TP1 INGENIERÍA DEL CONOCIMIENTO CABRAL-SCARABINO T.P.Nº1: Einstein - Robot Motivación: El tema tratado generó gran interés desde un principio ya que implementaba características de la inteligencia artificial como la visión, aprendizaje e inteligencia emocional y proporcionaba una herramienta para la investigación del aprendizaje humano. Por otro lado nos pareció interesante el gran realismo del que fue dotado este robot. También cabe destacar que resultó muy interesante el hecho de que se pretendan máquinas de este tipo en la enseñanza y tratamiento de chicos con problemas de autismo. Descripción: El proyecto consiste en un robot con la cara del físico Albert Einstein que ha aprendido a sonreír y a realizar otros gestos faciales de forma “autodidacta”. Su cabeza esta formada por 31 “músculos”, algo menos que el rostro del ser humano, cada uno de los cuales se mueve con un pequeño motor independiente. La “piel” está fabricada con un polímero elástico llamado Frubber, desarrollado por la empresa Hanson Robotics. Para “enseñarle” a Einstein-robot a expresar emociones con la cara, los investigadores, le colocaron un espejo delante con el fin de que analizase sus propias expresiones. Esto proporcionaba a la máquina los datos necesarios para “aprender” la relación entre los gestos y los movimientos de sus motores. Una vez establecidas estas relaciones, el robot consiguió desarrollar nuevos gestos para los que no había sido programado originalmente. Los psicólogos del desarrollo especulan que los niños aprenden a controlar sus cuerpos a través de los movimientos sistemáticos de exploración, incluidos los balbuceos de aprender a hablar. Inicialmente, estos movimientos parecen ser ejecutados de manera aleatoria, siendo así como los bebés aprenden a controlar su cuerpo y alcanzar objetos. Los investigadores comparan su método con el balbuceo que precede en los niños al aprendizaje del habla. Balbuceamos para, a través de esos “juegos de garganta”, obtener información de cuáles son las consecuencias de nuestros movimientos en el mundo físico externo, por ejemplo los sonidos que emitimos. En el caso del robot, éste “balbucea expresiones hasta entender la cinemática de su propio rostro”. Una de las observaciones interesantes obtenidas cuenta que durante un experimento, uno de los servos se dañó. Por lo tanto, se realizó el experimento, sin este servo. Se descubrió que el modelo aprendió a compensar automáticamente el servo faltante mediante la activación de una combinación de servos cercanos. Para más información ver la presentación desarrollada por el grupo.