, sin embargo esta no es tarea fácil. Hoy nos encontramos frente a la democracia, el Estado y la educación devaluados, y como ciudadanos, docentes o futuros docentes frente a la responsabilidad de su reconstrucción.