Chupacabras - El Indio triste - Alebrije

CHUPACABRAS
Encuéntrame esta noche,
antes, que despunte el alba,
termina sin piedad a sorbos...
esta calma condenada.
Concédeme la muerte chiquita,
haz que exploten mis entrañas,
que mi piel, se torne blanca...
al filo de la madrugada.
Que tu lengua balie,
no sientas más pudor
alimentante con mis hijos,
engulle mi sudor.
Sostente hoy, de mis cuernos...
pero olvídame para mañana...
Abandóname en la senda,
¡A la intemperie de la manada!
S. AYAX
EL INDIO TRISTE
Su anuencia para este poema,
Triste, como lluvia de marzo,
pues no existe melancolía más pura,
que sentirse ingrato entre tu gente y sus tratos.
Otrora noble, canjea su cenit por una oligarquía.
¡Amalaya quien por su codicia traiciona a su sangre!
que conserve su vida, aquel que merece verla destruida.
Bendita su desdicha, ¡maldita su abundancia!
Si para conservar sus lujos,
vende a quienes aún tienen esperanza.
En el día, destila hipocresía;
Por las noches, señala con ignorancia;
Mas, “no hay plazo que no se cumpla”
Ni él, es el único con su estampa.
Anonadado en sus vicios,
se dispensa a manos anchas.
Ese, fue el motivo de ser fútil
Para el siervo de su nueva santa
Poco te queda ya “indio sin gracia”
Que morir de tristeza,
a la usanza de aquellos,
que traicionan su raza.
S. AYAX
ALEBRIJE
Amo tu concupiscencia de conejo,
la suave ternura, con que me amarras,
admiro tu terquedad de mosca,
cuando en las noches topas con mis ansias…
El vaivén de tus felinas caderas nublan el juicio de mis recuerdos,
penetro en tu monte húmedo, me alimento de tus ubres y tiemblo,
tus garras de halcón aprisionan mis movimientos,
la dulzura de tu canto guían mi sendero.
Tus escamas, lastiman mis deseos,
mas nunca frías, sino fuegos traviesos,
las blancas se vierten en mi cuerpo,
las amarillas resbalan por mi centro.
Desboca, para mi, tus cascos esta noche,
que el azabache de tu pelo, se confunda con mis rizos inquietos,
que tus alas, jueguen en mi mente,
Mientras muero, resucito y me vierto al compás de tu lamento.
S. AYAX